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El Oeste recuperado

La literatura del pasado y la construcción de personajes en «El Señor de los Anillos»

by Martin Simonson (Author)
©2018 Monographs VIII, 206 Pages

Summary

Tolkien no habría estado de acuerdo con el empleo del término "Occidente" para hablar del espacio legendario y cultural que tenía en mente cuando reconstruyó y re-mitificó el pasado literario en su obra cumbre. El término proviene de la Antigüedad Clásica y no abarca en su origen los territorios del vasto Norte, cuyas tradiciones literarias Tolkien también incorporó en su visión mitificada del Oeste. El Oeste de Tolkien sintetiza leyendas y expresiones literarias del oeste, norte y sur de Europa, y por ello los personajes de El Señor de los Anillos a menudo hunden sus raíces en una multitud de géneros literarios.
El presente estudio recorre la evolución de los personajes principales de la obra de Tolkien y explica, entre otras cosas, cómo el diálogo entre diferentes géneros literarios puede dar cuenta de las aparentes incoherencias en el personaje de Aragorn, los diferentes papeles genéricos que desempeña Gandalf a lo largo de la historia, o cómo unos prosaicos hobbits, surgidos de la Inglaterra rural del siglo XIX, son capaces de relacionarse con los antiguos mundos épicos de Rohan y Gondor.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Abreviaciones
  • I. Introducción: La recuperación del Oeste legendario en El Señor de los Anillos
  • II. El pasado literario y la evolución de los personajes principales de El Señor de los Anillos
  • El hobbit y su mundo
  • Primeros atisbos del mundo exterior: Gandalf y la sombra del pasado
  • El efecto de los Jinetes Negros y los elfos
  • Un viaje hasta el centro del mito: el Bosque Viejo, Tom Bombadil y las Quebradas de los Túmulos
  • Bree: la puerta al Gran Mundo
  • El héroe épico neutralizado: Trancos y la novela de aventuras
  • Los héroes se definen: Rivendel
  • Los héroes ante las fuerzas del submundo: Moria
  • Los héroes descansan en el paraíso: Lothlórien
  • Los héroes deciden el rumbo: Amon Hen
  • Vacilando en el camino épico: los héroes a la caza de los orcos
  • Una digresión romancesa: Fangorn
  • Reanudando el camino épico: Rohan
  • El héroe épico llama a la puerta: Meduseld
  • Héroe épico y caballero romancesco: el Abismo de Helm, el regreso a Edoras y los Senderos de los Muertos
  • Regreso al futuro: Isengard
  • El héroe que tira de la lengua: Pippin
  • Novela de aventuras y romance de la Gran Guerra: las Ciénagas de los Muertos y la Puerta Negra
  • Los héroes en el bosque pseudomedieval: Ithilien
  • La novela gótica en la frontera del mal: la aproximación a Mordor
  • Los héroes alcanzan el cénit y Pippin se prepara para la batalla
  • El mensajero de los Valar: Gandalf
  • Un hobbit en la batalla épica: Merry
  • El rey completo: Aragorn
  • El romance de Éowyn y Faramir
  • Frodo y Sam y el mítico fin de la Tercera Edad
  • Otros héroes míticos: la Puerta Negra
  • El regreso del héroe: de los Campos de Cormallen a la Comarca
  • III. Un modelo heroico para el siglo XX
  • Apéndice: Rasgos de los principales géneros literarios históricos del Oeste en El Señor de los Anillos
  • Bibliografía
  • Obras publicadas en la colección

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Abreviaciones

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I.  Introducción: La recuperación del Oeste legendario en El Señor de los Anillos

Convendría aclarar, ya desde el principio, que Tolkien no habría estado de acuerdo con el empleo del término “Occidente” para hablar de la región legendaria y cultural que tenía en mente cuando reconstruyó y re-mitificó el pasado literario en su obra cumbre. El término proviene de la Antigüedad Clásica y no abarca en su origen los territorios del vasto Norte, cuyas tradiciones literarias autóctonas Tolkien incorporó en su visión mitificada del Oeste. Por otra parte, la acepción medieval del término se refiere a la cultura desarrollada en Europa, con raíces en el mundo grecolatino y el cristianismo, que posteriormente fue exportada a otros continentes gracias al capitalismo. “Occidente” posee varias connotaciones indeseadas por Tolkien ya que su obra está más arraigada en las tradiciones germánicas del noroeste de Europa que en el mundo clásico — y además estaba en profundo desacuerdo con las concepciones capitalistas del mundo — por lo que prefiere usar el término “West” o “Northwest” (Oeste, Noroeste) para referirse al ámbito cultural, lingüístico y literario en que se mueven los protagonistas de El Señor de los Anillos. Por poner un ejemplo clave, cuando la batalla delante de la Puerta Negra alcanza su punto culminante, el nombre colectivo que Gandalf utiliza al dirigirse a los representantes de los pueblos libres para animarles a no retroceder ante el aparente fin del mundo antiguo es “Men of the West” (“Hombres del Oeste”) (ESdlA 1033).

El Oeste de Tolkien está compuesto de un nutrido cuerpo de leyendas e historias y contiene, como no puede ser de otra manera, numerosas tradiciones culturales y literarias. En consecuencia, ha sido difícil situar El Señor de los Anillos en un contexto genérico concreto. Desde su publicación en 1954–55 ha recibido los calificativos de mito, épica, romance, romance heroico, novela de aventuras, literatura fantástica, fantasía heroica y cuento de hadas, por mencionar solo algunos de los géneros literarios que le han sido atribuidos. Incluso se le puede considerar un ejemplo de “fabricación etimológica inversa” (Gilliver 144). ← 3 | 4 →

Dentro de esta imponente cantidad de consideraciones genéricas, en el campo de la literatura comparada El Señor de los Anillos ha sido estudiada con más frecuencia en los contextos de la literatura épica y el romance literario. A lo largo de los años, ha sido comparada de manera convincente con la literatura de Chrétien de Troyes y Wolfram von Eschenbach (Ryan); con las obras de Milton (Sly), las composiciones de Virgilio (Morse, Greenman, Obertino), las épicas de Homero (Fenwick) y con Sir Gawain y el Caballero Verde (Miller, Schlobin), entre muchas otras obras literarias provenientes de estos dos géneros. No deja de ser una perspectiva justificada, por muchas razones. Tolkien se inspiraba fundamentalmente en fuentes derivadas del mundo medieval en las que los modos de la épica y el romance dominaban, lo cual ha quedado demostrado en una multitud de antologías de ensayo, al igual que en un buen número de artículos en revistas especializadas tales como Tolkien Studies; Mythlore; Studies in Medievalism; Journal of Inklings Studies y Journal of Tolkien Research, entre otras. Estas afinidades podrían haber sido el resultado de preferencias personales, a su vez relacionadas con el campo de investigación al que se dedicaba Tolkien en la Universidad de Oxford, donde enseñó literatura del inglés antiguo e inglés medio durante cuatro décadas.

Sin embargo, este punto de partida también presenta ciertos problemas. Aragorn, por poner un ejemplo, no es un héroe ni puramente épico ni puramente del romance literario, y esto dificulta el análisis de su caracterización. El personaje de Aragorn se multiplica y se convierte en muchos “Aragorns” diferentes en función de las circunstancias narrativas. Por un lado, la historia de Aragorn bien podría llamarse épica: al igual que los héroes homéricos, Aragorn es un representante ejemplar de su comunidad y sus hazañas —que quedan exploradas, celebradas y confirmadas en el texto— constituyen uno de los principales hilos conductores del relato. Tal y como sucede con muchos protagonistas épicos, Aragorn no es ni puramente mítico ni puramente humano, sino que tiene vínculos de sangre con la estirpe de los dioses, siendo superior a la raza humana tanto en esperanza de vida como en destrezas y poderes físicos.

Sin embargo, el carácter épico del viaje de Aragorn queda a menudo socavado por otros elementos genéricos que, en términos generales, pertenecen a otras tradiciones. Aragorn también presenta ← 4 | 5 → una persistente mezcla entre valores cristianos y paganos, ofreciendo al público lector contemporáneo un modelo de héroe medio real, medio legendario, que no pierde de vista el éthos cristiano. Esto es algo más propio del héroe del romance medieval. Un ejemplo de este vaivén entre la épica y el romance es la “inútil” persecución de Merry y Pippin cuando estos han sido secuestrados por los uruk-hai de Saruman. En aquel momento del relato, desde un punto de vista épico Aragorn debería viajar a Gondor con la máxima premura para reclamar el trono que le pertenece por derecho de sangre y oponer resistencia armada al enemigo, pero en lugar de ello emprende una búsqueda de dos hobbits que, a priori, parecen totalmente insignificantes para el resultado de la épica Guerra del Anillo. Naturalmente, esta pequeña aventura romancesca no puede concluir exitosamente desde una perspectiva de paradigmas épicos, y Aragorn fracasa en su intento de dar caza a Merry y Pippin. Por otro lado, el episodio tiene mucho sentido en una narrativa orientada al romance medieval, centrada en la búsqueda y consecución del perfeccionamiento espiritual y ético del caballero, quien se expone a una serie de pruebas que someten a juicio sus virtudes y debilidades morales. Esto es algo que le sucede a Aragorn: cuando por fin llega al bosque de Fangorn las palabras de Gandalf implican que la digresión ha servido para poner a prueba la fortaleza moral de Aragorn. Tras la bendición de esta autoridad espiritual, Aragorn puede abandonar la búsqueda de los hobbits y embarcarse en aventuras belicosas, más propias de la épica. Saliendo del bosque del romance y entrando en los páramos de Rohan, se desprende de su capa romancesa y comienza a afirmar su ego épico. Ya en las puertas de Meduseld emerge un Aragorn bien diferente: se enzarza en una discusión violenta y agresiva con el guardián de la puerta y nos muestra un lado de su personalidad diametralmente opuesto al cabellero romanceso que tan solo unas páginas antes estaba dispuesto a demorar la misión épica y poner en peligro tanto el reino como el honor épico por una prueba espiritual. Ahora, Aragorn se niega a dejar la espada en las puertas del castillo y se enfrenta tanto al guardián como al mismo Rey de Rohan al afirmar su identidad con arrogancia, hasta tal punto que la lucha armada parece inevitable.

Con todo esto en mente, resulta difícil decidir si Aragorn es un héroe épico o un caballero del romance medieval. A primera vista, los episodios, colocados uno al lado del otro de esta manera, parecen ← 5 | 6 → enfatizar las incoherencias inherentes en este personaje, lo cual incrementa las dificultades de medir el éxito de la caracterización de Aragorn. Si usamos la épica como vara de medir, la humilde búsqueda de los hobbits no tiene mucho sentido. Si elegimos el romance como punto de partida para la comparación, la postura soberbia y temeraria en las puertas de Meduseld se desvía claramente de los requisitos de etiqueta por parte de un caballero medieval que acude a una casa real en busca de ayuda. En otras palabras, cuando lo interpretamos desde la perspectiva de un género determinado parece surgir toda una serie de incoherencias, algunas de ellas sutiles, pero otras más graves y aparentemente insalvables.

Estas aparentes incoherencias no se limitan a la caracterización de Aragorn, ni a los géneros de la épica y el romance; se infiltran en todos los géneros y subgéneros literarios presentes en la obra, y en los personajes asociados a ellos. Incluso si concediéramos que el género literario dominante en esta obra consiste en una mezcla entra la épica y el romance, los muchos rasgos novelescos de la narrativa interferirían de manera inquietante, y además con mucha insistencia: las triviales preocupaciones novelescas y el tono jocoso y despreocupado de los hobbits en los capítulos iniciales, con Gandalf sacando la mano a través de una ventana abierta en Bolsón Cerrado para tirar a Sam de la oreja con la expresión “¡Bendita sea mi barba!” es tan solo un ejemplo. Por otro lado, si elegimos la novela como el vehículo genérico dominante para un análisis de los personajes, la presencia de los etéreos elfos, los discursos altisonantes y solemnes y el heroico retrato de los guerreros de Rohan y Gondor, entre otras muchas cosas, añadirían nuevas dificultades de cara a juzgar los méritos de la caracterización.

¿Y qué decir del mito? ¿En qué género, si no, podríamos situar las cualidades divinas del personaje de Tom Bombadil, las fuerzas sobrenaturales que luchan por la supremacía de la mente de Frodo en la cima de Amon Hen, o las fuertes analogías con las mitologías nórdica y cristiana que están presentes en el duelo entre Gandalf y el Balrog en el puente de Khazad-dûm?

Details

Pages
VIII, 206
Year
2018
ISBN (PDF)
9783034337328
ISBN (ePUB)
9783034337335
ISBN (MOBI)
9783034337342
ISBN (Softcover)
9783034337311
DOI
10.3726/b15110
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2019 (January)
Published
Bern, Berlin, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2018. VIII, 206 pp.

Biographical notes

Martin Simonson (Author)

Martin Simonson ha publicado recientemente tres estudios sobre literatura fantástica: El héroe del Oeste en las Crónicas de Narnia (Peter Lang, 2014), Representations of Nature in Middle-earth (Walking Tree Publishers, 2015), y El Western fantástico de Stephen King (Peter Lang, 2017). Ha traducido varias obras de Tolkien, como La historia de Kullervo, Beren y Lúthien y La caída de Gondolin (todos en Minotauro).

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