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Un viaje entre la imaginación y la realidad

La versión italiana del <I>Itinerarium ad regiones sub aequinoctiali plaga constitutas</I> de Alessandro Geraldini

by Daniele Arciello (Author) Jesús Paniagua Pérez (Author)
Others 474 Pages
Series: Humanistas españoles, Volume 41

Summary

Este libro es un estudio sobre la obra que supuestamente escribió el primer obispo que ocupó la sede de Santo Domingo, el humanista italiano Alessandro Geraldini, entre 1519-1524: Itinerarium ad regiones sub aequinoctiali plaga constitutas. Hasta ahora se habían reproducido las versiones latinas de dicha obra y ahora, con este ensayo, anexamos la transcripción y la traducción del manuscrito italiano, firmada por Pompeo Mongallo da Leonessa, que se conserva en la Biblioteca Nacional de Portugal, sin olvidar la otra copia italiana de la British Library de Londres. También se han añadido dos glosarios, uno de términos y otro de topónimos, con el fin de proporcionar información lexicográfica y geográfica provechosa tanto para el lector hispanohablante como italoparlante.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • ÍNDICE
  • PRESENTACIÓN
  • PRESENTAZIONE
  • PRÓLOGO
  • ABREVIATURAS
  • I LA VIDA Y LA OBRA DE ALESSANDRO GERALDINI
  • 1 GERALDINI EN EUROPA
  • 2 GERALDINI EN AMÉRICA
  • 3 LAS OBRAS DE GERALDINI: ENTRE LA DUDA Y LA CERTEZA
  • II EL ITINERARIUM DE GERALDINI
  • 1 INTRODUCCIÓN
  • 2 LOS MANUSCRITOS Y SUS FUENTES
  • 3 EDICIONES Y FORTUNA DE LA OBRA
  • III UN LIBRO ETIÓPICO
  • 1 ÁFRICA: EL PAISAJE FÍSICO Y HUMANO
  • 2 ASPECTOS HISTÓRICOS DEL ÁFRICA DE GERALDINI
  • 3 LA HERENCIA CLÁSICA
  • 4 ASPECTOS RELIGIOSOS
  • 5 EL FENÓMENO DE LA ESCLAVITUD AFRICANA
  • 6 LAS MUJERES EN EL ITINERARIUM
  • 7 FICCIÓN, RECREACIÓN E IMITACIÓN
  • 8 PORTUGAL EN LA OBRA DE GERALDINI
  • 9 ÁFRICA COMO ALEGORÍA
  • IV LOS ANEXOS DE POMPEO MONGALLO DA LEONESSA
  • 1 ANEXO Y TRADUCCIÓN DE LA OBRA DE JOÃO BERMUDES
  • 2 ANEXO Y TRADUCCIÓN DE LA CARTA DE NICCOLÒ VENARDO FIAMMINGO
  • V LA PERSPECTIVA AMERICANA DE GERALDINI
  • ANEXOS
  • CRITERIOS DE EDICIÓN
  • ANEXO I ITINERARIO DI MONS[IGNO]RE ALESSANDRO GERALDINO VESCOVO DI SAN DOMENICO CITTÀ DELL’ISOLA SPAGNOLA, OVE SI DESCRIVONO COSE STUPENDE DELL’ETIOPIA, NON PIÙ DA ALTRI CONOSCIUTE
  • ANEXO II TRASCRIZIONE DEL MANOSCRITTO ITALIANO DI POMPEO MONGALLO CHE CONTIENE ALCUNI CAPITOLI DELL’OPERA DI JOÃO BERMUDES
  • ANEXO III TRASCRIZIONE DI UN TESTO DELL’EPISTOLARIO DI NICCOLÒ VENARDO FIAMMINGO (NICOLAS CLEYNAERTS)
  • ANEXO IV ITINERARIO DE MONSEÑOR ALESSANDRO GERALDINO
  • ANEXO V TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL DEL MANUSCRITO ITALIANO DE POMPEO MONGALLO QUE CONTIENE CAPÍTULOS DE LA OBRA DE JOÃO BERMUDES
  • ANEXO VI TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL DE UN TEXTO DEL EPISTOLARIO DE NICCOLÒ VENARDO FIAMMINGO (NICOLAS CLEYNAERTS)
  • ANEXO VII GLOSARIO DE TÉRMINOS, EXPRESIONES Y FORMAS VERBALES
  • ANEXO VIII GLOSARIO DE TOPÓNIMOS
  • BIBLIOGRAFÍA
  • ÍNDICE DE NOMBRES
  • ÍNDICE DE TOPÓNIMOS
  • Obras publicadas en la colección

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Presentación

Qué tendrá Alessandro Geraldini, que sigue generando nuevos estudios sobre su obra y su persona, como este en que sus dos autores, además de sintetizar en un exhaustivo ensayo los principales aspectos de interés para abordar la lectura de la obra y los hechos de nuestro obispo, ofrecen por primera vez como anexo una versión bilingüe del manuscrito signado por Pompeo Mongallo da Leonessa con la inclusión de la interesante carta de Niccolò Venardo Fiammingo.

Como lectora me fascina cómo el autor se configura como protagonista de su relato, que incluye su participación en los acontecimientos más importantes de su época, entrando así por su propia mano en la historia del siglo XVI; su adaptación singular a otros climas, culturas, idiomas o paisajes; su visión por unos personajes desconocidos que se vislumbran tan reales como pueden serlo los Reyes Católicos o Colón; la singularidad de cada personaje al que dedica unos párrafos y que tienen sus líneas de gloria, sea su madre, su hermano o un sacerdote etíope, en nivel de igualdad. Su forma de narrar hacia un “tú lector” o hacia su “yo lector” hace que el lector participe de ese viaje, periplo literario y vital a la vez, paseándose con Geraldini por el Atlas, participando de la comida a la que es invitado, sintiendo el sol abrasador de África, la espuma del océano, viendo con él los animales, paisajes, vegetación desconocidos hasta el momento de la lectura.

Es su Itinerarium un viaje de ida y vuelta: a la realidad y a la imaginación, y viceversa; al pasado y a su presente contemporáneo; a lo mítico y a lo histórico. En sus páginas hay que bucear para distinguir entre las noticias que sirvan como fuente histórica para conocer de primera mano los sucesos en África y en América los últimos lustros del siglo XV y los primeros decenios del XVI (hasta la muerte del obispo el 8 de marzo de 1524, según consta en su tumba, sita en la catedral de Santo Domingo). Se mezclan las noticias contemporáneas y frescas que llegaron al Itinerarium a través de vivencias de Alessandro con otras narradas por marineros y personas que transitaban por esas tierras y mares. El relato oral se convierte así en fuente escrita y sus páginas tienen el interés de ser uno de los documentos más tempranos sobre el Nuevo Mundo y sobre el continente africano a comienzos del siglo XVI. Al mismo tiempo, como en su obra se recogen también los testimonios literarios precedentes sobre temas y motivos propios de la literatura de viajes, su Itinerarium es también un interesante ejemplo de tradición clásica y literaria, de cómo sus distintas capas conforman un nuevo libro que se integra en la literatura de viajes con sus mirabilia antiguos ←9 | 10→y nuevos (que aparecerán en autores posteriores), en el diario personal (en las tan conocidas “andanzas” medievales) y en la recogida de datos para archivos de la época al estilo de la Historia Natural de Plinio. Sirva como ejemplo de este crisol una noticia que nos transmite Geraldini en el libro XI:

Más allá de la Zona Tórrida […] se observan muchas serpientes, muchas víboras y muchos animales completamente distintos de nosotros […] El rey Monicongo practica nuestra fe. Su antepasado, por obra del rey de Portugal, recibió el agua del santísimo bautismo. Su hermano le había quitado el reino e hizo regresar sus gentes al rito anterior y a la antigua religión, abandonando la cristiana. El rey con veinte [veinte mil] soldados cristianos sin vacilaciones tomó la fortaleza principal del reino.

En efecto, el rey del Congo se convirtió al cristianismo y este episodio se relató en 1506 en una carta escrita por el rey Afonso I y dirigida a Nzinga a Nkuwu, perdida y conocida —aparte de en el Itinerarium, que se convierte así en la fuente más antigua conservada— por otra carta que Afonso escribió en 1514, tal como ha investigado el Prof. John Thornton (Universidad de Boston). Por ello, podría hacerse una doble lectura de su viaje: la lectura acompasada con el tiempo real de travesía (los 44 días transcurridos entre el 4 de agosto y el 17 de septiembre de 1519) y la lectura paralela de su viaje imaginario de 84 días, donde el lector se sumergirá por el interior y por la costa de África, conocerá la etnografía de sus gentes, su clima, comidas, padecimientos y sucesos trascendentales, y se sentirá tan próximo a África como lo está de Europa antes de llegar a ese Nuevo Mundo que los conquistadores sienten como propio.

El viaje entre Europa y América, costeando África, fue una realidad para Alessandro, mal que le pareciese emprenderlo. Lo que para él debía haber sido una estancia temporal en el Nuevo Mundo para tomar posesión de su sede episcopal se convirtió en su morada definitiva, en la que su cuerpo quedó enterrado. Fue su Itinerarium el que hizo el viaje de vuelta a Europa repartido en folios manuscritos que presentan lecturas y fechas distintas hasta ser editado en una versión definitiva de 1631 en Roma, en la imprenta de G. Facciotti, emprendida por Onofre Geraldini de Catenacios con el título Itinerarium ad regiones sub aequinoctiali plaga constitutas Alexandri Geraldini. Y es de extremo interés que el manuscrito italiano que aquí se recoge ahora vea la luz por tres razones: el manuscrito de Lisboa está fechado en 1565 (está copiada otra traducción del mismo autor con la especificación del año), por lo que esta traducción es anterior al texto en latín que han transmitido los manuscritos conservados (Ottobiano y Boncompagni, de la segunda mitad del s. XVI; Borghese, de finales del XVI; y Strozziane, del primer cuarto del s. XVII, según ha datado la estudiosa italiana Annamaria Oliva). En segundo lugar, porque este manuscrito conserva ←10 | 11→hojas bilingües grapadas (la página de la izquierda en latín y su correspondiente traducción al italiano, en la de la derecha); otras solo en latín, tras las cuales sigue la traducción en italiano; y otras con parte de la misma hoja en latín y otra parte en italiano (hasta la p. 14, libro II) y en tercer lugar por las sustanciales diferencias entre los manuscritos latinos y este en los libros I y XVI.

Por añadir algo más de misterio a la historia textual de esta obra, cabe señalar que este manuscrito, encuadernado en pergamino y depositado en la Biblioteca Nacional de Lisboa (Cod. 11169, Fundo Geral, códice cartáceo con miscelánea de obras) tiene una marca de agua —que pudimos distinguir en el papel al trasluz— con un dibujo de tres medias lunas en diagonal que parten de la esquina superior izquierda dentro de un escudo coronado, fechable ca. 1601 (Briquet, 1966). Esto significa que, a su vez, este manuscrito puede ser copia del de 15651 y es un testimonio importante de que el texto de Alessandro Geraldini circulaba en hojas sueltas a las que Mongallo trató de dar forma ordenada “para que no se pierda el conocimiento de tantos países y de tantas cosas de las cuales no se tenía noticia alguna, y no menos por el honor del autor” (f. 1v, líneas 5-8): dado que el orden que hay en la traducción es coincidente con el de los cuatro manuscritos latinos, tanto en número de libros como en el relato ordenado de sucesos, podemos acaso concluir que circulaba un texto que sirvió como base para las distintas copias (tanto la bilingüe latín-italiana como para las latinas que se conservan) o que quizá este manuscrito de Mongallo pudo ser la base, a su vez, de los cuatro manuscritos latinos cuyos copistas incluirían los cambios o interpolaciones que se conservan.

Es muy interesante también el hecho de que el título difiera, pues en la tapa externa del códice lisboeta figura L’Ethiopia incognita y en el dorso queda el resto de una pegatina que indica [Gerald]ini Viaggi in l’Ethiopia. A pesar de que parece que África pudiera ser el contenido del libro, llama la atención el contenido del libro XVI, que enlaza con el prólogo (f. 1, líneas 18-19): Mongallo alude expresamente a la horrible crueldad ejercida por los españoles contra los desnudos y mansos indios de La Española; Geraldini transmite así el relato de más de un millón de personas que murieron por la espada, por disparos, por torturas infligidas por los españoles, por el hambre. Esto coincide con las lecturas transmitidas en los manuscritos Ottobiano, Boncompagni y Strozziane, ←11 | 12→frente a la del Borghese y a la edición romana, que atribuyen los abusos a los caníbales y no a los españoles. Hay, además, otros párrafos (especialmente el del f. 80 del manuscrito de la traducción italiana) que no son coincidentes en la transmisión textual, por lo que habría que plantearse si existía una doble tradición en la transmisión del texto de Geraldini: por un lado, la que transmiten el Ottobiano, Boncompagni y Strozziane; por otro, la del Borghese y la de Mongallo, que serviría de fuente —cambiando el “final” en la traducción italiana o en la copia latina—. Lo que sí sabemos es que todas las dedicatorias y párrafos al Papa son interpolaciones posteriores que no estaban en el ánimo ni en la pluma de Alessandro y fueron, probablemente, frases interesadas de su sobrino nieto y editor, Onofre.

Misterios que añaden más interés al relato de un obispo a caballo entre dos mundos, el secular y el religioso; entre dos poderes, el real y el papal; entre dos continentes, Europa y América; entre dos textos, el original y el interpolado … Una jugarreta final para avivar la fantasía de los estudiosos del Itinerarium, como ya lo hiciera entre sus ávidos lectores, y activar su imaginación y su pericia académica: qué contenido escribió Alessandro Geraldini, cuál fue añadido o reescrito, cuál fue su motivación y cómo debemos abordar la obra de un autor que es, siempre, fidedigno representante de su época.

Carmen González Vázquez
Catedrática de Filología Latina de la
Universidad Autónoma de Madrid

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Presentazione

Quale sarà il segreto di Alessandro Geraldini, un autore che ancora oggi è motivo di nuovi studi incentrati su di lui e sulle sue opere? Lo vediamo in questo lavoro, dove i due ricercatori riassumono esaustivamente nel loro saggio gli aspetti che suscitano maggior interesse nella lettura dell’opera e degli eventi che coinvolgono il nostro vescovo. Offrono altresì in appendice, per la prima volta, una versione con testo a fronte italo-spagnola del manoscritto firmato da Pompeo Mongallo da Leonessa, aggiungendovi anche l’interessante missiva di Niccolò Venardo Fiammingo.

Da lettrice mi affascina contemplare Geraldini che diventa il protagonista del suo stesso racconto e assiste agli episodi più importanti dell’epoca, così da autointrodursi nella Storia del XVI secolo, mettendo in risalto: la sua capacità di adattarsi a diversi climi, culture, lingue o ambienti; il suo punto di vita a proposito di personaggi sconosciuti che considera reali, alla stregua dei Re Cattolici o di Colombo; le peculiarità di coloro che indiscriminatamente sono citati in alcuni passaggi e hanno diritto a un po’ di gloria, siano essi la madre, il fratello o un sacerdote etiope. Il suo modo di narrare, che si dirige a volte a un “tu” e altre a un “io”, rende partecipe il lettore di questo viaggio, che è allo stesso tempo un itinerario letterario e di vita vissuta. Con lui, passeggia per il monte Atlante, è ospite ai banchetti, sente sulla pelle il sole cocente africano e la schiuma dell’oceano, osserva animali, paesaggi e piante a lui sconosciuti prima di cominciare questa lettura.

Il suo Itinerarium è un viaggio costante di partenze e ritorni: dalla realtà all’immaginazione e viceversa; dal passato al suo presente; dal mito alla storia etc. Bisogna immergersi tra le sue pagine per riuscire a destreggiarsi tra le informazioni che usa come fonti storiche e poter apprendere notizie fresche sugli eventi in Africa e America tra gli ultimi anni del XV secolo e i primi decenni del XVI – fino alla scomparsa del vescovo avvenuta l’otto marzo del 1524, secondo quanto leggiamo sulla sua tomba presso la cattedrale di Santo Domingo –. Vi è un miscuglio di dati coevi inseriti nell’Itinerarium, frutto dell’esperienza diretta di Alessandro, e di altri provenienti dai resoconti di marinai e viaggiatori che si erano spostati lungo quelle latitudini. Si passa così dal racconto orale al documento scritto, avendo questo il merito di essere una testimonianza tra le prime che riguardassero il Nuovo Mondo e il continente africano agli inizi del XVI secolo. Inoltre, dato che il testo comprende scritti contenenti aspetti di letteratura odeporica, l’Itinerarium diventa anche un modello di tradizione ←13 | 14→classica e letteraria. Le sue numerose sfaccettature creano una nuova opera che rientra nella categoria di letteratura odeporica e dei mirabilia vecchi e nuovi (di autori successivi), del diario personale (si vedano le celebri andanzas medievali) e della raccolta di informazioni per gli archivi dell’epoca, che ricorda la Naturalis historia di Plinio. Una testimonianza emblematica di tale melting pot di elementi è quanto ci dice Geraldini nel libro XI:

Oltre la Zona Torrida […] veggionsi* molti serpenti, molte vipere e molti animali dai n[ost]ri in tutto diversi […] Il re di Manicongo tiene la n[ost]ra fede. L’avo del q[u]‌ale per opera del re del Portogallo ricevette l’acqua del s[antissi]mo battesimo. Avendogli tolto il regno un suo fratello, e fatto ritornare i popoli al rito primiero e all’antica religione, con lasciare la cr[istia]na. Il re con venti soldati cristiani senza più prese la principale rocca del regno.

È un dato accertato che il re del Congo si fece cristiano, com’è riportato in una lettera smarrita ma comunque conosciuta del 1506 da parte di re Afonso I per Nzinga a Nkuwu. Oltre a ciò, abbiamo la testimonianza dell’Itinerarium, che costituisce dunque la fonte più antica a riguardo, grazie a un’altra lettera che scrisse Afonso nel 1514, se prestiamo fede alle ricerche del Dott. John Thornton (Università di Boston). Alla luce di quanto detto, si potrebbe proporre una doppia lettura del suo percorso: quella scandita dal tempo reale della traversata (i 44 giorni che trascorrono tra il 4 agosto e il 17 settembre 1519) e quella parallela del suo viaggio immaginario, che dura 84 giorni. Il lettore percorrerà la parte interna e costiera d’Africa, conoscerà l’etnografia dei suoi popoli, il clima, i cibi, le sofferenze e i momenti di maggior rilievo, così da sentirsi tanto vicino all’Africa come lo era l’Europa prima che giungesse nel Nuovo Mondo, che i conquistadores percepivano come qualcosa che appartenesse loro.

Il tragitto tra Europa e America, costeggiando l’Africa, divenne per Alessandro una realtà tangibile, sebbene lo intraprendesse a malincuore. Difatti, l’assumersi l’incarico della sede episcopale nel Nuovo Mondo sarebbe stata un’esperienza momentanea. Tuttavia, divenne poi la sua dimora definitiva e il suo luogo di sepoltura. Il viaggio di ritorno in Europa lo fece invece il suo Itinerarium, che si sparse in diversi fogli manoscritti, con date e versioni diverse, fino a trovare la sua forma definitiva con la pubblicazione a Roma nel 1631, presso la stamperia di G. Facciotti, a cura di Onofrio Geralfini de’ Catenacci e intitolata Itinerarium ad regiones sub aequinoctiali plaga constitutas Alexandri Geraldini. Ci sono tre motivi, quindi, per cui è di grande interesse il fatto che venga riprodotto il manoscritto italiano in questo saggio: quello di Lisbona è del 1565 (vi è un’altra traduzione che è stata copiata e nella quale si legge chiaramente la data), per cui questa traduzione precede il testo latino riprodotto nei ←14 | 15→manoscritti che si sono conservati (Ottoboniano e Boncompagni, della seconda metà del XVI secolo; Borghese, di fine Cinquecento; le Carte Strozziane, del primo quarto del XVII secolo, in base alla datazione proposta dalla ricercatrice italiana Annamaria Oliva). Per di più, in questo manoscritto troviamo delle pagine cucite tra loro e in due lingue: la parte sinistra in latino e, nella pagina destra, la sua traduzione in italiano. Poi vi sono altre solo in latino, dietro le quali continua la traduzione in italiano. E infine, ci sono altre che contengono sia la versione latina che quella italiana nello stesso foglio, fino alla pagina 14 del libro II. L’ultima ragione sono le discrepanze notevoli tra i manoscritti latini e quello italiano tra i libri I e XVI.

C’è un altro fatto misterioso che si aggiunge a tutti quelli che costellano la storia testuale dell’opera: il manoscritto, rilegato in pergamena e conservato nella Biblioteca Nazionale di Lisbona (Cod. 11169, Fundo Geral, codice cartaceo con mescolanza d’opere) possiede un marchio d’identificazione filigranato, visibile solo in controluce. Si tratta di un motivo con tre mezze lune in diagonale che partono dall’angolo superiore sinistro all’interno di uno scudo coronato, la cui data approssimativa è 1601 (Briquet, 1966). Da ciò potremmo dedurre che sia, a sua volta, una copia del manoscritto del 15652, un dato che potrebbe confermare la circolazione di fogli sparsi dell’opera di Alessandro Geraldini, e Mongallo volle dar loro ordine “per non lasciar perdere la cognition di tanti paesi e di tante cose delle quali per l’addietro non si avea notizia alcuna, e non meno per onor dell’autore” (f. 1v, 5-8). Considerando che la sistemazione dei frammenti è identica a quella dei manoscritti latini, sia per il numero dei libri che per la narrazione degli avvenimenti, non è azzardato supporre che circolasse un testo precedente che servisse da base per le diverse copie (la latino-italiana e le latine che sono sopravvissute). Oppure, il manoscritto di Mongallo potrebbe essere la base dei quattro manoscritti latini, e i loro copisti avrebbero poi incluso i cambi e le interpolazioni che leggiamo.

D’uguale interesse è il fatto che il titolo sia diverso, giacché nella copertina esterna del codice di Lisbona appare L’Ethiopia incognita e sul dorso sia rimasto attaccato parte di un adesivo dove si legge [Gerald]ini Viaggi in l’Ethiopia. È dunque singolare il contenuto del libro XVI, che si differenzia dal resto del libro, il cui argomento centrale è l’Africa. Il suddetto libro si riallaccia al prologo (f. 1, ←15 | 16→18-19): Mongallo si riferisce senza sottintesi all’efferata crudeltà degli spagnoli a danno dei mansueti e nudi indios della Hispaniola. Geraldini ci tramanda il racconto degli oltre un milione di persone che furono passate a fil di spada, che perirono per armi da fuoco, per torture inflitte loro dagli spagnoli o per fame. Ciò coincide con quanto consultabile nei manoscritti Ottobiano, Boncompagni e Carte Strozziane, mentre invece Borghese e l’editio princeps rendono colpevoli di tutto i cannibali e non gli spagnoli. Inoltre, ci sono altri passaggi (soprattutto nel f. 80 del manoscritto italiano) che non combaciano nelle varie versioni, per cui si potrebbe proporre che ci fosse una doppia tradizione nella trasmissione testuale dell’opera di Geraldini: da un lato, ciò che tramandano Ottobiano, Boncompagni e Carte Strozziane e, dall’altro, il Borghese e il manoscritto di Mongallo, che sarebbe servito come fonte (cambiando il “finale” nella traduzione italiana o nella copia latina). Ciò che sappiamo per certo è che tutte le dediche e i passaggi riferiti al papa sono interpolazioni posteriori che non appartengono né alle intenzioni né alla scrittura di Alessandro e che furono, probabilmente, frutto degli interessi di suo nipote e curatore, Onofrio.

Si tratta di misteri che aggiungono ancor più fascino a un racconto di un vescovo che si trovava tra due mondi, il secolare e il religioso; tra due poteri, quello monarchico e quello pontificio; tra due continenti, Europa e America; tra due testi, l’originale e l’interpolato.

Insomma, un ultimo tiro mancino che stimola l’immaginazione degli studiosi dell’Itinerarium, come del resto già lo fu per i suoi avidi lettori, e per spronare la loro fantasia e il loro lavoro accademico: cosa avrà davvero scritto Alessandro Geraldini, cosa venne poi aggiunto o modificato, quali furono le sue intenzioni e come dovremmo avvicinarci a un’opera il cui autore fu indubbiamente un rappresentante autentico della sua epoca.

Carmen González Vázquez
Catedrática de Filología Latina de la
Universidad Autónoma de Madrid
(traducido al italiano por Daniele Arciello)

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PRÓLOGO

Ha sido objetivo del Instituto Universitario de Investigación de Humanismo y Tradición Clásica (IHTC) de la Universidad de León el recuperar y realizar estudios sobre obras del Humanismo y de la Tradición Clásica. En el marco de esta finalidad, incluimos nuestra investigación, que ha contado con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad, de la Junta de Castilla y León y del grupo de investigación “Humanistas” de la Universidad de León. Durante años hemos empeñado nuestros esfuerzos en contribuir a los objetivos del Instituto para que hoy se pueda contar con una obra más en la prestigiosa colección de Humanistas Españoles.

De nuevo abordamos la obra de Alessandro Geraldini, el humanista que formó parte de la corte de los Reyes Católicos como educador de al menos dos de las infantas, María y Catalina, y que desarrolló una labor itinerante a lo largo de su vida por toda Europa. Luego vino el destino americano, donde acudía, sin demasiadas expectativas, para ocupar la diócesis de Santo Domingo, primada de las Américas, y de la que fue el primer prelado que se sentó en su silla episcopal.

De nuevo volvemos a realizar un estudio sobre el Itinerario, ahora fundamentándolo en su versión italiana. Para ello, hemos utilizado como documento base el manuscrito de la Biblioteca Nacional de Lisboa, producto de una traducción de un hombre cercano a la familia de los Geraldini, Pompeo Mongallo da Leonessa. Otra copia casi idéntica se encuentra en la British Library.

En realidad, el documento aporta pocas cosas nuevas sobre los manuscritos latinos, incluso ha sintetizado u obviado partes que al traductor le parecerían menos interesantes. Sin embargo, para nuestro ensayo ha sido de vital importancia, pues, entre otras cosas, comprobamos que la obra afectó sobre todo al mundo italiano. Hasta el momento no conocemos copias realizadas en otros idiomas y las latinas también forman parte de colecciones romanas y florentinas. Aventuramos con ello algunas hipótesis, como que los manuscritos latinos no tienen necesariamente que ser anteriores a los redactados en italiano, si, como se pone de manifiesto por el traductor, fue él quien se encargó de su organización. Es decir, Onofrio Geraldini de Catenacci se encontró ya con unos materiales que habrían pasado por las manos de Mongallo. Esto nos lleva a hacernos una pregunta, ¿hasta qué punto afrontó la organización el mencionado Pompeo Mongallo? No se nos especifica en ningún momento, salvo que él se hizo cargo de unos papeles desordenados. Saber algo más sobre cómo se ←17 | 18→desarrolló todo aquello podría ser la clave para conocer el verdadero origen de la obra. Por no tener, no tenemos ni un manuscrito que podamos decir que sirva de matriz para los otros.

Como consecuencia de lo dicho, se nos plantean incógnitas a las que es difícil dar respuesta, en tanto en cuanto no aparezcan otros materiales que ayuden a la clarificación. ¿Escribe Alessandro Geraldini la obra tal y como la conocemos? ¿Se completa con otros materiales? Su carta al príncipe de Carpi, publicada por el Dr. D’Angelo, se nos antoja muy significativa. En ella, solicitaba al noble y amigo que se hiciese cargo de la publicación en Italia de algunas de sus obras, y entre ellas no se encuentra el Itinerario. ¿Por qué esto, si ya lo había escrito o estaba a punto de finalizarlo? Aventuramos alguna hipótesis que en un futuro podría o no confirmarse. Lo cierto es que cada vez nos resulta más sospechoso aceptar que el obispo dominicano escribiese la obra tal y como la conocemos y que hoy publicamos de nuevo en su versión vernácula.

Muchas son las incongruencias y discrepancias; por ejemplo, la falta de alusiones de cierta importancia a la conquista de México, a la que tan solo se hace una pobre mención en los manuscritos latinos, cuando había sido todo un revulsivo en el ambiente de la época y afectaba muy directamente a los intereses del prelado. Tampoco menciona a los grandes defensores de los indios, que tenía en su diócesis, a pesar de que aparentemente él se convertiría en un adalid de aquella defensa.

La obra está llena de contradicciones entre la realidad de los hechos que conocemos y lo que se narra. Nadie puede negar que el género humano vive en una continua contradicción entre la teoría y la praxis, y parece que los humanistas fueron especiales representantes de tales contradicciones; sin embargo, en este caso todo se orienta a la exaltación de su figura, tratando de demostrar que incluso podía hablar con aquellos que no conocían su lengua, como los caribes.

Se trata de un libro de viajes de raigambre medieval, que elige el continente africano como espacio para su desarrollo. Europa es tan solo un referente comparativo y América el destino. Algo tiene de libro de peregrinación, cuando nos va informando sobre los lugares sagrados de África. Es casi como un viaje religioso y de exaltación del continente negro.

En la versión italiana, además, hay algo de especial interés. Mongallo se percata de que hay faltas importantes en el viaje africano de Geraldini; por un lado, el reino del Preste Juan y, por otro, alusiones amplias al mahometismo y al reino de Fez. Todo ello lo cubrirá con dos anexos que ni siquiera son originales del traductor, pues reproduce, nombrándolos, a João Bermudes y a Nicolas Cleynaerts.

←18 | 19→Nuestro trabajo está dividido en varios apartados que van de la biografía sobre el autor, con dos bloques, uno para su estancia europea y el otros para su presencia en las Indias. A ello se añade un estudio sobre la obra del autor. En un segundo bloque, nos centramos en aspectos propios del Itinerarium, como los manuscritos y la transcendencia. El tercer bloque incluye información comparada de la obra y la época en la que se escribe, con aspectos como el medio, la historia, la herencia clásica, los aspectos religiosos, la esclavitud, la mujer, lo fantástico y lo literario, la cuestión portuguesa, la alegoría africana. Como primer anexo, hemos incluido la versión lisboeta del itinerario y los anexos de Mongallo en italiano y con su traducción al español.

Hemos tratado en la medida de lo posible de no ser repetitivos, por eso hemos evitado las elucubraciones sobre los lugares y los personajes de identificación imposible, como intentamos hacerlo en la edición anterior y luego lo hizo el Dr. D’Angelo en su edición del Itinerario. En consecuencia, presentamos un anexo topográfico de aquellos lugares de los que tenemos certeza de su existencia o sospechas congruentes. Igualmente, hemos incluido un glosario de términos, expresiones y formas verbales que leemos en el manuscrito italiano. Al tratarse de un escrito del siglo XVI, hemos considerado conveniente facilitar información en torno a términos y expresiones que hoy en día han caído en desuso. Para las explicaciones y definiciones hemos adoptado el español, con el objeto de darle un enfoque didáctico y ayudar a lectores tanto italianófonos como hispanófonos a comprender cabalmente la obra del obispo.

Desde estas páginas mostramos nuestro agradecimiento a quienes nos han ayudado con la obra, como el Dr. Santiago Domínguez Sanchez, catedrático de Paleografía de la Universidad de León, la Dra. Asunción Sánchez Manzano, catedrática de Filología Latina de la Universidad de León; el Dr. Dario Testi, doctor en Historia de América y colaborador honorífico del IHTC; los investigadores que nos han proporcionado información y material acerca de la vida y obra de Alessandro Geraldini: Emilio Lucci y el Dr. Edoardo D’Angelo, de la Università Suor Orsola Benincasa de Nápoles, por la documentación que nos han facilitado y por sus valiosos consejos; el conde Alessandro Geraldini, cuyo deseo en ahondar en la figura de su antepasado nos ha ayudado en más de una ocasión; los doctores Martin Früh, del Landesarchiv Nordrhein-Westfalen, Alemania, y Annamaría Oliva, del Consiglio Nazionale delle Ricerche, Italia, por habernos entregado sus publicaciones sobre el tema que nos interesa. Y desde luego, la Dra. Carmen González Vázquez, catedrática de Filología Latina de la Universidad Autónoma de Madrid, que hace la presentación de esta obra.

Los autores

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ABREVIATURAS

En este apartado, se indican todas las abreviaturas que se han adoptado para aludir a las fuentes bibliográficas y lexicográficas.

Details

Pages
474
ISBN (PDF)
9783631875018
ISBN (ePUB)
9783631875070
ISBN (Hardcover)
9783631842867
DOI
10.3726/b19551
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2022 (December)
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2023. 474 p., 1 tablas.

Biographical notes

Daniele Arciello (Author) Jesús Paniagua Pérez (Author)

Daniele Arciello es colaborador honorífico del Instituto de Humanismo y Tradición Clásica de la Universidad de León y centra sus investigaciones en la literatura virreinal hispanoamericana, especialmente sobre Carlos de Sigüenza y Góngora. Junto con el doctor Paniagua Pérez, realiza estudios sobre la influencia del humanismo italiano en España y América. Ha sido organizador de diferentes eventos relacionados con el mundo histórico-literario de América. Jesús Paniagua Pérez, catedrático de Historia de América de la Universidad de León y miembro del Instituto de Humanismo y Tradición Clásica, se ha dedicado a estudios sobre gremios y oficios en América y a la edición y estudio de autores de los siglos XVI al XVIII de la tradición clásica en América, como Pedro de Valencia, González Dávila, etc. Ha sido promotor de diferentes estudios y eventos sobre temas históricos americanos.

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