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Enseñar deleitando / Plaire et instruire

by Constance Carta (Volume editor) Sarah Finici (Volume editor) Dora Mancheva (Volume editor)
©2016 Edited Collection 424 Pages

Summary

Veinte profesores de siete universidades suizas proponen su propia lectura del principio horaciano de enseñar deleitando a través de un mosaico de textos que difieren en la lengua, en el género y hasta en el alfabeto. Los artículos versan sobre las curiosas y amenas enseñanzas de los eximios maestros y de sus cofrades más humildes, las ideas que emanan de autores consagrados y las de otros que se apartan en cierta medida del canon, las versiones e interpretaciones diversas de textos clásicos conocidos, y el juego intelectual al que se prestan textos modernos menos conocidos.
Vingt professeurs de sept universités suisses proposent chacun une lecture du principe horatien plaire et instruire à travers une mosaïque de textes qui diffèrent par la langue, le genre et même l’alphabet. On trouvera dans cet ouvrage des articles sur les enseignements curieux et plaisants de penseurs illustres ou non, sur les idées d’auteurs consacrés et celles d’auteurs qui s’éloignent, dans une certaine mesure, de l’orthodoxie, sur les versions et interprétations diverses de textes classiques ainsi que sur le jeu intellectuel auquel peuvent se prêter des textes modernes moins connus.

Table Of Contents

  • Cubierta / Couverture
  • Título / Titre
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor / Sur l’auteur/l’éditeur
  • Sobre el libro / À propos du livre
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada / Pour référencer cet eBook
  • Índice / Table des matières
  • A modo de introducción / En guise d’introduction
  • Germà Colón - Nebrija y la lexicografía hispánica
  • Rolf Eberenz - Actitudes personales y tono festivo en el Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias
  • Mariela de La Torre - Humor y expresividad en un manual áureo de enseñanza del español: Pleasant and Delightfull Dialogues in Spanish and English, profitable to the learner, and not unpleasant to any other Reader (1599) de John Minsheu
  • Beatrice Schmid - El brindis en diálogos destinados al aprendizaje del español en Europa en los siglos xvi-xvii
  • Dora Mancheva - Deleitosas enseñanzas: las traducciones de las lenguas iberorrománicas en la Crestomatía búlgara (1884)
  • Dolores Phillipps-López - Tristán e Isolda en México o cómo lograr «esa amenidad de información literaria»
  • Georges Lüdi - Enseigner/apprendre les langues étrangères : pour le plaisir, par nécessité professionnelle et/ou comme porte d’accès à la culture respective ?
  • Marion Uhlig - Deduire et amender : le Josaphaz de Chardri dans les mss. Jesus College 29 et Cotton Caligula A.ix
  • Maria Ana Ramos - Bailar e dançar na poesia galego-portuguesa
  • Yasmina Foehr-Janssens - Le désir et le savoir : le Roman des sept sages et la quête du roi philosophe207
  • Hugo O. Bizzarri - La sonrisa y el temor del predicador en el Arcipreste de Talavera
  • Harm den Boer - Las lecciones de la Madre Andrea
  • Victoria Béguelin-Argimón - «Aver deporte» con las Andanças e viajes de un hidalgo español de Pero Tafur: de un viaje provechoso a una lectura deleitosa
  • Antonio Sánchez Jiménez - Lope de Vega en los jardines del duque: la «Descripción del Abadía, jardín del duque de Alba» (1604)
  • Abraham Madroñal - Noches de placer honesto y desvelos soñolientos. A vueltas con La noche toledana, de Lope de Vega
  • Emilio Manzotti - Parla Pinocchio
  • Yvette Bürki - Traducir para instruir deleitando. Las novelas de Marcus Lehmann en judeoespañol
  • Itzíar López Guil - Ludismo y sentido en Juegos de niños (2003) de Ana Merino
  • Nazaré Torrão - Milagrário Pessoal, de José Eduardo Agualusa, ou a apologia de uma língua portuguesa partilhada
  • Marco Kunz - ¿Qué hace un profesor como yo en un texto como éste? De catedráticos de literatura convertidos en personajes de ficción
  • Tabula gratulatoria

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A modo de introducción

El distiquio Aut prodesse volunt, aut delectare poetae / aut simul et iucunda et idonea dicere vitae de la Ars poetica desde siempre ha hecho correr mucha tinta y ha inspirado un considerable número de páginas de comentarios e interpretaciones. Ya en 1498 el bachiller Alfonso de la Torre había compuesto el tratado llamado Visión deleitable por encargo del ayo de Carlos de Viana para la formación del príncipe. El lema de plaire et instruire —en palabras de Molière, la grande règle de toutes les règles—, se integra en la doctrina del Siglo de las Luces, que posteriormente lo propaga por el continente europeo. Habiéndose quedado obsoleta la convicción de que «la letra con sangre entra», hoy en día se puede considerar una máxima generalmente aceptada de que el ser humano, sea la edad que tenga, aprende más rápido y mejor, si se imparte la educación de forma entretenida.

El proyecto del volumen surgió en una situación prosaica, en la que las tres editoras estábamos igualando los criterios de evaluación para una sesión de exámenes; cuando pasamos del insulso baremo a las ideas pedagógicas transcendentales, nos dimos cuenta de que la visión del saber como de algo placentero y necesario tenía para nosotras un nombre propio —el de Carlos Alvar— ya que el Maestro, a nuestro parecer unánime, simbolizaba de manera particular este precepto. Esta coincidencia nos hizo plantearnos la pregunta de cómo se afrontaba la falsa dicotomía de prodesse y delectare en contextos extracurriculares, más allá de las lecturas obligatorias. Acto seguido empezamos a buscar cómplices entre los docentes de las universidades suizas. La sensata decisión de no imponer a priori ningún tipo de limitaciones se vio premiada por la variedad de enfoques, épocas y ambientes en las contribuciones que nos llegaron. Pese a la loable diversidad, el hecho de que todos los artículos se habían ceñido al tema propuesto, nos ha permitido reunirlos en el presente mosaico policromo de regocijo y erudición.

Las teselas que lo componen resaltan claramente: las curiosas y amenas enseñanzas de los eximios maestros y de sus cofrades más humildes, las ideas que emanan de los autores consagrados y las de otros que se apartan en cierta medida del canon, las versiones e interpretaciones originales de textos clásicos conocidos y el juego intelectual al que se prestan textos modernos menos conocidos. ← 9 | 10 →

Los insignes hispanistas y romanistas Germà Colón y Rolf Eberenz han escogido a dos grandes a su medida —a Elio Antonio de Nebrija y a Sebastián Covarrubias, respectivamente— para predicar con el ejemplo de que la gramática y la lexicografía son un manantial inagotable de entretenimiento y sabiduría. Germà Colón rastrea algunos vocablos, documentados por el excelso humanista, por todo el mapa de las lenguas románicas y les encuentra fascinantes homólogos en lenguas germánicas, caucásicas y hasta africanas. Rolf Eberenz ha seleccionado genuinas joyas léxicas y parémicas del Tesoro, que junto con las notas sarcásticas, añadidas a algunas ideas de Covarrubias que reflejan estereotipos étnicos, religiosos y sociales, tejen una trama graciosa en la urdimbre del primer diccionario monolingüe español.

Mariela de La Torre, Beatrice Schmid, Dora Mancheva y Dolores Phillipps-López han analizado literatura escolar, publicada entre los siglos XVI y XX, que ilustra maravillosamente el concepto del magisterio deleitoso. Mariela de La Torre estudia un manual de español para los súbditos de los Tudor, que bajo su tradicional estructura de método de aprendizaje de la gramática y del léxico, esconde una innovación contundente que consiste en la confección de materiales con uso de refranes, vocablos y locuciones malsonantes, dobles sentidos y expresiones coloquiales humorísticas, estableciendo así un espíritu de complicidad con el alumno y facilitándole el proceso de adquisición de la lengua extranjera. Beatrice Schmid construye su contribución en torno al brindis en los diálogos de libros europeos de enseñanza del español de la época áurea, elaborando un encaje de bolillos de pulcritud y complejidad envidiables, al enlazar distintos países y lenguas con rigor académico, vivacidad y gracejo. Dora Mancheva sigue la pista de tres muestras de las letras iberorrománicas, incluidas en una crestomatía decimonónica búlgara, por los serpenteantes caminos de la traducción y los resultados de su labor detectivesca dejan al lector encantado por ser beneficiosos e ingeniosos, como lo son las obras maestras de las que proceden los fragmentos. Dolores Phillipps-López presenta una reescritura mexicana de la leyenda artúrica de Tristán e Isolda: publicada en los años 30 del siglo pasado en una antología de dos volúmenes con el propósito de dar a conocer a los niños tanto las literaturas extranjeras como los mitos amerindios, la versión de ultramar recibe un tratamiento de lujo con la minuciosa labor de identificación de lazos intertextuales e interculturales, fuentes y traducciones, de la que es fruto este artículo modélico. ← 10 | 11 →

Georges Lüdi entrega una tésera de distinción con sus observaciones, en las que se suscitan problemas metodológicos y prácticos de la docencia de las lenguas extranjeras en Suiza, concluyendo así el apartado de la interpretación de la máxima horaciana en la pedagogía.

La prueba de que lo jocoso y lo edficante han coexistido con éxito en cualquier época, se halla en las aportaciones de Marion Vuagnoux, Ana Ramos, Yasmina Foehr-Janssens, Hugo Bizzarri, Harm den Boer, Victoria Béguelin-Argimón, Antonio Sánchez Jiménez y Abraham Madroñal. Marion Uhlig elige una adaptación única, rara y muy singular de Barlaam y Josafat, conservada en dos legajos del siglo XIII: exonerada de diez exempla habituales en las versiones tradicionales y compuesta con el explícito fin de divertir educando, resulta ser el perfecto corpus para el examen preciso y docto que se ha llevado a cabo. Ana Ramos hace un extenso recorrido por la poesía galaico-portuguesa para indagar en detalle las esferas de uso de los verbos bailar y dançar y comprobar que su aparente sinonimia es ilusoria, ya que su uso está claramente definido por factores cronológicos, estilísticos y sociales, lo que permite formular una interesante hipótesis acerca de la fecha de inserción del lai bretón en los cancioneros. Yasmina Foehr-Janssens consigue, con pericia y maestría, convertir su sabio estudio del Roman des sept sages en otro cuento más: la exposición etérea en la que se comunican los resultados de una investigación ardua, es embelesadora y atractiva, una demostración en sí de que la mejor manera de instruir es placiendo. Hugo Bizzarri asume un riesgo, eligiendo un tratado prerrenacentista del Arcipreste de Talavera bastante conocido, pero sale airoso de este reto por la originalidad de la óptica de su análisis y la amalgama descabellada de mensajes moralizadores con anécdotas procaces y vocabulario obsceno. Harm den Boer, en cambio, prefiere una novela casi desconocida del siglo XVII, que por combinar en su contenido una especie de diario de burdel de puro corte picaresco, lleno de juegos de palabras y agudezas verbales, con lecciones de aritmética y clases de moral, es probablemente uno de los tratados didácticos más aberrantes habidos y por haber. Victoria Béguelin-Argimón reconoce en un libro de viaje del siglo XV, escrito por un noble cordobés, las múltiples facetas de los periplos formativos que se solían emprender dos centurias más tarde y destaca cómo, mediante una serie de recursos discursivos y estructurales, la narración logra, al margen de su intención primordial de informar sobre las tierras desconocidas, sus gentes, sus gobiernos y sus costumbres, también gustar y cautivar. Antonio Sánchez Jiménez invita a ← 11 | 12 → vivir en persona una metamorfosis ovidiana con un poema de Lope en el que se describen los jardines de un palacio de recreo del Duque de Alba y en el que el Fénix de los ingenios pinta una imagen veraz y seductora de un lugar edénico. Abraham Madroñal también se inspira en Lope de Vega y, basándose sobre dos comedias unidas por un ambiente de ensueño y celebración y relacionadas ambas con la ciudad de Toledo, pone en evidencia la capacidad de un experto para deducir y extraer de los coloquios joviales información pertinente para instaurar vínculos históricos y literarios entre circunstancias, obras y escritores.

Emilio Manzotti, Yvette Bürki, Itzíar López-Guil, Nazaré Torrão y Marco Kunz proponen tal vez las interpretaciones más insólitas de la díada de plaire et instruire. Emilio Manzotti establece paralelos entre los discursos disparatados de Pinocho y la sabiduría folklórica del refranero de Sancho Panza en un ensayo rico en referencias, símiles e imágenes, en suma (y en palabras de uno de sus evaluadores) notevolissimo per la sua novità. Yvette Bürki hace gala de su merecido renombre de experta en judeoespañol con su colaboración, en la que se ocupa de una serie de novelitas de folletón de un rabino neoortodoxo alemán del siglo XIX, concebidas adrede con la finalidad de aleccionar, que sufrieron una mágica transformación: sin renunciar nunca a su carácter provechoso, al ser traducidas al ladino para un público sefardí y tras haber pasado por varias acomodaciones, reajustes y reducciones, llegan a convertirse en relatos con un pronunciado objetivo de agradar. Itzíar López-Guil está en busca del elemento lúdico a través de refinadas lecturas de un poemario que marca un hito en la trayectoria de Ana Merino e inicia una etapa cuando, dice la poetisa misma, «ya no me conformo con las palabras efervescentes y sabrosas, ahora también quiero que sean nutritivas». Nazaré Torrão descubre en una novela angolana contemporánea la proporción áurea entre los temas del mestizaje y la identidad, el carácter fantástico y la vena realista de las historias, los acontecimientos imaginarios y los episodios verdaderos, todo ello impregnado de un profundo amor por la lengua portuguesa. Marco Kunz cierra el impresionante elenco con un artículo chispeante, en el que da fe de los curiosos sucesos de catedráticos de literatura, convertidos en personajes de ficción, entre los que figuran algunos representantes egregios del hispanismo helvético, el homenajeado inclusive.

Este volumen es el resultado del trabajo abnegado de muchas personas, a las que cabe aquí dar las gracias. En primer lugar, a los autores por su entrega, paciencia y perfeccionismo; en segundo lugar, a los evaluadores por ← 12 | 13 → su precisión, esmero y generosidad; en tercer lugar, a nuestras familias por haber puesto todos sus conocimientos y destrezas a nuestra disposición. Especial mención se merecen el Departamento de Lenguas Románicas y la Facultad de Letras de la Universidad de Ginebra por su constante apoyo moral y económico e igualmente la Société Académique y la Fondation Schmidheiny, que han permitido con sus subvenciones que la casa Peter Lang luzca plenamente su excelencia editorial.

En su fundamental tratado De pueris statim ac liberaliter instituendis insistía Erasmo en que el preceptor, antes de nada, tenía que hacerse querer por los discentes. Así, con el paso del tiempo, el discípulo que había aprendido a amar las letras por causa del maestro, empezaría a amar al maestro por causa de las letras. Muy pocos serán los preceptores preclaros que, como Carlos Alvar, hayan ejemplificado con su magisterio los principios de Erasmo y el lema horaciano. Si conseguimos con este volumen, compuesto con todo nuestro cariño y admiración, a la vez divertirlo y enseñarle algo nuevo, hemos sido buenas discípulas. Lea y juzgue el avezado lector.

Sarah Finci, Constance Carta, Dora Mancheva

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GERMÀ COLÓN

Universität Basel / Institut d’Estudis Catalans

Nebrija y la lexicografía hispánica

Resumen: Este artículo trata de destacar la aportación de Elio Antonio de Nebrija, haciendo particular incidencia en la parte lexicográfica, y dejando de lado el aspecto gramatical que también fue cultivado por nuestro humanista. Se ponen en relieve los contactos con algunas obras contemporáneas y posteriores; por otra parte los vocablos que Nebrija estudió por vez primera se ejemplifican profusamente. Ello permite luego comparar tales términos con los de otras variedades hispánicas y románicas.
Palabras clave: lexicografía, Nebrija, historia de la lengua, enseñanza, placer intelectual
Abstract: This paper attempts to assess Elio Antonio de Nebrija’s linguistic contribution, with particular emphasis on the lexicographical part, and it ignores the grammatical aspect, which was also cultivated by this humanist. Contacts with contemporary works are taken into consideration, and, moreover, words studied for the first time by Nebrija are extensively exemplified. This allows then the comparison between those terms and the vocabulary of other Hispanic and Romance varieties.
Keywords: lexicography, Nebrija, historical linguistics, teaching, intellectual pleasure

1. Elio Antonio de Nebrija

Cuesta valorar de veras la personalidad y la actividad de Elio Antonio de Nebrija. Por mucho que ensalcemos la figura de nuestro humanista no llegaremos a calibrarla adecuadamente. Cuanto más conocemos la labor que llevó a cabo comprendemos su grandeza y lo mucho que le deben nuestras disciplinas humanísticas. Como todo el mundo, conocía yo la Gramática Castellana, publicada en el áureo año de 1492 (es anterior a las gramáticas de cualquier otra lengua moderna) y su dedicatoria a la reina Isabel en la que aparece la famosa frase de «la lengua compañera del imperio», que por cierto no es demasiado original, ya que tal sentencia es de San Agustín, ← 21 | 22 → aunque no se diga1. Luego vendrán otros como Lorenzo Valla o Micer Gonzalo García de Santa María que la adaptarán antes de Nebrija. Sabía también de la existencia del Vocabulario español-latino de hacia 1495, que la RAE había reeditado en facsímile en el año 1951, y poca cosa más.

2. Encuentro con la obra de Nebrija

Diré ahora cómo me acerqué a la obra del gran humanista y me convertí en su admirador más entusiasta. A fines de 1966, un catedrático de la Universidad de Basilea, jurista destacado y conocedor del humanismo europeo, me rogó que actuase de intérprete entre un joven historiador granadino del derecho español y él. Mi compatriota llegaba con un grueso manuscrito sobre los Aenigmata iuris civilis o Léxico de derecho civil de Nebrija y exponía con mucho entusiasmo y facundia los primores de la aportación nebrisense. El otro sabio, a quien el nombre de Nebrija no le sonaba ni remotamente, redargüía: este punto ya lo tocó fulano, y ese otro, mengano. Pero nuestro joven historiador replicaba que fulano y mengano eran posteriores y que la primacía correspondía al lebrijano. Fue un educado diálogo de sordos. Tras comprobar una vez más que, por aquel entonces, en Europa no contábamos, olvidé aquella conversación, hasta que muy poco después, por necesidades de mi oficio, tuve que consultar el libro de Marcel Bataillon Erasmo y España2. En el capítulo que Bataillon dedica a resaltar la significación de Nebrija dentro del cuadro de las inquietudes religiosas de la España renacentista, alude al escrito de éste titulado Tertia Quinquagena, compuesto a principios del siglo XVI y sólo publicado, al tercer intento, en 1516, tras vencer la oposición del inquisidor Diego de Deza. Son cincuenta comentarios a otros tantos realia (o lecciones de cosas) mencionados en la Biblia. Las breves líneas con que Bataillon presenta la obra me movieron a leer el texto nebrisense3 y quedé pasmado ante los conocimientos verdaderamente enciclopédicos de Elio Antonio. Éste no sólo se muestra filólogo experto en las tres lenguas (hebreo, griego y latín), sino que en estas monografías no se le escapa el ← 22 | 23 → menor detalle referente al objeto o término comentado, ya sea de física, ciencias naturales, geografía, derecho, historia, etc. Bien puede decirse que, con este texto «menor», honra su título de humanista. Es sorprendente que la crítica no se haya ocupado a fondo de estas Quinquagena ni haya pensado en reeditarlas ni en traducirlas al español.

3. La Tertia Quinquagena

Contiene la obra a menudo primeras menciones de algunos vocablos castellanos y, sobre todo, una minuciosa descripción que hace de las cosas (Sachen) y no sólo de las palabras (Wörter), con lo que se completa mejor el perfil de éstas. Debo a la Quinquagena y a las explicaciones que ahí se dan sobre cereales el haber tenido ocasión de averiguar en 1974 la etimología del español salvado ‘afrecho’. Al analizar el capítulo XLI, dedicado a exponer qué significan en la Vulgata simila y similago tropecé con una extraordinaria monografía que rebasa con mucho el propósito inicial y explica, con cita de las autoridades pertinentes, los términos que designan el grano de trigo y sus componentes nucleus, cutis, purgamenta, furfures, secundarius, sal[i]vatum y, además, toda una serie de voces romances, entre ellas el citado salvado, el andaluz acemite ‘flor de la harina’, la sémola, usada en la que el autor llama provincia tarraconense (sémola no era en 1516 todavía considerada voz española general y Nebrija indica la procedencia); también menciona el trigo rubión (que nos recuerda la respuesta de Sancho a don Quijote a propósito de la fingida visita a Dulcinea). Para saber qué clase de harina es la palabra hebrea soleth dice haber consultado el asunto con unos judíos4, etc.

La Tertia Quinquagena es muestra del esmero con que actúa Nebrija y su constante curiosidad por afinar puntos que le quedaban oscuros al redactar obras anteriores. No sabía, por ejemplo, qué eran las voces bíblicas camelopardalis, porphyrio o phoenicopterus. Tras darle vueltas al asunto, averiguó, y aquí lo consigna, que son la jirafa, el calamón y el flamenco. Es interesante lo que dice de estas dos aves, que son, afirma, muy frecuentes en su Andalucía natal. Ello muestra que calamón no es, como se suponía, ← 23 | 24 → un americanismo sino voz española, y que flamenco vive en España, documentado mucho antes, y no en el Sur de Francia, como se ha pretendido. La primera mención del ave la hallamos en Ibiza (flamenc) en el siglo XIII; luego aparece en don Juan Manuel bajo la forma flamenque y Nebrija ya da con la forma actual con -o final. El francés flamant está en Rabelais (ca. 1542)5. Y ya que hablamos de aves, un nuevo ejemplo nos hará ver que no es sólo el español lo que atrae la curiosidad de Nebrija. Al estudiar en el capítulo XXXIII al onocrotalus ‘especie de pelícano o alcatraz’ advierte que esa ave apareció un buen día a orillas del Guadiana y, como nadie supiese qué pajarraco era, él les dijo que en Italia, en Bolonia, se la conoce con el nombre de croton. Pues bien, esta voz no la han atestiguado los lingüistas italianos hasta el siglo XIX: tres centurias antes Nebrija ya daba tan peregrina noticia.

Este encuentro con una obra «menor» del lebrijano, y la cantidad de información lexicográfica que se podía extraer, según vi, me llevó a aficionarme a Nebrija y desde entonces mi afán por conocer toda su producción no ha hecho sino crecer.

4. Los diccionarios nebrisenses

Hasta hace poco el renombre de Nebrija era sólo de latinista y se basaba en otros libros, puesto que la Gramática Castellana, nacida prematuramente, en aquel año del Descubrimiento, no se volvió a publicar. La fama se la dieron las Introductiones Latinae, aparecidas por vez primera en Salamanca en 1481 y reeditadas y ampliadas continuamente, obra sobre la que luego volveré, y ante todo le dieron fama los dos diccionarios, uno latino-español (el llamado Lexicon), publicado en Salamanca en 1492 y el Vocabulario español-latino, sin fecha pero de hacia 1494 o 1495.

Este Vocabulario español-latino, fue en un principio una empresa poco valorada, pues a nadie se le había ocurrido antes elaborar un instrumento codificador; lo normal era una obra que partiera del latín y no del romance, esto es, una obra descodificadora. Con todo, muchos recurrieron después a este vocabulario, tanto si quisieron reconocer su deuda, tal un Pedro de ← 24 | 25 → Alcalá o Petrus Hispanus, autor de un repertorio español-árabe de 1505, como si ésta fue más o menos escamoteada por otros. Fue además el dechado de que se sirvieron los misioneros españoles para confeccionar vocabularios de las lenguas indígenas americanas.

El carácter de primer diccionario del español, a causa de la lengua de partida, y su importancia en la lexicografía motivaron que la Real Academia Española editase en facsímil en 1951 este precioso Vocabulario que contiene 19363 entradas. Con ello se prestó un servicio excelente al estudio del léxico. Tantos y tantos lingüistas y filólogos o editores de textos han utilizado este repertorio6.

En cambio, el Lexicon latino-español, publicado en Salamanca en 1492, anterior y más extenso que el mencionado Vocabulario, con 29379 entradas, no había merecido una reimpresión moderna, y sus ricos materiales han sido desaprovechados por quienes se han ocupado del léxico español. Por ello, mi colega, recientemente fallecido, A.-J. Soberanas y yo nos decidimos en 1979 a editarlo y, en un estudio preliminar, a poner de relieve la transcendencia de esta obra.

5. Extensión y contraste románico

Los estudiosos extranjeros, contemporáneos de Nebrija, tuvieron la oportunidad de aprovecharse del enorme esfuerzo del lebrijano y adaptaron el Lexicon latino-español a sus respectivas lenguas, con el sencillo procedimiento de quitar la correspondiente voz castellana y colocando en su sitio la del otro idioma. Y así en 1507 apareció la primera adaptación al catalán, en 1511 al francés7 y en 1520 al siciliano. También más tarde, en 1569-1570, aparece un reflejo portugués a cargo de Jerónimo Cardoso, lejano discípulo de Nebrija. Con ello se ofrecen a los lingüistas unas posibilidades de estudio contrastivo del vocabulario de las lenguas romances, que huelga ponderar. No voy a ocuparme de esto porque lo he hecho en otras ocasiones. Pero insisto en que es delicioso tener listas de vocablos ← 25 | 26 → románicos a partir de un concepto latino. Sea la voz furfur que vendrá expresada en español por salvado, en catalán por segó, en francés por son, en siciliano por caniglia y en portugués por farelos. Y así cientos de posibilidades de contrastar el léxico románico.

6. Dos voces del Lexicon

Señalaré dos palabras españolas de este Lexicon, que analicé en otro contexto y que me parecen dignas de tenerse en cuenta; por lo menos a mí me han obsesionado durante bastante tiempo.

Una es la palabra vaivén8. Cuando se trata de estudiar vaivén, inmediatamente los estudiosos señalan el francés va-et-vient. Pues no, la voz francesa aparece a mediados del siglo XVIII, los diccionarios hispano-franceses de Jean Palet (1604) o de César Oudin (1607) no hallan todavía esa correspondencia para traducir la voz española (y dicen branslement, brandillement, etc.) mientras que vaivén aparece en Nebrija en 1492, tanto en el Lexicon (s.v. arieto. as. dar vaivén o topetar) como en la Gramática Castellana al hablar de las voces compuestas9. Pese a las propuestas de explicación que se han lanzado, vaivén es la suma de dos imperativos y tanto la lingüística como la filología nos señalan que se trata de un lusismo; la voz portuguesa vaivém está atestiguada por vez primera en 1416. Pero fue Nebrija quien dio impulso a esta voz que se impuso lozana en tantos autores españoles del siglo XVI.

La otra voz que nos interesa es padrastro con el sentido de ‘cutícula, pellejo que se levanta en la carne inmediata a las uñas de las manos’ (inglés hangnail)10. En latín llámase reduvia. Nebrija traduce en 1492 con el genérico espigón, pero en seguida se da cuenta de que el nombre específico es padrastro y así lo consigna en la segunda edición de Burgos 1512 (y Zaragoza 1514). El traductor catalán fra Gabriel Busa trae enemic. [Ni el adaptador francés ni el siciliano han comprendido el sentido y ponen cualquier cosa.] Tanto enemic como padrastro están dentro de un conjunto ← 26 | 27 → de lenguas que ven en esa pielecita rebelde algo de resonancias negativas. Una superstición bastante extendida por Europa, el Cáucaso y áfrica atribuye la aparición de los padrastros a la influencia de una persona que nos quiere mal, rencorosa, a una venganza. Las denominaciones se relacionan con un sentimiento de enemistad, de aversión. Así, por tierras de Huelva se le llama entenao, esto es, ‘antenado’11; por la Rioja conócesele por diablo y diablillo12 y por mezquino en el español de Colombia (Morínigo 1966, s.v.); en el Midi francés es putanier. Más lejos de aquí, en la lengua africana hausa llámase dánuba, literalmente ‘hermanastro’. En francés se dice envie y en alemán Neidnagel, en neerlandés arcaico nijdnaghel, es decir ‘uña envidiosa’13; en diversas hablas caucásicas es la uña de Satán, etc. Los romanistas alemanes y franceses creyeron que la denominación envie/Neidnagel respondía a una antigua concepción germánica14, pero la gran extensión geográfica (el Cáucaso, áfrica, Europa, etc.) de estos conceptos hace imposible tal teoría germana.

Interesa destacar que las primeras menciones de todo el complejo que consideramos, sean las de Nebrija, tanto padrastro en español (1512) como enemic en catalán (1507).

Y a este propósito, deseo comentar brevemente el término enemic/enemigo en nuestra Península. La geografía lingüística nos enseña que el tipo léxico INIMICUS ‘padrastro’ debió de estar arraigado por toda la Piel de Toro. Además de la existencia de enemic y desenemic en el catalán del Principado, de enemigo y de su diminutivo enemiguillo por tierras navarro-aragonesas, según el Atlas de Aragón15, y teniendo en cuenta que el primer ejemplo aparece en el Criticón de Baltasar Gracián («no hay ojo sin lagaña ni uña sin enemigo» en 1650)16, hay un punto andaluz, Fascinas, en la provincia de Cádiz17, que contesta con enemigo a la pregunta ‘padrastro del dedo’. En un comienzo consideré que era una respuesta arbitraria, de un gaditano que habría estado trabajando en Cataluña, pero pronto cambié ← 27 | 28 → de parecer. M. L. Wagner, en su estudio de 1914 sobre el judeoespañol de Constantinopla18 citaba allí enemigo y aún hoy se dice enimigo o inimigo para ‘padrastro’ en el judezmo de Estambul. Todavía hay más: el lusista Thomas Pires19 señalaba para el portugués de Alentejo (localidad de Elvas) imigos con la definición «pelliculas em bolta das unhas», pero ya antes en el póstumo Dictionarium Latino Lusitanicum de Jerónimo Cardoso (1569-1570), que sigue a Nebrija muy de cerca, leemos «Reduuia, e. Ho imigo de vnha, qui aliter reeluuia, siue rediuia dicitur». De todos estos datos se deduce que el área de INIMICUS fue en la Península Ibérica mucho más extensa que hoy (reducida a la zona oriental catalano-aragonesa y con restos aislados que afloran por toda la extensión de la Hispania romana).

La voz enemigo claro está que debió de usarse antes de 1492, fecha de la expulsión de los judíos. El testimonio de 1507, sólo 15 años posterior a este acontecimiento, es de una importancia excepcional. Fijémonos que los sefardíes se llevan enemigo al imperio turco, pero los castellanos ya no lo imponen a fines del siglo XV en las Canarias ni luego en América, en donde implantan padrastro. Ello es prueba de que en el occidente peninsular enemigo estaba periclitando, mientras que los judíos más conservadores se aferraron a su uso. O bien ¿el judezmo de Estambul mantiene una variante española de tipo oriental? ¡Cuántas cuestiones suscitan las voces elencadas por Nebrija!

7. Las Introductiones Latinae

Quisiera advertir que la aportación lexicográfica de Nebrija no se limita a esos dos repertorios (Lexicon y Vocabulario). No hay que olvidar el léxico del derecho civil, Iuris Civilis Lexicon de 1506, el vocabulario médico y el que coloca al Dioscórides latino de Ruellius con escolios romances. Tendríamos que aludir aún a las llamadas Repetitiones y Relectiones. Pero debemos detenernos y volver a las mencionadas Introductiones Latinae para la enseñanza del latín, cuya primera edición es de 1481 y que los estudiantes llamaban “el Antonio”. Pese a que Nebrija era ante todo latinista, durante su ← 28 | 29 → vida entera se ocupó de la lengua materna y así compuso uno tras otro vocabularios que ponía al final de las diversas ediciones de estas Introductiones en donde recogía las voces latinas estudiadas («dictiones quae per artem sparguntur in ordinem alphabetarium redactae»), y a menudo tales voces latinas, explicadas también en latín, iban acompañadas de los términos romances correspondientes. Seguir el aumento de estos léxicos es una tarea apasionante. De un modestísimo elenco con unas docenas de voces latinas con su traducción romance en 1481 se pasa paulatinamente a las ediciones de la llamada Recognitio (1495, 1497 y ss.) y, en sus diversas apariciones, se llega a ricos vocabularios.

La reina Isabel le había pedido que escribiese unas Introductiones en redacción bilingüe, latín y español, con objeto de que también las mujeres pudieran beneficiarse estudiando solas. Son éstas las palabras regias que el gramático nos trasmite. Para que las «mugeres religiosas y vírgines dedicadas a Dios, sin participación de varones, pudiessen conocer algo de la lengua latina»; tenemos ahí el famoso consejo «entre santa y santo, pared de cal y canto». Serán las llamadas Introducciones latinas contrapuesto el romance al latín (c. 1488)20. Ahí la doctrina gramatical con todos los ejemplos latinos viene acompañada de la versión romance; así Nebrija hubo de establecer un completo sistema de equivalencias; aquí no hay, pues, vocabulario final. Sí lo hay en las siguientes impresiones de la llamada «secunda editio» (1491, 1493 y 1494)21, hasta llegar a la Recognitio (de 1495 y ss.), y cada vez Nebrija corrige, cambia y mejora el romance hasta llegar a la plenitud del Lexicon.

La curiosidad del humanista andaluz está constantemente en acecho, y esos pequeños vocabularios, que el autor elaboró con tanto ahínco, muestran su inquietud permanente, inquietud que no siempre tiene por objetivo dejar claro el significado de los términos latinos, sino un deseo de perfeccionamiento y una cariñosa demora en las virtualidades de su lengua materna. Ahí observamos cómo sustituye voces caducas de las Introductiones por otras nuevas del tipo finiestra por ventana, xenabe por mostaza, apesgar por apretar, ayantar por comer, la gota que está colgada por el cerrión elado, isopo por el culantrillo de pozo, azeúche por azebuche, maguera que por aunque. Asimismo los términos latinos de los que al principio desconocía el correspondiente romance vienen especificados: así cierta ponçoña con ← 29 | 30 → que se despacha al latín aconitum será luego el rejalgar, y arbutus expedido como cierto arbol será enseguida el madroño. Las voces del Lexicon tienen un aire más moderno, no sólo en lo léxico y fonético sino también en lo sintáctico, por ejemplo en la colocación del pronombre átono: se enfriar pasa a enfriarse, se hinchar a hincharse, etc.

8. Contrastes castellano-catalanes a partir de las Introductiones

Details

Pages
424
Year
2016
ISBN (ePUB)
9783035194449
ISBN (PDF)
9783035203394
ISBN (MOBI)
9783035194432
ISBN (Softcover)
9783034316088
DOI
10.3726/978-3-0352-0339-4
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2016 (May)
Keywords
Principe horatien Orthodoxie Lengua castellana Lengua espagnola Textes classiques
Published
Bern, Berlin, Bruxelles, Frankfurt am Main, New York, Oxford, Wien, 2016. 424 p., 4 il. en color

Biographical notes

Constance Carta (Volume editor) Sarah Finici (Volume editor) Dora Mancheva (Volume editor)

Constance Carta, Sarah Finci y Dora Mancheva son doctoras por la Universidad de Ginebra y expertas en literatura medieval, humanidades digitales y lingüística histórica románica. Constance Carta, Sarah Finci et Dora Mancheva sont docteurs ès Lettres de l’Université de Genève et expertes en littérature médiévale, humanités digitales et linguistique historique romane.

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Title: Enseñar deleitando / Plaire et instruire
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