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La complejidad de los idiomas

by Germán Coloma (Author)
Others XII, 254 Pages

Summary

Este libro recorre distintos campos de la lingüística (fonología, morfología, sintaxis, semántica) en busca de las principales características que hacen que los idiomas sean más simples o más complejos. Luego procura medir dichas características, a través de indicadores tales como el número de sonidos, la extensión promedio de los enunciados o la frecuencia con la que se repiten las palabras. Tales medidas son a su vez comparadas entre sí, a fin de detectar posibles «efectos de compensación» que indiquen, por ejemplo, si un idioma que tiene palabras más largas tiende por otro lado a usar oraciones más cortas. En todo este recorrido, el autor introduce una serie de conceptos tomados de la lingüística cuantitativa, es decir, del estudio del lenguaje a través de métodos estadísticos. Para ello hace un uso extensivo del Atlas Mundial de Estructuras Lingüísticas (WALS), que es probablemente la base de datos más completa sobre características de los idiomas a nivel internacional. También relaciona sus resultados con teorías elaboradas por diferentes corrientes del pensamiento lingüístico, que hacen referencia a factores de tipo biológico, funcional, histórico y geográfico.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice de contenidos
  • Prólogo
  • Capítulo 1: Conceptos de complejidad
  • 1.1. Aspectos generales
  • 1.1.1. Complejidad absoluta y relativa
  • 1.1.2. Complejidad local y global
  • 1.1.3. Marcación, estructura jerárquica y eficiencia
  • 1.2. Componentes del lenguaje
  • 1.2.1. Fonología y fonética
  • 1.2.2. Morfología y sintaxis
  • 1.2.3. Semántica y pragmática
  • 1.3. Patrones universales y tipología lingüística
  • 1.4. Efectos de compensación
  • 1.4.1. La hipótesis de igual complejidad
  • 1.4.2. El enfoque sinergético
  • Capítulo 2: Medición de la complejidad
  • 2.1. Medidas teóricas o tipológicas
  • 2.2. Medidas empíricas
  • 2.2.1. Medidas empíricas básicas
  • 2.2.2. Complejidad de Kolmogorov
  • 2.2.3. Ejemplo de aplicación a un texto
  • 2.3. Factores filogenéticos, geográficos y poblacionales
  • 2.3.1. Familias lingüísticas
  • 2.3.2. Áreas lingüísticas y expansión de los idiomas
  • 2.4. La ley de Menzerath
  • Capítulo 3: Complejidad fonológica
  • 3.1. Inventario de fonemas
  • 3.1.1. Vocales
  • 3.1.2. Consonantes
  • 3.1.3. Complejidad y rasgos distintivos
  • 3.2. Acento y tono
  • 3.3. Estructura silábica
  • Capítulo 4: Complejidad morfológica
  • 4.1. Síntesis y fusión
  • 4.1.1. Lenguas analíticas y sintéticas
  • 4.1.2. Lenguas aglutinantes y fusionantes
  • 4.1.3. Complejidad morfológica y fonológica
  • 4.2. Composición, derivación y flexión
  • 4.3. Categorías nominales
  • 4.4. Categorías verbales
  • Capítulo 5: Complejidad sintáctica
  • 5.1. Orden de las palabras
  • 5.1.1. Sujeto, verbo y objeto
  • 5.1.2. Otros ordenamientos
  • 5.1.3. Correlación entre ordenamientos
  • 5.2. Alineamiento morfosintáctico
  • 5.3. Enunciados simples y complejos
  • Capítulo 6: Complejidad verbal y léxica
  • 6.1. Sistemas verbales
  • 6.1.1. Tiempo y aspecto
  • 6.1.2. Modo y voz
  • 6.2. Variables de complejidad léxica
  • 6.2.1. Colores, parientes y partes del cuerpo
  • 6.2.2. Palabras con funciones gramaticales
  • 6.2.3. El cociente entre tipos y ocurrencias
  • Capítulo 7: Relación entre medidas de complejidad
  • 7.1. Correlación simple y parcial
  • 7.2. Correlación entre variables numéricas
  • 7.3. Correlación y regresión
  • 7.4. Sistemas de ecuaciones y lingüística sinergética
  • 7.4.1. Un modelo con variables tipológicas
  • 7.4.2. Incorporación de factores extralingüísticos
  • 7.5. Medidas empíricas parciales y complejidad global
  • 7.5.1. Un modelo con variables empíricas
  • 7.5.2. Estimación del modelo
  • Capítulo 8: Conclusiones y comentarios
  • 8.1. Conclusiones basadas en el texto
  • 8.1.1. ¿En qué aspectos difieren los idiomas en cuanto a su complejidad?
  • 8.1.2. ¿Existen efectos de compensación entre variables de complejidad?
  • 8.2. Otros comentarios
  • 8.2.1. ¿Cuál fue el origen de la complejidad de los idiomas?
  • 8.2.2. El lenguaje, ¿es innato o adquirido?
  • 8.2.3. ¿Se han vuelto más complejos los idiomas a lo largo del tiempo?
  • 8.3. Consideraciones finales
  • Referencias Bibliográficas
  • Apéndice 1: Muestra de 100 idiomas del WALS
  • Apéndice 2: Muestra de 50 idiomas de “El viento norte y el sol”
  • Índice alfabético

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Prólogo

Este libro tiene esencialmente dos objetivos. Por un lado, busca presentar una serie de aspectos que tienen que ver con los distintos rasgos por los cuales los idiomas humanos pueden ser más simples o más complejos. Por otro lado, intenta introducir al lector en el mundo de la llamada “lingüística cuantitativa”, o sea, en el estudio de temas relacionados con el lenguaje a través de un enfoque basado en métodos estadísticos.

El texto está estructurado en ocho capítulos. El primero contiene una descripción general del tema de la complejidad de los idiomas y de los distintos componentes del lenguaje a los cuales el mismo puede aplicarse. El segundo introduce al lector en las principales formas de medición estadística de dicha complejidad, utilizando tanto medidas teóricas como empíricas. Luego vienen una serie de capítulos (3, 4, 5 y 6) en los cuales se analizan por separado distintas medidas de la complejidad de los idiomas, según el aspecto de la lengua al cual tales medidas se refieran. En el capítulo 7, en cambio, se estudian de manera sistemática las relaciones cuantitativas que pueden establecerse entre las medidas de complejidad, y con dichas relaciones se intenta desentrañar una serie de fenómenos que vinculan unas medidas con otras. En el capítulo 8, por último, se enuncian una serie de conclusiones y comentarios finales sobre la complejidad de las lenguas que se hablan en el mundo.

Si bien yo espero que este libro pueda resultar útil para especialistas en lingüística que quieran profundizar sobre la aplicación de métodos estadísticos a su campo de estudio, y que también le sirva a personas dedicadas a la estadística que quieran ver cómo su disciplina puede usarse para el análisis de fenómenos del lenguaje, mi aspiración es que además sea de interés para gente que no es necesariamente experta ni en estadística ni en lingüística. Por eso es que el modo en el cual ha sido escrito no presupone que el lector tenga una formación específica en ninguna de las dos áreas.

Lo que sí se toma como un supuesto es que quien lee este libro conoce los temas de lengua y de matemática que se enseñan habitualmente en las ← ix | x → escuelas de nivel medio (y que se acuerda relativamente bien de ellos). Por ese hecho, no aparecen aquí definiciones de conceptos tales como “adverbio”, “objeto directo”, “promedio” o “raíz cuadrada”. Sí me tomo cierto espacio, en cambio, para definir qué cosa es un fonema, o una familia lingüística, o una regresión estadística, o un coeficiente de correlación parcial. Eso se debe a que tales conceptos están ligados directamente con conocimientos específicos de lingüística o de estadística, y que por lo tanto van más allá de la formación habitual que puede tener una persona que dejó de estudiar lengua o matemática una vez que egresó del colegio secundario.

Otra cosa que a veces presuponen las obras de lingüística es que el lector es políglota. No es este el caso. Como este libro está escrito en castellano, lo único que yo supongo al respecto es que el lector domina bien dicho idioma, y trato por lo tanto de exprimirlo al máximo a fin de extraer la mayor cantidad posible de ejemplos de nuestra propia lengua. Cuando eso no me alcanza (porque hay muchos aspectos en los cuales otros idiomas son más simples o más complejos que el español), trato de ejemplificar usando otras lenguas a las cuales el lector promedio puede haber estado expuesto (por ejemplo, inglés, portugués o francés). Si en ellos no encuentro nada que me sirva, paso a buscar en idiomas más alejados de nuestro ámbito pero que son hablados por muchos millones de personas en el mundo (por ejemplo, chino, japonés, ruso, hindi o árabe), o bien en lenguas menos populares pero más cercanas a nosotros por razones de carácter geográfico (por ejemplo, vasco, quechua, guaraní o mapuche).

Como el libro trata el tema de la complejidad de los idiomas, no hay prácticamente ninguna página del mismo en la cual no aparezca varias veces la palabra “idioma”. Para no repetirla tanto, de vez en cuando la reemplazo por la palabra “lengua”, que opera así como un sinónimo estricto de “idioma”. Lo mismo pasa con los dos nombres que suelen usarse para nuestro idioma: español y castellano. Ambos son utilizados alternativamente para referirse al mismo concepto, y también aparecen combinados con el concepto anterior. De ese modo, en esta obra, las expresiones “idioma español”, “idioma castellano”, “lengua española” y “lengua castellana” significan exactamente lo mismo.

No quiero terminar este prólogo sin dedicarle algunos párrafos a agradecer a una serie de personas que hicieron posible que escribiera este libro. En primer lugar, debo mencionar a la Universidad del CEMA, que me ← x | xi → permitió dedicarle buena parte de mi tiempo laboral a esta obra, como parte del proyecto de investigación sobre el uso de métodos econométricos para el análisis de problemas lingüísticos que tengo a mi cargo en dicha casa de estudios desde el año 2014. También quiero agradecerle a la Editorial Peter Lang, que confió en la propuesta que le presenté y aceptó publicar esta obra.

Otro grupo de personas que me brindó mucha ayuda es el que puede denominarse de manera genérica “la comunidad lingüística”. Eso es algo que yo valoro mucho, porque no es común que gente que trabaja en una disciplina se ponga muy contenta cuando viene alguien de otro lado (por ejemplo, del área de la estadística económica) y empieza a escribir de temas que “les pertenecen a ellos”. En este caso en particular, sin embargo, todo lo que recibí en estos años de los especialistas en lingüística con los que me contacté fueron elogios y comentarios constructivos. Y en ese punto quiero agradecer especialmente a tres grandes figuras de la lingüística cuantitativa internacional, como son Gabriel Altmann, Reinhard Köhler y Geoffrey Sampson, y a los profesores del departamento de lingüística de la Universidad de California en Santa Bárbara (en particular a Matthew Gordon, Stefan Gries y Fermín Moscoso).

Asimismo, entre los expertos argentinos en lingüística que me ayudaron a mejorar mis trabajos sobre el tema, no puedo dejar de nombrar a Laura Colantoni, Damián Blasi, Guiomar Ciapuscio y Angelita Martínez. Las últimas dos personas en dicha lista, además, tuvieron la amabilidad de invitarme a exponer parte de los resultados de mi trabajo en la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional de La Plata (respectivamente), y allí obtuve varias ideas y sugerencias que luego sirvieron para mejorar mis escritos.

Por último, no puedo dejar de mencionar el apoyo y la colaboración de mi esposa, Mariana Conte Grand. No solo ella me ayudó con su cariño, e impulsándome para llevar a cabo varias de las tareas que luego me conducirían a la redacción de este libro (por ejemplo, la relacionada con mi visita a Santa Bárbara), sino que también me dio ideas ligadas con varios métodos estadísticos que terminé utilizando en distintos capítulos.

Buenos Aires, octubre de 2016.

Germán Coloma

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CAPÍTULO 1

Conceptos de complejidad

1.1. Aspectos generales

1.1.1. Complejidad absoluta y relativa

Cuando una persona intenta intuitivamente calificar a cierto idioma como “simple” o “complejo”, suele partir del marco de referencia que le da la lengua de la cual es hablante nativo. A los que hablamos español, por ejemplo, nos resulta natural pensar que el idioma portugués es relativamente simple, y que el chino mandarín, en cambio, es más complejo. Más aún, cuando nos topamos con el idioma gallego, solemos pensar que el mismo es más simple todavía que el portugués.

De hecho, juicios como los contenidos en el párrafo anterior derivan directamente de que el portugués y el gallego son idiomas parecidos al castellano, en tanto que el mandarín es totalmente distinto. Si el portugués nos parece simple y el mandarín complejo es porque aquel tiene muchas características comunes con nuestra lengua (que, por lo tanto, no tenemos necesidad de aprender), en tanto que el mandarín tiene muchas características diferentes. Pero la pregunta respecto de qué idioma es más complejo tendrá seguramente una respuesta distinta si, en vez de hacérsela a un hablante de español, se la hacemos a un hablante de chino shanghainés. A dicha persona el mandarín le parecerá sin duda mucho más simple que el portugués, entre otras cosas porque se escribe con los mismos símbolos de su propio idioma y porque tiene una gramática virtualmente idéntica.

Los ejemplos expuestos son evidencias directas de que el concepto de complejidad idiomática puede pensarse (y, de hecho, comúnmente se piensa) como algo relativo a determinado hablante o grupo de hablantes. Pero también es posible concebir a la complejidad de un idioma en términos ← 1 | 2 → absolutos, es decir, evaluar si un idioma es más complejo que otro no porque sea más o menos parecido al idioma que uno habla sino por la presencia o ausencia de ciertas “complejidades objetivas”. Comparemos, por ejemplo, la conjugación del verbo “amar” en portugués y en inglés. En portugués, este verbo se escribe igual que en castellano, y se pronuncia de una manera muy parecida. El inglés, en cambio, utiliza una palabra totalmente distinta (love). Sin embargo, para conjugar el verbo “amar”, en inglés solamente necesitamos tres formas (love – loves – loved), y una vez que las aprendemos y las combinamos con algunas reglas generales que sirven para conjugar cualquier verbo, podemos amar en presente, pasado y futuro a cualquier persona singular o plural que queramos.

En portugués, en cambio, el verbo “amar” adopta 49 formas distintas (“amo”, “ama”, “amei”, “amavam”, “amado”, etc.). Algunas de ellas se usan solo para una determinada función (por ejemplo, “amo” solo sirve para la primera persona del singular del presente del indicativo, igual que en castellano), y otras para más de una (por ejemplo, “ama” se usa para la tercera persona singular del presente del indicativo y para la segunda persona del singular del imperativo, también igual que en castellano).

La enorme diferencia que hay entre las pocas variantes verbales del inglés y las muchísimas que presenta el portugués (y nótese que lo que estamos describiendo es un verbo “regular”) hacen que aun un hablante de español o de gallego, que encuentra que casi todas las formas portuguesas son muy similares a las de su propio idioma, concuerde que, en términos absolutos, la conjugación del verbo “amar” en portugués es más compleja que la conjugación del verbo equivalente en inglés. Partiendo de esa conclusión, solo hay un paso para llegar a otra que nos dice que la conjugación del verbo “amar” no solo es más simple en inglés que en portugués, sino que también es más simple en inglés que en castellano. Y eso es así porque en este tema estamos comparando cierto nivel de “complejidad absoluta” y no de “complejidad relativa”.

Details

Pages
XII, 254
ISBN (PDF)
9781787072787
ISBN (ePUB)
9781787072794
ISBN (MOBI)
9781787072800
ISBN (Softcover)
9781787072725
DOI
10.3726/b10613
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2017 (January)
Published
Oxford, Bern, Berlin, Bruxelles, Frankfurt am Main, New York, Wien, 2017. XII, 254 p.

Biographical notes

Germán Coloma (Author)

Germán Coloma es graduado de la Universidad Nacional de La Plata y de la Universidad de California, Los Ángeles. Actualmente se desempeña como profesor titular en la Universidad del CEMA (Buenos Aires, Argentina), en la cual tiene a su cargo un proyecto de investigación sobre el uso de métodos estadísticos para el análisis de problemas lingüísticos. El doctor Coloma ha sido también investigador visitante en la Universidad de California, Santa Bárbara. Si bien su principal área de investigación tiene que ver con el empleo de métodos estadísticos en economía, desde el año 2010 ha escrito varios trabajos sobre lingüística cuantitativa. Algunos de ellos han aparecido en revistas internacionales tales como American Journal of Linguistics (EEUU), Language Sciences (Holanda), SKY Journal of Linguistics (Finlandia), Journal of Quantitative Linguistics (Reino Unido), Revista de Investigación Lingüística (España), Revista de Lingüística Teórica y Aplicada (Chile) y Glottometrics (Alemania).

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