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Nihilismo y verdad

Nietzsche en América Latina

by Alejandro Sánchez Lopera (Author)
Monographs XII, 182 Pages

Summary

Las relaciones entre Nietzsche y América Latina están marcadas por el desencuentro. Lo cual no implica que Nietzsche no haya sido leído en Latinoamérica; pero es diferente aludir a Nietzsche, a asumir una perspectiva nietzscheana. Por eso, en vez de usar a Nietzsche para analizar su moral, para desplazar el punto de vista, en América Latina se moraliza a Nietzsche al ponerlo al servicio de esa moral, dejándola indemne. El caso de la filosofía latinoamericana es síntoma de ese desencuentro: en tanto pensamiento de lo uno, no puede servirse del pensamiento nietzscheano, ya que es imposible construir un pensamiento del origen y la unidad desde un pensamiento de lo múltiple, como el de Nietzsche. Explorar y explotar al máximo ese desencuentro, sin intentar subsanarlo, permite construir la relación entre Nietzsche y América Latina en términos nietzscheanos, lo que implicaría deshacerse de la idea misma de América Latina en tanto sujeto, para concentrarse en la disección de sus fuerzas y en la potencia y miseria de sus pasiones.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Agradecimientos
  • Nota sobre los textos de Nietzsche
  • Introducción
  • Primera Parte: Literatura
  • Capítulo 1: Nietzsche contra un mundo de papel
  • Segunda Parte: Filología
  • Capítulo 2: El Nietzsche de Rafael Gutiérrez-Girardot
  • Tercera Parte: Filosofía
  • Capítulo 3: La vida como problema: Dilthey, Ortega y Gasset, Gadamer
  • Cuarta Parte: Moral
  • Capítulo 4: Compasión, sufrimiento y nihilismo
  • Bibliografía
  • Notas
  • Índice analítico
  • Obras publicadas en la colección

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Agradecimientos

Quiero dar las gracias en primera medida a Alejandro Kaufman por su apertura y acogida para dar inicio a este proyecto. A Emma Clarke, de Peter Lang, por su paciencia y comprensión, y por su ayuda siempre precisa y clave. A Germán Cano, por su generosidad y disposición para darle la bienvenida al manuscrito. Mónica Zuleta, Oscar Barragán y Ernesto Hernández han sido tres personas que con su creatividad, lucidez y afecto siempre están presentes en lo que escribo. Los textos de Bruno Bosteels siempre me acompañan. Varias personas me ayudaron a conseguir los libros y textos que no tenía aquí en Nueva York, y para con quienes siento una gratitud inmensa: Paolo Stellino, Martha Mantilla, Valentina Rosso, Fernando White, Santiago Rey, Claudia Franco, Luce, Lucero, Eddie, Tom, y sobre todo Elisa. Sobre todo agradezco, siempre, a Elisa y Múkaka. Sin ellas nada de esto hubiera sido como hasta ahora: alegre.

Este libro es para Tom, Loli, Eddie Mona y Cami, Elisa y Múkaka. ← ix | x →

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Nota sobre los textos de Nietzsche

Las citas de los libros de Nietzsche, y de sus fragmentos póstumos, se citan de acuerdo con la citación estándar, es decir, se referencia el numeral (apartado) en lugar del número de página. Las abreviaturas utilizadas son las siguientes:

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Introducción

Admiración e imprecisión son dos de los afectos que despierta el nombre Nietzsche, que sobrevive a sus intérpretes e interpretaciones, y a cualquier reducción semántica. Esto, según Peter Sloterdijk, es lo que lo convierte en un clásico. Más allá de su adscripción a un territorio o continente, Nietzsche trastocó, para lo mejor y para lo peor, la experiencia humana. Transformó el semblante del mundo, instaurando una perplejidad que a unos causa asombro, a otros fascinación, y a muchos, horror. Clásico sería entonces aquel capaz de interrumpir el sentido, irritar al exégeta, desubicar al conquistador dueño de territorios que grita que algunas cosas solo pasan en algunos países, comarcas, provincias. Después de Nietzsche, no se puede seguir siendo el mismo.

Nietzsche no ha dejado de morir en las manos de críticos, caudillos y sacerdotes. Revive, sin embargo, siempre, tanto o más que su verdad. La fuerza de su verdad, terrible, esquiva así mismo los vetos de la voluntad. Su verdad navega en el afuera, recorre la exterioridad en todas direcciones visitando continentes como el Yo para estallar su codiciada interioridad. En contra de una moral de la esperanza, Nietzsche realiza así una disección de las fibras morales preguntándonos todavía por cuál es el valor de nuestros valores. Hacia adelante, evita el optimismo ilustrado. Es decir que es nuestra propia idea de experiencia, de vida, la que tambalea en un desfiladero donde la verdad deja de ser una revelación o un cimiento, para ser algo más que un riesgo: la verdad atenta contra la cobardía de vivir, saludando la vida en su esplendor y miseria. Hacia atrás, muestra cómo la esencia, el origen y lo auténtico son narcóticos, inventos para deprimirse vitalmente: sedantes que duplican mundos, que inyectan realidades detrás de la realidad, mundos detrás del mundo.

Por eso el primer desencuentro de Nietzsche fue con Europa misma, al exponer su modo de ser no como autónomo y libre, sino como una moral de animal de rebaño, “al lado de la cual, delante de la cual, detrás de la cual son o deberían ser posibles muchas otras morales” (MBM, ← 1 | 2 → 202). Saliendo del continente europeo ¿qué morales aún no han llegado, que no sabemos si vendrán pues son inesperadas? “Habla el viajero”, dice Nietzsche, invocando aquel que “quiere llegar alguna vez a contemplar en lontananza nuestra moralidad europea, a fin de compararla con otras moralidades precedentes o futuras”, a saber, quien quiere una “libertad de toda ‘Europa’”: a tal efecto, “el viajero abandona la ciudad” (“CJ”, 380). Por eso para muchos Nietzsche es un viajero indeseable, al que había que enraizar a toda costa a Europa, y en especial a una patria, Alemania, aquella cuyo faro serían el servicio del trabajo, de las armas y del saber “en el seno de una misión espiritual” como más tarde quiso Heidegger (“La autoafirmación”, 14–15).

De ahí, de paso, que el encuentro con Nietzsche de un continente como América Latina, que ha buscado ansiosamente su verdad como esencia auténtica que pueda escapar al sufrimiento o la corrupción del capital, sea por lo menos un enigma. Su visita al continente latinoamericano adquiere el grado máximo de perplejidad. Sobre todo por la forma en que, de manera predominante, se asumió la relación con Europa, a sabiendas de que la “superioridad” europea no era más que una triste ficción encapsulada en la “‘Historia Universal’, que no es más que el ruido que se ha levantado en torno a los últimos acontecimientos” (Nietzsche, AU I, 18). Envuelta en un ropaje histórico lleno de fábulas, Europa se auto-elevó de provincia a universo, y puerilmente llevó a universal lo que era tan solo un instante: “ese período de tiempo ridículamente breve al que se ha dado el nombre de ‘Historia Universal’” (I, 18).

Precisamente porque al lado, detrás o delante de la moral europea son o deberían ser posibles otras morales, es que dicha moral se transfigura como universal: “Contra tal ‘posibilidad’, contra tal ‘deberían’ se defiende esa moral, sin embargo, con todas sus fuerzas: ella dice con obstinación e inflexibilidad: ‘¡yo soy la moral misma, y no hay ninguna otra moral!’” (MBM, 202). Lo curioso entonces es el ansia de tantos filósofos e historiadores latinoamericanos por hacer parte de esa historia universal, bajo la forma del reconocimiento o la inclusión. En efecto, de extremo a extremo del continente latinoamericano, de Leopoldo Zea a Enrique Dussel, pasando por Danilo Cruz Vélez, el delirio de ser reconocidos por el europeo no deja de rondar la escritura de lo que se ha llamado filosofía latinoamericana –en ← 2 | 3 → tres de sus vertientes centrales, la filosofía normalizadora (Francisco Romero), la corriente historicista (Arturo Ardao, José Gaos y Leopoldo Zea), y la filosofía latinoamericana de la liberación (Enrique Dussel). Al tiempo que buena parte de esa filosofía latinoamericana quería pensar y hablar en alemán, la otra parte quería ser incluida en el curso de la historia universal del pensamiento labrada en Europa. Querían, al final, un Hegel latinoamericano.1

Auto desprecio, entonces. Nietzsche, entretanto, escribía acerca de los moralistas que se quejan de los animales y hombres de presa como César Borgia, de esa “morbosidad en el fondo de esos monstruos y plantas tropicales”, de su “‘infierno’ congénito”: “¿No parece como que hay en estos un odio contra la selva virgen y contra los trópicos? ¿Y que el ‘hombre tropical’ tiene que ser desacreditado a cualquier precio, presentándolo, bien como enfermedad y degeneración del hombre, bien como infierno y autosuplicio propios?” (197). ¿Por qué? pregunta Nietzsche. ¿Por qué pasa eso? O mejor, para decirlo en sus palabras, respecto a esa sentencia, “¿qué dice acerca de quien la hace?” (187).

La visita de Nietzsche al continente llamado América Latina no podía entonces ser sino esquiva e incierta, en tanto la exterioridad que se abre en Nietzsche no es la de la exclusión, sea de la historia universal, o del rumbo del mundo. Es un afuera donde no cabe la súplica del reconocimiento. Con Nietzsche se abre el duelo de la experiencia de lo auténtico versus la novedad, de lo histórico frente a lo intempestivo. Antes que la historia, lo prehistórico que emerge como línea inconsciente que escapa a la investigación metódica y clarificadora que construye herencias sensatas y humanistas: por ello se halla poblada de bajeza, de cosas insoportables e inefables, humanas, muy humanas, pues “no solo la razón de milenios –también su demencia hace erupción en nosotros. Peligroso es ser heredero” (ZA “De la virtud que hace regalos”, 2).

Details

Pages
XII, 182
ISBN (PDF)
9781787076129
ISBN (ePUB)
9781787076136
ISBN (MOBI)
9781787076143
ISBN (Softcover)
9781787072732
DOI
10.3726/b11181
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2018 (February)
Keywords
Nietzsche América Latina Genealogía Pensamiento Latinoamericano Moral Verdad Nihilismo
Published
Oxford, Bern, Berlin, Bruxelles, Frankfurt am Main, New York, Wien, 2018. XII, 182 p.

Biographical notes

Alejandro Sánchez Lopera (Author)

Alejandro Sánchez Lopera es doctor en Lenguas y Literaturas Hispánicas por la Universidad de Pittsburgh. Actualmente es profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad El Bosque de Bogotá. Su libro José Revueltas y Roberto Bolaño. Formas genéricas de la experiencia fue publicado en 2017. También ha coeditado los siguientes libros: Gilles Deleuze, flores a su tumba (2017); Por otras políticas de la verdad en América Latina (2016) y Actualidad del sujeto. Conceptualizaciones, genealogías y prácticas (2010).

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