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Pablo Neruda en el espejo del socialismo

Destino(s) literario(s) en Europa Central y del Sureste durante la Guerra Fría

by Ilinca Ilian (Volume editor) Maja Šabec (Volume editor)
©2024 Edited Collection 432 Pages

Summary

¿Qué perdura de la poesía de Neruda en el siglo XXI? Concebido como un homenaje a Pablo Neruda a cincuenta años desde su muerte y a ciento veinte desde su nacimiento, este libro se propone desmalezar el camino hacia una lectura actualizada de su poesía, estudiando su recepción en las culturas del espacio socialista europeo durante la Guerra Fría. Los quince artículos aquí reunidos presentan la construcción de la fama de Neruda en la Unión Soviética, el Bloque del Este y Yugoslavia y ponen de manifiesto la contribución de los traductores y actores culturales de estos países en la mundialización de la obra nerudiana. Desde las perspectivas ofrecidas por tantos campos culturales particulares, se indagan las deformaciones y tergiversaciones de una ilustre figura literaria del siglo XX, efectuadas principalmente en nombre de las ideologías, pero también en función de las fluctuaciones del gusto y del discurso sobre el valor literario.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Autores
  • Comité científico de este volumen
  • Introducción: Relectura de Pablo Neruda desde la Europa Central y del Sureste
  • 1. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
  • 1.1 Pablo Neruda en la República Socialista Federativa Soviética de Rusia
  • 1.2 Pablo Neruda en la República Socialista Soviética de Georgia
  • 1.3 Pablo Neruda en la República Socialista Soviética de Moldavia
  • 2. El Bloque del Este
  • 2.1 Pablo Neruda en la República Popular Socialista de Albania
  • 2.5 Pablo Neruda en la República Democrática Alemana
  • 2.6 Pablo Neruda en la República Popular de Bulgaria
  • 2.7 Pablo Neruda en la República Socialista Checoslovaca: el ámbito checo
  • 2.8 Pablo Neruda en la República Socialista Checoslovaca: el ámbito eslovaco
  • 2.9 Pablo Neruda en la República Popular de Hungría
  • 2.10 Pablo Neruda en la República Popular de Polonia
  • 2.11 Pablo Neruda en la República Socialista de Rumania
  • 3. La República Federativa Socialista de Yugoslavia
  • 3.1 Pablo Neruda en la República Socialista de Croacia
  • 3.2 Pablo Neruda en la República Socialista de Eslovenia
  • 3.3 Pablo Neruda en la República Socialista de Macedonia
  • 3.4 Pablo Neruda en la República Socialista de Serbia
  • Lista de imágenes

Introducción: Relectura de Pablo Neruda desde la Europa Central y del Sureste

Ilinca Ilian

En 1999 la Universidad de Alicante acogía un encuentro académico en el que un grupo de distinguidos especialistas de la obra de Pablo Neruda homenajeaba al poeta chileno “con la perspectiva de 25 años”. Cómo se lee su obra 25 años después de su fallecimiento y si Neruda es un poeta para el siglo XXI eran las dos preguntas en torno a las cuales se articuló el debate organizado por José Carlos Rovira y protagonizado por varios de los más importantes nerudistas del momento, entre ellos Hernán Loyola, Alain Sicard, Giuseppe Bellini, Selena Millares o Teodosio Fernández, cuyas contribuciones se recogieron en el primer número de la revista América sin Nombre (título de hecho inspirado en un verso nerudiano).

Veinticinco años, al fin y al cabo, no es tanto (y efectivamente varios participantes evocaban encuentros personales con el poeta). En aquel momento, los principales acontecimientos advenidos desde la muerte del poeta y subrayados por los estudiosos eran, en el plano de la Historia, la desaparición del mundo socialista, y, en el plano de las ideas, la reflexión en torno al posmodernismo visto como abandono de los proyectos de amplio alcance y pérdida de la utopía. Neruda, gran defensor hasta su muerte del socialismo, no asistió a su implosión, pero —como lo demostró Hernán Loyola— sí había prefigurado el clima de escepticismo posmoderno, a partir de un momento cifrado en Estravagario en que se acusa “la pérdida de aquel sentido de progresión y desarrollo —de marchar hacia una meta deseada—” que había marcado su trayectoria vital hasta aquel momento (ASN: 29). ¿Qué va a perdurar de la poesía de Neruda en el siglo XXI?, pregunta el organizador del coloquio y las respuestas son variadas: en unos tiempos “no tan buenos para la lírica”, aventura Teodosio Fernández, a los conocedores puede que todavía les atraiga su poesía tardía —más escéptica, insegura y reflexiva—, mientras que el público amplio seguirá leyendo “todos los días” Veinte poemas de amor y una canción desesperada (87). Sin duda, no perdurará el poeta-vate, el poeta del tipo decimonónico, el poeta mitificado, postula Alain Sicard, pero sí tendrá vigencia su mensaje, especialmente el mensaje de lucidez “posterior a los años 60” unido al mensaje de la esperanza en tanto “dimensión fundamental de la Humanidad” (88). Neruda y Vallejo quedarán en el siglo XXI, afirma —aunque con bastante precaución— Giuseppe Bellini, por “esta capacidad de suscitar un sinfín de sensaciones a partir de pocas palabras o pocos versos” (87). Hernán Loyola, el gran biógrafo e incomparable exégeta, se manifiesta con mayor seguridad:

Neruda fue un universo, o para decirlo en términos más domésticos, la idea del “poeta alcachofa” que tiene una hojita para cada uno de nosotros. Si uno tiene las obras completas de Neruda, en cualquier estado de ánimo puede dialogar con él en soledad y encontrar una esperanza, si es una pena de tipo sentimental, o simplemente una reflexión. Neruda desarrolla tantas facetas en su vida y en su poesía, que tiene efectivamente un mensaje para cada uno de nosotros y en cada una de las circunstancias (88).

A esta idea nos adherimos todos los que contribuimos a este volumen, así como a la idea expresada en la misma mesa redonda por Selena Millares: “lo que sí puede hacerse necesario con los nuevos tiempos es una lectura ‘omnívora’, desprejuiciada, de Neruda que prescindiera de todas esas mutilaciones y carnicerías que se le han hecho a lo largo de este siglo, según los intereses de cada momento” (88).

El presente volumen aparece a una distancia de veinticinco años desde el mencionado homenaje celebrado en Alicante y otros veinticinco más desde la muerte del poeta chileno y lo concebimos como un homenaje que le rendimos a cincuenta años de posteridad, así como a ciento veinte años desde su nacimiento en 1904. Nuestra ambición no es otra sino contribuir a la mencionada lectura “‘omnívora’, desprejuiciada” señalada como tarea para los investigadores del siglo XXI desde un ángulo que ha venido cobrando importancia en este lapso de tiempo, esto es, desde el concepto amplio de World literature y que, a partir de los trabajos seminales de Pascale Casanova, Franco Moretti y David Damrosch, no ha dejado de cuestionar las relaciones que se tejen entre el valor de una obra, su circulación dentro de la propia área lingüística y su transformación enriquecedora a través de las traducciones. Este paradigma nos sirve por el énfasis que pone en la compleja red de gatekeepers —editores, traductores, reseñadores, agentes culturales de varia índole— sin la mediación de la cual esta obra no llegaría a integrarse en un circuito universal1. Lo que nos propusimos fue contribuir a esta deseable lectura “desprejuiciada” —siempre in fieri— de la poesía de Neruda, estudiando su recepción en las culturas del espacio socialista europeo, con la conciencia de que en la actual etapa de investigación sobre la literatura el valor intrínseco de una obra no se puede postular fácilmente. A saber, para acercarnos a la respuesta sobre su pervivencia en el siglo XXI, no podemos dejar de indagar las anteriores “carnicerías y mutilaciones” mencionadas por Millares, efectuadas principalmente en nombre de las ideologías, pero también en función de las fluctuaciones del gusto y del discurso sobre el valor literario. De lo que se trata, pues, es de adentrarnos en los recovecos de la construcción de su fama mundial en el siglo XX y evidenciar de la forma más objetiva posible la contribución de los países del ámbito socialista en la mundialización de la poesía nerudiana y especialmente la labor de los traductores que cooperaron —a distancia y en general sin conocerse directamente— en la transformación de un poeta proveniente de un lejano —“periférico”— país suramericano en una de las figuras centrales de la lírica del siglo XX, encumbrado por el Nobel de literatura otorgado en 1971.

Marco teórico

Si tomamos como definición de la literatura mundial la corroboración de las dos fórmulas ya clásicas propuestas por David Damrosch —“World literature is writing that gains in translation” y “World literature is an elliptical refraction of national literatures” (2003: 281)—, creemos que existen pocos casos más ilustrativos para estudiar directamente cómo funciona la mundialización de una obra y, con ella, de toda una literatura, en este caso latinoamericana. En otras palabras, el “universo” Neruda representa uno de los terrenos más adecuados para realizar una comparación de los procesos de asimilación, reconfiguración, apropiación y tergiversación que, a través de la traducción, se realizaron en cada uno de los espacios nacionales con respecto a una obra que contribuyó en máxima medida a la apertura del diálogo entre dos regiones del mundo cuyos contactos anteriores fueron casi inexistentes. Es un diálogo propiciado por una Guerra Fría que, desde hace una década, viene leyéndose no solo como división del orbe en dos bloques rivales, sino también como una incomparable oportunidad de acercamiento entre unas culturas del mundo antaño muy alejadas, periféricas en muchos casos, de tal manera que una de las características más llamativas de esta lectura es que no se basa en la polaridad entre una cultura “central” dominante con respecto a otra “periférica” imitativa2. Este cariz es importante porque de por sí tambalea la concepción dicotómica entre un centro y una periferia cultural de la cual la literatura mundial en tanto disciplina académica tan difícilmente puede desprenderse. Se trata pues de un intercambio cultural entre “periferias”, cuya necesidad ha sido señalada entre otros por Diana Roig-Sanz y Reine Meylaerts cuando advierten que “there is still a lot of research to be done with regard to inter-peripheral literary exchanges” (2018: 2) y que representa la preocupación principal del grupo de investigación reunido bajo la dirección de Emilio J. Gallardo-Saborido en el proyecto Escritores latinoamericanos en los países socialistas europeos durante la Guerra Fría3. Asimismo, tiene una relevancia particular, por probar de forma incontrovertible que la mundialización de las letras latinoamericanas se ha producido en estos espacios “marginales” con más de una década de antelación frente a su consagración por las instancias “centrales” —París, Nueva York, Barcelona— a través del boom, en los años 19604.

Además, el carácter relativo del “centro” y “periferia” se hace evidente al transportarnos a un período como el de la Guerra Fría en que los escenarios culturales que hoy, desde una tenaz perspectiva occidentalocéntrica, se conciben como periféricos (la URSS, el bloque socialista y Yugoslavia) estaban, en realidad, lejos de serlo. No se trata solo de la institución del Premio Stalin (a partir de 1957, Lenin) de la Paz, la réplica soviética del Nobel, con el cual, entre 1950 y 1983, fueron galardonados veintitrés personalidades culturales latinoamericanas (Rupprecht 2005: 145), sino sobre todo de la masiva traducción de obras latinoamericanas iniciada desde finales de los años 1940 en esta parte del mundo y el correlativo diseño de un canon de literatura mundial latinoamericana de corte comunista que interferirá constantemente con el canon “capitalista” que se configura en los países occidentales en el mismo período. En la selección de los autores traducidos el factor político tiene sin duda un mayor peso en el mundo socialista, pero eso no significa que el valor estético esté por completo supeditado a las cortapisas ideológicas y que el reconocimiento del que goza un autor en el frente soviético carezca de mérito por no ser avalado también por “Occidente”. Así, para dar un solo ejemplo, Vallejo, muerto en París en 1938, había sido “descubierto” en Francia hacia finales de los años 1950 (Breysse-Chanet y Salazar 2022), mientras que su nombre, asociado, eso sí, a su posicionamiento político, era ya sonoro en el mundo socialista. Además, en una atmósfera tan cargada de ideología como la de la Guerra Fría, donde el espectro de las posturas ideológicas asumidas por los intelectuales y artistas de los dos frentes hallados en contienda es tan amplio y complicado, resulta muy arduo distinguir netamente entre las motivaciones políticas y estéticas a la hora de promover a cierto autor o a otro.

El caso de Neruda, de hecho, es el más ilustrativo desde este punto de vista, y esperamos que el estudio de las selecciones que se han hecho de su obra a lo largo de las diferentes fases del período socialista, la atención o descuido puestos en las traducciones de sus obras, las valoraciones de sus variados poemarios realizadas por los críticos de esta parte de Europa contribuyan a esclarecer parcialmente este conglomerado de motivaciones estético-políticas que lo han convertido en el primer poeta latinoamericano mundial. Al fin y al cabo, así como enseña André Lefevere, la fama literaria no se puede achacar solo al valor intrínseco de una obra y tampoco a la “suerte” o “destino”, sino que deriva de la reescritura en el más amplio sentido, siendo la traducción “the most obviously recognizable type of rewriting and […] potencially the most influential because it is able to project the image of an author and / or a (series of) work(s) in another culture, lifting that author and / or those works beyond the boundaries of their culture of origin” (1992: 9). Nos interesan pues las “reescrituras” a través de sus traducciones y lecturas críticas que en la Europa Central y del Sureste se han hecho de una personalidad tan multifacética, característica que ha remarcado Dunia Gras: “Neruda es uno y es muchos [….], un ser híbrido, complejo, en el que persona y personaje se confunden, sus máscaras son múltiples (y superpuestas), su imagen cambia dependiendo del interlocutor y de la mirada que lo captura” (2009: 110). Dicho en otros términos, el caso de Pablo Neruda, autor de una poesía tan desconcertantemente proteica, ilustra de la manera más convincente las metamorfosis que sufre una obra literaria por su aclimatación en un paisaje cultural distinto, según la “regla” enunciada por David Damrosch, “a literary work manifests differently abroad than it does at home” (2003: 6). A esta “regla” A. Y. Smith le da una formulación más precisa al observar que este traslado de una cultura a otra produce más bien una autorreflexión, igual que en la antropología, donde “[the] studies of the other are most often more revelatory of the self than of the other ostensibly studied” (2017: 758). Así, por una parte, nos interesa poner de manifiesto la autorreflexión de las culturas del ámbito europeo socialista que se produce a través de la recepción de Neruda, porque esta se puede ver como un verdadero revelador de las dinámicas y tensiones que sustentan cada campo cultural nacional, ya que sus cambiantes figuras poéticas evidencian las similitudes y las muchas más diferencias que existen entre las culturas entradas desde 1945 bajo la esfera de influencia soviética. Por otra parte, esperamos ofrecer a los especialistas de la literatura latinoamericana / chilena / nerudiana una detenida aproximación a las reescrituras (en el sentido acuñado por Lefevere) que de su obra se han hecho en el mundo socialista, dado que si bien siempre se ha enfatizado la intensa relación del poeta con este espacio, la reunión de unos estudios dedicados directamente a este tema no ha existido hasta la fecha.

Capital simbólico vs. capital político de Neruda

Sin pretender agotar un tema de una extensión ilimitada, que forma parte de los muchos trabajos monográficos sobre la trayectoria vital y literaria de Neruda, consideramos necesario señalar que en el momento en que Neruda penetra en las literaturas de Europa del Este, a finales de los años 1940, no se puede negar que goza de una fama bien asentada en varios países occidentales, sin que se pueda considerar todavía un poeta “central”. La publicación de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, con poco menos de 20 años de edad, le granjea al poeta un éxito “de público” en su país natal, tan alejado no obstante en aquel momento de los centros de consagración mundial. Estos poemas que, en palabras de Emir Rodríguez Monegal, “sustituirán a las Rimas de Bécquer o a ciertos poemas de Darío en el diálogo erótico de quienes no tienen capacidad propia de creación” (1966: 46), serán sin duda leídos y apreciados, si bien bastante exageración se puede sospechar en la imagen acerca de su recepción que ofrece uno de los más allegados amigos de juventud del vate: “González Vera ha contado cómo, pocos días después de su publicación, era posible ver en todas partes —parques, cervecerías, tranvías, estaciones del ferrocarril— a muchachas y muchachos leyendo y hasta aprendiendo de memoria los veinte poemas mágicos y su coda” (Loyola 2014: 89). En un testimonio de 1974 de Cortázar sobre el impacto en Argentina de este libro de poemas igual se olfatea cierto afán de encumbrar póstumamente al poeta recién fallecido que los autores centrales del boom habían tratado con bastante condescendencia: “ese poeta que bruscamente nos devolvía a lo nuestro, nos arrancaba a la vaga teoría de las amadas y las musas europeas para echarnos en los brazos a una mujer inmediata y tangible, para enseñarnos que un amor de poeta latinoamericano podía darse y escribirse hic et nunc, con las simples palabras del día” (Cortázar citado por Loyola 2014: 89).

En todo caso, esta fama, consolidada por la publicación de otros dos libros más cercanos a la corriente (“central”) vanguardista —El hondero entusiasta y Anillos—, parece haber sido suficiente en aquellos tiempos para que un joven de 23 años, sin formación universitaria terminada, hubiera recibido un cargo de cónsul de elección en Rangún, Birmania, y con esto ingresara en el mundo de la diplomacia que, años más tarde y pertrechado de un estatuto de poeta mayor gracias a la publicación de Residencia en la tierra en 1933, lo llevará a Madrid donde por fin encontrará el medio más favorable para que su fama se dispare a nivel internacional.

La confraternidad con Lorca, Alberti y con toda la plana mayor de la generación del 27 representa la integración del poeta chileno en un grupo que lo admira, lo sostiene y lo promociona, lo cual es fundamental para que el nombre de Neruda, en este momento asociado principalmente con Residencia en la tierra, cobre cada vez mayor resonancia. En Caballo verde para la poesía, la revista cuya dirección le ha sido ofrecida por los amigos españoles, publica en 1935 su conocido manifiesto “Una poesía sin pureza” donde deja en claro su estética opuesta a la poesía pura de Juan Ramón Jiménez —el cual más tarde se vengará dándole el memorable calificativo de “gran mal poeta”— e influye directamente en el curso de las letras españolas. Emir Rodríguez Monegal, que presta una gran atención a los detalles ligados a la construcción de la fama, comenta así la carta que los jóvenes poetas españoles más importantes del momento firman para defender a Neruda de los ataques dirigidos en su contra por Huidobro:

Ni siquiera Rubén Darío en su segundo viaje a España recibió el cariño y la adhesión, el reconocimiento explícito, que ahora recibe este otro hijo del Nuevo Mundo americano. La publicación completa de Residencia en la tierra, que realiza Cruz y Raya en dos volúmenes (1935), es un éxito. Hasta en París, tan reticente para todo lo extranjero, Le Mois recoge en su reseña correspondiente a noviembre de 1935 un breve juicio sobre el libro, en que se lo califica de “la publicación más importante del año”. Para completar el lanzamiento de Neruda en el nuevo medio español, se hace una edición de los Veinte poemas de amor bajo el título de Primeros poemas de amor. Desde los Estados Unidos le saluda estos mismos días el estudio de Concha Meléndez (publicado en la importante Revista Hispánica Moderna, de la Columbia University, New York, 1936) en que se traza su primera biografía, con abundante material iconográfico, y se realiza el primer estudio crítico serio de su naciente obra (1966: 85–86).

La trágica Guerra Civil, que marcará para siempre al poeta por los ríos de “sangre en la calle” y, según se ha venido repitiendo muchas veces y el poeta mismo lo confirma en sus memorias, lo hará cambiar de rumbo poético e ideológico, lo sorprende pues en un momento de innegable ascensión en cuanto a su proyección internacional como poeta y este capital simbólico tendrá la ocasión de convertirse pronto en capital político, lanzándole a la mundialización. Sin embargo, según muestra convincentemente Hernán Loyola, su adhesión a la postura combativa y a la causa comunista se acusa antes del estallido de la conflagración española y se relaciona con su participación en calidad de representante de Chile en el Congreso por la Defensa de la Cultura organizado en París en junio de 1935 y auspiciado por la Internacional Comunista y el Partido Comunista Francés. Loyola presenta con detenimiento los antecedentes y las implicaciones políticas de este congreso entre cuyos principales iniciadores se encuentran Ernst Bloch, André Malraux, Paul Nizan e Iliá Ehrenburg, redactores del primer llamado dirigido a los escritores para unir sus fuerzas contra el peligro representado por el Gobierno nazi instalado en Alemania. Neruda formará parte, junto con Raúl González Tuñón y Armando Bazán, de la delegación latinoamericana y su insigne biógrafo comenta así este momento:

Details

Pages
432
Year
2024
ISBN (PDF)
9783034349055
ISBN (ePUB)
9783034349062
ISBN (Softcover)
9783034349024
DOI
10.3726/b21802
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2024 (April)
Keywords
Pablo Neruda recepción países socialistas europeos Guerra Fría
Published
Bern, Berlin, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2024. 432 p.

Biographical notes

Ilinca Ilian (Volume editor) Maja Šabec (Volume editor)

Ilian Ilinca es Profesora de Estudios Hispánicos en la Universidad del Oeste de Timişoara, coordinadora de la Red de Hispanistas de Europa Central y directora de sua revista Colindancias. Sus investigaciones se centran en la literatura latinoamericana del siglo XXI y en las relaciones culturales entre los países latinoamericanos y el antiguo Bloque socialista. Profesora de literatura española e hispanoamericana en la Facultad de Letras de la Universidad de Liubliana. Su investigación se centra en la literatura española, la traducción y recepción de la literatura hispánica en Eslovenia.

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