El título del poema y sus efectos sobre el texto lírico iberoamericano
Homenaje al profesor Georges Güntert en su 80 cumpleaños
Summary
Los estudios de este volumen son el resultado del Congreso internacional sobre el título del poema celebrado en la Universidad de Zúrich del 22 al 24 de mayo de 2018, y están a cargo de renombrados especialistas que se adentran, con rigor, en este campo hasta el momento escasamente explorado por la crítica, ahondando en la obra de poetas canónicos de toda Iberoamérica: desde la lírica galaico-portuguesa a Pablo García Casado, pasando por Camoes, Antonio Machado, Pablo Neruda, Nicanor Parra, Octavio Paz, Alí Chumacero, Jorge Luis Borges, Gabriel Aresti, Jaime Gil de Biedma, Claribel Alegría, Carlos Drummond de Andrade, Luis Alberto de Cuenca y un largo etcétera. Los trabajos centran su esfuerzo en indagar los efectos del título sobre el cuerpo del poema, pero también algunas de sus variedades más conocidas (por ejemplo, los títulos "Ars poética" o "Sin título"), evidenciando la sorprendente evolución que experimenta este peritexto desde principios del siglo XX.
Excerpt
Table Of Contents
- Cubierta
- Título
- Copyright
- Sobre el editor
- Sobre el libro
- Esta edición en formato eBook puede ser citada
- Índice
- Preliminar
- Josep Besa: El título como problema. Etapas de un proceso de resolución
- Georges Güntert: El valor sugestivo de los títulos: la cuestionable influencia de Verlaine sobre un poema juvenil de Antonio Machado
- Pedro Ruiz Pérez: Las personas del título en Jaime Gil de Biedma
- Itzíar López Guil: Las afueras del poema en la obra inicial de Pablo García Casado
- Rosa Maria Martelo: Os títulos na poesia com referências intermediais
- Jorge Chen Sham: Título, intertextualidad y onomástica femenina del mito grecolatino en Claribel Alegría
- Maria Ana Ramos: Título de poema. Lugar de memória literária
- Laura Scarano: Arte poética: avatares de un título modélico
- Lorena Ventura Ramos: Tópico y narración: efectos y funciones del título en algunos poemas de Alí Chumacero
- Gilda Aída Meclazcke: Efectos del título en algunos poemas borgeanos
- Miguel Ángel García: Títulos comprometidos. La poesía civil de Rafael Alberti
- Eduardo Sterzi: O ausente de todos os poemas (sobre A rosa do povo, de Carlos Drummond de Andrade)
- Peter Fröhlicher: Virtudes del título en la obra poética de Octavio Paz
- Yvette Sánchez: Doble condensación: los micropoemas y sus prominentes títulos
- Eduardo Jorge de Oliveira: ‘Sem-título’. Uma leitura da virada icônica e do pensamento pelas imagens através da poesia contemporânea no Brasil
- Juan José Lanz: En los umbrales del poema: título y paratexto contextual. Algunos casos contemporáneos
- Jon Kortazar: Abecedario y títulos en Harri eta Herri/Piedra y Pueblo (1964) de Gabriel Aresti
- Larissa Binder, Yoselin Henriques, Roberto C. Mejías y Sof ia Sabatini: Apéndice 1: Conversación con Ana Merino, Javier Fernández y Pablo García Casado
- Larissa Binder, Yoselin Henriques, Roberto C. Mejías y Sof ia Sabatini: Apéndice 2: Entrevistas a poetas
Preliminar
Los estudios que aquí se recogen, convenientemente revisados y modificados, fueron presentados en forma de comunicación los días 22, 23 y 24 de mayo de 2018, durante el Congreso Internacional “El título del poema (sus efectos sobre el texto lírico iberoamericano)”, que tuve el honor de organizar en la Universidad de Zúrich con la colaboración de mis compañeros Maria Ana Ramos, Rita Catrina Imboden y Jorge Eduardo de Oliveira. El orden de los artículos de este volumen responde al que siguieron las intervenciones académicas en dicho encuentro donde, amén de varias decenas de estudiosos, se dieron cita también once poetas de la Península Ibérica y de Latinoamérica: Ana Merino, Pablo García Casado, Virna Teixeira, Jorge Chen, Eduardo Jorge de Oliveira, Lorena Ventura Ramos, Javier Fernández, Itzíar López Guil, Ana Luisa Amaral, Rosa Martelo y Manuel Vilas.
Con la organización del congreso en 2018 me proponía, en primer lugar, conmemorar la feliz ocasión del 80 cumpleaños de mi querido maestro, el Prof. Dr. Georges Güntert, profundo conocedor de las literaturas española y portuguesa, excelente estudioso de su poesía e impecable hablante de ambas lenguas. El puente entre Georges Güntert y el tema elegido para el congreso lo constituía mi propia experiencia investigadora: en tanto que discípula directa suya, a lo largo de mi carrera había realizado multitud de análisis discursivos de poemas hispánicos a través de los cuales me había llamado poderosamente la atención la progresiva importancia que, durante los siglos XX y XXI, adquirirá el título en la construcción del sentido poemático, un paratexto no muy atendido hasta el momento por la crítica iberoamericana. Precisamente por eso, porque las enseñanzas de Georges Güntert me habían llevado a interrogarme acerca de la evolución y funciones que cumplen los títulos de los poemas en la poesía iberoamericana, decidí, con el acuerdo unánime de mis compañeros, dedicarle a él aquellas jornadas de estudio y también su resultado, este libro, que recoge el esfuerzo investigador y literario de tantos y tan magníficos especialistas.
Aunque este paratexto no pasó desapercibido en la antigüedad, la titulogía, bautizada de este modo por Duchet en 1973, es una disciplina ←9 | 10→de creación reciente, que nace y recibe cierto impulso en la segunda mitad del siglo XX, especialmente en los años 70 y 80, gracias a los trabajos de quienes comúnmente son considerados sus fundadores (De Hoeck, Kantorowicz y Genette). En los últimos tres decenios el número de trabajos dedicados al estudio y análisis del título literario se ha multiplicado en el ámbito internacional, si bien la mayor parte centra su enfoque teórico y analítico en el estudio de títulos de libros, a menudo pertenecientes casi exclusivamente al género prosístico. Resultan realmente escasos los trabajos centrados en el título en poesía dentro del ámbito de la literatura peninsular: salvo alguna tesis dedicada recientemente al estudio de los títulos de los poemarios de un determinado poeta español, y algún artículo que elabora, en pocas páginas y de forma provisional (e insuficiente, según admite el propio autor), una propuesta clasificatoria, lo cierto es que la única referencia realmente insoslayable en lo tocante al título del poema en el ámbito peninsular es la de Josep Besa Camprubí, El títol del poema. Una tipologia dels efectes del títol en el text, (Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 2005; el libro está agotado, pero recoge los resultados de su Tesis Doctoral consultable en la red). En este trabajo, el único de importancia hasta el momento en el ámbito español, Besa revisaba las propuestas tipológicas de mayor relevancia, para acabar perfilando una tipología propia sobre la base de la de Levinson, que perfeccionaría, y cuya eficacia confutó en una amplia muestra de poemas catalanes contemporáneos. En dicha tipología, Besa diferencia, en primer lugar, entre títulos de efecto neutral y no neutral, clasificando los de efecto no neutral en distintas categorías (focalizadores, temáticos, contrastivos, contextualizadores y mistificadores). Como, entre otras cuestiones, nuestro Congreso se proponía comprobar la utilidad de su tipología para la poesía iberoamericana, se le encargó a Besa abrir la primera jornada. A su aportación, que es un certero resumen de sus principales postulados tipológicos, le sigue la de Georges Güntert, cuestionando el carácter “neutral” de cualquier título. Nuestro homenajeado se centra en el estudio de un poema de las Soledades (1903) de Antonio Machado, cuyo título originario “Tarde” fue eliminado al pasar a formar parte de Soledades, galerías y otros poemas (1907): analiza tanto el texto machadiano como aquel verlainiano que la crítica cree su intertexto, reflexiona sobre los títulos que desaparecen de las Soledades de 1903 al integrarse en las de 1907, y concluye afirmando la necesidad de tener en cuenta en el análisis del título, no solo el cuerpo del poema, sino también el macrotexto en el que este se ve inserto. Pedro Ruiz Pérez, después de destacar la relativa ←10 | 11→modernidad del empleo de títulos en los poemas y reflexionar sobre sus funciones específicas con relación al cuerpo textual que designan, se centra en su exhaustivo empleo en Las personas del verbo de Jaime Gil de Biedma, uso que, según concluye Ruiz Pérez, contribuye decisivamente a la “construcción de un personaje sentimental, al incrementar el distanciamiento de su mirada” (Ruiz Pérez). Yo, en cambio, en mi estudio compruebo la utilidad de la tipología de Besa taxonomizando con ella los títulos de Las afueras, el primer poemario de Pablo García Casado, labor que, como creo mostrar, solo resulta fructuosa si, asimismo, se analiza e interpreta discursivamente su relación con el cuerpo poemático y con la macroestructura del libro. A continuación, Rosa Martelo enfoca su esfuerzo investigador en explicar cómo funcionan los títulos en los poemas con referencias intermediales, mientras que Jorge Chen prefiere centrarse el estudio de los títulos de un determinado tipo de poemas (aquellos dedicados a figuras femeninas del mito grecolatino) dentro de la obra específica de una sola autora: la poeta nica-salvadoreña Claribel Alegría (1924–2018). Maria Ana Ramos elegirá, sin embargo, hacer un recorrido histórico por las diversas formas y funciones del título, remontándose al incipit de la primigenia lírica europea (siciliana, provenzal) y, en especial, de las cantigas galaico-portuguesas, pasando por el Renacimiento (Os Lusíadas) y Barroco, para desembocar en el Romanticismo del siglo XIX y el Neotrovadorismo de principios del XX, con su reformulación de los íncipit medievales. Si Laura Scarano se ciñe a un solo título (Ars poetica) y estudia sus funciones y evolución a lo largo y ancho de Iberoamérica, Lorena Ventura y Gilda Meclatzke, se centran en el estudio del título en uno o varios poemas de dos autores concretos: Alí Chumacero y Jorge Luis Borges, respectivamente. A sus artículos sigue el trabajo de Miguel Ángel García quien, desde el convencimiento de que todos los títulos son comprometidos en tanto en cuanto “revelan un compromiso con un inconsciente ideológico en general y, de paso, con un inconsciente literario o poético”, apuesta por estudiar los títulos comprometidos de un poeta particularmente engagé, como lo es Rafael Alberti. Seguidamente, Eduardo Sterzi aborda desde una perspectiva cultural A rosa do povo de Carlos Drummond de Andrade, mientras que, a continuación, Peter Fröhlicher analiza discursivamente un buen número de títulos de la obra poética de Octavio Paz. Y si Yvette Sánchez prefiere elegir los títulos a estudiar en función de la extensión del cuerpo del poema, centrándose en los que denomina ‘nanopoemas’, Eduardo Jorge de Oliveira, muy sagazmente, focalizará su esfuerzo investigador en los poemas titulados ←11 | 12→“Sin título”. En penúltimo lugar, el extenso y fundamental trabajo de Juan José Lanz, tras una nutrida introducción teórica inicial en la que se afirma la perspectiva titulógica y la importancia contextual con que debe ser abordado el estudio del título de un poema, ofrece el análisis del título en varios poemas de poetas contemporáneos (Jaime Gil de Biedma, Guillermo Carnero, Luis Alberto de Cuenca, Manuel Vázquez Montalbán). Concluye la sección de estudios académicos el artículo de Jon Kortazar acerca de los títulos en la obra del gran poeta vasco Gabriel Aresti y se cierra el volumen con un Apéndice que recoge las entrevistas que mis alumnos hicieron a algunos de los poetas que participaron en el Congreso y cuya obra estaban estudiando y analizando ese semestre en mis seminarios: en ellas, a menudo, los creadores se pronuncian también acerca de la importancia que conceden al título dentro de su labor poética.
Por consiguiente y como puede deducir el lector de este breve resumen, la variedad de temas y enfoques de los trabajos con que este libro aborda el título del poema está servida; también es, a mi juicio, prueba indirecta del largo camino que aún queda por recorrer —en ello coincidimos todos durante el Congreso— hasta que las funciones y la evolución de este paratexto, fundamental en la construcción del sentido poemático, queden delimitadas y debidamente estudiadas en las literaturas iberoamericanas. Por ello sería una gran satisfacción para todos los autores de este libro que nuestro esfuerzo, un modesto paso dentro de ese periplo colectivo, animase a futuros estudiosos a adentrarse y a avanzar por esta escondida senda.
Itzíar López Guil
Universidad de Zúrich
El título como problema. Etapas de un proceso de resolución
Josep Besa
Universidad de Barcelona
El objetivo de mi texto es describir las etapas del trayecto que realicé para llevar a término la monografía sobre el título del poema que publiqué en 2005, fruto, a su vez, de mi tesis doctoral, defendida en la Universidad Autónoma de Barcelona en el año 2002. Desde entonces ha transcurrido ya más de una década, pero mi punto de vista actual sobre el título, y sobre el título en poesía en particular, es básicamente el mismo, y, si tuviera que volver a doctorarme con el mismo tema, la tesis resultante no sería, creo, muy distinta.
A lo largo de los años de investigación que dediqué a la elaboración de la tesis se me hizo harto evidente que el título es un objeto más escurridizo de lo que parece. Y pronto se me hizo evidente, asimismo, que para acorralarlo no era suficiente construir una tipología de relaciones entre el título y el texto en poesía, que era el objetivo final del trabajo. Para empezar, necesitaba una definición del objeto de estudio que fuera lo suficientemente ajustada y lo suficientemente comprensiva a la vez para que pudiera adherirme a ella sin reservas, y que constituyera un punto de apoyo sólido. Tenía claro que para encontrar esta definición no podía confiar en los diccionarios al uso, porque este tipo de documentos no suelen considerar la especificidad del título en la comunicación literaria, que es lo que a mí me interesaba, y que, en cualquier caso, tenía que consultar diccionarios de términos literarios. No me sorprendió que la mayoría de estos diccionarios no inventariasen el título, porque, a fin de cuentas, el título no es, propiamente, un término literario, pero sí me sorprendió el hecho de que aquellos diccionarios que sí lo inventariaban diesen de él una definición en la que algunos de los mismos títulos que formaban parte de la explicación no encajaban. Eso es lo que ocurría, sin ir más lejos, con el Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria de ←13 | 14→Ángelo Marchese y Joaquín Forradellas (1986). Según este diccionario, el título es “una especie de información catafórica o condensadora del mensaje íntegro que preanuncia y al cual remite” (404–405). Pero a tal definición no se ajustan muchos de los títulos que mencionan los mismos autores, como, pongamos por caso, el del film de Buñuel Un chien andalou, y del que se nos dice justamente que “se separa del contenido para […] no señalar absolutamente nada” (405).
La definición que necesitaba la encontré en el primer capítulo del libro de Harald Weinrich, Lenguaje en textos (Weinrich 1976). Es una definición que no menciona conceptos a los que todos nosotros estamos acostumbrados, como contenido, asunto, tema, o, por citar aquellos en los que se basan Marchese y Forradellas en su definición del título, información o mensaje, y que, desde este punto de vista, puede ser considerada una definición extravagante. Según esta definición, pues, el título es una instrucción macrolingüística de expectativas (Weinrich 1976: 17). La fórmula me agradó porque, gracias al carácter activo y dinámico de las nociones de instrucción y de expectativa en que se sustentaba, daba del título una imagen energética e interactiva que se correspondía plenamente con la forma en que yo entendía que actuaba el título en la mente del lector. Y también me agradó porque de ninguna manera presuponía que las expectativas que el título suscitaba se cumplirían en el curso de la lectura del texto, pues de estas expectativas se afirmaba únicamente que existían. En definitiva, no era una definición “optimista” como las otras, que daban la espalda a títulos como Un chien andalou, es decir, a títulos que no eran ni pretendían ser un espejo del texto (una imagen fiel del texto, aunque fuera una imagen en miniatura). Igualmente certera, pero menos elaborada y madura, es la idea de Roland Barthes, expresada en su S/Z, de que el título es un enigma (Barthes 1970: 24), y la de Jacques Derrida según la cual el título está siempre suspendido, en suspenso (Derrida 1970: 221).
Evidentemente, la bondad de una definición se mide no solo por aquello que dice, es decir, por sí misma, sino también por aquello que hace posible, por los caminos que nos invita a iniciar, e incluso por las teorías explicativas en las que se puede integrar o articular. Afirmar que el título es una instrucción macrolingüística de expectativas es tomar partido por la figura del lector, pues es el lector quien se forma unas expectativas determinadas a partir de las “señales” o los “signos” que el título le envía, y por lo tanto adherirse a una definición del título como la de Weinrich conduce a explorar las operaciones que constituyen la ←14 | 15→actividad de la lectura. Para dicha exploración me fueron de gran ayuda sendos trabajos de Wolfgang Iser de los años 1970 y 1972, el primero sobre la estructura apelativa de los textos de ficción, y el segundo sobre el proceso de la lectura. Iser no menciona el título en ninguno de estos trabajos, pero sin duda reclama su incorporación su idea de que los textos contienen “lugares de indeterminación” que apelan a la intervención creativa del lector: en efecto, el título no es sino un elemento más de indeterminación, en la medida en que es una instrucción de expectativas que el lector no sabe si el texto satisfará o frustrará.
En el intento de acorralar a este objeto escurridizo que es el título también me ayudó el convencimiento de que, además de obtener de él una definición satisfactoria, era necesario que precisara lo que podríamos llamar su estatuto enunciativo. La idea de Mallarmé, según la cual el título es una voz que ensordece al texto (Mallarmé 1897: 387), se me había impuesto como una verdad desde el momento en que había tenido conocimiento de ella, pero era una verdad misteriosa y enigmática, poética incluso, y reclamaba desarrollo. Si el título era una voz, el texto también debía serlo, pero era evidente que estas dos voces no podían ser emitidas desde la misma instancia enunciativa. La instancia desde la que era emitida la voz del título era una instancia intermedia, aquella instancia que podemos decir que hace de puente entre el mundo extratextual y el mundo textual en el cual habla la otra voz, la voz del texto. Siguiendo el hilo de los escritos teóricos de Bertolt Brecht sobre el teatro épico, me pareció que el concepto de efecto de distanciamiento podía iluminar un poco más la cuestión, y llegué a la conclusión, creo que original, de que el título distancia al texto de una forma similar a la cual el actor que sigue las consignas brechtianas distancia al personaje que interpreta mostrando la falta de identificación entre sí y este personaje.
En esta fase de la investigación, pues, tenía tres cosas importantes, por lo menos importantes para mí: tenía una definición del título, tenía un examen de su papel en el proceso de la lectura, y tenía un dibujo de su estatuto enunciativo. Estas aproximaciones preliminares a mi objeto de estudio me ayudaron a tomar distancia de una de las presencias tutelares que me habían acompañado durante el proceso de elaboración del trabajo de investigación previo a la tesis (que en España llamamos, de una forma un tanto ridícula, tesina). La presencia tutelar a la que me refiero es la de Gérard Genette. En el año 1987, recordémoslo, Genette publica Seuils, un estudio de conjunto de los paratextos, es decir, los elementos que acompañan al texto, como la presentación exterior del volumen, el ←15 | 16→nombre del autor, el prólogo, el epígrafe y, claro está, el título, entre otros. De alguna forma, Genette nos hacía ver con su libro la necesidad de explorar estos elementos, y también que hacerlo podía ser estimulante. Pero, al mismo tiempo, la mirada panorámica a la que le obligaba la ambición de dar cuenta de elementos tan distintos (es decir, la necesidad de encontrar la unidad dentro de tanta diversidad) le hacía perder finura y agudeza en la percepción, y era la responsable de algunas afirmaciones que cada vez encajaban menos con la concepción que yo me iba formando del título. Así, por ejemplo, me resultaba difícil comulgar con la idea de que los paratextos tenían un carácter meramente transitivo e instrumental, como sostenía Genette, y aun me parecía más discutible que el mejor título fuera, como opinaba él, el título que sabe hacerse olvidar, el título transparente. En definitiva, en este punto Weinrich y Genette eran incompatibles, y no podía adherirme a ambos por igual: si, como tenía claro, el título era una instrucción macrolingüística de expectativas —de expectativas sobre el texto—, no podía al mismo tiempo asumir que el título fuera un paratexto como los otros, un elemento puramente instrumental y funcional.
Tomar distancia de Genette facilitó la entrada en la tesis de otra línea de pensamiento, la cual, en lugar de agrupar el título con los otros paratextos, lo hacía solidario de elementos del texto; más concretamente, de los elementos enmarcadores sobre los que había llamado la atención Iuri Lotman en el año 1970 en su influyente obra Estructura del texto artístico. Estos elementos enmarcadores o (como los acabarán denominando los estudios literarios de filiación francófona, usando una etiqueta de índole funcional) estratégicos son el inicio y el final del texto (más técnicamente, el íncipit y el éxplicit), y, en el caso específico del poema, se corresponden con el primer y el último verso, respectivamente. Sin embargo, no fue Lotman sino Philippe Hamon quien, cinco años después (en su trabajo Clausules), advirtió que el íncipit y el éxplicit no eran los únicos elementos enmarcadores de la obra literaria, y que el concepto lotmaniano de marco debía ensancharse para poder acoger elementos como el título. Evidentemente, el ingreso del título en el marco de la obra literaria, formando un conjunto con el íncipit y el éxplicit, le asignaba un estatuto que era del todo coherente no solo con la idea de que el título era una instrucción de expectativas sobre el texto, sino también con mi proyecto, que iba tomando forma, de construir una tipología de relaciones entre el título y el texto.
Llegado a este punto, era necesario afrontar todavía la cuestión de las funciones del título, a la que la bibliografía prestaba una atención ←16 | 17→casi obsesiva, y que parecía que también yo debía examinar. Aquí me reconcilié con Genette por la claridad con que trata la cuestión en Seuils, y partí de su planteamiento, según el cual el título tiene tres funciones (designativa, descriptiva y seductora), pero destacando la segunda de las tres, la descriptiva, que es aquella por la que el título, en principio, dice algo del texto, pues es esta la función de la que se desprende cualquier tipología de relaciones entre el título y el texto. A esta función, que Genette llama descriptiva, opté por llamarla “metalingüística” porque es una denominación que me permitía subrayar la naturaleza de enunciado en segundo grado que tiene el título por el mero hecho de ser un elemento que actúa necesariamente sobre otro enunciado que es el texto: de la misma forma que sin lenguaje no hay metalenguaje, del mismo modo se imponía afirmar que, desde un punto de vista funcional, sin texto no hay título. Además, y a diferencia de otros términos que había encontrado en la bibliografía, como el mismo “descriptiva” de Genette, “metalingüística” era un término lo suficientemente abierto y comprensivo como para incluir cualquier tipo de relación entre el título y el texto: servía tanto para títulos parciales como para títulos globales, tanto para títulos ortodoxos como para títulos extravagantes, tanto para Madame Bovary como para Un chien andalou.
El énfasis en la función metalingüística del título tenía otra virtud: me permitía adelantarme indirectamente a la crítica a los estudios de corpus de títulos, muy abundantes en la bibliografía, como lo son también los estudios de otras unidades relativamente fáciles de recolectar, inventariar y catalogar. Si gracias a su función metalingüística el título era, como he dicho antes, un enunciado en segundo grado, se soslayaba su razón de ser si se lo estudiaba independientemente del texto, porque estudiándolo así se lo convertía en un enunciado en primer grado, autónomo. Sea como fuere, y con la intención de mostrar la índole de este tipo de aproximaciones al título sin el texto, creí conveniente comentar algunas de ellas, como la que emprende Margherita Di Fazio en Il titolo e la funzione paraletteraria (donde la autora examina algunas series de títulos de obras paraliterarias), o la del Groupe μ, Titres de films (sobre un total de 4.074 títulos de películas).
Con todos estos fundamentos ya bien establecidos, había llegado la hora de empezar a afrontar el objetivo principal de la tesis, es decir, la construcción de una tipología de relaciones entre el título y el texto en poesía. He sugerido antes que construir una tipología de estas características me era necesario para acorralar el objeto de estudio. Y es ←17 | 18→que, en efecto, las tipologías no son otra cosa que mecanismos de control, porque nos hacen ver los fenómenos en un lugar determinado del ámbito observado, y, haciendo eso, de tales fenómenos nos muestran lo que podríamos llamar el radio de acción, es decir, el espacio en el que actúan, con sus límites. En el caso particular de una tipología de relaciones entre el título y el texto en poesía podemos esperar, por ejemplo, que la distinción entre diferentes tipos de relaciones entre el título y el texto pueda contribuir a frenar un poco la complacencia hermenéutica a la que se entregan ciertos analistas, que en un título determinado son capaces de leer poco menos que aquello que, en realidad, solo dice el texto, como si el título, de alguna forma, ya contuviera en germen toda una obra. Pienso, por ejemplo, en ciertas lecturas de Derrida, que es muy penetrante en sus consideraciones sobre el título en general (como lo que afirma de él en su estudio La double séance), pero que cuando se enfrenta a títulos concretos y los relaciona con el texto parece que nos quiera demostrar al precio que sea que no había mejor título que el que efectivamente escogió el autor (lo cual, por otra parte, es más bien poco derridiano). En este sentido, creo que se puede asegurar que una tipología nos puede ayudar a relativizar este tipo de especulaciones tendentes a demostrar la connivencia y la solidaridad entre ciertos títulos y ciertos textos, porque justamente lo que nos mostrará serán distintas posibilidades de titulación de un mismo producto.
La acción de tipologizar es connatural a los seres humanos. Esta acción, los humanos la realizamos muchas veces a lo largo del día, inconscientemente: cuando hablamos sobre las cosas, por ejemplo, no decimos que son ellas mismas, sino que las incluimos en clases o categorías más generales de las que forman parte o participan junto con otras cosas. No decimos, pongamos por caso, que el poema de Borges Laberinto es el poema de Borges Laberinto (excepto que pretendamos reírnos de la audiencia), sino que decimos, pongamos por caso, que el poema Laberinto nos gusta, y diciendo esto lo que hacemos es incluir el poema en la categoría “poemas que nos gustan”, lo que significa que el objeto poema contiene muchos elementos de los que, como mínimo, algunos nos gustan y otros, en cambio, no nos gustan. Quizá por eso, porque esta acción de tipologizar la tenemos incorporada en nuestras destrezas y nuestras habilidades perceptivas e intelectivas más elementales, no nos la planteamos como un problema.
Pero la cosa cambia cuando de lo que se trata es de tipologizar objetos en función de criterios de los que se desprendan distinciones que den ←18 | 19→juego. La distinción entre poemas que me gustan y poemas que no me gustan no cumple esta condición porque es personal y del todo subjetiva, y puede ser que solo satisfaga la curiosidad de nuestro círculo de amigos más cercano. En cambio, la distinción entre títulos de poemas en función de su relación con el texto sí da juego, porque solo se puede realizar con la condición de penetrar en la dimensión semántica del poema y, por lo tanto, de decir algo de su contenido. Es en estos casos en los que la acción de tipologizar puede, en efecto, plantearse como un problema, y deviene preciso explorarla mínimamente con el fin de distinguir las operaciones que la constituyen. En la tesis, esta exploración la hago a partir de las aportaciones del cognitivismo, que explica la categorización o la tipologización de los fenómenos en términos de discriminación y generalización, y también a partir de la contribución de Wolfgang Raible en el artículo “¿Qué son los géneros? Una respuesta desde el punto de vista semiótico y de la lingüística textual” (1980), que permite describir esta segunda operación de generalización en términos de abreviación y reducción de la complejidad de la realidad, y que, de esta forma, sugiere que una tipología solo puede ser manejable al precio de sacrificar las particularidades irrelevantes. Dado que estas dos operaciones de discriminación y generalización son de signo contrario, me pareció interesante extraer de ello la lección de que las buenas tipologías lo son, en gran medida, porque han conseguido el equilibrio entre ambas operaciones, de forma que una no usurpa terreno a la otra: en efecto, si discriminamos demasiado, generalizamos poco, y si discriminamos poco generalizamos demasiado, y la tipología resultante de este exceso o este defecto será insatisfactoria.
Además de esta lección derivada del carácter opuesto de las operaciones de discriminación y generalización, se me hizo evidente también la necesidad de releer con atención el trabajo de Horst Isenberg, “Cuestiones fundamentales de tipología textual” (1983). De este trabajo esperaba que, de la misma forma que años antes me había ayudado a valorar tipologías de textos, me ayudara ahora a valorar tipologías de relaciones entre el título y el texto, y ello porque los requisitos que Isenberg exigía a una tipología de textos eran de carácter lógico, y por lo tanto debían poder acomodarse a cualquier tipología, fuera de textos, fuera de relaciones entre el título y el texto, fuera de cualquier otra cosa. Y, en efecto, los tres conceptos de base de tipologización, homogeneidad y rigor que maneja Isenberg en su trabajo se me revelaron útiles en el momento de afrontar el examen de las tipologías de relaciones entre el título y el texto que analizo en la tesis.
←19 | 20→Había llegado a una nueva fase, la fase que acabo de mencionar: la del análisis de las tipologías existentes. Evidentemente, se imponía aquí hacer una selección de tipologías —de ningún modo revisarlas todas—, y, por lo tanto, debía encontrar un criterio rector que me ayudara a decidir qué tipologías analizar y de cuáles, en cambio, prescindir. Dado que lo que quería era construir una tipología de relaciones entre el título y el texto en poesía, la primera posibilidad que se me ocurrió fue analizar solo tipologías que observaran exclusivamente este género, pero descarté la idea al darme cuenta de que las tipologías que reparaban en otros géneros, como la novela y el teatro, también consideraban la poesía: eso es lo que sucedía, por ejemplo, en el caso de las tipologías de Moncelet (1972), Genette (1987) y Levinson (1985). Así pues, desestimé la posibilidad de revisar únicamente tipologías que solo observaran productos poéticos, y la reflexión que esta decisión provocó me llevó al convencimiento de que lo que debía hacer era analizar tipologías que, a pesar de los defectos que se pudiera observar en ellas, dieran de sí, es decir, que estimularan la discusión de cuestiones interesantes desde un punto de vista tipológico, tipologías que, en definitiva, permitieran decir cosas que no fueran obviedades, y también que posibilitaran ir más allá del diagnóstico de los problemas que encontrara en ellas; dicho de otro modo, que posibilitaran acceder a la etiología de estos problemas. Con esta idea en mente, la decisión final fue revisar un corpus de siete tipologías en total: Kayser (1948), Friedrich (1956), Moncelet (1972), Hollander (1975), Levinson (1985), Genette (1987) y Sawyer (1991).
Una vez tuve claro el corpus de tipologías a revisar, tenía que tomar una segunda decisión no menos importante: ¿cómo tenía que realizar esta revisión? Dicho de otro modo, ¿qué criterios debía seguir? Un primer punto de partida me lo ofrecía Isenberg, con sus conceptos, antes mencionados, base de tipologización, homogeneidad y rigor, pero en seguida me di cuenta de que Isenberg era insuficiente. En efecto, tener en cuenta estos conceptos, justamente porque eran muy generales y de naturaleza lógica, era sin duda necesario, pero por otra parte si me negaba la libertad de pensar que podía haber otros aspectos a considerar corría el riesgo de restringir excesivamente el análisis y de no hacer surgir cuestiones igualmente importantes. Así pues, en esta fase de revisión de las tipologías, decidí darme el margen de maniobra que cada tipología por sí misma me ofrecía. Esta valoración libre y abierta de las tipologías hizo surgir no solo las preferencias y las manías personales de los autores a propósito de tipos de título particulares, como era de esperar, sino ←20 | 21→también problemas y defectos de fondo resultado sin duda de una cierta precipitación en el uso de los datos. Es esta precipitación, me parece, la responsable de insuficiencias recurrentes como, por ejemplo, entre otras, la falta de definición de conceptos, la ejemplificación defectiva o poco convincente, las afirmaciones no argumentadas, las ambigüedades, y las imprecisiones en la caracterización de algunos tipos de título. Y también el hecho sorprendente de que los autores no eran plenamente consecuentes con su propósito de construir una tipología de relaciones entre el título y el texto, y se quedaban, de alguna forma, a medio camino, pues hacían coexistir tipos de título que sí eran el resultado de la consideración de la relación real entre el título y el texto, y tipos de título que, en cambio, no eran sino formas vacías de contenido, derivadas de relaciones entre el título y el texto que eran de superficie, epidérmicas.
Esto último es lo que sucedía, por poner un ejemplo que me parece harto paradigmático y revelador, con el tipo de Kayser títulos que reproducen las primeras palabras del poema. Esquemáticamente, la tipología de Kayser es la que sigue:
1. Títulos que no reproducen las primeras palabras del poema
1.1. Introductorios: indican
1.1.1. el papel representado por un personaje que habla (Canción del pirata)
1.1.2. la forma o el género del texto (Canción)
1.1.3. el tema (L’art)
1.1.4. el dedicatario (An den Mond)
1.1.5. la situación espacial o temporal que da origen al poema (Jardín de otoño)
1.2. Esenciales (Recueillement)
Details
- Pages
- 416
- Publication Year
- 2020
- ISBN (PDF)
- 9783034340090
- ISBN (ePUB)
- 9783034340106
- ISBN (MOBI)
- 9783034340113
- ISBN (Softcover)
- 9783034340083
- Language
- Spanish; Castilian
- Publication date
- 2021 (September)
- Published
- Bern, Berlin, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2020. 416 p., 2 il. en color, 3 il. blanco/negro, 2 tablas.