Parecidos razonables
Relaciones entre literatura y filosofía para el siglo XXI
Summary
Excerpt
Table Of Contents
- Cubierta
- Título
- Copyright
- Sobre el editor
- Sobre el libro
- Esta edición en formato eBook puede ser citada
- Índice
- Agradecimientos
- 1. Entre literatura y filosofía. Parecidos razonables (Azucena G. Blanco)
- I. PROPUESTAS CONCEPTUALES
- 2. Intersticios entre filosofía y literatura: el enfoque narrativo de las emociones de Martha Nussbaum (Inmaculada Hoyos Sánchez)
- 3. Modos de la distancia. Una versión actual del extrañamiento filosófico-literario en la Alhambra de Krasznahorkai (Javier de la Higuera)
- 4. Del símbolo a la crítica: formas de la tragedia (no siempre) democrática (Azucena G. Blanco)
- II. REVISIONES PARA EL SIGLO XXI
- 5. Literatura y filosofía del lenguaje: “La historia de tu vida”, de Ted Chiang (Tomás Espino Barrera)
- 6. Pensamiento literario feminista durante los años 70 y su huella en el siglo XXI: la tradición crítica angloamericana y la tradición teórica francesa (Elisa Cabrera García)
- 7. Sobre la producción literaria del espacio. Aproximaciones a la literatura como acontecimiento espacial en Lefebvre, Foucault, Deleuze y Guattari (Samuel Patterson Hylwa)
- 8. Una revisión de las relaciones entre filosofía y literatura en el marxismo: Althusser, Rancière y Cosas vivas (Beltrán Jiménez Villar)
- III. FILOSOFÍA Y LITERATURA ESPAÑOLA
- 9. La poesía de Rosalía de Castro a la luz de los nuevos materialismos. Una lectura de Cantares gallegos (1863) y En las orillas del Sar (1884) (Jenny Haase/María do Cebreiro Rábade Villar)
- 10. La complementariedad existencial de nihilismo y esperanza en Antonio Machado (Óscar Barroso Fernández)
- Sobre los autores
- Índice
- Obras publicadas en la colección
Agradecimientos
Este libro se ha realizado con la financiación del proyecto “Filosofía y Literatura: nuevos modelos interdisciplinares” y del proyecto de investigación “Procesos de subjetivación: biopolítica y política de la literatura. La herencia del primer Foucault” (PID2019-107240GB-I00). Asimismo, han colaborado en su financiación los grupos de investigación: “Teoría de la literatura y sus aplicaciones” y “La imagen barroca del mundo”.
←vii | viii→Entre literatura y filosofía. Parecidos razonables
Azucena G. Blanco
Universidad de Granada
Las relaciones entre filosofía y literatura gozan de una larga tradición, que llega incluso a ser anterior a Platón, pues este ya se refería en su República a esta relación como “antigua”. Es probable que sea este el motivo por el que, como indica Anthony Cascardi en The Cambridge Introduction to Literature and Philosophy, las relaciones entre literatura y filosofía se parecen mucho a las que se dan entre dos miembros de una familia: “a veces se pelean con furia, y otras se llevan bastante bien, bien porque se ignoran mutuamente o bien porque piensan que comparten todos sus intereses” (1); relación que José M. Cuesta Abad no duda en denominar, directamente, de “hermandad” (8) y que Danielle Lorenzini y Ariane Revel prefieren llevar al terreno incluso de la convivencia de pareja, cuando hablan de “coexistencia íntima” (10). En esta compleja relación de familia, Manuel Asensi ha llegado incluso a catalogar esta relación de relación tóxica, como la que se desarrolla en el síndrome de Estocolmo: “ya se sabe que entre el maestro y el esclavo hay una extraña interdependencia que vuelve difícil saber en ocasiones quién es quién” (1996, 9). Y yo misma, en “La filosofía y su otro” (2010), explicaba que la literatura y la teoría de la literatura han ejercido en muchas ocasiones como ese otro contra el que se definía la filosofía, como en una relación paterno-filial: la filosofía es lo que no es la literatura. Por lo que, sin querer desarrollar el complejo de Edipo o de Electra entre estas disciplinas, el parecido familiar que señalaba irónicamente Cascardi parece trascender el símil y se dibuja como un lugar común significativo de la retórica de las relaciones entre estas dos disciplinas.
Sin duda este drama familiar se sostiene sobre un parecido de familia, que es el planteamiento de cuestiones semejantes, como el de la verdad y el conocimiento, y sus diferentes usos formales o retóricos con implicaciones ←1 | 2→más o menos realistas, más o menos ficcionales. Esta es sin duda una de las coincidencias clásicas entre ambas disciplinas, y podemos incluso decir que la preocupación por la verdad de la literatura ha acompañado a la disciplina desde sus comienzos hasta la actualidad porque, ¿no sería posible decir que la dialéctica autonomía/ideología de la literatura —la línea argumental de buena parte del siglo XX y XXI de la teoría literaria— plantea en el fondo un problema de la verdad de la forma, de la forma de la verdad, ya sea de la obra misma como correspondencia con el mundo (mímesis), o con el lenguaje que crea una verdad no predeterminada (como sucediera en el giro lingüístico del siglo XX)?
La pregunta por la verdad en la literatura nos lleva a plantearnos: ¿qué verdad es esa de la que la literatura puede decir algo, incluso cuando no se refiere directamente al mundo de manera objetiva? Podríamos decir que en la manera en que se responda a esta pregunta, están fundadas las diferentes respuestas. Como explica A. Cascardi, no fue hasta Platón cuando la verdad se atribuye al trabajo de la filosofía, puesto que hasta ese momento la verdad no estaba atribuida prioritariamente a ninguna de las dos. No obstante, existe aún una convivencia de mitos y logos. Pues, si bien el tópico parece recurrir a un concepto de literatura platónico alejado de la verdad que se vería reflejado en la ya citada República, lo cierto es que Platón habla de la literatura en diferentes términos: cuando se refiere al entusiasmo de los poetas en el Ión, la literatura conecta con la verdad metafóricamente a través de esa piedra imantada a medio camino entre la locura inspirada y lo que podemos considerar un precedente del concepto de comunidad de lectores; y posteriormente volverá a referirse también a la literatura en términos de inspiración o “divina locura” en el Fedro; mientras que el Sofista se refiere a la naturaleza verdadera o falsa de ciertas imágenes.
Aristóteles le da la vuelta al planteamiento platónico y salva la literatura comparándola no ya con el ejercicio del poder, que era la retórica de los sofistas —como había hecho Platón—, sino con la valiosa labor de los historiadores que, como bien ve Aristóteles, no hacen otra cosa que mímesis del mundo cotidiano —no es el momento de polemizar ahora esta propuesta aristotélica, a pesar de lo que ya sabemos de los vínculos entre historia y retórica, como nos advertía Terry Eagleton en Cómo se lee un poema—. Y, además, añade Aristóteles, justo la capacidad de la literatura de no ser fiel totalmente al mundo cotidiano la acerca aún más a la verdad. Recordemos la cita de la Poética:
El historiador y el poeta no se diferencian por decir las cosas en verso o en prosa; sería posible versificar las obras de Herodoto y no por eso dejarían de ser historia. La diferencia está en que el historiador dice lo que ha sucedido, y el poeta lo ←2 | 3→que podría suceder. Por eso la poesía es más filosófica y elevada que la historia. (Cap. 9, 51a36–52a11)
Más de veinte siglos después, en ¿Qué es la filosofía? (1993), Gilles Deleuze señalaba también el poder creador y actual de la filosofía cercano a la literatura, pero no a través de la utopía que podía leerse entre líneas en la cita de Aristóteles y que no sería ajena a la historia según Deleuze sino porque, como nos explicaba Richard Rorty en El giro lingüístico (1990), la verdad es aquí también un elemento de creación:
La utopía no es un buen concepto porque, incluso cuando se opone a la Historia, sigue refiriéndose a ella e inscribiéndose en ella como ideal o motivación. Pero el devenir es el concepto mismo. Nace en la Historia, y se sume de nuevo en ella, pero no le pertenece. No tiene en sí mismo principio ni fin, solo mitad. Así resulta más geográfico que histórico. (…) Pensar es experimentar, pero la experimentación es siempre lo que se está haciendo: lo nuevo, lo destacable, lo interesante, que sustituyen a la apariencia de verdad y que son más exigentes que ella. Lo que se está haciendo no es lo que acaba, aunque tampoco es lo que empieza. (…) La experimentación no es histórica, es filosófica. (1993, 112–113)
Las relaciones entre literatura y filosofía desde finales del siglo XX
Aunque el valor epistemológico de la literatura sigue siendo un lugar común y una de las claves para comprender estas relaciones al albor del siglo XXI, esta cuestión se ve matizada por otras preocupaciones que son también las de la filosofía y las de la teoría de la literatura. El lugar de este volumen se encuentra en ese espacio intermedio entre la teoría de la literatura (a veces abreviada simplemente como “teoría”) y la filosofía (a veces apostillada como “filosofía continental”), y por ello este libro cuenta con aportaciones de investigadores e investigadoras que reflexionan desde ambas áreas de conocimiento.
El objetivo de este volumen es atender, por una parte, a las perspectivas que proceden de la segunda mitad del siglo XX y que siguen desarrollándose en el siglo XXI y, por otra parte, a los nuevos enfoques que están protagonizando estas relaciones en el siglo XXI. El volumen, por tanto, quiere mostrar un panorama de propuestas recientes, plurales y, al mismo, que problematizan las posturas asentadas. Valor añadido suponen los análisis y notas de textos literarios que aparecen en los trabajos. Desde comentarios a las tragedias clásicas, pasando por el análisis de la poesía de Rosalía de Castro o de los textos de Antonio Machado, hasta llegar a novela de ciencia ficción o la lectura marxista de Cosas vivas, este volumen ofrece ejemplos de aplicaciones de las teorías tratadas a textos literarios concretos.
←3 | 4→El libro está organizado en torno a tres ejes: conceptual, revisiones del siglo XX para el siglo XXI, y un último apartado dedicado a casos de literatura española. El primer bloque está dedicado a propuestas del siglo XXI, protagonizadas por autores como Martha Nussbaum, Jean-Luc Nancy, Michel Foucault y Jacques Rancière. Se trata de los trabajos que presentan Inmaculada Hoyos, Javier de la Higuera y yo misma. Tres trabajos que proponen, desde la teoría de las emociones, la ontología de la literatura y la política de la literatura, desarrollos de las relaciones entre literatura y filosofía, que muestran un panorama desde distintos enfoques conceptuales y partiendo, además, de presupuestos diferentes. Por su parte, el trabajo de Inmaculada Hoyos afronta el concepto de “emociones narrativas” de Martha Nussbaum, uno de los enfoques novedosos que, desde la denominada teoría de las emociones, nos muestran cómo la literatura renueva sus lazos con la ética a través de la narratividad. Inmaculada Hoyos abunda en la bibliografía de la filósofa americana para mostrar los caminos transitados entre filosofía y literatura, y la apuesta determinante por una literatura que no es solo capaz de cumplir un papel aristotélico en la sociedad, sino que, yendo más allá, es capaz de modificar las creencias de esta. Las narraciones son, por tanto, vía de transmisión de prejuicios o creencias sociales, pero también el camino para reescribir relatos que transmiten valores cuestionables a nivel ético y político. Sin duda, esta es una de las valoraciones más polémicas de la autora, pues relegaría a buena parte de la literatura occidental al cajón de los valores desfasados, cuestionables, o inmorales.
Details
- Pages
- VIII, 208
- Publication Year
- 2022
- ISBN (PDF)
- 9781433182716
- ISBN (ePUB)
- 9781433182723
- ISBN (MOBI)
- 9781433182730
- ISBN (Hardcover)
- 9781433182709
- DOI
- 10.3726/b17358
- Language
- Spanish; Castilian
- Publication date
- 2022 (February)
- Published
- New York, Bern, Berlin, Bruxelles, Oxford, Wien, 2022. VIII, 208 p., 2 blanco/negro.