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La gramatización del español en el Perú del Siglo XIX

Contribución a la historia de las ideas lingüísticas en América Latina

by Alfonso Zamorano Aguilar (Author)
©2022 Monographs 734 Pages

Summary

Esta monografía supone una valiosa contribución a la historia de las ideas gramaticales en el Perú del siglo XIX. Se aplica una metodología asentada en historiografía de la lingüística (con aportes específicos del autor) que ahonda en las series textuales, el canon y la gramatización. Se analizan 24 gramáticas escolares del español no investigadas hasta la fecha (Flórez 1832-Brenner 1899). Se estudian el contexto sociohistórico y filosófico del Perú decimonónico, los emisores, sus receptores, la superestructura de las gramáticas, los aspectos ecolingüísticos, así como las unidades flexivas y no flexivas (morfología y sintaxis). El resultado pone de relieve la presencia de una teoría gramatical enmarcada en la tradición (academicismo y racionalismo) pero con notables muestras de innovación y originalidad.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • ÍNDICE
  • Capítulo 1 PRESENTACIÓN, PRINCIPIOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS Y PLAN DE ESTA INVESTIGACIÓN
  • Capítulo 2 EL CONTEXTO EXTERNO. LOS GRAMÁTICOS Y LA GRAMÁTICA EN SU CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO, EDUCATIVO, RELIGIOSO, LITERARIO Y FILOSÓFICO
  • 2.1. LOS HECHOS SOCIOPOLÍTICOS DEL PERÚ DURANTE EL SIGLO XIX
  • 2.1.1. La revolución de la independencia (1821–1826)
  • 2.1.2. Determinación de la nacionalidad (1826–1842)
  • 2.1.3. Evolución de la república: la etapa del apogeo (1843–1867)
  • 2.1.4. Crisis económica y hacendaria. La Guerra del Pacífico (1868–1883)
  • 2.1.5. Etapa de la reconstrucción (1884–[1919])
  • 2.2. LA EDUCACIÓN Y LA POLÍTICA EDUCATIVA PERUANAS DEL SIGLO XIX
  • 2.2.1. Introducción: la educación en América Latina durante el siglo XIX
  • 2.2.2. Características generales de la educación peruana decimonónica
  • 2.2.2.1. Los agentes, el contexto político-económico y la metodología
  • 2.2.2.2. La educación femenina
  • 2.2.3. Política y legislación educativas en el Perú del siglo XIX
  • 2.2.4. Los niveles educativos en el Perú del siglo XIX
  • 2.2.4.1. Evolución organizativa de los niveles educativos
  • 2.2.4.2. La enseñanza primaria, de primeras letras o popular
  • 2.2.4.3. La enseñanza secundaria o media
  • 2.2.4.4. La enseñanza profesional, técnica o artesanal
  • 2.2.4.5. Las Escuelas Normales
  • 2.2.5. Los centros de estudio: ciudades e instituciones
  • 2.2.6. El currículo: la gramática en la educación peruana del XIX
  • 2.2.6.1. Las asignaturas en los planes de estudios y niveles educativos
  • 2.2.6.2. La enseñanza de la gramática en el Perú del XIX
  • 2.3. LA RELIGIÓN EN LA EDUCACIÓN Y EN LA SOCIEDAD PERUANAS DECIMONÓNICAS
  • 2.3.1. Aspectos generales de la historia de la religión en el Perú durante el siglo XIX
  • 2.3.2. Los dominicos
  • 2.3.3. Los franciscanos
  • 2.3.4. Los agustinos
  • 2.3.5. Los jesuitas
  • 2.4. LITERATURA Y CANON LITERARIO EN PERÚ DURANTE EL SIGLO XIX
  • 2.4.1. Consideraciones iniciales
  • 2.4.2. Corrientes estéticas
  • 2.4.2.1. Costumbrismo
  • 2.4.2.2. Romanticismo
  • 2.4.2.3. Realismo
  • 2.4.2.4. Modernismo
  • 2.5. LAS CORRIENTES FILOSÓFICAS EN LA ACTIVIDAD INTELECTUAL PERUANA DEL SIGLO XIX
  • 2.5.1. Panorama general
  • 2.5.2. Neoescolástica (ca. 1550–1750)
  • 2.5.3. Ilustración (ca. 1750–1850)
  • 2.5.4. Romanticismo (ca. 1830–1850)
  • 2.5.5. Positivismo (1870-[c. 1899])
  • Capítulo 3 EMISORES Y RECEPTORES
  • 3.1. EL CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN
  • 3.1.1. Presentación del corpus
  • 3.1.2. Descripción del corpus. Fichas bibliográficas
  • 3.2. LOS TRATADISTAS DEL CORPUS: PERFIL BIOBIBLIOGRÁFICO
  • 3.2.1. Justo Andrés del Carpio
  • 3.2.2. José Silva Santisteban
  • 3.2.3. Manuel de Tejada
  • 3.2.4. Pío Benigno Mesa
  • 3.2.5. Manuel Marcos Salazar
  • 3.2.6. Buenaventura Seoane
  • 3.2.7. Primitivo Sanmartí
  • 3.2.8. Ángel Enrique Colunge
  • 3.2.9. Agustín T. Whilar
  • 3.2.10. Germán Leguía Martínez
  • 3.2.11. José Granda
  • 3.2.12. Los otros autores del corpus
  • 3.3. PERFIL Y TIPOLOGÍA DE EMISORES Y RECEPTORES EN EL CORPUS DE LA INVESTIGACIÓN
  • 3.3.1. Balance global del perfil tipológico de los emisores con relación al contexto para- y extralingüístico de su gramática
  • 3.3.2. Balance específico (I): los emisores de las gramáticas del corpus
  • 3.3.2.1. Fecha y lugar de nacimiento. Óbito
  • 3.3.2.2. Estudios iniciales
  • 3.3.2.3. Actividad política
  • 3.3.2.4. Ideología política y filosófica
  • 3.3.2.5. Actividad pedagógica
  • 3.3.3. Balance específico (II): los receptores de las gramáticas del corpus
  • Capítulo 4 EL CANAL Y EL CÓDIGO
  • 4.1. INTRODUCCIÓN
  • 4.2. EL CANAL: TEXTO Y PARATEXTOS DE LAS GRAMÁTICAS
  • 4.2.1. El texto: superestructura y datos cuantitativos generales
  • 4.2.1.1. Hipertipo erotemático
  • 4.2.1.1.1. Modelo erotemático simple
  • 4.2.1.1.2. Modelo erotemático compuesto
  • 4.2.1.2. Hipertipo expositivo
  • 4.2.1.2.1. Modelo expositivo simple
  • 4.2.1.2.2. Modelo expositivo complejo
  • 4.2.1.2.3. Modelo expositivo compuesto
  • 4.2.1.2.4. Modelo expositivo complejo y compuesto
  • 4.2.1.3. Hipertipo mixto
  • 4.2.1.4. Datos historiométricos por secciones
  • 4.2.1.5. Datos cuantitativos y partes de la gramática
  • 4.2.1.6. Prólogo y preliminares
  • 4.2.1.7. Analogía (formas flexivas)
  • 4.2.1.8. Analogía (formas no flexivas)
  • 4.2.1.9. Sintaxis
  • 4.2.1.10. Paratextos y otras secciones
  • 4.2.2. Paratextos: el prólogo
  • 4.2.2.1. Título del preliminar
  • 4.2.2.2. Autor del paratexto preliminar
  • 4.2.2.3. Argumentos formales y conceptuales
  • 4.3. EL CÓDIGO: TEORÍA Y REFLEXIÓN SOBRE LA PROPIA LENGUA
  • 4.3.1. El español como lengua de la educación. Debates en torno al código
  • 4.3.1.1. El código y los códigos. La lengua y las lenguas
  • 4.3.1.2. Nomenclatura del idioma nacional
  • 4.3.1.3. Contrastes lingüísticos
  • 4.3.1.4. Ideologías lingüísticas
  • 4.3.1.5. Norma lingüística y variación
  • 4.3.1.5.1. Norma lingüística. Criterios
  • 4.3.1.5.2. Variación diatópica
  • 4.3.1.5.3. Variación diacrónica
  • 4.3.1.5.4. Institucionalización de la lengua
  • 4.3.1.5.5. Extranjerismos y neologismos
  • 4.3.1.5.6. Sinónimos
  • 4.3.2. El canon literario: el español como lengua-modelo
  • Capítulo 5 EL MENSAJE I: LA GRAMÁTICA, SU DIVISIÓN Y LAS PARTES DE LA ORACIÓN
  • 5.1. INTRODUCCIÓN
  • 5.2. CONCEPTO Y PARTES DE LA GRAMÁTICA Y DE LA ORACIÓN
  • 5.2.1. Concepto de gramática: definición y tipos
  • 5.2.1.1. Conceptualización única
  • 5.2.1.2. Doble conceptualización: gramática en general vs. gramática castellana
  • 5.2.1.3. Triple conceptualización: gramática como suma de gramática general vs. gramática particular
  • 5.2.2. Las partes de la gramática
  • 5.2.2.1. Modelos de división en cuatro partes
  • 5.2.2.2. Modelos de división en dos partes
  • 5.2.2.3. Modelos de división en tres partes
  • 5.2.2.4. Modelos de división en cinco partes
  • 5.2.3. Las partes de la oración
  • 5.2.3.1. Modelos de nueve clases de palabras
  • 5.2.3.2. Modelos de siete clases de palabras
  • 5.2.3.3. Modelos de ocho clases de palabras
  • 5.2.3.4. Modelos de tres clases de palabras
  • 5.2.3.5. Modelos de cuatro clases de palabras
  • 5.2.3.6. Modelos de diez clases de palabras
  • 5.3. LA ANALOGÍA (ETIMOLOGÍA, LEXIGRAFÍA, LEXICOLOGÍA O LEXICOGRAFÍA)
  • 5.4. LA SINTAXIS
  • 5.4.1. Categorización, conceptualización, contenidos y tareas de la sintaxis
  • 5.4.2. Tipos y partes de la sintaxis
  • 5.4.3. Concordancia
  • 5.4.4. Régimen
  • 5.4.5. Construcción
  • 5.4.6. Unidades supraléxicas: terminología y conceptualización. Análisis lógico y gramatical
  • 5.5. LA ORTOGRAFÍA
  • 5.6. LA PROSODIA
  • Capítulo 6 EL MENSAJE II: LAS CLASES FLEXIVAS
  • 6.1. SUSTANTIVO
  • 6.1.1. Organización categorial y terminología
  • 6.1.2. Criterios de definición y modelos de conceptualización
  • 6.1.2.1. MODELO 1 (Modelo clásico)
  • 6.1.2.2. MODELO 2 (Modelo innovador)
  • 6.1.2.3. MODELO 3 (Modelo híbrido)
  • 6.1.3. Modelos tipológicos de la clase sustantivo: una aproximación
  • 6.1.3.1. Común – Propio
  • 6.1.3.2. Simple – Compuesto
  • 6.1.3.3. Primitivo – Derivado
  • 6.1.3.4. Real – Abstracto
  • 6.1.3.5. Subclases del nivel 2
  • 6.1.3.6. Subclases del nivel 3
  • 6.1.3.7. Taxonomías específicas
  • 6.1.4. Morfemas flexivos del sustantivo. El caso
  • 6.2. ADJETIVO
  • 6.2.1. Modelos teóricos en la conceptualización del adjetivo
  • 6.2.1.1. Modelo clásico por influencia académica: primer foco
  • 6.2.1.2. Modelos innovadores por racionalismo leve o hibridismo de innovación y rasgos tradicionales
  • 6.2.1.3. Modelos innovadores por racionalismo genuino
  • 6.2.1.4. Modelo clásico por influencia académica: segundo foco
  • 6.2.2. Modelos de clasificación del adjetivo
  • 6.3. ARTÍCULO
  • 6.3.1. Conceptualización del artículo en el corpus
  • 6.3.2. Determinación de las subclases de artículos
  • 6.4. PRONOMBRE
  • 6.4.1. Modelos de conceptualización del pronombre
  • 6.4.2. Clasificación del pronombre
  • 6.5. VERBO
  • 6.5.1. Estructura y fórmula definicionales. Categorización de la clase
  • 6.5.2. Ópticas, enfoques y criterios. Modelos de conceptualización
  • 6.5.3. Accidentes
  • 6.5.4. El tiempo verbal
  • 6.5.5. El modo verbal
  • 6.5.6. La voz
  • 6.5.7. Subclases de verbos
  • 6.5.8. El participio
  • Capítulo 7 EL MENSAJE III: LAS CLASES NO FLEXIVAS
  • 7.1. ADVERBIO
  • 7.1.1. Categorización del adverbio: criterios
  • 7.1.2. Modelos de conceptualización: las funciones del adverbio
  • 7.1.3. Unidades de combinación con el adverbio: modelos de conceptualización de estas relaciones intracategoriales
  • 7.1.4. Clasificación de las subclases de adverbios
  • 7.2. PREPOSICIÓN
  • 7.2.1. Categorización de la clase
  • 7.2.2. Terminología del definiendum, estructura definicional y fórmula definitoria
  • 7.2.3. Modelos teóricos y conceptualización de la preposición
  • 7.2.4. Clasificación de las subclases de preposiciones
  • 7.3. CONJUNCIÓN
  • 7.3.1. Terminología y categorización de la clase
  • 7.3.2. Estructura definicional y fórmula definitoria
  • 7.3.3. Criterios de definición y modelos de conceptualización de la categoría
  • 7.3.4. Clasificación de las subclases de conjunciones
  • 7.4. INTERJECCIÓN
  • 7.4.1. Categorización y modelos de conceptualización
  • 7.4.2. Clasificación de los tipos de interjección
  • A MODO DE RECAPITULACIÓN, CONCLUSIÓN Y EPÍLOGO
  • REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS CITADAS
  • Obras publicadas en la colección

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Capítulo 1 PRESENTACIÓN, PRINCIPIOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS Y PLAN DE ESTA INVESTIGACIÓN

0. En este bloque introductorio vamos a exponer, someramente, las bases teóricas, metodológicas y organizativas de esta monografía. En primer lugar, algunos de los rasgos fundamentales del área de investigación en que se inscribe: la historiografía de la lingüística y, de forma específica, la gramaticografía.

En segundo término, los dos pilares teóricos sobre los que se sustenta este trabajo; por un lado, la concepción de la historiografía de la lingüística como una disciplina con rasgos y procedimientos que la sitúan en el marco de la caología, teniendo en cuenta que tanto su proceder científico como su objeto de estudio pueden explicarse desde el concepto de “sistema dinámico caótico”, lo que permitirá establecer un marco general de análisis no solo en esta obra, sino en la investigación general que venimos aplicando al resto de trabajos durante nuestra trayectoria profesional; por otro, la consideración del hecho historiográfico como un “acto comunicativo complejo” (complejo en tanto que caóticamente explicable). Esta perspectiva permite abordar con rigor y minuciosidad los distintos aspectos que, a nuestro juicio, son requeridos en una investigación gramaticográfica actual para una adecuada interpretación de los textos que son objeto de nuestro análisis (gramáticas, en este caso, aunque aplicable a otros discursos historiográficamente relevantes, por ejemplo, diccionarios).

Como tercer aspecto, expondremos las características de los tres instrumentos metodológicos que venimos desarrollando y presentando en otros trabajos y que serán los ejes del análisis en esta monografía. Por un lado, la teoría de las series textuales, que permite un estudio interno y externo, previo y posterior de un diálogo transtextual entre los discursos (mensaje en la teoría comunicativa1 y su conexión con el resto de los elementos del hecho historiográfico en tanto que acto comunicativo) que componen el corpus que investigamos. Por otro, la teoría del canon, que se basa en las relaciones entre emisor-receptor, con preeminencia del emisor, y que pretende poner de relieve las fuentes y la historia previa de un término, un concepto o un constructo teórico-lingüístico concretos. Finalmente, la teoría de la gramatización, que ahonda en cuestiones ←17 | 18→atingentes al desarrollo de las unidades microestructurales (categorías, clases, subclases, etc.) del discurso histórico-lingüístico en cuestión.

Sobre esta base, en la última sección de este bloque, insertamos esta investigación en el marco general de los estudios sobre la tradición gramatical en América Latina, a la vez que presentamos el corpus de trabajo, los objetivos, las hipótesis y la estructura global de la obra.

1. El contexto epistemológico de la historiografía de la lingüística tiene su razón de ser en un marco historicista, interpretativo (comprensivo/hermenéutico), no restrictivo, integralista y ecléctico. Y esta interpretación hunde sus raíces en Wilhem Dilthey2 y su apuesta por el método histórico y comprensivo. Se opone así a los planteamientos del positivismo y del neopositivismo lógico, con su defensa del fisicalismo, la deshistorización, el inmanentismo, la neutralidad, la unidad de método y el reduccionismo, de ahí las críticas de Toulmin, con su enfoque instrumentalista de las teorías científicas y su defensa de la historia y del contexto de descubrimiento; o los planteamientos de Hanson (1977) y su concepto de la observación científica y la “carga de teoría” (theory-laden)3.

El debate sobre el método de las ciencias humanas4 es, sin duda, un debate importante en la filosofía de la ciencia de principios del XX (Garrido 2005: 727). Las aportaciones, en este sentido, de W. Dilthey fueron esenciales, quien acuñó el término genérico de “ciencias del espíritu” (Geistewissenschaften). En este contexto, las posturas ahistoricistas suponen un desajuste para la historiografía de la lingüística, como disciplina lingüística con enfoque histórico, como el caso del neopositivismo y de, en parte, Popper. En cambio, enfoques que ←18 | 19→ya tienen en cuenta el factor histórico en su propuesta epistemológica, aunque con carencias con relación a la disciplina evaluada, permiten una adecuación explicativa del proceder científico de la historiografía de la lingüística. Es lo que ocurre con los principios de Th. Kuhn5 o I. Lakatos, así como, en nuestro caso concreto, los planteamientos de L. Laudan y, desde el punto de vista epistemológico y filosófico, la hermenéutica o los teóricos del diálogo y el discurso6.

Del pensamiento de Kuhn nos interesan varios aspectos: su dimensión histórica, el foco en la comunidad científica, los conceptos clásicos de su pensamiento (con matices) y su defensa de que la historia de la ciencia se convierte así en un complemento imprescindible para la reflexión metodológica. Si lo aplicamos a la historiografía de la lingüística, esta se constituiría en la lingüística ←19 | 20→general como un elemento indispensable y necesario del progreso de la propia lingüística.

Si en el caso de Kuhn podemos observar una interpretación sesgada por parte de ciertos científicos que se han acercado a su pensamiento (cf. Company 2019), creemos que en sentido similar ha ocurrido, en no pocos casos, con los programas de investigación de Lakatos7, que, también, se han interpretado de forma superficial como equivalente a una teoría concreta. Estos programas con su defensa de una heurística positiva y negativa resultan especialmente relevantes en nuestra concepción epistemológica de la historiografía de la lingüística.

Especialmente relevante resulta para nuestros propósitos investigadores el pensamiento de Larry Laudan8. El concepto fundamental de Laudan es el de ←20 | 21→“tradiciones de investigación”, frente a los “programas de investigación”: una tradición de investigación es un conjunto de presuposiciones generales acerca de las entidades y procesos en un área de estudio y acerca de los métodos o técnicas apropiadas para realizar investigaciones y construir teorías en esa misma área. Resulta significativa la defensa no solo de incremento empírico, sino también conceptual con relación a la progresividad en un programa.

2. En la actualidad la historiografía de la lingüística ya ha superado su etapa embrionaria e, incluso, su etapa intermedia de maduración científica, de forma que ya se sitúa en una edad diferente a la señalada por Swiggers (1980: 703), en donde se afirmaba que la historiografía de la lingüística “is one of the younger linguistic disciplines, if no the youngest”. Así pues, nuestra área cuenta ya con importantes logros tanto en praxis historiográfica (autores, textos, épocas, etc.), como en reflexión metateórica, siendo esta una de las secciones más desarrolladas en los últimos lustros.

El estatuto científico de la historiografía de la lingüística ha sido ya ampliamente analizado desde los trabajos iniciales de Chevalier (1968) o Auroux (1979), en donde se reflexionaba sobre su ubicación o no en la epistemología histórica. Aarsleff (1979) se planteó si era parte o no de la historia de las ciencias9; finalmente, Swiggers (1984) y otros autores (Coseriu o Robins), como también nosotros defendemos, consideraban, simplemente, que la historiografía de la lingüística es un área transversal y básica de la lingüística general, en donde el proceso de contextualización de las ideas lingüísticas, así como su análisis inmanente, constituyen dos ejes de trabajo esencial, y necesariamente complementarios (Brekle 1986), en la investigación historiográfica, que en esta monografía que estamos presentando ponemos en práctica. En definitiva, se han superado ya las palabras de Koerner (1996: 47) cuando señalaba que “a pesar de ←21 | 22→los numerosos esfuerzos, individuales y colectivos, de los últimos veinte años, todavía queda por ejecutar casi toda la tarea de presentar la historia de la lingüística de manera científica”.

Por tanto, la historiografía de la lingüística actual está trabajando intensamente en los tres componentes a los que se refería Swiggers (1980: 708):

In my view a theory of linguistic historiography must contain three components: a metatheoretical component (involving a reflection on the status of linguistic historiography), a methodological component (containing an axiomatic system of the second order –axioms, theorems, formation and deduction rules– and a terminological apparatus), and, finally, a practical component which consists of a theoretical model and the practical case studies.

Es decir, la vertiente externalista, la vertiente internalista y la vertiente meta10 a la que nos referimos en Zamorano Aguilar (2008). Su desarrollo y maduración vienen conduciendo a la historiografía de la lingüística a una etapa de plena institucionalización y profesionalización, como se demuestra a través de la existencia de importantes sociedades y asociaciones científicas o revistas de especialidad en donde el foco se sitúa en el análisis histórico de las ideas lingüísticas.

A continuación, vamos a señalar, de forma somera, diez pilares básicos de la estructura y organización científicas de la historiografía de la lingüística que se reflejan en el desarrollo de la investigación que llevamos a cabo en este libro sobre la tradición gramatical peruana del XIX. Se refieren a cuatro ámbitos del trabajo historiográfico que sintetizamos en el esquema 1:

Esquema 1. Pilares del trabajo historiográfico en lingüística

Ontología

Metodología Praxis

Agentes

Definición y objetivos de la historiografía de la lingüística (1)

Epihistoriografía (2)

Metahistoriografía (3)

Tratamiento de las fuentes (4)

Relación entre dato e interpretación (5)

Los planes de investigación en historiografía de la lingüística (6)

El anacronismo (7)

Metalenguaje (8)

Tipologías de historiografía de la lingüística (9)

Competencias específicas de los/as profesionales de la historiografía de la lingüística (10)

←22 | 23→

a.Definición y objetivos de la historiografía de la lingüística. Partimos de una definición de la disciplina que aúna los tres componentes de Swiggers (1980) a los que nos hemos referido anteriormente. Por ello, podemos compartir la definición propuesta por este mismo autor en un trabajo de 2004: “el estudio (sistemático y crítico) de la producción y evolución de ideas lingüísticas, propuestas por “actantes”, que están en interacción entre sí y con un contexto sociocultural y político y que están en relación con su pasado científico y cultural” (2004: 116)11. La historiografía de la lingüística sería, pues, una “meta-type activity” (Sluiter 1998).

b.Epihistoriografía. Nos referimos, en parte, al concepto defendido en Swiggers (2004: 116):

bajo el título de epihistoriografía podemos colocar las actividades de edición o de traducción de textos, de corrección de errores, en aplicación a las fuentes primarias y también las actividades de documentación “prosopográfica” (biográfica), heurística (información sobre archivos, ejemplares de obras, etc.) y bibliográfica (incluyendo bibliografías de varios tipos: sobre autores y textos, sobre temas, sobre conceptos).

Este concepto recoge lo que se denominan “fuentes marginales”, es decir, textos, datos o documentos no canónicos o prototípicamente investigados que suponen una fuente importante de información y de conocimiento en el proceso de interpretación de las ideas lingüísticas. Se trata, pues, de un amplio conjunto de paratextos, tanto peritextos (prólogos, notas al pie de página, apéndices, etc.) como epitextos (correspondencia privada, comentarios o anotaciones sobre textos, etc.).

c.Metahistoriografía. En palabras de Vila Rubio (2001: 1010), nos referimos a “trabajos que intentan sentar las bases de lo que debe ser la investigación historiográfica” (Vila Rubio 2001: 1010). Se trata de un trabajo metacientífico necesario y útil, al que también se dedican, entre otros, Schmitter (1990) o Elffers (1998).

d.Tratamiento de las fuentes. Nos referimos a los procesos de relación entre modelos teóricos, redes de influencia, retroalimentación de teorías, diálogos textuales, etc., que resultan esenciales en la investigación historiográfica. En varios trabajos hemos establecido una diferencia entre influencia y precedente. En los dos casos nos hallamos ante la coincidencia (en términos o ←23 | 24→conceptos) de una idea lingüística (autor, corriente teórica, etc.) del pasado con otra del presente (o, simplemente, el objeto de nuestra investigación según el estudio). En el caso de la influencia, el historiógrafo tiene que demostrar, de forma rigurosa y documentada, que la fuente del pasado ha sido leída y asimilada por la fuente presente. Por el contrario, cuando se trate de una coincidencia de ideas, sin certeza de lectura o asimilación, nos encontraremos ante un precedente. A veces, no obstante, esa certeza nos lleva a distinguir entre ideas patentes y latentes, en donde no hay evidencia de lectura o asimilación directas, pero sí datos sobre la inserción de una idea lingüística dentro de un mismo clima de influencia.

e.Relación entre dato e interpretación. En el terreno historiográfico conviene distinguir entre los datos y su narración (que en Zamorano Aguilar 2008 hemos denominado historia de la lingüística, con función didáctica, pero no necesariamente con aporte a la evolución del conocimiento científico existente) y la interpretación de dichos datos, esto es, lo que venimos llamando historiografía de la lingüística, que efectúa, a partir de los instrumentos metodológicos, los fenómenos de contextualización y el dato/narración, una interpretación de la idea lingüística que constituye el genuino trabajo historiográfico.

En esta segunda vertiente resulta útil y, en muchas ocasiones, pertinente y necesario el auxilio de operaciones estadísticas (historiometría o ámbito cuantitativo de la investigación historiográfica) que permite precisar, reforzar o contradecir la labor estrictamente hermenéutica y fundamental de la historiografía de la lingüística. Se trata de técnicas, herramientas e instrumentos de visualización de los datos y combinación de estos que contribuyen a la adecuada, rigurosa y objetiva extracción de conclusiones y principios en la praxis historiográfica que, tradicionalmente, se valía generalmente de valoraciones cualitativas12.

f.Los planes de investigación en historiografía de la lingüística. En Gómez Asencio, Montoro del Arco y Swiggers (2014) se realiza un estudio amplio sobre el proceder historiográfico, de donde se pueden deducir algunos conceptos relacionados con tipologías historiográficas. Los investigadores comienzan señalando algunos aspectos del objeto de estudio de la historiografía de la lingüística que merecen ser tenidos en cuenta: a) “tejado” o “circuito”: intertextualidad, polisistema y serialidad de textos; b) posición: canon, marginalidad ←24 | 25→e integración institucional; c) composición o tonalidad: morfotipos, naturaleza de la argumentación y modalidad elocutiva; d) papel dinámico: textos de acción, de síntesis, de dilución, de reacción y de entorno13.

g.El anacronismo. El trabajo con textos históricos y su interpretación requiere, aunque resulte una idea obvia, efectuar un tratamiento ajustado a la realidad en la que el texto analizado se gestó. En palabras de Esparza (1997: 77): “Se ha de evitar, pues, la tentación de desfigurar los hechos con un enfoque actual; el análisis no debe perder de vista nunca la perspectiva con que, en un momento dado, se veían los problemas” (Esparza 1997: 77). Se trata, en gran medida, del “Principle of Charity” de Sluiter (1998: 12).

h.Metalenguaje. Se trata de un asunto muy conectado con los conceptos de “anacronismo” y también con el de “contextualización”. En Koerner (1996: 60) se sintetiza este pilar a que nos referimos:

En los relatos históricos modernos acerca de las ideas de los siglos pasados, hay muchos ejemplos de malinterpretaciones, tergiversaciones y distorsiones de dichas ideas, conceptos y procedimientos, debido a la falta de atención del autor al usar el metalenguaje.

Para ello, resultan necesarios los tres principios a que Koerner, en este mismo trabajo, hace referencia: principio contextualizador, principio de inmanencia y principio de adecuación. Y, como se afirma en Esparza (1997: 81),

el historiógrafo no puede usar términos de otro paradigma lingüístico con el significado con que se usan hoy desde otro paradigma. Es evidente que acabará por destrozar todo lo que intente explicar. […] Es siempre erróneo el proceder de quien pretende descubrir los “ancestros” de determinados conceptos, usando de términos actuales en la descripción de teorías anteriores.

i.Tipologías de historiografía de la lingüística. En Koerner (1999) y Swiggers (2004) se ofrecen ya algunas propuestas tipológicas. Estos son los cuatro tipos a que se refiere Koerner (1999): summing-up histories of linguistics, propagandistic histories of linguistics, detached histories of linguistics y historiography of linguistics. Se trata, en realidad, de cuatro tipos históricos en la ←25 | 26→evolución de la historiografía de la lingüística como disciplina, de forma que el cuarto tipo constituye la situación actual, a juicio del autor.

Recientemente, Sáez Rivera (2020: 51) ha incluido un quinto tipo a la propuesta de Koerner (1999). Se trata de la historiografía lingüística inspiradora, en terminología del investigador, que define del siguiente modo:

Tipo intermedio entre la historiografía culminativa (I) y la comprensiva (III) y la Historiografía Lingüística (IV) delimitados por Koerner (1978a), la historiografía inspiradora intenta leer los clásicos de la lingüística en su contexto original a la vez que, como clásicos que son, como inspiradores o iniciadores de vías teóricas y metodológicas que aún podemos explorar.

Por su parte, Swiggers (2004) somete la tipología a diversos criterios creando así varios grupos en virtud de parámetros distintos. En concreto, se establecen en este trabajo tres tipologías: de modalidades de exposición, de formas de estructuración (periodización) y de “mensajes”14.

j.Competencias específicas de los/as profesionales de la historiografía de la lingüística. Junto a profundos conocimientos de lingüística, el/la historiógrafo/a debe dominar aspectos múltiples del fenómeno contextualizador (filosofía, educación, legislación, historia política y social, cultura, etc.), así como epistemología básica que permita ir avanzando en la precisión metodológica de la propia historiografía de la lingüística. Algunos de estos aspectos han sido recurrentes en la investigación crítica, como en Malkiel-Langdon (1969) o Koerner (1989) y (1996). También Swiggers (2004: 123) se refiere a ello: “los métodos de la historiografía de la lingüística son […] documentación, asimilación crítica y sistemática de la documentación, integración en un cuadro de tratamiento historiográfico y confrontación con la literatura secundaria”.

3. Como hemos señalado al principio de esta presentación, dos son los pilares teóricos que la sustentan, en coherencia con los planteamientos que venimos ←26 | 27→desarrollando en trabajos previos: 1) la gramaticografía, como área de investigación, y su objeto de estudio, las gramáticas en sentido amplio, y su necesaria interpretación desde las teorías de la comunicación y la dialogicidad; 2) las teorías del caos, teniendo en cuenta que, a nuestro juicio, su comportamiento (disciplina y objeto) se ajusta a los parámetros de los sistemas dinámicos caóticos, lo que supone una base y funcionamiento del quehacer historiográfico y del objeto de estudio histórico suficientemente sólidos y explicativos desde el punto de vista teórico y epistemológico. Teniendo en cuenta los objetivos de esta monografía, vamos a referirnos brevemente al primer pilar15.

Las teorías de la comunicación y la dialogicidad se han revelado como una base teórica y una guía metodológica útil para la investigación en historiografía de la lingüística y, particularmente, en gramaticografía, aunque puede ser extrapolable a otras subáreas de la historiografía. Dicha utilidad y bondad de método ha sido puesta de relieve tanto en su configuración de disciplina lingüística (materia: historiografía de la lingüística, lo que denominamos tarea o trabajo historiográfico/gramaticográfico) como en su análisis del objeto de estudio (objeto: ideas lingüísticas o gramaticales en nuestro caso, que rotulamos como hecho historiográfico/gramaticográfico).

El patrón comunicativo permite explicar el desarrollo de la historiografía de la lingüística y delimitar sus objetos de estudio y vías plurales de análisis. Así lo expusimos en Zamorano Aguilar (2012a: 263) al segmentar los tres componentes disciplinares de la historiografía de la lingüística (Tabla 1):

Tabla 1. Interpretación y segmentación de los estudios en historia e historiografía de la lingüística. Adaptado y modificado de Zamorano Aguilar (2012a: 263)

Eje 1 de HL EMISOR

(autores/obras)

Eje 2 de la HL

RECEPTOR

(investigador)

Eje 3 de la HL

MENSAJE (IDEAS LINGÜÍSTICAS)

Objetos del estudio

primario

secundario

metaobjeto

Nomenclatura de los objetos

historia lingüística

historiografía lingüística

metahistoria y metahistoriografía lingüísticas

Disciplina

Historia de la Lingüística

Historiografía de la Lingüística

Metahistoria y Metahistoriografía de la Lingüística

Resultado

R1= narración

R2= narración interpretada

R3= modelo de organización, tratamiento y estudio del proceso que conduce a R1 y a R2

Materia prima

hechos/datos

hechos/datos + interpretación

R1+R2+Epistemología+Metodología

Agente

historiador e historiógrafo de la lingüística

←28 | 29→Por lo que respecta al objeto de estudio de la gramaticografía, las teorías de la comunicación y de la dialogicidad proporcionan, como hemos demostrado en trabajos previos, las claves y componentes de interpretación del hecho gramaticográfico, como objeto de estudio, entendido como un concepto global que incluye ideas lingüísticas, gramaticales, lexicográficas, etc., y constituidas por conceptos, términos, clasificaciones, etc. En esquema, y partiendo de la clásica visión jakobsoniana16, las claves o ejes interpretativos a que nos referimos son los siguientes, en este caso, aplicados al objeto de estudio de esta monografía, que es la gramática escolar del español en el Perú del siglo XIX (Tabla 2):

Tabla 2.Parámetros y ejes de interpretación del hecho historiográfico a través de la teoría de la comunicación

←29 | 30→De esta forma, el foco de interés gramaticográfico es, sin duda, el mensaje, pero más allá de su análisis inmanente (necesario y pertinente: la vertiente internalista de Brekle 1986), este se enriquece y se justifica a partir de su interpretación sobre la base de los otros ejes del acto comunicativo complejo (en tanto que caológico, vid. parágrafo siguiente) que supone cualquier hecho historiográfico, de ahí su necesidad y adecuación. El círculo comunicativo y la interrelación entre todos los ejes resultan ser las claves del proceso hermenéutico en el trabajo gramaticográfico, según nuestro planteamiento.

Siguiendo a Gadamer (1999), los textos son instrumentos de comunicación que ligan culturas. Dichos instrumentos son los que permiten un diálogo en el tiempo, en donde lo fundamental es localizar el significado propio de la realización de la tradición en la cotidianidad. Así, la historicidad, como una propiedad inherente al hecho gramaticográfico (vid. infra), supone la oposición de lo cierto o comprobado frente a lo fabuloso o legendario (cf. Bech 2019), que se constituye como un rasgo esencial de la tarea o trabajo gramaticográfico. Por tanto, adaptando la perspectiva de Gadamer, que compartimos, la interpretación de los textos debe realizarse desde la perspectiva de la comunicación, de ahí la bondad y coherencia del presupuesto teórico del que partimos.

La gramaticografía ha ido construyendo su objeto de estudio y su carácter disciplinar de forma mutua y paralela. De hecho, Gadamer se refiere a la conciencia efectual de la historia para defender, en nuestra línea de pensamiento investigador, que la distancia entre la tradición y la investigación no es un obstáculo, sino una oportunidad, para su recíproca construcción. El texto, la gramática en nuestro caso, se constituye como una especie de fusión de horizontes gadameriana y su análisis es fruto de un diálogo intersubjetivo entre el investigador y su objeto (adoptando la idea de Habermas al respecto), mediatizados por el tiempo y la historia, basado en un consenso de normas a las que la comunidad científica (en la línea de Kuhn) ha llegado y que en esta presentación intentamos sintetizar.

Así pues, la historia de la gramática se constituye como la historia de sus discursos (textos), en tanto que las ideas vertidas en ellos carecen de agencialidad. La historia de la gramática, en suma, es la historia de la red o interconexión (cf. adaptado el concepto de “semiosfera” de Lotman 1994) de los componentes y propiedades que configuran el universo histórico, dialógico y nutriente del objeto gramaticográfico, esto es, del hecho gramaticográfico, según nuestra terminología. Consideramos, en consecuencia, que no podemos desligar el conocimiento del saber gramatical en los textos de la historia de sus reglas, contextos, agentes, etc., en que activamente se han producido (cf. “mercado simbólico” de Bourdieu 1991). El hecho gramaticográfico se desenvuelve, por tanto, ←30 | 31→en un espacio de dialogicidad necesario e interdependiente en sus elementos para su adecuada interpretación. Esta dialogicidad es endógena y exógena, en concordancia con la dicotomía de Brekle (1986).

4. Sobre esta base, las propiedades del hecho gramaticográfico, según defendemos, constituyen los fundamentos interpretativos y esenciales del componente ontológico de la gramaticografía, al que habría que añadir el componente metodológico y el teórico para su descripción y constitución disciplinar como área de la historiografía de la lingüística. A nuestro juicio, estas propiedades a que nos acabamos de referir son diez, de la cuales una es inherente (historicidad), tres se constituyen como básicas (transtextualidad, canonicidad y fijación) y seis son emergentes (concepto esencial en la caología), resultado de la conexión de las propiedades inherente y básicas. En esquema 2:

Esquema 2.Propiedades del hecho gramaticográfico y componentes de la teoría gramaticográfica

←31 | 32→

A)Propiedad inherente

Historicidad17: Propiedad que surge de la concepción histórica de las lenguas y, en concreto, de las lenguas como encapsuladoras de las ideas lingüísticas. La historicidad permite al tiempo y a la evolución del objeto investigado formar parte de la ontología misma del hecho historiográfico ➔ Propiedad ontológica.

B)Propiedades básicas

Canonicidad: Relacionada con la transtextualidad, la canonicidad implica la presencia retroalimentada de unas fuentes en otras, bien como construcciones historiográficas (canon historiográfico), bien como resultado de fenómenos históricos internos o externos a la propia teoría lingüística (canon histórico interno y externo) ➔ Teoría del canon.

Transtextualidad: Se trata de una propiedad básica del hecho historiográfico que se basa en la interrelación de unos textos con otros, en el diálogo textual que unos emisores mantienen con otros y que permiten la producción y evolución del hecho historiográfico, bien renovado, bien mantenido en una tradición específica, ya sea esta directa o indirecta, conocida o consabida/consuetudinaria ➔ Teoría de las series textuales.

Fijación: En relación con la repetición de ideas o formas de pensamiento, dichas reiteraciones se producen en el marco de situaciones comunicativas concretas que se perpetúan históricamente. La iteración es la que permite, en realidad, los procesos internos que se generan ➔ Teoría de la gramatización.

C)Propiedades emergentes

Evocación: La repetición de ideas o pensamiento teórico o no teórico conlleva la fijación relativa y paulatina de ambos gracias a la evocación de ideas o pensamientos previos que son los generadores de la tradición.

Composicionalidad: En un diálogo textual, aunque hay un patrón de funcionamiento y generación, no siempre se repiten los mismos esquemas, sino que pueden confluir en una misma serie, series diversas. La composicionalidad choca, en parte, con la fijación o fosilización de unidades, que no son conjuntos inamovibles, sino que dependen del emisor y del entorno externo e interno para su desarrollo y evolución. Proceso transtextual: intertextualidad e hipertextualidad/hipotextualidad.←32 | 33→

Transformacionalidad: Partiendo del principio de composicionalidad, la transformación es posible, incluso frecuente, pero siempre dentro de la superestructura que permite la detección de una serie: retrospectiva, paralela, prospectiva, que no puede, en ningún caso, alterarse, aunque sí puede estar sometida a significativa variación interna. Este sería el máximo grado de composicionalidad paradigmática que permitiría una serie.

Recontextualización: Implica una adaptación (no recreación de condiciones previas) del texto base a los condicionantes de la nueva serie en virtud, generalmente, de alguno de los elementos de la comunicación. Es lo que, en parte, algunos autores denominan transposición didáctica (Chevallard 1985).

Transicionalidad: En todo proceso de contacto textual puede haber (o no) transiciones o textos previos entre el texto origen A y el texto final B (textos: A’, A’’, An…). Esas transiciones pueden ser abruptas o graduales.

Iteración: Se trata de la reiteración de pensamiento lingüístico en general (ideas/teorías); o de pensamiento gramatical, lexicográfico, ortográfico, etc., en particular, en el seno de una o varias lenguas.

6. La transtextualidad, junto con la canonicidad y la fijación, se ha deducido como una propiedad básica del hecho historiográfico. La transtextualidad permite el diálogo entre los textos del pasado y ofrece posibilidades de conexión y retroalimentación teóricas que resultan elementales en la interpretación que se hace de las ideas lingüísticas desde la historiografía de la gramática en nuestro caso. Entre los componentes metodológicos que hemos establecido en el Esquema 2 la teoría de las series textuales se erige como instrumento de análisis para el desarrollo y el estudio de la propiedad básica de la transtextualidad18.

El origen de esta teoría se sitúa en Hassler (2002: 561) en donde se define la serie de textos o serie textual:

La investigación de series textuales es, sin embargo, un complemento importante que se debe añadir al análisis de los grandes textos que siempre han sido el objeto preferido de la historiografía de la lingüística […] Una serie de textos es un conjunto de textos individuales, impresos o manuscritos, que tratan del mismo tema en la misma rama epistemológica o sin metodología declarada, pero con el mismo objetivo y en condiciones comparables.←33 | 34→

A partir de aquí, en Zamorano Aguilar (2013 y 2017a) desarrollamos nuestra posición teórica y metodológica sobre el funcionamiento de las series textuales. Partimos de la hipótesis de que la historia de la reflexión gramatical no se construye solo a partir de obras o autores concretos, prototípicos o privilegiados, sino que también se hace a partir de autores mal denominados “menores” o de objetos poco atendidos en la investigación gramatical, lo que viene implicando la reconstrucción del propio concepto de canon en la metodología historiográfica actual.

Nuestra postura teórica organiza el diálogo transtextual en tres bloques, al igual que Hassler (2002)19:

a)series preparatorias o retrospectivas (de un asunto teórico), es decir, textos del mismo autor, de la misma escuela/movimientos teóricos o de autores y escuelas/movimientos teóricos diferentes del autor/texto analizado, incluso, y habitualmente, de época/s anterior/es. Este grupo de series preparatorias/retrospectivas constituye las fuentes propiamente dichas. Estas series preparatorias o fuentes pueden ser precedentes (si no hay contagio o lectura/asimilación directa del autor de la serie preparatoria en el autor posterior analizado) o influencias (si se evidencia una asimilación directa de dicha fuente). En ambos casos, aunque fundamentalmente en las “influencias”, se detectan hipertextos (textos referenciales) e hipotextos (textos derivados), haciendo un uso particular, en nuestro ámbito gramaticográfico, de la teoría y terminología de Genette (1962). En realidad, la diferencia entre precedente e influencia resulta equiparable a la que Genette (1962) establece entre intertextualidad e hipertextualidad, como fenómenos de la transtextualidad o diálogo nutriente entre textos, tal y como la concebimos nosotros.

Así, empleamos el término transtextualidad para el proceso y el fenómeno concretos de la relación (diálogo) entre los textos, es decir, para referirnos a la relación (de diverso tipo) entre dos textos a través de sus ideas, sus postulados, sus ejemplos, sus teorías, etc. Esa relación textual puede ser de dos tipos, según nuestra interpretación; en primer lugar, relación de precedente o contagio no directo (fenómeno intertextual: intertexto 1 [texto previo] + intertexto 2 [texto que analizamos, texto “contagiado”]); en segundo término, relación de influencia o contagio directo (fenómeno hipertextual: hipertexto [texto previo] + hipotexto/s [texto que analizamos, texto “contagiado”]).

b)series paralelas al texto objeto del análisis, donde se ubica el tratado que se pretende analizar. Estaría constituida por aquellos textos coetáneos a la ←34 | 35→gramática/tratado analizada/o y pueden ser, o no, del mismo autor, escuela o movimiento teórico. En esta serie puede haber trasvases de la serie preparatoria o no, dependiendo en cada caso de la serie analizada. En estas series paralelas se ubica, generalmente, un “texto de referencia” (o texto base) que define Hassler (2002: 563) como: “un texto que por razones diversas ha llegado a ser el representante típico de una serie y se considera muchas veces como punto de partida de un discurso”. Este texto es, en rigor, el hipotexto de la serie (sobre la retrospectiva) o el hipertexto (o, incluso, intertexto) de la misma serie (sobre la prospectiva).

c)series posteriores o prospectivas. Este grupo de textos estaría constituido por aquellos textos que se han generado como consecuencia de influjos directos o no (hipertextualidad o intertextualidad) de la serie textual paralela. Se trata de los hipotextos propiamente dichos de la serie.

Consideramos, por tanto, que el análisis de una serie, teniendo en cuenta solo el texto de referencia o texto base (hipertexto o intertexto), reconoce únicamente la evolución y organización de la serie a partir de un elemento prototípico (“texto de referencia” en la terminología de Hassler y “texto base” en nuestra terminología), en lo que podemos llamar eje horizontal, pues pudiera parecer que es el que más rentabilidad proporcionaría a una investigación en historiografía de la lingüística. Estudios posteriores han revelado que, con ser el eje horizontal muy importante e imprescindible, en muchos casos, para la adecuada interpretación de una idea lingüística, también debe ser tenido en cuenta el que nosotros denominamos eje vertical que considera las diversas ediciones de un mismo texto producido por un mismo agente textual, en nuestro caso, un gramático (pero podría ser un lexicógrafo, etc.). Este eje vertical, no obstante, ha sido tenido en cuenta de forma muy concreta por la crítica textual sistemática, en el caso de Vicente Salvá o Andrés Bello, es decir, autores prototípicos. Sin ser esta la tónica dominante en la investigación gramaticográfica, en la actualidad, asistimos (cada vez con más frecuencia) al análisis de textos y autores en los que se consideran ambos ejes de la serie textual, lo que entendemos como un proceder metodológico más adecuado.

En el proceso de desarrollo de una serie textual, el paso de un subtipo a otro, es decir, de la preparatoria a la paralela y, por otro lado, de la paralela a la prospectiva, y considerando conjuntamente los ejes horizontal y vertical, cumple un papel esencial, en el proceso de construcción de la serie misma, la retroalimentación de los textos que interactúan, que es lo que singulariza el fenómeno transtextual que estamos investigando. Esa retroalimentación (transtextualidad misma) se concreta en tres vectores, que ponen de relieve cómo se realiza ←35 | 36→la asunción de las fuentes y la interconexión de los productos textuales de una serie:

a)Directa (canon interno explícito) o indirecta (canon interno implícito o encubierto), con respecto al texto base o texto de referencia, o a otro texto de la serie. Se trata de un proceso de hiper- (influencia lo hemos llamado también) o intertextualidad (precedente ha sido denominado previamente).

b)Total o parcial (vertiente cuantitativa).

c)Puro (teoría literal) o impuro (recontextualización) (vertiente cualitativa). Entendemos por impura aquel tipo de recepción en el que se produce una recontextualización de la teoría o texto base, en función de factores diversos como el emisor del texto, el contexto en que se publica, el receptor al que va dirigido, etc. Como puede observarse, esta perspectiva permite enriquecer otra hipótesis que hemos defendido en diversos trabajos: entender el hecho historiográfico como un acto comunicativo complejo (desde el marco epistemológico de la teoría caótica).

Metodológicamente, a su vez, resulta interesante y útil establecer cuáles son las estrategias de creación de series textuales, sobre todo, en lo que hemos denominado recontextualización, ya que permite medir el alcance y las causas de la recepción de un texto gramatical o de una serie textual.

Las estrategias de recontextualización pueden ser de dos tipos: a) de grado; b) de causa. Las de grado, a su vez, pueden ser cuantitativas y cualitativas, bajo el formato de supresiones, adiciones o mantenimiento de texto o información de la fuente. Las de causa pueden ser internas o externas, en función de los diversos elementos de la comunicación aplicados al hecho historiográfico, tal y como hemos defendido supra.

A partir de aquí, tal y como señalamos en Zamorano Aguilar (2017a), podemos relacionar algunos rasgos de la relevancia de la teoría de las series textuales en historiografía de la gramática:

1.Permite el análisis de la cadena textual y de los procesos de gestión de la serie textual a través de un estudio del diálogo de textos o transtextualidad de las unidades integrantes de la serie.

2.Logra establecer conexiones entre el eje horizontal y vertical de estudio de los textos (textos de la serie o series y ediciones), que redunda en una construcción precisa del ideario teórico de un tratadista, de una clase de tratadistas o de una obra o clases de obras.

3.Permite describir y explicar con detalle y precisión los cambios teóricos del autor en etapas distintas de la evolución del pensamiento gramatical.←36 | 37→

4.Permite, asimismo, una interpretación más afinada y precisa de la gramatización de clases y categorías en la teoría gramatical.

5.Permite visualizar y estudiar el canon histórico y sus variedades.

6.Supone una ampliación del caudal de datos disponibles para la interpretación e investigación en gramaticografía.

7.Adecua el contexto externo (histórico, cultural, legislativo, etc.) al proceso de transtextualidad y al proceso de gramatización, con claves más finas y explicaciones más pertinentes.

8.Reduce el grado de incertidumbre de las conclusiones gramaticográficas realizadas. El estudio de autores individuales y obras únicas (una sola edición o una sola obra de la serie completa), con ser una práctica relativamente frecuente y útil, resulta ser más natural en décadas pasadas donde el acceso a los documentos resultaba complejo y difícil.

9.Refleja la presencia de estrategias diversas de construcción de la serie o series: estrategias de grado (cuantitativas y cualitativas: adiciones, supresiones y conservaciones) y estrategias de causa (interna y externa). De esta manera, podremos establecer constantes y variables de la clase (aspectos architextuales) de vital importancia para el género y los subgéneros del discurso gramatical (lexicográfico, etc.).

10.Permite configurar tipologías de emisores (tratadistas), receptores (extranjeros, educación primaria, secundaria o superior, etc.) y mensajes (gramáticas pedagógicas, teóricas, didácticas, contrastivas, etc.).

11.Permite un análisis y una evolución más definida del metalenguaje gramatical (evolución formal y conceptual de las etiquetas que rotulan las unidades lingüísticas), lo que supone una más precisa datación de términos empleados para rotular los fenómenos lingüísticos en general y gramaticales en particular.

12.Pone de relieve la importancia de los paratextos, como fuente de información e interpretación gramaticográficas.

13.Visualiza la presencia de otros tipos posibles de unidades, aunque no en todas las series: a) hápax: unidades no localizadas que pueden, o no, suponer una reestructuración del desarrollo de la serie (cambios en la cadena textual) o en la reordenación y reinterpretación del canon; b) islas textuales: se trata de unidades que no se incluyen en la cadena, aunque sí en la serie o series textuales. Su investigación debe realizarse en el marco obligado de la serie o series y nunca deben analizarse de forma descontextualizada como representación de la teoría general de un tratadista; c) transiciones: unidades de la serie que no suponen un paso previo a cambios, ←37 | 38→formales o conceptuales, de mayor calado en la teoría del autor o autores. Una vez que se gramatiza la serie siguiente, esta transición desaparece.

14.Permite la graduación de contenidos gramaticales, gracias al estudio del eje vertical de la serie. En toda graduación pueden analizarse las unidades del eje horizontal o externo (cada obra de la o las series) y las unidades del eje vertical o interno (cada edición).

15.Paralelamente, y en el terreno estrictamente teórico o doctrinal, el estudio de las series contribuye a ubicar más precisamente la penetración de movimientos teóricos y metodologías prácticas (o su declive) en la historia gramatical de una tradición específica, hispánica en nuestro caso.

7. La canonicidad20 se ha revelado y constituido como uno de los elementos básicos del hecho historiográfico. Este carácter fundamental de la canonicidad nos ha llevado a desarrollar en diversos trabajos (Zamorano Aguilar 2009a y 2010; cf. etiam Escavy 2004; Quijada 2008, 2011 y 2012) un segmento del componente metodológico de la historiografía lingüística: la teoría del canon, como base para el análisis de las fuentes y su proceso de retroalimentación en cualquier texto, en este caso, gramatical.

Distinguimos dos planos dentro de la canonicidad; por un lado, el plano de los agentes; por otro, el plano del discurso:

1)Plano de los agentes21

Incluimos aquí las unidades o agentes que integran el canon, lo que nos permite determinar dos dimensiones de la canonicidad agentiva:

a.Un canon historiográfico, cuya confección corresponde al teórico de la historiografía lingüística, que permite ir configurando redes de influencia o focos teóricos. Las unidades de canon analizable son los gramáticos y sus textos y el agente constructor del canon es el investigador (historiógrafo de la lingüística y, específicamente, el gramaticógrafo). En este sentido será la labor investigadora la que eleve a la categoría de canon a unas figuras de la gramática o a otras.

b.Un canon histórico. En este caso no nos encontramos ante una construcción o interpretación historiográfica, es decir, en función de la valoración, análisis, etc. del teórico de la historiografía, sino que nos hallamos ante la percepción y catalogación de los autores en su contexto social y cultural. Las unidades de canon analizable son también los gramáticos ←38 | 39→y sus textos, pero el constructor del canon no es el investigador sino los propios tratadistas en sus textos.

Dentro de esta dimensión conviene diferenciar dos subtipos de canon histórico:

b1)Canon histórico externo, que estaría integrado por aquellos gramáticos que, de manera externa a ellos mismos, bien por prestigio intelectual, bien por apoyo institucional o propaganda legislativa, etc., son considerados como referentes en materia lingüística en cada una de las épocas. Es lo que suele ocurrir con las gramáticas académicas a partir del impulso que se le dio en el XVIII desde las prescripciones legales al instituirse como texto obligatorio en la escuela.

b2)Canon histórico interno o, también, canon de lecturas. Se trata de las fuentes que nuestros gramáticos emplean para la confección de sus textos y para el desarrollo de sus teorías de forma consciente, que puede coincidir o no con el canon histórico externo. Este canon puede ser de dos tipos:

i)Explícito, es decir, fuentes claramente manifestadas en los textos, con independencia de su uso real o no.

ii)Implícito o encubierto, esto es, aquellos textos o autores que, aunque no se expliciten en la obra, se pueden deducir del análisis historiográfico y constituyen el canon, en ocasiones, más valorado por nuestros autores.

A su vez, de forma transversal a todos los tipos de canon histórico podemos distinguir un canon patente y un canon latente. En el primer caso, los datos confirman la presencia efectiva de un tipo de canon en los textos objeto de análisis; en el segundo caso, se deducen concomitancias con algún tipo de fuente concreta, pero no puede determinarse objetivamente su presencia o acción efectivas. También hablamos de canon latente cuando se trata de un conocimiento arrastrado por la historia hasta el presente del texto investigado, de forma que el gramático no discierne de forma nítida las fuentes precisas de su conocimiento, de ahí que utilice expresiones como “según la tradición…”, para hacer referencia a un conocimiento consabido y legado por la propia disciplina, en este caso la gramática, a través de los siglos.

2)Plano del discurso

Este segundo nivel analítico del canon permite estudiar el tipo de discurso canónico que desarrollan nuestros gramáticos. Evidentemente, podemos establecer una relación muy directa entre agentes (del canon) y discurso (canónico).←39 | 40→

Laborda (2002: 183) transfiere los resultados del análisis de la estructura narrativa de los relatos de J. Bruner (1990) a la historiografía lingüística. Establece Bruner cuatro elementos necesarios en una narración: agentividad, secuencialidad, canonicidad y perspectiva. La canonicidad aparece definida por Laborda como “conjunto de principios que hacen verosímil y verídico un relato” (2002: 184), es decir, los aspectos que se consideran relevantes para este fin, lo que conlleva una actividad de selección, exclusión y generalización de los contenidos. A partir de aquí se establecen dos tipos de canonicidad (tratamiento del canon) según el tipo de narración:

a)Narración mítica: “las referencias a las fuentes pueden ser imprecisas, sobreentendidas o inclusive misteriosas” (2002: 184).

b)Narración científica: “el aparato de citaciones ha de ser preciso y de las fuentes se exige solvencia” (2002: 184).

Puede establecerse así un parangón entre la narración general y la narración de hechos lingüísticos:

a)Narración ficcional o prestigiosa. Los gramáticos citan fuentes de forma explícita con el fin de dotar a sus textos de prestigio y valor, aunque en el interior de la obra la fuente no haya sido empleada. Se incluyen aquí el canon histórico externo y el canon histórico interno explícito.

b)Narración científica. Los gramáticos citan fuentes reales o, en cambio, pueden deducirse ciertas fuentes (que se hallan implícitas) empleadas de forma efectiva. Este discurso lo llevan a cabo los agentes del canon histórico externo y del canon histórico interno, explícito y encubierto.

Otros aspectos que caracterizan el discurso de la canonicidad son los siguientes:

1.Naturaleza del canon. Distinguimos un discurso canónico positivo, otro negativo y otro al que nos hemos referido como neutralidad canónica. Por un lado, localizamos la cita expresa de fuentes (constitutivas de canon) para enaltecer o adherirse a la fuente de forma manifiesta por motivaciones muy diversas. A este canon lo hemos denominado canon positivo. Por otra parte, encontramos la mención a fuentes de manera explícita como contrapunto/crítica a las ideas teóricas (metodológicas o, en menor medida, de enfoque didáctico) del gramático en cuestión. Nos referimos a este tipo de canon como canon negativo. Finalmente, en otras ocasiones el uso de la fuente no contiene valoraciones de ningún tipo por lo que podemos hablar de neutralidad canónica.←40 | 41→

2.Focos del canon. En líneas generales, en nuestra tradición y, de forma específica, en la tradición gramatical peruana, los focos de canon se pueden condensar en tres grupos: a) canon clásico (grecolatino); b) canon hispánico (de tradición grecolatina o de tradición racionalista plural); c) canon extranjero (generalmente, de orientación inglesa y, sobre todo, francesa).

3.Marco o uso canónicos. El discurso de la canonicidad también distingue entre canon expreso de referencia o marco y canon expreso de uso. En el primer caso, la fuente mencionada se considera referente en materia teórica o disciplinar a partir de una tradición que lo eleva a la categoría de canon, aunque el gramático investigado no lo emplee en su texto. En el segundo caso, el texto o autor se referencia como canon expresamente usado por el tratadista que estemos investigando22.

4.Materia de referencia canónica. El contenido o criterio expreso que se constituye como canon puede ser el propio uso de la lengua que se hace en un autor o el uso de una determinada doctrina o teoría, de ahí que distingamos entre canon de lengua y canon de teoría (bien de autor, bien de movimiento teórico). El segundo es el tipo de canon que analizaremos explícitamente en esta monografía. El que hemos denominado como canon de lengua se corresponde con aquellos escritores (poetas, novelistas, etc.) que, a modo de auctoritas, utilizan nuestros gramáticos para ejemplificar las diversas partes de su tratado, como muestras del buen hablar y del buen escribir.

5.Autocanon. Las autorreferencias no son infrecuentes en el corpus que analizamos. Dichas autocitas pueden producirse de diversas formas en nuestra tradición: a través de autor extratextual en los paratextos, a través de notas al pie, a través de menciones explícitas en el cuerpo de texto, etc.←41 | 42→

6.Niveles de canon explícito. Fruto de un proceso in crescendo de gramatización y cientifización de la teoría, encontramos en el discurso de la canonicidad diversos niveles de canon, es decir, la mención de una referencia canónica (autor) dentro de otra referencia (de otro autor)23.

7.Gradualidad en los niveles de canon explícito. Los tratadistas, con frecuencia, no solo establecen niveles de canon (vid. punto anterior), sino que, además, indican que la acción del canon se produce de forma gradual24. Esa gradualidad también se produce de forma externa al canon mismo, es decir, en función del receptor, de la edición, etc., se introducen unos u otros autores canónicos.

8.Metacanon. El discurso de la canonicidad incluye, de forma poco frecuente, referencias metacanónicas, normalmente en el interior del prólogo o preliminares, lo que pone de relieve el carácter formulístico o fosilizado de ciertos topoi del prólogo y del propio discurso canónico25. Sin duda, este hecho ←42 | 43→es muestra de un avanzado proceso de gramatización y, también, cientifización de la gramática.

Por otra parte, y en relación con el canon, en una investigación sobre historiografía de la gramática en el Perú del siglo XIX, resulta pertinente el análisis de las tradiciones literarias en los principales núcleos editoriales. La adecuación se deriva de un aspecto esencial en las gramáticas, como textos ideológicamente marcados, tanto desde el punto de vista intralingüístico como desde la perspectiva extralingüística (cf. Zamorano Aguilar 2019a). En el ámbito intralingüístico la ideología se concreta en aspectos internos de gramatización, diálogo de fuentes y, por tanto, de doctrina científica, muy relacionada con tendencias de tipo filosófico. Por lo que respecta a la ideología extralingüística, esta se concreta en las gramáticas, fundamentalmente, en los paratextos (epitextos y peritextos), así como en microtextos en el cuerpo de la gramática (ejemplos26, ejercicios, lecturas, etc.). La gramática, pues, se erige como un objeto de análisis que resulta ser producto de su contexto interno y externo. Estos índices de ideología extralingüística contribuyen al enriquecimiento de la historiografía lingüística externa (Brekle 1986) y se traducen en marcas de interpretación del objeto de estudio en general (la gramática) y de la ideología intralingüística en particular.

De forma específica, los microtextos en el cuerpo de la gramática son índices de ideología extralingüística en el marco de tres ejes: eje pedagógico, eje literario y eje sociocultural. En concreto, el eje literario se manifiesta a través del canon derivado de los autores y obras literarias privilegiadas en las gramáticas.

Por tanto, para abordar este problema científico es necesario acercarnos a las teorías sobre el canon, que tienen su origen en el ámbito de la historia y la teoría literaria27. Si nos centramos en el canon específicamente peruano, y ←43 | 44→antes de exponer nuestro planteamiento teórico-metodológico, conviene definir este concepto –que ha recibido caracterizaciones plurales– con Torres Ortiz (1992: 141–142; el subrayado es nuestro) en estos términos:

El canon literario es el repertorio de obras consideradas apropiadas para conservar, estudiar y difundir en determinada sociedad. Se ha definido como una colección de los valores históricos y sociales de una nación, de nociones pedagógicas, de ideas sobre el propósito de la literatura […] Por lo general, el canon literario se compone de obras institucionalizadas y representativas de la producción literaria central o hegemónica. En las últimas décadas se ha cuestionado el canon literario y se ha denunciado la lucha ideológica subyacente en todo proceso de canonización. Basta recordar que tradicionalmente el canon obedece a los criterios de una minoría privilegiada –críticos, profesores, editores– que representa a una élite en el poder […] El canon literario ha servido para imponer como valor único aquellas obras que reflejan la visión eurocentrista, las normas sociales, y la ideología de los grupos en el poder.

Details

Pages
734
Year
2022
ISBN (PDF)
9783631870365
ISBN (ePUB)
9783631870372
ISBN (Hardcover)
9783631869062
DOI
10.3726/b19255
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2022 (May)
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2022. 734 p., 54 il. en color, 32 il. blanco/negro, 86 tablas.

Biographical notes

Alfonso Zamorano Aguilar (Author)

Alfonso Zamorano Aguilar es catedrático de Lingüística General en el Departamento de Ciencias del Lenguaje de la Universidad de Córdoba (España). Premio Extraordinario de Licenciatura (2001) y de Doctorado (2005), ha centrado su investigación en la historia del pensamiento lingüístico y gramatical, con más de 110 trabajos, proyectos I+D+i y conferencias en universidades europeas y americanas.

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Title: La gramatización del español en el Perú del Siglo XIX
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