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Anglicismos en el español contemporáneo

Una visión panorámica

by Félix Rodríguez González (Volume editor)
Edited Collection 484 Pages

Summary

Este es el primer estudio global sistemático y actualizado del impacto del inglés en el español contemporáneo en el que se examinan las palabras y frases que se han convertido en partes integrales de la lengua. Se abordan una variedad de campos que van desde los más estandarizados, como la ciencia, la medicina, la política, la economía, los deportes, la música y el cine, hasta el argot de las drogas, el erotismo y las redes sociales. Los datos están referidos
al español peninsular pero también a zonas de ultramar, como las Islas Canarias, Hispanoamérica y los Estados Unidos. Dada la interdisciplinariedad de los aspectos examinados, el libro resultará de interés para investigadores en los campos de la sociología y otros relacionados con la lengua, como la lexicología y lexicografía, la traducción, la historia del español y el inglés y sus culturas.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Lista de contribuyentes
  • Prefacio (John Humbley)
  • INTRODUCCIÓN
  • Estudios generales
  • Algunas reflexiones sobre los primeros anglicismos del español peninsular (1700–1900) (Steven N. Dworkin)
  • Anglicismos en los medios de comunicación (Elisenda Bernal y Judit Freixa)
  • Anglicismos en los libros de estilo periodísticos (M.ª Elena Gómez Sánchez)
  • Aproximaciones cuantitativas al estudio del anglicismo (Elena Álvarez Mellado)
  • El anglicismo en los campos especializados
  • Anglicismos en la ciencia y en la técnica (Cecilio Garriga Escribano)
  • Anglicismos en medicina (Amanda Roig-Marín y Noel Roig-Marín)
  • Anglicismos en la economía (José Carlos de Hoyos)
  • Anglicismos en la política (Eliecer Crespo-Fernández)
  • Anglicismos en el lenguaje de la música rock (Juan Gómez Capuz)
  • Anglicismos en el cine (David Giménez-Folqués)
  • Anglicismos en el deporte (Jesús Castañón Rodríguez y Félix Rodríguez González)
  • El anglicismo en los lenguajes especiales y el argot
  • Anglicismos en el argot de la droga (Félix Rodríguez González)
  • Anglicismos en el argot del sexo y el erotismo (Félix Rodríguez González)
  • Anglicismos en las redes sociales (María Jesús Rodríguez-Medina)
  • Anglicismos en zonas de ultramar
  • Anglicismos en el español de Canarias (María Isabel González Cruz)
  • Anglicismos del español en América. Panorama y revisión crítica (Félix Rodríguez González)
  • El spanglish de los Estados Unidos: una práctica lingüística e identitaria (Silvia Betti)
  • Obras publicadas en la colección

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Lista de contribuyentes

Elena Álvarez Mellado

Universidad Nacional de Educación a Distancia

Elisenda Bernal y Judit Freixa

Universitat Pompeu Fabra

Silvia Betti

Università di Bologna y ANLE

José Carlos de Hoyos

Université Lumière Lyon 2 – CeRLA

Jesús Castañón Rodríguez

IES Parquesol, Valladolid

Eliecer Crespo-Fernández

Universidad de Castilla-La Mancha

Steven N. Dworkin

Universidad de Michigan

Cecilio Garriga Escribano

Universitat Autònoma de Barcelona

David Giménez-Folqués

Universitat de València

Juan Gómez Capuz

Grupo Val.Es.Co. – Universitat de València

M.ª Elena Gómez Sánchez

Universidad Europea de Madrid

María Isabel González Cruz

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria←7 | 8→

María Jesús Rodríguez-Medina

Universidad de Las Palmas de Gran Canaria

Félix Rodríguez González

Universidad de Alicante

Amanda Roig-Marín y Noel Roig-Marín

Universidad de Alicante y Universidad de Miguel Hernández

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John Humbley
Université Paris Cité

Prefacio

Primera enciclopedia de estudios sobre el anglicismo

No se toma a la ligera la tarea de prologar la primera enciclopedia en cualquier campo de actividad. La publicación de una enciclopedia es un hito importante en sí mismo, ya que indica no solo la mayoría de edad de la disciplina en cuestión, sino que más particularmente afirma su alcance tanto en amplitud como en profundidad. Por eso, Félix Rodríguez González nos ha proporcionado no un manual, sino una obra de referencia enciclopédica que pide ser ampliada a medida que se hacen sentir las necesidades. Ha habido un número considerable de diccionarios de anglicismos publicados en varios países, como se comentará más adelante, pero parece que, hasta el día de hoy, nadie ha pensado –¡ni se ha atrevido!– a dar el paso y elaborar una obra de referencia a gran escala.

En este prefacio, primero consideraremos cómo el concepto de enciclopedia no solo es relevante para los estudios sobre el anglicismo, sino también un paso importante para promoverlos. Como una característica definitoria de la enciclopedia no es solo un alcance amplio, sino también el objetivo de dar cuenta de las diferentes clasificaciones, se realizará un estudio en una segunda parte para mostrar cómo el estudio de los anglicismos se puede ver para encajar con la lingüística, la lexicografía y la planificación lingüística, todos ellos grandes campos que se superponen de diversas formas. Esto a su vez conduce a una breve reseña de la forma que han tomado los estudios de anglicismos, en particular la producción de diccionarios. En una parte final explicaremos por qué Félix Rodríguez González está en una posición única para iniciar tal enciclopedia.

Enciclopedias

Las enciclopedias existen desde hace mucho tiempo. En la tradición occidental se remontan a la época griega y romana, aunque la mayoría de las del Mundo Antiguo se han perdido al menos en parte. Si bien pretendían incluir todo el conocimiento sobre la mayor variedad de temas posible, también tenían un sesgo lingüístico, no solo como expresión del conocimiento del mundo, sino también del conocimiento específico del idioma, en la medida en que se pensaba ←9 | 10→que el origen de las palabras era la clave para entender su significado real. Algunas ya estaban especializadas en determinados campos, como la de Plinio el Viejo, cuya enciclopedia pretendía tratar de la historia natural y que, de hecho, cubría una amplia gama de temas, desde la cosmología hasta las artes. La orientación etimológica se afirma en la Edad Media: la enciclopedia de Isidoro de Sevilla se titula efectivamente Etimologías. Al final de la Edad Media, en el siglo XIII, Ramon Lulle escribió Arbor scientiae, donde el conocimiento se presentaba jerárquicamente en una estructura de “árbol”. El concepto de enciclopedia que conocíamos hasta hace poco nació en los países europeos en el siglo XVIII. La más ilustre bien puede ser la Encyclopédie de Denis Diderot y Jean Le Rond d’Alembert (1751–1772), ahora de consulta libre en el sitio web de la Académie des sciences francesa. El sesgo religioso que caracterizó a las enciclopedias de la Edad Media fue reemplazado por lo que ahora se reconoce como escepticismo científico. El conocimiento se presentó de una manera lógica y racional, con relaciones entre conceptos claramente establecidas. Además, se prestó atención a lo que pronto se conocería como tecnología (en el siglo XVIII todavía una cuestión de artes y oficios), que no solo se explicaba en detalle, sino que se vinculaba explícitamente con la ciencia de la que emanaba. Desde el punto de vista del lenguaje para fines específicos, se cree que la enciclopedia desempeñó un papel importante en la estabilización de la terminología utilizada en un gran número de actividades. Desde el enfoque lingüístico, las enciclopedias son importantes, aunque los lingüistas mayoritariamente suelen descuidarlas. Los enciclopedistas se propusieron dar cuenta de cómo está organizado el mundo, pero lo hacen a través del lenguaje, dando un punto de vista fresco: palabras que arrojan luz sobre la forma en que los humanos abordan el conocimiento especializado.

Se puede esperar que esta nueva enciclopedia desempeñe un papel similar en el establecimiento del estudio de los anglicismos como una disciplina y un conjunto de actividades de pleno derecho. En otras palabras, es un paso importante hacia la disciplinarización. Ya se ha trabajado mucho para establecer este nuevo campo, como se esbozará a continuación, pero en forma de diccionarios, artículos y monografías. Todos estos deben unirse para proporcionar una fuente secundaria fiable que no solo dé acceso a las fuentes primarias, sino que también indique cómo se pueden abordar los diferentes temas relacionados.

Estudios de anglicismos

Se puede afirmar que los estudios sobre los anglicismos surgieron lentamente tanto por parte de los comentaristas lingüísticos como de los compiladores ←10 | 11→de diccionarios. En Francia, uno de los pioneros de estos estudios fue Jean-François Féraud1, cuyo Dictionnaire critique publicado desfavorablemente en 1787/88, pretendía ser una guía para el uso correcto en francés y de ninguna manera como una diatriba contra la influencia inglesa, que se estaba haciendo sentir en la Francia del siglo XVIII y en Europa occidental en general. Aunque en este diccionario se abordó una amplia gama de cuestiones lingüísticas, incluidas cuestiones ortográficas, gramaticales, etc., se incluyó un gran número de anglicismos en la nomenclatura y se analizaron con esmero. Solo unos pocos anglicismos del diccionario son préstamos directos o calcos; mucho más comunes son los préstamos semánticos y sintácticos, que pueden pasar desapercibidos y, por lo tanto, conducir a malentendidos.

Es importante señalar que, si bien Féraud tenía un objetivo prescriptivo, ayudar a las personas de las provincias (él mismo era de Marsella) a hablar y escribir de acuerdo con las normas sociales de la época, no se le puede acusar de ningún sesgo purista, ya que sopesa cuidadosamente los pros y los contras de las innovaciones provocadas por esta influencia del idioma inglés. Las derivaciones prestadas del inglés que llenan los vacíos léxicos en francés, por ejemplo, se juzgan positivamente (Humbley 1986). El análisis también tiene en cuenta las causas de la influencia inglesa –la traducción de novelas populares se impugna correctamente– y el papel de los diccionarios en informar al lector de la situación real de la lengua. Por lo tanto, se puede afirmar razonablemente que el Dictionnaire critique fue uno de los antepasados de los diccionarios de anglicismos.

Los primeros diccionarios de anglicismos eran a menudo militantes en lugar de científicos. Este fue el caso del primer tratado alemán sobre anglicismos, el de Dunger ([1898] 1909) Wider die Engländerei in der deutschen Sprache, parte de una diatriba contra la influencia inglesa en general. En el norte y centro de Europa, los anglicismos ya se trataban en una forma de diccionario poco conocido fuera de esta región: el diccionario de palabras extranjeras, o, como el que se conocía en alemán– y de hecho aún se conoce– como el Fremdwörterbuch. Estos no fueron concebidos con un objetivo purista (o no necesariamente: Dunger ya había publicado un Fremdwörterbuch con una agenda decididamente nacionalista), sino que tenían la intención de explicar palabras aprendidas derivadas del griego o el latín, donde la palabra más común era un calco: así Lungenentzündung era y sigue siendo la forma cotidiana de Pneumonie. Pero a partir ←11 | 12→del siglo XIX, los anglicismos también se incluyeron en estas obras, ganando así visibilidad en la escena lexicográfica.

Sin embargo, no todos los diccionarios de anglicismos en el pasado fueron militantes y polémicos. En Francia un diccionario titulado: L’anglicisme et l’anglo-américanisme dans la langue française: dictionnaire étymologique et historique des anglicismes fue publicado por Bonnaffé en 1920 con el objetivo expreso de documentar la influencia léxica del inglés sobre el francés desde una perspectiva objetiva y científica.

A finales del siglo XX se publicaron muchos diccionarios de anglicismos. En Francia algunos eran trabajos científicos publicados por editoriales de renombre, como el Dictionnaire des anglicismes de M. Höfler (1982), un diccionario que solo incluía préstamos directos, publicado por Hachette y el Robert des anglicismes de Josette Rey-Debove y Gilberte Gagnon (1981 y varias reediciones) de Le Robert. Al mismo tiempo, también se publicaron una serie de diccionarios de divulgación, ya sea dedicados exclusivamente a los anglicismos o a las nuevas palabras en general, una buena proporción de las cuales son derivadas del inglés. La neología es una especialidad de las lenguas romances, en particular el francés y el italiano, y existe una larga tradición de nuevos diccionarios de palabras, algunos de los cuales están muy bien investigados (Adamo y Della Valle 2003, entre varios otros).

Estos dan una medida objetiva de la proporción de anglicismos entre las palabras nuevas en general. El alemán puede presumir del diccionario más completo de anglicismos, un monumento de tres volúmenes, Anglizismen-Wörterbuch (1993–1996), iniciado por Broder Carstensen por su cuenta y completado por Ulrich Busse. Pero otros idiomas se enriquecieron de manera similar con una descripción detallada de sus anglicismos, como el diccionario de danés de 1997 de Knud Sørensen. Para el español los diccionarios de referencia llegaron un poco más tarde, gracias a las iniciativas de Félix Rodríguez González (2017), que completaron el diccionario anterior (Rodríguez González y Lillo Buades 1997) como veremos a continuación.

La lectura de investigaciones sobre anglicismos en francés a menudo da la impresión de que un idioma en particular está más abierto a los préstamos que los demás. Así que la idea de averiguar si existen diferencias sociales o lingüísticas entre la recepción de los anglicismos está en el aire desde hace tiempo, aunque tardó varias décadas en materializarse. Entre los primeros en plantear esta idea estuvo el didacta Rudolf Filipović, cuyo proyecto era construir un diccionario de anglicismo paneuropeo. Se las arregló para producir un modelo de diccionario de anglicismos para el serbio y el croata, pero el diccionario comparativo nunca despegó.

←12 | 13→Se necesitó toda la determinación del anglicista con sede en Colonia Manfred Görlach (2001, 2002) para coordinar no solo el Dictionary of European Anglicisms, sino también dos volúmenes complementarios, una bibliografía, y otro sobre una historia de los anglicismos en las lenguas examinadas. Esta extraordinaria iniciativa fue representativa de las lenguas europeas en general, equilibrada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste, el romance, el germánico, el eslavo y otras familias lingüísticas (cuatro de cada una), por lo que se documentó una nomenclatura de unas 3800 entradas en las dieciséis lenguas.

La publicación de estos tres volúmenes, seguido de un cuarto sobre la influencia de otros idiomas en el inglés, fue aclamada como un hito incluso más allá de los límites de la academia, aunque el impacto real varió según el país implicado; en Italia el diccionario tuvo una publicidad considerable, mientras que en Francia se pasó por alto sin comentarios.

Este éxito llevó a hablar de un seguimiento, que se discutió en varias conferencias, en particular la organizada en Ratisbona por Roswitha Fischer y Hanna Pułaczewska (2008). Se consideró que el diccionario debía continuar para ver cómo la influencia del inglés afecta a los diferentes idiomas a largo plazo, utilizando corpus que acababan de entrar en línea en este momento, lo que aumentó la fiabilidad y la representatividad de las comparaciones entre idiomas. La Global Anglicism Database (GLAD) nació así, gracias en gran parte a los esfuerzos de Félix Rodríguez González, alojada primero por la Escuela Noruega de Economía hasta 2022 y luego por el instituto de lengua holandesa (Instituut voor de Nederlandse Taal) bajo la dirección de Nicoline van der Sijs, con una base de datos que comprende, en el momento de escribir este artículo, diecisiete idiomas, incluidos importantes idiomas asiáticos como el chino y el japonés. También hay una bibliografía en el sitio noruego2. Esta es una base para el trabajo comparativo sobre anglicismos en una escala hasta ahora inimaginable.

Investigación del anglicismo y lingüística

Hay que admitir que la investigación sobre anglicismos o sobre préstamos en general ha sido considerada hasta hace poco como una actividad marginal dentro de la lingüística. Hay varias razones para esto, algunas completamente justificables, otras no tanto. Como se ha mencionado, muchos de los diccionarios de anglicismos del pasado no han sido descripciones objetivas y completamente ←13 | 14→documentadas de las consecuencias léxicas de la influencia inglesa en un idioma en particular, sino más bien una reacción purista contra el préstamo. Por lo tanto, ha habido una cooperación de larga data entre la investigación universitaria y las autoridades lingüísticas que se remonta a la década de 1970 y más allá, el período conocido como la Révolution tranquille. En Francia, sin embargo, como señala Valérie Saugera (2017: 10), los lingüistas franceses no hacen del estudio de los anglicismos su especialidad, dejándolo en manos de estadounidenses como Michael Picone (1996) o especialistas alemanes en lenguas romances como Esmer Winter Froemel.

Sumada a las dudas sobre la legitimidad política de los estudios del anglicismo, hay una falta de legitimidad disciplinaria en algunos, aunque no en todos los países. La mayoría de los estudiosos actuales de los anglicismos son anglicistas, y mientras que en algunos países esto se considera una ocupación de buena fe en el marco de los estudios ingleses, en otros se considera que es parte de, digamos, los estudios alemanes como en Alemania. Incluso cuando no hay ningún obstáculo institucional, las razones puramente lingüísticas pueden limitar el alcance de la investigación del anglicismo. Por ejemplo, en el modelo de neología de Jean-François Sablayrolles (2019), hay dos “matrices”: una interna, la otra externa. La matriz interna consiste en una tipología compleja de estrategias de formación de palabras (diferentes tipos de interés compuesto, derivación, etc.), mientras que la matriz externa tiene un solo elemento: la palabra prestada.

Históricamente, los estudios de anglicismo hunden sus raíces en la historia de la lengua en la tradición de habla alemana, en consideraciones sociolingüísticas para el Nuevo Mundo y los Estados Unidos en particular y en el campo de la planificación lingüística, pero de ninguna manera exclusivamente en el mundo francófono. La tradición alemana se conoce como estudios de préstamo y se deriva del trabajo realizado en la historia del lenguaje y más particularmente en la explicación de cómo el alemán se convirtió en un idioma de pensamiento religioso y, más tarde, en un lenguaje de ciencia y tecnología.

Para que el alemán se convirtiera en un idioma escrito en el que la Biblia pudiera traducirse de manera confiable, fue necesario construir un nuevo vocabulario culto para transmitir estos nuevos conceptos. El camino elegido fue transferir palabras griegas y más especialmente latinas al alemán. Werner Betz (1949) conceptualizó y tipificó las diversas formas en que esto se hizo, y a él debemos la distinción entre préstamos directos e indirectos y la división adicional de los préstamos indirectos en subclases según su proximidad a un modelo original. Esta tipología ha sido un principio rector en los estudios de préstamos dentro y fuera del mundo de habla alemana, aunque fue necesario ←14 | 15→el monumental diccionario de Carstensen para cuestionar la validez de esta clasificación para el período contemporáneo.

La tradición estadounidense, ejemplificada por el longevo Einar Haugen (1950) y el efímero Uriel Weinreich (1953), se centró en el impacto que tuvo el inglés en las lenguas nativas de los inmigrantes, en particular los noruegos para Haugen y el yidis para Weinreich. Esta nueva orientación anunció nuevos enfoques: el sociológico llevó a concentrarse no en textos históricos sino en personas vivas y cómo su práctica del habla se modificó como resultado de su experiencia de bilingüismo desigual. Es en este contexto que se desarrolló el campo de la lingüística de contacto. El enfoque cambió de elementos léxicos aislados a una visión más global de la interferencia. La concepción de interferencia fue modelizada tanto por Haugen como por Weinreich, postulando un modelo que es reproducido, a menudo aproximadamente, por el hablante en forma de réplica; los modos de replicación son importación o sustitución. Con este esquema simple fue posible dar cuenta de las formas lingüísticas tomadas de un modelo de lengua extranjera como resultado de la interferencia.

Una tercera orientación menos directa de la investigación sobre préstamos lingüísticos pero con aplicaciones prácticas se expresó en diversas formas de planificación lingüística. En los países de habla francesa, la más conocida fue la política de convertir el francés en el idioma predeterminado de toda la comunidad de Quebec y, en particular, para satisfacer la demanda de utilizar el idioma nativo en el lugar de trabajo. Durante los años del gobierno británico en particular, los sectores empresarial y manufacturero de la economía habían pasado en gran medida a manos de angloparlantes y el inglés era el idioma utilizado por los jefes y los trabajadores. Cuando tuvo lugar la Revolución Silenciosa y los legisladores tomaron medidas para asegurar el uso del francés en el taller, se dieron cuenta de que los equivalentes en francés del vocabulario especial en inglés eran necesarios para garantizar la comunicación. Esto condujo a un vasto programa de reorientación de la terminología al francés, en otras palabras, a pasar de un paradigma de palabras prestadas directamente a uno de préstamos adaptados. La terminología inglesa seguía siendo el modelo y las formas francesas la réplica, mostrando diferentes grados de sustitución. Estas formas adaptadas, de hecho a menudo reconceptualizadas, no se consideraron préstamos sino ejemplos de neología, como teorizó Guy Rondeau (1984).

Las diferencias de punto de vista pueden dar lugar a notables discrepancias en los criterios de inclusión. Así, de acuerdo con los criterios utilizados, algunas categorías de anglicismos no son cualificadas propiamente como palabras prestadas. Este es el caso de una serie de categorías de lo que a veces se denominan pseudoanglicismos o falsos préstamos. Por lo tanto, una palabra como tennisman ←15 | 16→en francés o italiano puede contar como un anglicismo, ya que se compone de elementos léxicos ingleses, pero no como un préstamo porque no existe un modelo en inglés, o al menos un modelo lexicalizado, por lo que su lugar es ocupado por tenista. Ha habido una investigación considerable en el área de los falsos anglicismos y la publicación de un diccionario completo basado en el italiano (Furiassi 2010). La intención de Furiassi no era simplemente documentar el fenómeno en italiano (que el diccionario hace muy bien), sino también guiar a los usuarios italianos y hacerlos conscientes de lo que realmente es inglés y lo que no lo es; por lo tanto, también hay una dimensión didáctica asociada a la función de investigación primaria.

Acerca del editor

Al examinar el contenido actual de la Enciclopedia del Anglicismo, uno se siente tentado a concluir que fue concebida por el “hombre correcto en el lugar correcto”. ¿Quién más está tan idealmente cualificado para asumir esta aventura como Félix Rodríguez González? Desde sus primeros días en la universidad de su Valladolid natal, pasando por sus años de formación en los que trabajó en un doctorado en lingüística románica en una universidad de habla inglesa (Universidad de Alberta) hasta ascender a las filas de profesor en Alicante, este romanista/anglicista durante casi cincuenta años ha estado a la vanguardia de la investigación sobre la influencia mutua del inglés y el español. Ya en 1996, Mouton publicó una antología de sus trabajos publicados sobre la influencia de los préstamos del español en inglés, lo que le valió a su autor el Premio Español de Lingüística, otorgado por la asociación de profesores de inglés, AEDEAN (Asociación Española de Estudios Anglo-Norteamericanos).

Hay muchos estudiosos que han producido libros y artículos de investigación sobre la influencia que ejerce el inglés sobre varios idiomas, incluido el español: la bibliografía GLAD es prueba suficiente de ello. Lo singular de Félix Rodríguez González es su trayectoria como lexicógrafo. Los diccionarios que ha publicado, todos con presupuestos modestos, son modelos en sus géneros. Para el español en general, el innovador diccionario de anglicismo se produjo en Panamá (Alfaro 1950), pero para el español peninsular Félix Rodríguez González ha sido el protagonista principal, tanto con Lillo Buades (Nuevo diccionario de anglicismos, 1997) como por su cuenta (Nuevo diccionario de anglicismos, 1997). Toman su lugar a nivel europeo con Carstensen y Busse (1993–96) para el alemán y, más recientemente, con Weisman (2020) para el francés. Luego están aquellos diccionarios que se concentran en la anglicización de un vocabulario especial, en particular el de la lengua especializada más difundida, la del ←16 | 17→deporte. Su Diccionario de anglicismos del deporte (2021), escrito en colaboración con Jesús Castañón Rodríguez, es probablemente el primer diccionario en cualquier idioma que da cuenta de la anglicización de un vocabulario especial.

Details

Pages
484
ISBN (PDF)
9783631885765
ISBN (ePUB)
9783631885772
ISBN (Hardcover)
9783631885758
DOI
10.3726/b20002
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2023 (January)
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2022. 484 p., 9 tablas.

Biographical notes

Félix Rodríguez González (Volume editor)

Félix Rodríguez González es catedrático de Lingüística Inglesa en la Universidad de Alicante y doctor en Lingüística Románica por la Universidad de Alberta (Canadá). Entre sus publicaciones figuran Spanish loanwords in the English language (1996), El lenguaje de los jóvenes (2002) y Gran diccionario de anglicismos (2917).

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