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Luis Mateo Díez: El reposo de los muertos

by Domingo-Luis Hernández Álvarez (Author)
©2023 Thesis 362 Pages

Summary

Luis Mateo Diez: El reposo de los muertos es el primer ensayo en español sobre la obra novelística del gran autor, uno de los mejores del idioma que se consigna. Alcanza el ensayo a la novedad y a la exigencia sobre el material seleccionado.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice general
  • Capítulo uno En el tiempo
  • Capítulo dos El laberinto, un trozo de cuerda y el descenso a los infiernos
  • Capítulo tres En el camino hacia el Reino
  • Capítulo cuatro En el Reino
  • La ruina
  • El obituario. Modos y fronteras
  • Dialogismo y prolongación modal
  • Autor explícito-autor implícito
  • La multiplicación de los factores
  • Las tumbas de Celama
  • Vicisitudes
  • Capítulo cinco Los fantasmas
  • Capítulo seis La piedad
  • Mol
  • El asesino
  • La historia

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Capítulo uno En el tiempo

Resulta imprescindible, en el comienzo de este estudio, restablecer el orden de la producción novelística de Luis Mateo Díez. La elección del autor, Las estaciones provinciales frente a Apócrifo del clavel y la espina, es sospechosa. Por eso el análisis de esa primera novela (Apócrifo del clavel y la espina) resulta meritorio y esencial, por lo que muestra o por cómo la ejecuta el autor. De ello obtenemos los pormenores que ese texto contiene: las concepciones sobre la historia (trance y acabamiento), la construcción modal (primera persona vértigo histórico, tercera persona congelación histórica) y la equidad del diálogo. Con el inicio se sustancia el desarrollo: Las estaciones provinciales, La fuente de la edad...

Al ser preguntado Luis Mateo Díez sobre su primera escritura narrativa, respondió lo siguiente: “Mi primera novela, en la que invertí muchísimo tiempo, no era una novela de llegada sino una novela de salida a la que tardé mucho tiempo en llegar”1.

Examinamos la frase transcrita:

(1) “Primera novela” remite al principio de una trayectoria que en la fecha en la que Luis Mateo Díez respondió (2001) contaba con un número considerable de obras, varias de ellas de sumo interés; (2) “novela de salida” se enfrenta a “novela de llegada”, o lo que es lo mismo, nos encontramos ante la contraposición entre el inicio del acontecer de un autor y su actualidad; y (3) se refiere Luis Mateo Díez ahí al oficio de narrador, a la travesía por el duro, complejo y exigente proceso del aprendizaje, esto es, “tardar en llegar”. Y por el “tardar en llegar” evalúa el autor lo logrado y lo propone como tal.

Ahora bien, conviene disponer todos los fundamentos ante el análisis para que se entienda bien a lo que Luis Mateo Díez se refiere:

La “novela de salida”, la novela que se sitúa en el linde primero del desarrollo, es para Luis Mateo Díez Las estaciones provinciales, del año 1982; (2) la “novela ←11 | 12→de llegada”, la novela en la que ha invertido cerca de veinte años de adiestramiento, una de sus novelas más arriesgadas y ambiciosas, se titula La ruina del cielo del año 1999.

Nos encontramos, conforme manifiesta el escritor, ante dos extremos, ante dos bases del acaecer: Las estaciones provinciales y La ruina del cielo. Podría parecer que la cuestión planteada por Luis Mateo Díez, dado el tiempo transcurrido, de 1982 a 1999, sería el encontrarnos con una (la primera, Las estaciones provinciales) frente a la otra (La ruina del cielo) o una contra la otra. Pero hemos de reparar. Luis Mateo Díez no aduce separación para el caso, no contrapone una novela en oposición a la otra. En todo caso lo que hace es diferenciar las entradas. O lo que es lo mismo, lo que repara el escritor es las estrategias encontradas en el trayecto. Es decir, a lo que alude Luis Mateo Díez es a un asunto ínsito de la práctica del narrar, de construir novelas, y por eso las evalúa.

De manera que lo que nos compete es organizar la cita vista. En principio por una razón cimera: el inicio de la escritura narrativa de Luis Mateo Díez no es, pese a lo que él enuncia, Las estaciones provinciales. Esa información del autor no se aviene en bibliografía, no es posible exponer expresamente el desarrollo de su trabajo de ese modo. Lo cual da para sospechar. Esto es, la afirmación en la fecha señalada en 2001 ha de repararse, es necesario situar los valores nombrados junto con el material que Luis Mateo Díez desvía; ha de darse un paso atrás a fin de solucionar una renuncia intencionada del novelista, en tanto antes de 1982 descubrimos artilugios suyos prominentes. Sitúo una evidencia incontrovertible de Luis Mateo Díez: 1977, Apócrifo del clavel y la espina.

Más si atendemos a lo que en ese momento (1977) Luis Mateo Díez manifestó por su escritura. Habló del “arriesgado” proyecto en el que se había inmiscuido. Hablamos, en efecto, de Apócrifo del clavel y la espina. Por lo cual cabe ratificar que en la conversación citada lo que hace Luis Mateo Díez es confrontar momentos; y elige: 1982 y 1999. ¿Qué ocurre, por qué omite Luis Mateo Díez el 1977, por qué prima el 1982 contra el 1977?

Responderé a la pregunta.

Primera instancia, la más evidente: Apócrifo del clavel y la espina juega con la unidad en lo disímil. Dos partes, dos novelas cortas, dos actuaciones en letra, dos en una. Y ahí una diferencia axial: la unidad funcional y semántica de Las estaciones provinciales contra la difusión de Apócrifo del clavel y la espina. ¿Eso es lo que elige Luis Mateo Díez para decidir? Por el trayecto, tal cosa es lo que se prueba. Se prueba hasta la porfía del autor (que se analizará en otro apartado de este libro) de reivindicar como novela de llegada a La ruina del cielo o a Vicisitudes (2017), novelas en su inquebrantable multiplicidad episódica.

←12 | 13→Así es que lo dicho nos hace trasladar hasta la posición de 1977.

El poeta y ensayista Agustín Delgado señala en el “Prólogo”2 a la primera edición de Apócrifo del clavel y la espina —y cosa no enmendada por Luis Mateo Díez en esas fechas— que nos encontramos ante “Una novela y no dos”. Efectivamente —continúa—, “el «Apócrifo (del clavel y la espina)» es la historia y el «Blasón (de muérdago)» el final de la historia. O si se prefiere, la una (la primera) la cara y la otra (la segunda) el envés de idéntica gótica moneda, en tanto vistas, la primera, con los ojos del vértigo, y la segunda, con la lente de la congelación3.

Si indagamos en lo que Agustín Delgado leyó, situamos la actuación en letra ahí de Luis Mateo Díez por encima de la excusa previsible del año 2001: un narrador que construye una novela con dos novelas. ¿Por qué repara Luis Mateo Díez esa actuación en la fecha antes citada, 2001? Continuemos.

Lo que Agustín Delgado señala es que la unidad de Apócrifo del clavel y la espina viene dada por lo que el texto en su funcionalidad propone: la lectura radical de la historia, que se soporta, que solo se soporta, por el ajuste de sus extremos. Dos extremos: (1) vértigo y (2) congelación. Y eso expone, en efecto, la novela, eso muestra de manera radical esa novela. Semánticamente, además, resulta axiomática. Por tanto, no queda otro remedio que aceptar: si dos en una (cual el escrito propone), una por la relación ínsita entre las partes, cual leyó con mérito Agustín Delgado.

La argucia montada por Luis Mateo Díez en Apócrifo del clavel y la espina señala lo que acertadamente Agustín Delgado subrayó: historia (una) en historia (dos) y por la Historia (una en dos). Y suscribe Delgado (cual se leyó) otra cosa que habremos de tener especialmente en cuenta para lo que más adelante expondré, en tanto las posiciones encontradas determinan manejos narrativos también encontrados: la historia es vértigo; el final de la historia es congelación.

Eso es lo que se encuentra en la primera iniciativa novelística de Luis Mateo Díez. Y eso para él en 2001 no confirma el demérito de lo creado entonces sino que enmienda la radicalidad pragmática de lo forjado en aquel tiempo y que corrige desde 1982.

Lo expuesto nos lleva a plantear lo siguiente: argumentar el presente se combina con el reconvenir el pasado. Tal cosa es lo que argumentó el autor en la fecha señalada del año 2001. Pero tal maniobra es presumible en acción, no ←13 | 14→en acabado. Y lo es porque una cosa es construir novelas de un modo y otra es excluir del todo proposiciones ínsitas. De donde, lo que propuso Luis Mateo Díez nos lleva ineludiblemente a dilucidar sobre la entidad que en esa época programó, anudar el desarrollo dicho desde Las estaciones provinciales. Si a ello nos avenimos habremos de constatar: por esa iniciativa quedarían fuera del registro, del análisis, asuntos incondicionales de la obra de Luis Mateo Díaz. Y eso no lo podemos aceptar. Al menos por uno de esos registros que resulta cimero: la historia.

Hemos de proceder conforme dicta la evidencia. Volvamos atrás para asentir.

Partamos de los dos términos fijados por Delgado (vértigo y congelación), que son ciertos, conjeturales. ¿Cómo operar con Historia en la novela?, ¿cómo establecer los puntos de regularidad y de discordia entre el vértigo y la congelación? Una (“Apócrifo del clavel y la espina”) en un punto, otra (“Blasón de muérdago”) en el suyo. Cierto que para el caso, el dos novelas en una no solo convierte en arduo el mentado principio de unidad sino que se convierte en una maniobra narratológica eximia. Y eso, exactamente eso, es lo que hemos de analizar. Así, para ponderar, no está por demás traer hasta este lugar manejos de Luis Mateo Díez en actuaciones posteriores sobre la historia. Eso da sustancia a la elección dicha de 1982 frente a 1977. La pregunta es pertinente: ¿no hay Historia en Las estaciones provinciales?, ¿qué confirma a la una frente a la otra?, ¿la desmesura funcional de Apócrifo del clavel y la espina? Los deslindes son medulares: 1982 es una fecha exponencial por lo que se vive en España, la posguerra; 1977 es una fecha exponencial por lo que se piensa de España desde el presente de la escritura hacia el pasado remoto. Y esa es la radical diferencia del que construye en novela a partir del año elegido de 1982 frente al que construyó en novela en el año 1977.

Vayamos, para corroborar, a la Ordial de Fantasmas del invierno (2004). Esa enseña (Ordial) es una ciudad más que una ciudad. Cierto que por lo que la novela contiene no nos encontramos tan solo ante una mera metáfora circunstancial, no apreciamos en ella solo la simple reconstrucción de un periodo preciso de España, la Guerra civil española. Evaluamos, no obstante, que la Guerra civil ahí es axial. Entre otras cosas porque en Fantasmas del invierno (como ya había hecho en novelas anteriores) se plantea el radical dilema ideológico del autor. Esa guerra no solo destruye (material, ideológica, política y personalmente) sino que ratifica. Y ahí, en la ratificación, el paso de más, la iniciativa prevista de arrimar la enjundia ética a las sombras del desastre. Ahí el presente con lo que desvela al presente, el pasado más o menos cercano en el que la tragedia se fraguó. Porque eso es, para Luis Mateo Díez y otros muchos en España, la Guerra civil española, una desgracia, una catástrofe. De donde, si el vértigo ←14 | 15→proclama, la congelación ratifica. Y cabe señalar: el vértigo (la constatación de la historia) decide en Fantasmas del invierno, igual que en Las estaciones provinciales, La fuente de la edad, El expediente del náufrago. De lo cual rescatamos la estratagema de Luis Mateo Díez en Apócrifo del clavel y la espina y lo que la sanciona; no tanto la especialidad de la historia (el remoto linaje medieval) sino la historia en su radicalidad. Puede ponderarse que el vértigo es quien determina (en diseño) a Las estaciones provinciales o a Fantasmas del invierno. En ello basa Luis Mateo Díez la enjundia de esas novelas, en ello su contundencia. En Apócrifo del clavel y la espina se alarga; y ahí prolongándose comprime a la Historia en su inviolabilidad. Dos tiempos, dos novelas límites en una. ¿Para ratificar o para reparar? ¿O porque en la perspectiva sobre la Historia del Luis Mateo Díez de entonces el ratificar y el reparar andan juntos, no son ineludibles lo uno sin lo otro? ¿Trama ideológica que se convierte en trampa narrativa? Dicho de otro modo: ¿qué separa Luis Mateo Díez entre 1977 y 1982. Solo una cosa repara ahí Luis Mateo Díez: la “regular” construcción del futuro, negar los elementos funcionales extremos frente a los elementos funcionales concéntricos. Solo eso, no lo que la historia significa para construir, como significó para construir en Apócrifo del clavel y de la espina.

Para administrar ajustes hemos de volver a la entrevista del año 2001 en la que Luis Mateo Díez declaró el inicio. Lo que advierte Luis Mateo Díez allí no es una simple corrección del arranque de su escritura, Las estaciones provinciales antes que Apócrifo del clavel y la espina. Cabe aducir más pormenores para no confundirnos. Uno nos llevaría a indagar sobre el arduo ejercicio narrativo que propone Luis Mateo Díez en Apócrifo del clavel y la espina, eso que llamó “escritura ambiciosa”, cual ya se adujo, y lo es, cual asimismo aclararemos. Recordemos al respecto el citado “a la que tardé mucho en llegar” en referencia a La ruina del cielo. Y con ello los deslindes más resolutivos. Que nos llevan a deducir que lo que ajusta Luis Mateo Díez en 2001 con el paso de 1977 a 1982 es la “premura” inaugural (Luis Mateo Díez tenía en esa época 35 años, exactamente igual que el Chatwin de In patagonia) por la que urge reinstaurar la medida: Apócrifo del clavel y la espina en su punto de desequilibrio, Las estaciones provinciales, la novela, en el suyo. O lo que es lo mismo: novela en su certidumbre (Las estaciones provinciales) frente al exceso de la novela (Apócrifo del clavel y la espina). Quiero decir, ¿si hay pensamiento histórico en Apócrifo del clavel y la espina no hay ideología en Las estaciones provinciales? Por supuesto; pero no la manifiesta Luis Mateo Díez en su radicalidad como la manifestó en Apócrifo del clavel y la espina. ¿No hay ideología en Fantasmas del invierno? Por supuesto y mucha, como la trama carnavalesca montada en torno a la figura del Caudillo y mucho más (Voldián Peña, los fusilados, los perseguidos.), pero ←15 | 16→en ficción. Y en semejante cotejo de recursos, el inicio, el principio, la primera muestra de lo que vendrá es Las estaciones provinciales por la unicidad. En ello se funda la elección, no en otro pormenor que ataña a Apócrifo del clavel y la espina, no a reconvención alguna de Apócrifo del clavel y la espina en antagonismo con Las estaciones provinciales. Novela en su incondicionalidad frente a profusión de la novela, insisto, y profusión en manejo político expreso.

Visto lo visto, ¿a qué nos lleva el deslinde, a suspender la incursión en Apócrifo del clavel y la espina porque Las estaciones provinciales es quien decide? Cuestión poco meritoria, si de ese modo procedemos, porque los valores de Apócrifo del clavel y la espina son sustanciales, tanto en los apartados técnicos como en los semánticos.

Avengámonos a semejante resolución.

De lo mostrado en Apócrifo del clavel y la espina entresacamos la evidencia que pone a Luis Mateo Díez en el punto dilecto del acontecer (historia) como narrador. Pongamos en perspectiva el tantas veces mentado vértigo con el punto de más de la congelación. Abismarse en la Historia (vértigo), la Historia inevitable, la Historia que lo atrae y la imperiosa necesidad de acabar con la Historia (congelación) y las consecuencias de la Historia es lo que da sustento a la novela. Por eso es perentorio aclarar o desarticular el artilugio Apócrifo del clavel y la espina.

Paro, en primer lugar, en el aspecto que pareciera más primoroso de los rudimentos ahí contenidos: lo ancestral, la memoria, el pasado que ha de (re)organizarse —eso que (como veremos más adelante) el escritor inglés John Fowles llamó (re)entry— y que es una de las marcas centrales del relato, en una y en la otra parte. Esa es la estampa superficial del escrito al que más de uno se acoge y tal cosa no me parece lo más estimable. Porque si de ese modo exclusivo se procediera, distraeríamos el primor montado entre la presencia del uno en historia (el Cojo) y del dos en final (don Senén).

Details

Pages
362
Year
2023
ISBN (PDF)
9783631885956
ISBN (ePUB)
9783631885963
ISBN (MOBI)
9783631886755
ISBN (Hardcover)
9783631885949
DOI
10.3726/b20013
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2023 (April)
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2023. 362 p.

Biographical notes

Domingo-Luis Hernández Álvarez (Author)

Domingo-Luis Hernández [Álvarez] nació en Los Realejos, isla de Tenerife en el año 1954. Es Licenciado en Filosofía y Letras, Sección de Filología Hispánica, por la Universidad de La Laguna. Leyó la Tesis Doctoral, La narrativa de Roberto Arlt, el 12 de setiembre del año 1992. Obtuvo la calificación de Apto cum Laude por Unanimidad y el Premio Extraordinario de Doctorado de la Facultad de Filología Española de la Universidad de La Laguna. Es Funcionario de Carrera de Profesores Titulares de Universidad. Título expedido en La Laguna en junio de 1995. Y profesor de la ULL, Facultad de Filología, Departamento de Filología Española. Especialista en Literatura Hispanoamericana, pertenece a la Sección de esa rama desde su fundación y ha impartido clases de Literatura Hispanoamericana Contemporánea, de Literatura Hispanoamericana de la Época Colonial, además de los Cursos de Doctorado sobre Roberto Arlt, la picaresca española o Literatura y frontera. Su larga trayectoria investigadora, combina estudios de literatura hispanoamericana, española y europea contemporánea. De entre sus trabajos críticos destacan los siguientes: Luis Mateo Díez, Fantasmas del invierno (edición de Domingo-Luis Hernández), Barcelona, Clásicos Castalia-Narrativa Siglo XXI, 2014, Guilleragues, Cartas portuguesas de la monja Mariana Alcoforado, con ilustraciones de Zuca Sandan (Domingo-Luis Hernández, traducción, notas, edición y apéndice), La Página, Ilustrados, 2011, Pedro García Cabrera, Los senos de tinta/Erotismo y surrealismo (Domingo-Luis Hernández, ed., con el ensayo "Pedro García Cabrera y las vanguardias", pp.111-142), La Página, Ilustrados, 2010, Roberto Arlt, El traje del fantasma (Domingo-Luis Hernández, ed. y notas, con el ensayo "Arlt más que Arlt", pp.109-133), La Página, Ilustrados, 2010, Surrealismo siglo 21 (Domingo-Luis Hernández, ed., con el ensayo "La literatura en gaceta de arte", pp.412-439), Gobierno de Canarias, 2006, 454 pp, 28 x 21 cm, Luis Mateo Díez: los laberintos de la memoria, Asunción Castro Díez/ Domingo-Luis Hernández (eds.), con el ensayo "El laberinto, un trozo de cuerda y el descenso a los infiernos" (pp.221-256), La Página, 2003, Los cuentos de Roberto Arlt, Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, 1995, Roberto Arlt, la sombra pronunciada, Barcelona, Montesinos, 1995, Roberto Arlt, Narrativa corta completa, Secretariado de publicaciones de la Universidad de La Laguna, 1995, 2 vols.

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