Homo botanicus
Lengua, cultura y símbolos del mundo vegetal
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Table Of Contents
- Cubierta
- Título
- Copyright
- Sobre el editor
- Sobre el libro
- Esta edición en formato eBook puede ser citada
- ÍNDICE
- Introducción
- Primera parte. Lengua, cultura y símbolos del mundo vegetal
- Lenguaje figurativo y metáforas de una semántica que nos piensa como flores (María Águeda Moreno Moreno)
- La cultura del olivar y del aceite a través del léxico andaluz de tradición oral (Narciso M. Contreras Izquierdo)
- Balcones en flor: Léxico de especialidad e identidad patrimonial en Jaén (Marta Torres Martínez)
- Etnobotánica, atlas y diccionario (José Ramón Carriazo Ruiz)
- Codificación lexicográfica y mundo vegetal. La representación del conocimiento botánico en la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española (Jesús Camacho Niño)
- El léxico relativo a la flora filipina documentado en el Vocabulario de la lengua tagala (1613) de Pedro de San Buenaventura (Marta Ortega Pérez)
- Esteban de Terreros y el conocimiento del mundo vegetal en el siglo XVIII según el Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (Mercedes Quilis Merín)
- Artesanías vegetales y su tecnología en Andalucía. Una perspectiva etnobotánica (María del Mar Gutiérrez Murillo)
- Jardines, jardincillos, viveros y huertas: El mundo vegetal en el palacio del Buen Retiro en los siglos XVII y XVIII (Mercedes Simal López)
- La moda de las flores: De la indumentaria asiria a la camelia de Chanel (Ismael Amaro Martos)
- Cuando las apariencias (des)engañan. El efecto de bálsamos, tósigos y bebedizos en algunos textos áureos (Cristina Castillo Martínez)
- El interés por el léxico botánico de un profesor de español: Los “names of some Spanish-american fruits, vegetables” de F. F. Mortiz Foerster (Nueva York, 1883) (M.ª Ángeles García Aranda)
- Quien el azeite mesura, las manos se unta: Fórmulas parémicas y etnobotánica en la historia del español (Francisco Pedro Pla Colomer)
- Los nombres de plantas en la Centroamérica del siglo XVIII según la Descripción geográfico-moral de la Diocesis de Goathemala del arzobispo Cortés y Larraz (José Luis Ramírez Luengo)
- Etno-oleocultura en ELE. Impacto y viabilidad de un proyecto lingüístico de cooperación al desarrollo turístico (Narciso M. Contreras Izquierdo y M.ª Águeda Moreno Moreno)
- El ámbito de la botánica: Aproximación al tratamiento lexicográfico y cultural (Inmaculada Ruiz Sánchez)
- ELEtnobotánicos interculturales. Una investigación en el aula en un contexto de aprendizaje plurilingüe y pluricultural (Alicia Arjonilla Sampedro)
- Segunda parte. Homo botanicus
- Donde la botánica y la lingüística se encuentran: La Biblioteca Virtual de la Filología Española. Catálogo de obras y situación del proyecto (Estela Calero Hernández y Leticia González Corrales)
- Aproximación al Diccionario de los nombres euskaros de las plantas (1888) de José María de Lacoizqueta (Nerea Fernández de Gobeo Díaz de Durana)
- El trabajo lexicográfico del botánico Miguel Colmeiro (1816–1901): Nomenclaturas de ambos lados del Atlántico (Carmen Martín Cuadrado)
- La botánica en el diccionario bilingüe de D. Ramón Joaquín Domínguez: Estudio cuantitativo y análisis de una pequeña muestra (Leticia González Corrales)
- Un capítulo de la lexicografía botánica filipina: La obra de Ramón Martínez Vigil, O. P. (Jaime Peña Arce y Alexandra Duttenhofer)
Universidad de Jaén
Introducción
—[…] yo creí que la botánica no era más que para los boticarios.
— No, mujer: que en la botánica entiendo yo que entra también la vegetación grande, pongo por caso, alcornoques y fresnos. En España tenemos pocos árboles, y el Gobierno que nos plante algunos miles de millones será un gobierno sensato y entendido… Con que… no dejes de tomar la medicina, que yo me voy a mis quehaceres.
Benito Pérez Galdós, Bodas Reales
Incrementar la base de conocimiento multidisciplinar en el ámbito de las ecolenguas —concepto que en los últimos diez años ha venido a significar el diálogo entre lo medioambiental (y sus conceptos asociados: ecología, sostenibilidad, etc.) y el lenguaje (entendido este desde una perspectiva global, integral y holística, por lo que se refiere a los diversos lenguajes humanos, esto es, el social, el científico, el artístico, etc.)— es el objetivo principal de esta obra colectiva. El estudio se enmarca dentro de las bases teóricas y metodologías de las ciencias sociales y las humanidades, por lo que nos lleva al tratamiento de una línea de estudio que desarrolla un trabajo de investigación social, entendiendo por esta, el acercamiento al ser humano y a sus prácticas, en este caso en concreto, a la relación planta-ser humano construida a lo largo de la historia y depositada como conocimiento en distintas manifestaciones sociales y culturales. Así mismo, es fruto de los resultados de investigación que se han desarrollado dentro del proyecto de I+D+i en el marco del Programa Operativo FEDER Andalucía 2014‐2020: El mundo vegetal. Lengua, cultura y símbolo (referencia: EBM/FEDER UJA 2020 – 1380265), financiado por la Junta de Andalucía. Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) (Moreno, 2021-2022).
Esta colectánea de estudios pretende ser un lugar de encuentro para la investigación y la divulgación, cuyo interés principal gira en torno al estudio de la etnobotánica desde las ciencias sociales y las humanidades, con la finalidad ←11 | 12→última de mostrar mundos y lenguajes diversos, producción de saberes distintos y ámbitos multidisciplinares, esto es, por ejemplo, el mundo vegetal en la lexicografía, en la literatura, en la historia, en la documentación de archivo, en los textos orales, en la fraseología, en el arte, en la moda, etc. Al cabo, la obra aspira a conocer cómo desde la especialidad de la biología vegetal se puede acceder a la relación que mantiene la lengua con la cultura y el simbolismo social, además de reconocer y valorar los pensamientos tradicionales milenarios sobre las plantas, que por su carácter popular no han estado debidamente valorados, pero que ahora empiezan a ser socialmente reconocidos por su implicación positiva en la sostenibilidad planetaria. Y, en segundo orden, busca divulgar un conocimiento tradicional como una forma de colaborar con el conocimiento compartido y la cultura abierta. Y esto, porque trabajar en la “frontera del conocimiento” es, sin duda, trabajar para conseguir una sociedad cada vez más informada y colaborar en la creación de la Sociedad del conocimiento implica necesariamente contribuir a que ese crecimiento sea sostenible en el tiempo.
Las múltiples visiones que ofrecen los diversos espacios de estudio muestran los modos dialogantes en que los sujetos construyen la realidad. La investigación está enfocada en conocer cómo se enuncian sus prácticas (en la lengua, la literatura, el arte, la artesanía, la historia, la cotidianidad…) y lo que el homo botanicus hace para enunciarlas. Desde ahí, la investigación social se exhibe como un pensamiento documentado, sensible a las condiciones históricas, crítico y reflexivo, y con una función social y el alcance ético de servir para visibilizar una herencia cultural y una aportación tradicional, así como para promover la innovación y la responsabilidad corporativa desde el espacio universitario e institucional.
Hoy la etnobotánica está perfectamente construida como disciplina (Schultes, 1941; Rousseau, 1961; Hernández, 1970; Hurrell, 1987; Oliveira/Velázquez/Bermúdez, 2005; Oses, 2010 y Carreño, 2016, entre otros) y articula multitud de saberes de los miembros sociales en donde se cultiva y vive la planta.
En el ámbito hispanoamericano las iniciativas están consolidadas en entidades académicas de excelencia que trabajan este ámbito como disciplina científica y participan en la divulgación del conocimiento. Sirva de ejemplo las actividades científico-divulgativas llevadas a cabo por el Instituto de Ecología (INECOL) de la Universidad Nacional Autónoma de México, con un importante portal web sobre etnobotánica1.
←12 | 13→Por su parte, actualmente en España, dentro del ámbito académico universitario contamos con la Colección Etnobotánica, ubicada en el Departamento de Biología Vegetal I de la Universidad Complutense de Madrid —sobre su origen, objetivos, perspectivas y futuro podemos encontrar datos en el trabajo de Seriñá et alii (2015)—. La necesidad de estos estudios queda perfectamente descrita en su portal web:
En una época de globalización es necesario preservar los conocimientos populares que son transmitidos de generación en generación. Su pérdida implica la pérdida de nuestras señas de identidad y somos responsables de mantener este patrimonio cultural. La Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad alude específicamente a los conocimientos tradicionales destacando que éstos, son un modo de diversidad que hay que preservar, promocionar y fomentar, la diversidad biocultural (Ley 42/2007, BOE de 13 de diciembre). La investigación en Etnobotánica es un pilar fundamental en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad. En este marco cobra significado la recopilación y estudio de plantas útiles y de objetos de uso cotidiano y origen vegetal (Colección etnobotánica, en línea: https://www.ucm.es/cultura/c.etnobotanica).
Asimismo, entre otros muchos que podrían citarse, en Andalucía, el Real Jardín Botánico de Córdoba cuenta con una línea de investigación específica sobre etnobotánica (Gutiérrez Murillo, 1996; Gutiérrez Murillo/Morales, 2014), dentro de la cual se desarrollan trabajos de investigación con comunidades locales mediterráneas, iberomacaronésicas y de Latinoamérica. Desde la Universidad de Málaga, un equipo coordinado por Salvo Tierra ha recuperado el importante trabajo sobre los nombres vernáculos de las plantas en Andalucía documentadas durante los años 70 por el danés Vagn Jørgensen Brøndegaard (1919–2014) uno de los mayores representantes de la etnobotánica moderna (Tunón, ed. 2016).
A pesar de estos ejemplos citados y tanto otros, la literatura científica sobre etnobotánica, especialmente en el ámbito ibérico, es muy reciente —sirva como dato el catálogo bibliográfico sobre estudios etnobotánicos realizados en España desde 1980 (Pardo et al., 2014: 377–384)—. Además, cabe señalar que dicha literatura principalmente arroja conocimientos amplios sobre los estudios etnobotánicos descritos especialmente desde las ciencias biológicas, la geobotánica y/o estudios sobre medicina herbolaria (sirvan de ejemplo: Tardío/Pascual/Morales, 1999; Gómez Garrido, 2008; Latorre, 2009; González de la Cruz, 2012; Peris, 2013; Martínez Frías/Hernando, 2015; Rucabado/Sarabia/Pretel, 2015, entre otros). Esta línea de investigación ha sido amparada desde el mismo Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en España, consciente del valor y de la urgencia que tiene la recopilación de nuestras prácticas tradicionales, promoviendo la puesta en marcha del Inventario Español de Conocimientos Tradicionales relativos a la Biodiversidad (Pardo et al. 2014, ←13 | 14→Primera fase; y 2018, Segunda fase, 3 tomos), como parte de su tarea de cumplimiento de obligaciones y responsabilidad social. Así se señala:
La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, cumpliendo con el compromiso de España con el Convenio sobre Diversidad Biológica, reconoce la necesidad de conocer, conservar y fomentar los conocimientos y prácticas tradicionales de interés para la biodiversidad. Esta norma insta a las administraciones públicas a elaborar inventarios de conocimientos tradicionales que permitan avanzar en su conocimiento y conservación (Pardo et al., 2014: 7).
Dicho trabajo se ha realizado, como bien se apunta en el prólogo a la obra, desde distintas disciplinas, esto es, la etnobotánica, la etnozoología, la etnoecología, la etnofarmacología, la antropología cultural y la ecológica, la agroecología, la ecología y la dialectología. Sin embargo, a pesar de incluir la dialectología, como disciplina social y propia de las humanidades, la perspectiva de estudio, como vemos, se hace especialmente desde las ciencias biológicas vegetales.
En la rama de las ciencias sociales y de las humanidades las investigaciones que hallamos son muy escasas y no cubren todo el paradigma propio de estas ciencias. Así encontramos algunos trabajos como los que se abordan desde la religión y las tradiciones populares (González Celdrán, 2002 y Wagner, 2010), desde el lenguaje popular (Vallès 1996), la historia antigua (Estalayo, 2005), la literatura (White, 2009; Castelblanco, 2014 y Moreno, 2020), la lexicografía (Quilis, 2002; Moreno, 2014 y 2019) las obras especializadas (Bernabeu-Mestre, 2017) y la arqueología (Machado/Jover/López/Luján, 2008).
Por esto, la obra Homo botanicus. Lengua, cultura y símbolos del mundo vegetal se muestra como una iniciativa novedosa dentro del panorama de estudio propio y general de esta rama de conocimiento; pretende ofrecer nuevos datos desde otros ámbitos de estudio menos cultivados, como son el lenguaje etnobotánico en los diccionarios del español, en el arte y el patrimonio histórico, en la arqueología, en la literatura española, en la fraseología del español, en la documentación de archivo, en las obras históricas e, incluso, aplicaciones de la cultura etnobotánica en la enseñanza del español como lengua extranjera.
Su propuesta multidisciplinar y actual brinda un doble rendimiento para el estudio de la etnobotánica, ya que, en este ámbito de conocimiento, por su naturaleza, encontramos los intereses del ser humano al completo: medicina, alimentación, gastronomía, técnicas de desarrollo, etc., e igualmente, por su naturaleza, encontramos un conjunto específico de conocimientos conceptualizados lingüísticamente por la moderna epistemología como ecolenguas, esto es, lenguajes sociales, científicos y artísticos, desarrollados especialmente dentro del ámbito de investigación de las ciencias sociales y humanidades y ←14 | 15→en relación directa con aspectos medioambientales, como espacio de trabajo claramente transversal.
La obra se presenta en dos partes bien diferenciadas: la Primera parte. Lengua, cultura y símbolos del mundo vegetal recoge los estudios etnobotánicos desde los lenguajes sociales, científicos y artísticos, presentados en cinco bloques temáticos: (I) “Etnobotánica en la lengua y la cultura”, en el que el estudio del léxico y la cultura se analiza desde formas metafóricas, tradiciones dialectales y modos lingüísticos de la variedad local; (II) “Etnobotánica en la técnica lexicográfica”, en el que nuestros diccionarios sirven de fuente importante de información léxica, con análisis sincrónicos y diacrónicos, lo que nos permite conocer nuestra lengua documentada en el pasado y el presente; (III) “Etnobotánica en el arte y la artesanía”, en este bloque se muestra la capacidad humana de producción de objetos de artesanía vegetal, el arte de la jardinería y el mundo vegetal en la moda textil; (IV) “Etnobotánica en textos históricos”, en este bloque se muestra la labor filológica por excelencia, así se observa la lengua y la cultura desde la literatura, la prensa, la lexicografía y la fraseología en textos históricos españoles, americanos y filipinos; y (V) “Etnobotánica y léxico de especialidad en la enseñanza de español como lengua extranjera”, sin duda, el bloque más innovador y didáctico, en el que se muestran distintas posibilidades de abordar proyectos lingüísticos para la enseñanza de lenguas extranjeras.
A continuación, la Segunda parte. Homo botanicus recoge un catálogo de obras en donde el hombre ha sabido dejar depositado su conocimiento sobre el mundo vegetal. Este catálogo bibliográfico se obtiene de los registros de la Biblioteca Virtual de la Filología Española (BVFE): directorio bibliográfico de gramáticas, diccionarios, obras de ortografía, ortología, prosodia, métrica, diálogos e historia de la lengua (Alvar Ezquerra, 2022). La importancia de una catalogación específica de una colección bibliográfica de etnobotánica de publicaciones propias de la rama de humanidades, concretamente, de la filología, sin duda, permite una actualización de datos y un mejor manejo de la información, ya que permite conocer qué desarrollo y atención han tenido estos estudios de las ciencias biológicas desde el espacio de las “letras”.
Universidad de Jaén
Lenguaje figurativo y metáforas de una semántica que nos piensa como flores
Resumen: Desde la perspectiva de la lingüística cognitiva, este estudio pretende mostrar cómo entre el nombre metafórico de algunas plantas y ejemplos lingüísticos de lenguaje figurativo se forman esquemas cognitivos que reflejan estructuras de conocimiento basadas en una relación de interacción simbólica entre el ser humano y la planta. En este sentido, nos ocuparemos especialmente de las correspondencias simbólicas que se dan entre el ciclo de la vida de las flores y la vida humana. A fin de exponer los modos interpretativos sobre la relación que mantienen sentido y signo, significante y significado; una significación en muchas ocasiones ambigua en la que claramente interviene la tensión entre los procesos de simbología y literalidad en la interpretación.
Palabras clave: antropología lingüística, lingüística cognitiva, lenguaje figurativo, metáfora, ciclo vital.
Introducción
La idea de que el ser humano piensa con un lenguaje figurativo se debe principalmente a las teorías cognitivas de Lakoff y Johnson (1998 [1980]), quienes apuntan que “la mayor parte de nuestro sistema conceptual ordinario es de naturaleza metafórica” (Lakoff y Johnson, 1998 [1980]: 40). En este sentido la metáfora que concibe al ser humano como una planta es una práctica para conformar socialmente nuestra propia identidad. Esta metáfora funciona como una mímesis formal, que imita a la naturaleza en su estética vital. Y también es una simbiosis, una asociación íntima entre organismos de especies diferentes que es proyectada lingüísticamente. Así pues, podemos decir que existe una semántica que “nos piensa como flores”.
Desde esta perspectiva de la lingüística cognitiva, este estudio pretende mostrar cómo entre el nombre metafórico de algunas plantas y ejemplos lingüísticos de lenguaje figurativo en nuestros diccionarios se forman esquemas cognitivos que reflejan estructuras de conocimiento basadas en una relación de interacción simbólica entre el ser humano y la planta. Desde esta línea, en este ←23 | 24→trabajo, nos ocuparemos especialmente de las correspondencias simbólicas que se dan entre el ciclo de la vida de las flores y la vida humana, entre atributos y cualidades de la planta y la apariencia física o psíquica del ser humano, así como entre las partes de la planta y aspectos conductuales humanas, entre otras. Todo ello a fin de exponer los modos interpretativos sobre la relación que mantienen sentido y signo, significante y significado; una significación en muchas ocasiones ambigua en la que claramente interviene la tensión entre los procesos de simbología y literalidad en la interpretación. En muchas ocasiones porque hay una clara ruptura del signo con su contexto original, porque también el signo puede aparecer separado de otros signos en una cadena particular y porque se puede hallar separado de un referente del presente (Derrida, 1994).
Este lenguaje figurativo en sus características va más allá del lenguaje y transciende al signo como experiencia. El agente (hablante) a través de los signos discursivos (palabras) vincula a la lengua el argumento del pathos (la emoción) (Puig, 2008), manifestando identidad sociocultural a través de la lengua y convirtiéndose así además en un sujeto significante (González/Fuentes, 2012). Esta acción es como una “escenificación”, casi una performance, creada por acciones lingüísticas y fundamentadas tradicionalmente por el ethnos. De modo que la palabra se construye pragmáticamente con significados emocionales; lo que nos hace estar ante significados que son una respuesta intersubjetiva y una muestra de habilidad de nuestra cognición social como agentes significantes, que al mismo tiempo son también significados (Moreno, en prensa). Esto porque, tal y como señala Maturana (2001), estamos acostumbrados a considerar el lenguaje como un sistema de comunicación simbólica concretado en una atomización y una individualización semánticas,
en el cual los símbolos son entidades abstractas que nos permiten movernos en un espacio de discursos, flotante sobre la concreción del vivir aunque lo representen. Yo mantengo que tal visión surge de una falta de comprensión del lenguaje como fenómeno biológico. En efecto, el lenguaje como fenómeno biológico que nos involucra como seres vivos y, por tanto, como un fenómeno biológico que se origina en nuestra historia evolutiva, consiste en operar recurrente, en coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales. De esto resulta que las palabras son nodos en redes de coordinación de acciones, no representantes abstractos de una realidad independiente de nuestro quehacer (Maturana, 2001: 64).
Details
- Pages
- 498
- ISBN (PDF)
- 9783631887455
- ISBN (ePUB)
- 9783631887462
- ISBN (Hardcover)
- 9783631887448
- DOI
- 10.3726/b20074
- Language
- Spanish; Castilian
- Publication date
- 2022 (December)
- Published
- Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2022. 498 p., 32 il. blanco/negro, 31 tablas.