Loading...

Pensando la nación

Confederación del Rin / Confederación Germánica / Federación Alemana del Norte / Deutsches Reich

by Víctor R. Castro-Gómez (Author)
©2023 Monographs 524 Pages

Summary

La Revolución Francesa marcó un hito en el pensamiento sobre la nación alemana. El reclamo de validez universal de sus principios de libertad, igualdad y fraternidad se conjugó con el universalismo proclamado por el Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana. El gesto cosmopolita de la reflexión en torno a Alemania cede sin embargo ante la necesidad histórica de crear el estado nacional. El Geist alemán se repliega ante la voluntad de poder y la fuerza de las armas. A hierro y sangre se produce la anhelada unificación alemana.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Introducción
  • 1. La nueva época
  • 1.1 Repercusiones en Alemania; juicio sobre el Reich y los caminos de la libertad
  • 1.1.2 El Reich entre reforma y revolución
  • 1.2 La república de las letras o el nacimiento de la nación del espíritu de la literatura
  • 1.2.1 Cosmopolitismo y el evangelio de la Bildung
  • 1.2.2 Teatro y nación
  • 1.2.3 En búsqueda del teatro nacional
  • 1.2.3.1 Teatro democratizador e instancia moral
  • 1.2.4 La Alemania helénica y su nueva mitología
  • 1.3 Herder o la consolidación de la burguesía a partir del protestantismo y la lengua
  • 1.4 Revolución en el pensamiento y convulsión política
  • 1.4.1 Turbulencia política y expansión de la Revolución: El Espíritu Universal a Caballo
  • 1.4.2 La República de Maguncia
  • 1.4.3 El avance napoleónico y su repercusión en los territorios alemanes
  • 1.4.4 La Alemania napoleónica: Confederación del Rin
  • 1.4.5 Disolución del Reich, vacío de legitimidad y surgimiento de mitos nacionales
  • 1.4.6 Georg Wilhelm Friedrich Hegel: La constitución de Alemania
  • 2. Inminencia de un conflicto armado y sus secuelas
  • 2.1 Fichte y sus “Discursos a la nación alemana”
  • 2.2 El programa de reformas en Prusia
  • 3. Movilización patriótica: la nación en pie de lucha
  • 3.1 La literatura en armas
  • 3.2 Entre la leyenda patriótica y la Realpolitik: las Guerras de Liberación
  • 3.2.1 La Batalla de las Naciones, fin de la Alemania napoleónica y restitución del orden
  • 4. Congreso de Viena y reordenamiento territorial alemán
  • 4.1 Confederación Germánica y restauración monárquica
  • 4.1.1 Las constituciones estamentales
  • 4.1.2 La lucha por la soberanía interpretativa: de santas alianzas, monumentos, Vereine y Verbände
  • 4.1.3 Hacia la unidad nacional: las Burschenschaften
  • 4.1.3.1 La Fiesta del Wartburg
  • 4.1.3.2 Asesinato político y sus consecuencias: los Acuerdos de Karlsbad y el Vormärz
  • 4.1.3.3 La Unión Aduanera
  • 4.1.3.4 El ferrocarril
  • 4.2 La radicalización del pensamiento
  • 4.2.1 La Fiesta de Hambach
  • 4.2.2 De “El mensajero rural de Hesse” al “Manifiesto comunista”
  • 4.3 La constitución de la identidad: geografía, paisaje, arquitectura y nación
  • 4.3.1 La “Canción de los Alemanes”
  • 5. Prusia entre reforma y revolución
  • 5.1 El camino hacia la revolución: reclamos de cambio
  • 5.2 Los levantamientos de 1848 en Francia y sus repercusiones en la Confederación Germánica
  • 5.2.1 El Vorparlament
  • 6. La revolución en Berlín
  • 6.1 La constitución prusiana
  • 6.2 La revolución en Viena
  • 6.3 Radicalización de la revolución
  • 6.4 Supuestos de la revolución
  • 6.5 La Asamblea Nacional
  • 6.5.1 La encrucijada del poder
  • 6.5.2 La solución kleindeutsch al dilema nacional
  • 6.5.3 Primera guerra con Dinamarca
  • 6.5.4 La estructuración del poder
  • 6.6 La revolución malograda
  • 6.7 Herencia de 1848
  • 6.7.1 La Restauración y sus propuestas
  • 6.8 Nuevas formas de asociación: grupos de interés y partidos políticos
  • 7. Borusianismo y misión histórica de Prusia
  • 7.1 Las Guerras de Unificación
  • 7.1.2 Guerra Austro-prusiana y Federación Alemana del Norte
  • 7.1.3 Guerra Franco-prusiana y la fundación del Reich
  • Apéndice
  • Bibliografía

Introducción

Verano de 2022. En saludo al tradicional desfile de orgullo gay se iza en el histórico edificio del Reichstag en Berlín la bandera multicolor adoptada internacionalmente por diversos grupos como símbolo de afirmación, presencia, visibilidad, de reivindicación de derechos y dignidad de un colectivo históricamente marginado. En el emblemático edificio que alberga una de las ramas constitucionales del gobierno de la República Federal de Alemania, y que enlaza la nación con su pasado, ondea por primera vez en la historia más reciente una enseña diferente a la tricolor negra-roja-dorada, la bandera oficial que es recuerdo de la gesta patriótica de autoafirmación nacional. Acto preñado de profundas connotaciones. A raíz de su proclamación en 1871, el recién fundado primer estado nacional alemán construye entre 1884 y 1894 el edificio que albergaría su parlamento. Si el frontón de la fachada principal ostenta la inscripción reduccionista Dem Deutschen Volke / “Al Volk Alemán” como expresión de una exclusividad y circunscripción a un grupo autodefinido, la bandera multicolor que en este verano de 2022 sustituye momentáneamente la nacional no reconoce fronteras nacionales, ámbitos territoriales de validez u oferta alguna de identificación étnica, histórica o lingüística. En su lugar, el único edificio sobreviviente de los avatares de la historia reciente, que concretiza la organización de Alemania en la institucionalidad del primer Estado fruto del nacionalismo alemán exhibe un símbolo internacional, asociado a otras filiaciones y definiciones de pertenencia que no la nacional. La incongruencia implícita en esta acción podría estar apuntando hacia una reorientación en las formas y maneras dentro del oficialismo institucional alemán de entenderse a sí mismo. ¿Enfila el estado nacional alemán hacia nuevas formas de apertura e inclusión, apartadas de las exclusiones inherentes a su definición centenaria de nación? ¿Es esta celebración tardía de la diversidad un eco del, incluso un regreso al cosmopolitismo en que no más tarde del iluminismo dieciochesco comenzó a pensarse la nación, con ello una revocación implícita aunque breve en las maneras de concebirla?

El nacionalismo, discursivamente subjetivo y selectivo, se fundamenta en la lógica misma de sus metas y objetivos, que tienden a discriminar y aislar grupos no cobijados bajo la propia definición. Es este mismo nacionalismo el que formula, define, articula y legitima las metas colectivas, sus pretensiones, intereses y derroteros. Apoyados en Hegel y en el historiador de marcada influencia sobre la burguesía ilustrada de segunda mitad del siglo XIX, Franz Leopold von Ranke, se escribe la historia como un movimiento necesario e ineludible hacia la consecución del estado nacional excluyente. Los sucesos históricos se conciben como episodios en el proceso de constitución de este fin último. La disciplina deviene “historia nacional”, llamada a legitimar la nación y su expresión institucional en el Estado. Sus siervos conceptuales son “nación” y “nacionalismo”. Para esta corriente historicista toda realidad es producto del devenir histórico. Esta escuela se establece en Alemania a partir de 1850. Gira en sus inicios alrededor de historiadores que participan en la vida pública, y que habían llegado a tomar parte destacada en los acontecimientos revolucionarios de 1848, primer intento de articular la nación alemana a partir de paradigmas modernos. Representativos de ella son los nombres de Friedrich Christoph Dahlmann, Johann Gustav Droysen, Theodor Mommsen, Karl Theodor Welcker y Georg Waitz. De los anteriores, sólo Theodor Mommsen no formó parte del primer parlamento panalemán reunido en Fráncfort, producto de esa misma revolución. Con los “Anuarios Prusianos” surge en 1857 una publicación que propulsa la unificación de Alemania bajo la égida de una Prusia constitucional y liberal. Esta reducción de la perspectiva historiográfica a la génesis y desarrollo del estado nacional ha desembocado en Alemania en una interpretación del nacionalismo como prehistoria fatal del nacionalsocialismo. La debacle ética y política que significó la ascensión al poder de un régimen que en su afirmación radical de unas supuestas raíces germánicas del colectivo alemán no reconoció otros límites que los autoimpuestos han llevado a buscar sus causas precisamente en la historia. Una corriente hermenéutica retrotrae la búsqueda incluso hasta no más tarde de la traducción en 1871 del nacionalismo alemán en el primer Estado unificado de cuño moderno. Con sus raíces de irracionalismo que le diagnostica la crítica cultural y por ser prácticamente la última potencia europea en lograr una unificación, el camino a la catástrofe estaría ya prefigurado desde sus orígenes.1 El Estado tardío se habría divorciado de las ideas ilustradas para conformar un Machtstaat obedeciendo sólo a su voluntad de autoafirmación. Destacar diversos episodios en la constitución de este cuerpo es el propósito de este libro. El mismo destaca la incongruencia entre las formas de pensar la nación desde una perspectiva cosmopolita y la vía utilizada para constituirla finalmente en tanto concreción institucional de una voluntad de poder. Con su publicación redondeo una carrera al servicio de la docencia.

Al iniciar mi vida profesional inmediatamente luego de concluir mis estudios superiores en la República Federal de Alemania, y viendo el entonces decano de la facultad a la que me integraba mis credenciales en historia de esta nación me sugirió que diseñara un curso sobre el tema, a bien de enriquecer los ofrecimientos en historia europea. Procedí a inscribir el curso “Nación, nacionalismo, estado nacional: Alemania en los siglos XIX y XX”. Rápidamente pude constatar la virtual ausencia de fuentes bibliográficas generales y especializadas en el tema disponibles en nuestro idioma español de enseñanza, así como el esquematismo de aquellas en inglés y el reducido número de traducciones de la rica y extensa lista de títulos producto de la intensa actividad investigativa de historiadores y académicos alemanes dedicados al tema. El interés, la curiosidad y el entusiasmo que mostraron sucesivos estudiantes matriculados en las diferentes sesiones del curso impartidas alternadamente me llevó muy pronto a considerar la posibilidad de escribir un libro para suplir esta falta de fuentes bibliográficas en el vernáculo. Sólo en 2009 pude acometer el propósito. La intención original de tratar el marco cronológico del curso dictado se puso en duda ya desde el inicio de la investigación. La constatación inmediata de la necesidad de ofrecer trasfondos que pusieran en contexto muchos de los planteamientos motivo de la reflexión obligaban a ampliar hacia el pasado la frontera temporal. Sobre todo la afirmación tan extendida y repetida con sus varios matices en diferentes fuentes consultadas “Con Napoleón inicia el nacionalismo alemán” fue objeto de un cuestionamiento. Cada retrospección en el tiempo dirigida a comprobar la validez de este postulado abría el campo a nuevos planteamientos. Así que para cumplir con el deseo de ofrecer una más amplia perspectiva histórica la investigación inició en el momento mismo de la fundación de lo que en la historiografía en nuestra lengua se conoce como Sacro Imperio Romano Germánico, una fórmula que soslaya importantes controversias en torno al nacionalismo alemán. El producto de esta investigación se publicó en 2013, bajo el título “Pensando la nación. Sacrum imperium – teütsche landen – Deutschland”.2 El trabajo presente se entiende como la continuación de esta reflexión sobre raíces y contextos del nacionalismo de cuño alemán a partir del cambio de paradigmas que supuso la Revolución Francesa.

Muchos de los supuestos y advertencias contenidos en este libro se aplican al trabajo presente. De esta manera se revalida lo expresado sobre la reproducción de nombres propios y términos. Si al lector promedio le resulta familiar el nombre de “Federico II el Grande”, la utilización de “Jorge Federico Guillermo Hegel” sería cuando menos extraña. Por la misma razón, y por el deseo de ofrecer un cuadro más completo en un tema más bien marginal en nuestra discusión, los nombres propios se ofrecen en toda su extensión. “Los hermanos Grimm” es una designación común, que no necesita de más ampliación. Pero me parece oportuno, más en un trabajo académico especializado, honrar al individuo haciendo hincapié en sus nombres completos: Jacob Ludwig Karl y Wilhelm Carl. Este modo de proceder termina por arrojar luz sobre aspectos no por marginales menos importantes a la hora de adentrarse en esta cultura tan ampliamente ajena. Podríamos haber continuado repitiendo el apelativo de “Novalis”, pero al decidirnos por Georg Philipp Friedrich von Hardenberg se abren nuevas perspectivas. El uso reiterativo de los nombres “Friedrich” y “Wilhelm”, así como del predicado “von” de signo aristocrático apuntan hacia el homenaje que desde el onomástico se le rendía a la monarquía, a la vez que son reflejo de una sociedad históricamente estratificada. Factores que inciden no poco en la afirmación mediatizada de un orden pretendidamente basado en la libertad, la igualdad y la fraternidad. El mismo escrúpulo se aplica a la ficha bibliográfica. Una de las experiencias más frustrantes y agotadoras de un investigador es enfrentarse a la imprecisión en el manejo de las fuentes. El extendido descuido en la reproducción de la necesaria información útil para la identificación de las referencias bibliográficas se quiso subsanar con el más riguroso ofrecimiento de datos relevantes para la adjudicación de las citas hechas en el texto. Este mismo deseo de ahorrar tiempo y esfuerzo a potenciales interesados en el tema me lleva a consignar lugar e índice de fuentes especialmente difíciles de obtener. Si uso y costumbre es utilizar la fórmula “Citado según”, especial atención le concedí a la identificación de la fuente original. En no pocas ocasiones pude constatar que este modo tradicional de citar sólo perpetuaba un error o imprecisión cometido por algún comentarista. El mismo objetivo de contribuir a llamar la atención sobre un tema no por marginal en nuestros horizontes de investigación menos relevante motiva a incluir las citas en el idioma original. El lector queda así invitado a reflexionar sobre el tema desde la lengua original, dentro de un convencimiento metodológico. Vital para cualquier investigador comprometido con su tarea es el conocimiento de lenguas extranjeras. Esperando poder despertar el interés por la historia alemana sumo la invitación a adquirir con el aprendizaje del alemán una de las herramientas esenciales para la conducción responsable del diálogo que se intenta fomentar. Aun en la consciencia de los límites de la mediación entre dos culturas, que derivan entre otros factores de la falta de equivalencia entre los campos semánticos respectivos. En el caso del alemán esto me ha llevado a preferir la utilización de designaciones en el original antes que recurrir a aproximaciones o perífrasis en última instancia insuficientes. Conceptos como Bildung, Geist, Burschenschaft o Volk se han mantenido ampliamente para puntualizar la necesidad de adentrarse en el campo desde sus propias coordenadas lingüísticas. Tomando como ejemplo el último término, una traducción mecánica por “pueblo” sofocaría de entrada la pesada carga ideológica que en la corriente del romanticismo adquirió la voz Volk y su derivado adjetival völkisch durante el wilhelminismo y luego en el nacionalsocialismo, manipulación ideológica que contribuye sustancialmente a difuminar el gesto cosmopolita de las generaciones que ancladas en el iluminismo y la Revolución Francesa se dedican a pensar la nación.3 Punto concomitante en esta dimensión semántica es la necesidad imperante de uniformar la terminología utilizada en referencia a la historia alemana. Ya se han señalado las limitaciones que conlleva la utilización del apelativo “Sacro Imperio Romano Germánico”. Situación similar se desprende de la falta de correspondencia efectiva de términos como Bund y Verein, tan centrales en la conformación de la nación. Esperemos que el redoblado interés en el estudio de la historia alemana contribuya sustancialmente a la necesaria uniformidad nominal.

La experiencia académica, profesional y personal me ha demostrado que la historia alemana es ampliamente ajena al público en nuestras latitudes. Como consecuencia, su aprehensión está nublada por estereotipos de obstinado arraigo. Este trabajo pretende contribuir a un acercamiento más balanceado y objetivo a los procesos que han conformado su devenir en el tiempo. La consciencia de este hecho ayuda a explicar la asimetría discursiva con que se aborda el tema. La voluntad de abarcar la mayor variedad de paradigmas epistemológicos explica una narrativa que oscila entre la historia de las ideas, la literatura como fuente de investigación histórica, la relación de hechos y el discurso filosófico. En la realización de este propósito ha sido determinante el entusiasmo por el tema desplegado por más de un estudiante. Cada aportación a la discusión desde sus respectivos trasfondos académicos y diferentes disciplinas ampliaron mi propia perspectiva, señalando la necesidad de una polifonía hermenéutica para acercarse al tema. A estos jóvenes que nunca perdieron la curiosidad, el fundamento de toda sabiduría, dedico el fruto de este esfuerzo, esperando que la reflexión sobre la constitución del estado nacional alemán les sirva para cuestionarse los mecanismos del, pero también los abismos que encierra el nacionalismo. En Alemania, como en tantas otras partes, su dosis consustancial de irracionalismo ha dado base a excesos de repercusiones fatales.

Agradecido quedo nuevamente al gran amigo Sergio Mundo Mundo. Con gran interés y admirable disciplina leyó el primer manuscrito de este libro. Sus útiles comentarios dieron curso a varias adiciones y enmiendas dirigidas a clarificar contextos. El agradecimiento se extiende a la entrañable Thalia Wiesenthal, quien con paciencia infinita revisó mis traducciones del francés, ofreciendo acertadas sugerencias estilísticas, precisiones lingüísticas y más de un atisbo histórico-cultural al país francés tan decisivo en la historia del nacionalismo alemán. En Alemania siempre he podido contar con el apoyo entusiasta de mi familia extendida, cuyo hogar en Nuremberga ha mantenido las puertas abiertas para recibirme. A ustedes, Harald y Heike Eberhard, y a mis entrañables sobrinos adquiridos Armin Harald, Tim Peter y Sabrina Anne Eberhard va el testimonio de gratitud, lealtad, profundo afecto e indisoluble unión. Berlín y sus centros de investigación, principalmente la Staatsbibliothek en sus dos sedes Unter den Linden y Potsdamer Straße significaron un sostén incalculable a la tarea investigativa. Sin el profesionalismo demostrado por su personal de apoyo este proyecto no hubiera podido completarse. En una entrega que supone un resumen de una trayectoria profesional dedicada a acercar a los estudiantes a la riqueza lingüística, histórica, literaria y cultural alemana el homenaje a dos extraordinarios eruditos no puede quedar fuera. A Peter Horst Neumann y Wolfgang Hardtwig, mis antiguos profesores en la Friedrich-Alexander- Universität Erlangen-Nürnberg, con cuyos cursos me adentré en dos áreas, literatura e historia alemanas que se han mostrado determinantes para definir mi relación propia, personal y profesional con el país, va mi agradecimiento. Ambos mostraron una puerta de entrada que hoy pretendo poner a disposición de un público más amplio. En el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico encontró resonancia la muchas veces frustrante búsqueda de financiación para la publicación de un trabajo académico en la persona de los decanos de Estudios Graduados e Investigación y de la Facultad de Humanidades. A los apreciados colegas y decanos Carlos González Vargas y Agnes M. Bosch Irizarry va mi gratitud por su apoyo a este proyecto a pesar de la ingrata estrechez económica que continúa sofocando el futuro de la educación universitaria pública en nuestro país. Finalmente renuevo mi deuda especial con los estudiantes a quienes dedico este libro, los que en cursos por mí dictados mostraron curiosidad, entusiasmo y deseo de incursionar en el mundo ajeno y rico que se abría ante ellos. Con sus preguntas y reflexiones se convirtieron ustedes en los verdaderos autores de este libro. Aquí lo presento en ánimos de continuar el diálogo ya iniciado.

Berlín, verano de 2022


1 Georg Lukács, Die Zerstörung der Vernunft. Der Weg des Irrationalismus von Schelling zu Hitler. Berlin und Weimar 41988. Helmuth Plessner. Die verspätete Nation. Über die politische Verführbarkeit bürgerlichen Geistes. Frankfurt am Main 51994. La obra de Lukács está disponible en español: György Lukács, El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler. Barcelona, México D. F. 1968.

2 Víctor R. Castro Gómez, Pensando la nación. Sacrum imperium – teütsche landen – Deutschland. Frankfurt am Main 2013.

3 Uwe Puschner, Die völkische Bewegung im wilhelminischen Kaiserreich. Sprache – Rasse – Religion. Darmstadt 2001.

1. La nueva época

La nueva época que inicia con la Revolución Francesa traerá cambios decisivos en los territorios alemanes unidos en la ya casi milenaria figura jurídica del Reich medieval. Habiendo sobrevivido enfrentamientos con el papado, levantamientos campesinos, convulsiones sociales, guerras confesionales, invasiones extranjeras de sus territorios y el ímpetu de las nuevas formas de estructuración económica a todo lo largo de la modernidad temprana, la ola expansiva de la Revolución Francesa y su reconocimiento del individuo como sujeto de la acción política no dejan de tener consecuencias en este cuerpo organizado a partir de concepciones de orden feudales, legitimado en visiones teocráticas intrínsecamente estáticas y reclamos de universalidad. Un nuevo orden conceptual y organizativo se va abriendo paso. En el espíritu de la Ilustración y la revolución queda abolida la legitimidad del orden dinástico por derecho divino. El antiguo súbdito, ahora imbuido de soberanía, consciente de los alcances y límites institucionales de la misma, comienza a ejercer su derecho a conformar, organizar y a delegar, a refrendar o revocar el poder que en él reside. El estatismo del ordo medieval sucumbe ante el embate de la secularización. Los reclamos de universalismo que sustentaban el Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana experimentan en el curso de esta laicización del pensamiento una transformación radical que da paso al gesto cosmopolita que distingue la reflexión sobre la nación hasta entrado el siglo XIX. Desde el punto de vista estrictamente político, esta misma secularización significó su aplicabilidad al ámbito del poder, hasta el momento circunscrito al monarca por virtud de su unción divina. Según las nuevas concepciones, todo individuo participa esencialmente del poder, irrespectivamente de sus contingencias, circunstancias o accidentes. Este igualitarismo constituye un hito. De él derivan las relaciones del individuo con las instituciones. Al sustraer de estas relaciones el criterio religioso se asegura la igualdad de la persona ante la ley. El súbdito se convierte en ciudadano. De la obediencia se pasa a la participación.

En esta ampliación social tendencialmente ilimitada del reclamo de aplicabilidad yace la novedad. La Revolución Francesa no crea [esta concepción, VRC], pero la coloca en la agenda de la Historia, en tanto cambia radicalmente la idea de orden social del futuro.4

Una nueva época despunta para esa Alemania que se enfrentará a la secuela de cambios que trae el proyecto de modernidad.

1.1 Repercusiones en Alemania; juicio sobre el Reich y los caminos de la libertad

Los acontecimientos en Francia a partir de 1789 dominan el pensamiento filosófico en los territorios alemanes a partir de la última década del siglo XVIII. La radicalización del pensamiento se deja sentir en todos los órdenes del saber, en la epistemología, en la estética, en la política. Estos campos se convierten en medios para justificar, legitimar, encauzar o alcanzar un fin político. Ellos pavimentan el camino a los profundos cambios que en la sociedad y en el Estado pronto sobrevendrán prácticamente a todo lo largo de Europa. En el matraz del Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana, en que durante siglos se había acrisolado la noción de identidad alemana, se reciben las noticias con efervescencia. Tres entusiastas jóvenes jacobinos, alumnos de la Evangelische Stift de Tubinga, quienes luego estamparían su impronta a la época romántica que ya se adivinaba, reinterpretan la costumbre ancestral de la danza en saludo a la primavera:

(…) una guardia republicana con los becados Hölderlin, Hegel y Schelling había danzado alrededor del Maibaum, el signo de la primavera, que no solamente marcaba el fin del invierno, sino también el cambio de épocas: Ha terminado la época del ancien régime, la humanidad entra en la fase de la gran revolución.5

Efectivamente se convierten en los más fervientes propagandistas de la revolución de las ideas y del pensamiento, señalando la ruta por los caminos de la libertad. En el ímpetu revolucionario redactan estos tres jóvenes en 1797 un manifiesto, el “Primer programa del idealismo alemán”, un alegato con sesgo político en favor de una concepción orgánica del ser humano, que incluye la libertad como fundamento de la idea. El Estado actual opera como una máquina, negando al hombre sus posibilidades de libertad, por lo que hay que trascenderlo. La necesidad que determina la concepción mecanicista de este universo ilustrado se opone tajantemente a la idea de libertad.

La primera idea es naturalmente la representación de mí mismo como un ser absolutamente libre. Con el ser libre, consciente de sí surge a la vez un mundo completo – de la nada – la única creación de la nada cierta y pensable. (…) Sólo lo que es objeto de la libertad es idea. ¡Por tanto tenemos que sobrepasar el Estado! – Pues cada Estado tiene que tratar a los hombres libres como engranaje mecánico – y esto no debe hacerlo; por tanto tiene que terminar.6

El punto de partida de Hölderlin, Hegel y Schelling es universal, su pensamiento enmarca en el convencimiento de la aplicabilidad general de los postulados revolucionarios. Estas ideas no dejan de tener un impacto sobre la generación romántica alemana que se dio a la tarea de pensar la nación.

El cambio era inminente para un cuerpo político como el Reich, tan ambiguo, crecientemente obsoleto y asentado en concepciones pertenecientes a una época pretérita. Todavía la tercera edición de la llamada “Enciclopedia de Diderot y d′Alembert”, publicada en 1778, daba cuenta de la indeterminación que lo rodeaba. El Reich aparecía como una corporación sui generis, que no correspondía a los conceptos establecidos, como tampoco a los paradigmas de organización política históricos. Invocado como “el imperio de Occidente, que hoy se llama imperio romano, y más comúnmente imperio de Alemania”7, se le clasifica como “una república compuesta de todos los príncipes y estados que conforman los tres colegios de Alemania, bajo una cabeza que es el emperador” (Encyclopédie, 270).8 Signo del particularismo que parte de la descentralización del poder que caracterizaba al cuerpo alemán, afirma el autor de la entrada en la Enciclopedia que a estos emperadores “sólo les rinde un homenaje muy precario” (Encyclopédie, 270). Esta entidad se hace entroncar en Carlomagno, en la secuela de la leyenda fundacional y legitimista. En la entrada dedicada a Allemagne en la primera edición de esta obra se consigna el carácter particular en contraste con el Estado centralizado francés: “Es una unión de un gran número de estados soberanos y libres, aunque bajo un jefe común.”9 La tercera edición de la Enciclopedia amplía estas concepciones:

Sería difícil decidir cuál es su constitución política, tanto varía ella en los diferentes Estados que la componen. Aquí el poder soberano es hereditario, allá es electivo. En algunos Estados el poder del príncipe es absoluto, en otros está limitado por las capitulaciones y por la ley. Las ciudades libres tienen un senado compuesto por los ciudadanos principales, y la elección se encomienda a los propios senadores. El gobierno es aristocrático; en otros son las tribus que eligen los senadores quienes pueden absolver o condenar con sus censuras. Es una verdadera democracia.10

La particularidad institucional del Sacro Imperio escapa a las clasificaciones que se habían ido postulando en la reflexión política a todo lo largo de la modernidad temprana. Los únicos paradigmas de identificación se encontrarían en la antigüedad clásica, precisamente en esa Roma de la que el Sacro Imperio Romano de la Nación Alemana reclamaba ser continuación, y en el carácter defensivo de la corporación como lo fueron las anfictionías griegas. Clarividentemente se extiende la reflexión hasta destacar la incapacidad de reforma que deriva de su misma particularidad. Un cuerpo así constituido no resistiría las implicaciones en el ámbito de la praxis política que significa el triunfo de la nueva antropología política que impone la Revolución Francesa.

Es un cuerpo monstruoso que no se puede reformar sin destruirlo; sus miembros son demasiado desiguales como para formar un todo simétrico; es una confederación de pueblos libres, semejante a aquella que existía entre los romanos y los latinos. Los alemanes bajo su emperador recuerdan a los griegos, que se agruparon bajo Agamenón para vengar en Troya la injuria a Menelao. (Encyclopédie, 177)

Llama la atención el destaque que hace el artículo de la teutsche libertät, el rasgo que junto a lengua y cultura constituyó por siglos el reducto de identidad alemana.

Los germanos, siempre armados y siempre prestos a combatir y a morir para conservar su independencia y sus posesiones, fueron a menudo atacados, a veces vencidos y jamás subyugados. Es el único pueblo de la tierra que nunca ha obedecido a amos extranjeros. (Encyclopédie, 170)

Mucha incertidumbre tenía que producir la determinación taxonómica del vecino alemán en una Francia proyectándose como modelo de organización estatal, de tradiciones centralistas y cada vez más aglutinada alrededor del concepto “nación”, en su redefinición a la luz de la nueva antropología política alimentada por el iluminismo de los propios enciclopedistas. Por otro lado, esta fragmentación secular del cuerpo político alemán en un continente caracterizado por corporaciones fuertes y centralizadas sería determinante tanto para la reflexión espiritual sobre la existencia de una “Alemania”, como en la configuración final del estado nacional bajo estructuras federalistas modelado ya desde 1866 por Otto von Bismarck. En su famoso escrito sobre la constitución alemana todavía invoca Hegel la indeterminación clasificatoria del cuerpo político para concluir que Alemania ya no es un Estado. Todavía en el colapso sus contemporáneos reconocían la gran ambigüedad que rodeaba al Reich. En el año de su colapso final un grupo de eruditos pasa juicio sobre la corporación.

Si bien semejaba en sus últimos años a un anciano paralítico, a quien los miembros más importantes no le responden, de su regazo surgieron por su parte tantas cosas buenas y hermosas, que merece una ofrenda en su sarcófago.11

En muchos aspectos, este Reich ideológicamente anacrónico había logrado desarrollar en los territorios que lo conformaban toda una dinámica estructural que lo hacen aparecer como más moderno que aquella corona francesa centralmente organizada alrededor del absolutismo monárquico. Desde esta perspectiva, el argumento de la “fragmentación” que se esgrime para vilipendiar el Reich aparece como un prejuicio del siglo XIX obcecado por el estado nacional centralizado. Este Reich consideraba las especificidades producto del desarrollo propio en la ciudad y la periferia, armoniza los intereses de los territorios de menor y mayor tamaño, balanceaba tradición e innovación de manera más efectiva que la uniformidad indiferenciada del modelo de Estado predominante en Europa. Sólo su entroncamiento en concepciones de poder cada vez más arcaicas determina su fin.

Details

Pages
524
Year
2023
ISBN (PDF)
9783631896099
ISBN (ePUB)
9783631896105
ISBN (Softcover)
9783631896082
DOI
10.3726/b20526
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2023 (July)
Keywords
Unificación alemana Principios de libertad, igualdad y fraternidad Geist alemán
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2023.

Biographical notes

Víctor R. Castro-Gómez (Author)

Víctor R. Castro Gómez se doctoró en filología e historia alemanas en la Friedrich-Alexander-Universität Erlangen-Nürnberg (República Federal de Alemania). Por espacio de tres décadas ocupó un puesto docente en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, impartiendo cátedras de lengua, historia, literatura y filosofía alemanas.

Previous

Title: Pensando la nación
book preview page numper 1
book preview page numper 2
book preview page numper 3
book preview page numper 4
book preview page numper 5
book preview page numper 6
book preview page numper 7
book preview page numper 8
book preview page numper 9
book preview page numper 10
book preview page numper 11
book preview page numper 12
book preview page numper 13
book preview page numper 14
book preview page numper 15
book preview page numper 16
book preview page numper 17
book preview page numper 18
book preview page numper 19
book preview page numper 20
book preview page numper 21
book preview page numper 22
book preview page numper 23
book preview page numper 24
book preview page numper 25
book preview page numper 26
book preview page numper 27
book preview page numper 28
book preview page numper 29
book preview page numper 30
book preview page numper 31
book preview page numper 32
book preview page numper 33
book preview page numper 34
book preview page numper 35
book preview page numper 36
book preview page numper 37
book preview page numper 38
book preview page numper 39
book preview page numper 40
526 pages