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El almanaque literario

Aspectos editoriales y textuales de la producción en España, Italia y Portugal durante el siglo XVIII

by Claudia Lora Márquez (Author)
©2023 Thesis 396 Pages

Summary

El almanaque fue uno de los impresos más populares del Antiguo Régimen en Europa
y en América, a cuyas cifras de venta solamente se acercaba la Biblia. En este volumen,
se examina la trayectoria editorial y textual de esta singular publicación desde sus
comienzos hasta el siglo XVIII, momento en el que experimenta su periodo de máximo
apogeo. En particular, se estudia con detenimiento el almanaque literario, una
tipología que conoce una especial fortuna en España, Italia y Portugal.
En resumen, este libro pretende arrojar algo de luz acerca de la naturaleza del almanaque,
contribuyendo así a escribir un capítulo inolvidable de la Historia de la cultura
editorial europea.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre o autor
  • Sobre o livro
  • Este eBook pode ser citado
  • Índice
  • Siglas de las bibliotecas y archivos
  • Primer capítulo: El almanaque de amplia difusión en un panorama transnacional
  • 1. Definición y conceptos conexos
  • 2. Teoría e historia
  • 3. Influencias multiculturales y transnacionalidad
  • Segundo capítulo: Auge y decaimiento de la «ciencia de los astros»
  • 2.1. Astronomía, astrología y almanaques
  • 2.2. Ridentur astrologi
  • Tercer capítulo: El almanaque, género editorial
  • 3.1. Materialidad
  • 3.2. Producción, difusión y venta
  • 3.3. Mecanismos de control y censura
  • 3.4. Perfil socioliterario del almanaquero
  • 3.5. Público receptor y consumo
  • Cuarto capítulo: El almanaque literario
  • 4.1. Propuestas de clasificación
  • 4.2. Copresencia de las formas literarias
  • 4.2.1. Poemas
  • 4.2.2. Diálogos
  • 4.2.3. Paremias
  • 4.2.4. Adivinanzas
  • 4.2.5. Piezas teatrales
  • 4.3. Modelos literarios
  • 4.3.1. Almanaque alegórico-teatral
  • 4.3.2. Almanaque jocoserio
  • 4.3.3. Almanaque en verso
  • 4.3.4. Almanaque-antología
  • Conclusiones
  • Agradecimientos
  • Listado de figuras
  • Catálogos, diccionarios y obras de referencia
  • Bibliografía
  • Títulos y localización de los almanaques citados 

Primer capítulo: El almanaque de amplia difusión en un panorama transnacional

1. Definición y conceptos conexos

El almanaque, como instrumento destinado al provecho de la especie humana, nace unido a la idea de régimen, regla o distribución configuradora del orden del antiguo orbis terrarum. En sus orígenes desempeñaba una función organizativa, orientada a establecer equinoccios, solsticios, fases lunares, eclipses y ciclos planetarios. Para ello, se realizaban cálculos sujetos a una base astronómica, es decir, concerniente al movimiento de los cuerpos celestes, la cual es inseparable de la astrología, que equivale a los efectos que producen dichos desplazamientos. Todo influye en las dinámicas comunitarias e individuales del Antiguo Régimen, disponiendo las épocas de siembra, el periodo de recolección de los frutos, el momento idóneo para realizar el aseo personal, talar árboles o cortarse el cabello, la correcta aplicación de las purgas y sangrías, etc. El conjunto de estas medidas está ordenado de acuerdo con un sentido de «programación económica» sustentado en la oscilación pendular entre etapas de carestía y etapas de abundancia —praecognitio copiae aut paupertatis futurae—, de cuya inteligencia depende «la supervivencia o extinción del grupo» (Camporesi, 1991: 9–10).

Estas evidencias no niegan que «la posesión de la medición del tiempo es un hecho político antes incluso que cultural», en atención a lo cual, además del «arcaico tiempo agrario», entran en juego factores seculares, ajenos al curso de la naturaleza (Camporesi, 1991: 18). En la tradición cristiana, la incorporación del santoral, con los ritos y las fiestas que le son propios, implica considerar no solo el calendario astronómico, que comienza el 20 de marzo coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Aries, sino también el calendario civil y eclesiástico, oficial desde el 1 de enero. Por consiguiente, la representación cuantitativa del tiempo convive con aquella que atiende a los valores cualitativos atribuidos a jornadas específicas. Ambas tareas, contabilización del ritmo natural y biológico y disposición de las celebraciones de la liturgia, están presentes en la formulación primigenia del almanaque.

Los avisos ligados a la interpretación del cosmos están unidos a la medición del tiempo, puesto que tan importante es saber reconocer las señales del cielo como tener la capacidad de enunciar suposiciones a partir de ellas. Esta clase de discursos solía estar dirigida a predecir acontecimientos futuros, y de ella se ocuparon los adivinos de las antiguas civilizaciones orientales. Pero es en la Grecia helénica cuando la actividad pronosticadora adquiere coherencia, trasmutada en saber astrológico, cuya máxima expresión se cifra en el Tetrabiblos de Claudio Tolomeo (ca. 90–168 d.C.):

Among the early systems of explanation was the cult of the stars, which was to grow in the course of time into the complex science of astrology. The obvious link between the sun’s movements and the changing rhythms of the seasons led very naturally to an interest in the heavens. […] A sophisticated science of astrology evolved among the Babylonians, and was taken over and modified by the Greeks and Romans. In the second century A.D. the Egyptian astronomer Ptolemy, reduced astrology to a clear set of laws which provided —with additions by early mediaeval Arab astronomers— the basis of European astrology for many centuries to come (Capp, 1979: 15).

Antes de la ciencia moderna, la distinción entre astronomía y astrología separaba dos planos de la misma realidad. En cambio, sí era precisa la diferenciación entre astrologia naturalis y astrologia iudiciaria, dicotomía implantada por los teólogos en el Concilio de Trento (1545–1563). Según recoge la bula Coeli et terrae creator (1586), la primera de estas formas es lícita y su uso está permitido siempre y cuando se limite a augurar sucesos relacionados con la navegación, la medicina y la meteorología. Lasegunda, en cambio, que presagia el porvenir de naciones, provincias e individuos, es ilícita porque cuestiona la infalibilidad de Dios y el principio del libre albedrío. Los autores de almanaques se adaptan al mandato tridentino, terminándose de constituir así una «astrología cristianizada» sustentada, si no en la total supresión de los vaticinios mundanos, sí en el ocultamiento de su significación y en el acatamiento expressis verbis del decreto conciliar.

El documento pontificio condena los «giudizi, pronostici, predizioni e precognizioni»1, provocando que las palabras de los almanaqueros mereciesen la misma credibilidad que la verborrea insustancial de los charlatanes de las plazas, ferias y mercados. La imagen del «astrólogo charlatán» o del «astrólogo mentiroso» prolifera durante los siglos XVII y XVIII en la literatura europea. En este sentido, habrá quien se apropie de ella para, con la excusa de la autoparodia, sortear los mecanismos censorios, aunque también son frecuentes las diatribas que atacan al autor sacacuartos. El Tratado de la naturaleza, origen y causas de los cometas del jesuita José Cassani es un muestra palpable de la autenticidad de este último parecer:

Yo creo que estos hombres [los astrólogos] conocen muy bien ser solo fantásticos sus vaticinios, pero les sucede lo que a los charlatanes, que en sus juegos de manos ponen toda la ganancia en admirar a los oyentes y comer con su admiración. Acuérdome de haber oído contar a un maestro mío, que en su tierra llegó en una ocasión un niño a una librería pidiendo el pronóstico de aquel año; pero añadió: «dice mi padre que no me dé usted el de N.». Estaba a la sazón en la librería el tal astrólogo, cuyo pronóstico se excluía, y con enfado, o con curiosidad, preguntó al niño: «¿Por qué no quiere tu padre este pronóstico?». A que el inocente respondió: «Señor, dice, que miente mucho». Entonces, riéndose el astrólogo, le dijo: «Anda, niño, dile a tu padre, que digo yo, que qué verdades piensa encontrar por ocho cuartos. Que me avise dónde se venden tan baratas, que yo le doy palabra de mudar de oficio». […] Este es nuevo modo de vivir: unos se bandean con buena mercadería para ganar de comer; otros, con chucherías para engañar: y hay tantos modos de vivir en este mundo ya, que hasta de las mentiras se hace logro (1737: 176–177).

Al descrédito ocasionado por el dictamen eclesiástico se suma el decaimiento de la filosofía natural aristotélica, luego de haber sido revisada por Tolomeo. El «mundo cerrado» presente invariablemente en el almanaque se transforma en «universo infinito», cuya materialización se patentiza en la sustitución de los principios teóricos por los prácticos o, dicho de otro modo, en el reemplazo de la scientia contemplativa por la scientia activa et operativa (Koyré, 1984: 3).

El pensamiento ilustrado recela del almanaque al hacerlo depositario de una ciencia vetusta ligada a la mentalidad escolástica. Por añadidura, el nacimiento de la prensa periódica favorece la inclusión de informaciones de tipo histórico en detrimento de las atemporales (Durán López, 2020: 19–20). Estos factores combinados con las tensiones entre los monopolios y las dinámicas capitalistas en el mercado editorial promueven durante el siglo XVIII la creación de una tipología de imprenta comparable al almanaque su factura externa, pero diferente en el fondo. Como ha manifestado Gabriella Solari,

si rifletterà anche nella stessa produzione a stampa oscilante tra al fedeltà alla scienza divinatrice e l’esigenza di trasfondere il pensiero astrologico in una forma più consona al passare dei tempi e alle trasformazioni concrete e spirituali della società. Più si avanzerà nel corso dei secoli, più l’almanacco dovrà cambiare forma e contenuti per la necessità di annettersi altri temi come l’attualità, la storia, la scienza. Gli almanacchi francesi, inglesi e italiani mostrano a questo proposito di seguire un’evoluzione sostanzialmente omogenea (1989a: XVI).

Así pues, en el Siglo ilustrado se incorporarán al almanaque materias literarias, artísticas, religiosas, científicas, históricas, geográficas, satíricas….

Las varias etimologías que han sido propuestas para el término «almanaque» en las lenguas romances evocan su vinculación primigenia con los procesos naturales. La entrada correspondiente en el Diccionario de literatura popular, a cargo de Julio Caro Baroja, brinda no pocos datos que arrojan luz acerca de su eventual procedencia en castellano:

Según el Diccionario de la Academia Española la palabra «almanaque» viene del árabe al-manaj, pero este, a su vez, arrancaría de una palabra latina, monachus, que significa círculo de los meses. La etimología la propuso F. Javier Simonet al que siguió Leopoldo de Eguilaz. Esta etimología se halla también en el imponente Diccionario histórico de la lengua española de la misma Academia, en el que hay gran cantidad de referencias al uso de la voz. La etimología se halla, pues, muy apoyada, pero conviene advertir que se han propuesto otras […]. Corominas dice que «almanaque» viene del hispanoárabe manâh, con la misma significación, aunque de origen incierto pero relacionable probablemente con manâh, parada en un viaje. La primera aparición castellana de la palabra la halla en tres poesías del Cancionero de Baena, una de Villasandino y otras de dos anónimos contemporáneos a este. Es decir, a fines del siglo XIV o comienzos del siglo XV (1997a: 26–27).

La opinión contenida en el párrafo anterior contrasta con la que ofrece el Diccionario de Autoridades, que había atribuido una proveniencia hebrea a la voz, aunque el significado que se le imputa es similar:

Diario o índice donde están escritos los días, y porque para el orden y gobierno eclesiástico y también para el político se notan en él todos los días distintos, según la división en meses, empezando a contar desde el día primero de cada mes, que en latín se llama Calendas, se llamó también Calendario. Es voz de la astronomía compuesta del artículo Al, y del verbo hebreo ManaK, que vale numerar, de donde se formó almanak, dicho y pronunciado comúnmente almanaque (tomo I, 1726 s.v. almanak).

Federico Corriente, en el Dictionary of Arabic and allied loanwords, certificó que la palabra deriva del árabe «munāx», con el sentido de ‘parada’, «a transparent metaphor of the stars stations» (2008: 142).

Isidoro Baroni propone una explicación singular para el caso italiano («almanacco, -chi»), según la cual el vocablo resulta de una adaptación del sajón al-monaght, contracción de all-moon-held, que literalmente quiere decir ‘las lunas contenidas’ (1903: 61). Baroni tampoco descarta que la fuente verdadera esté en el árabe al-manha, si bien le adjudica el significado de ‘regalo’ o ‘don’ (1903: 60).

Teorías recientes reflejan una indeterminación parecida a la hora de señalar el origen del término en italiano:

Diverse sono le ipotesi etimologiche sulla parola «almanacco». La più accreditata rinvia all’arabo al-manakh (il tempo) o al-manneh (computare i giorni e i mesi). Altre ipotesi fanno riferimento al vocablo sassone al-monaght (contenente tutte le lune). Costante è comunque il riferimento al conteggio e alla organizzazione del tempo (Chiari, 2011: 36).

Pietro Riccardi, en la monumental Biblioteca matematica italiana, afirma que la designación aparece por primera vez en un Almanacco compuesto por Pietro Pitati para el decenio 1552–1562 (1876: 286).

En el Vocabulário português e latino (1712), el padre Rafael Bluteau se decanta por el arabismo para el idioma portugués, aunque se abstiene de especificar cuándo acontece la acuñación:

Almanach ou almanaque. Derivase do arábico Monach, que significa calendário. É o que vulgarmente chamamos folhinha do ano. Vejase em Vossio no livro das Etymologias latinas na palavra Manacus. Numa palavra grega latina, de que usa Cicero, poderás dizer Ephemeris, idis. Fem. Porém como no dito orador, esta palavra sô significa Diário, em que se escrevem os sucessos de cada dia, bom será acrescentar alguma cousa a Ephemeris, para mais especificar a significação de um almanaque (citado en Anastácio, 2012: 58).

Pese a que «almanaque» es el vocablo más extendido en la actualidad, durante la Edad Moderna coexistieron varias nomenclaturas que aludían a objetos tipográficos que comenzaron transitando sendas distintas, pero que acabaron convergiendo en una sola realidad editorial. La lengua italiana dispone de numerosas piezas léxicas, aunque las cuatro principales son «almanacco», «pronostico», «lunario» y «calendario». Para Lodovica Braida, el almanaque surge a partir de

la fusion du calendrier lunaire et du calendrier des saints avec le pronostic sur le cours général de l’année calculé à partir de l’équinoxe de printemps. Il y a ainsi, de cette manière, une récupération de la structure du prognosticon dont on imite le discours initial sur l’année et les différents saisons […] et sur les «affaires du monde», mais sans la précision de ce dernier. […] L’almanach est donc plus complexe que le calendrier lunaire, mais beaucoup plus simple que le iudicium érudit, qui est, de loin, plus précis dans l’explication de tous les mouvements des astres, des conjonctions, et dans la lecture des maisons. Un tel affaiblissement de l’astrologie rendait l’almanach accesible à un public plus vaste (1996: 186–187).

Así pues, el almanaque aglutina unascualidades semánticas pertenecientes al calendario, como es la división del año de acuerdo con factores naturales (calendario lunar) y político-religiosos (calendario de los santos), con otras provenientes del pronóstico stricto sensu, donde se deposita el contenido astrológico. A su vez, Elide Casali establece una distinción entre el almanaque y el iudicium, que junto al taccuinus conforma el prognosticon medieval de las universidades2. Redactado en latín, el pronóstico utilizaba el pergamino como soporte material y era leído por unos pocos hombres cultos. En cuanto a las temáticas, el iudicium estaba consagrado a la ciencia uránica, mientras que el taccuinus presentaba indicaciones médicas. El almanaque supondría una simplificación del prognosticon con vistas a ser accesible a un mayor número de personas.

Casali también propone una desambiguación terminológica en función de la etapa histórica; de este modo, durante los siglos XV y XVI se hablaría de «pronosticon», en el XVII se emplearía preferentemente la expresión «discorso astrologico», y solamente a partir del setecientos se generalizaría el uso de la voz «almanacco» (2005: 485). El cambio de una a otra forma estaría motivado por la reducción y el aligeramiento de la materia astrológica, especialmente en el paso del «pronosticon» al «discorso»:

Nel passaggio dal Pronostico cinquecentesco al Discorso astrologico, cambiano le dinamiche e gli equilibri che si istaurano inevitabilmente tra titolo e contenuto fino a capovolgersi. Se la stereotipia e la genericità del titolo nel Pronostico Quattro- cinquecentesco sono bilanciate dalla ricchezza, varietà, particolarità e complessità delle previsioni, tale rapporto si rovescia nel Discorso astrologico nel quale la genericità, l’aprossimazione e la stereotipia delle pronosticazioni appaiono compensante da titoli che si fanno sempre più originali e insoliti, stravaganti ed eccentrici, «soglie» (Genette) accattivanti cariche di significanti (2005: 487).

En el siglo XIX aflora en el panorama editorial italiano un sustantivo que implica novedad: la «strenna». Significa ‘regalo de fin de año’ porque se convirtió en costumbre dar un almanaque como muestra de afecto durante esta festividad, en especial a las mujeres. La estrena es ya un formato manifiestamente literario, dirigido a una clientela selecta con pretensiones de acceder a una porción de arte refinada:

«Commuovere» e «dilettare», «istruire» e «divertire», unire «utile» e «dolce», essere «varie» ed «amene» insieme. Questi gli scopi delle strenne, un genere di pubblicazioni assai vario per toni e argomenti (artistici, letterari, umoristici, dialettali, a tema, commemorativi…), nella maggior parte dei casi, indirizzate alle «belle», «colte» , «amabili» e «gentili» lettrici, benché adatte ad un pubblico davvero composito per età e censo, e tutte accomunate da alcuni elementi tipografici, quali eleganza e preziosità delle legature, cura e nitidezza dei caratteri da stampa, ricercatezza e pregio delle incisioni, varietà e ricchezza delle illustrazioni (Landi, 2012: 98–99).

La estrena guarda parecidos razonables con el Forget me not —en italiano, Non ti scordar di me—, una suerte de antología con composiciones en prosa y verso que se entregaba como obsequio en Año Nuevo.

Details

Pages
396
Year
2023
ISBN (PDF)
9783631891698
ISBN (ePUB)
9783631891704
ISBN (Hardcover)
9783631888964
DOI
10.3726/b20278
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2023 (June)
Keywords
Almanacs Publication Europe and Spain
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2023. 396 p., 8 il. blanco/negro.

Biographical notes

Claudia Lora Márquez (Author)

Claudia Lora Márquez (Sevilla, 1995) es doctora en Artes y Humanidades por la Universidad de Cádiz. Actualmente, ejerce como investigadora posdoctoral en esta misma institución dentro del Grupo de Estudios del Siglo XVIII (HUM-139).

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