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Triunfo, declive y resurgimiento de una preceptiva retórica

los progymnasmata

by MARÍA ELENA CURBELO TAVÍO (Author)
©2024 Monographs X, 210 Pages

Summary

Este libro tiene como propósito ofrecer un estudio global de la fortuna de los progymnasmata desde sus orígenes hasta su uso actual en Occidente. Los progymnasmata son ejercicios preparatorios para la emisión posterior del discurso y constituían, por tanto, una parte práctica del aprendizaje retórico. Esta monografía va dirigida a investigadores y estudiantes, fundamentalmente del área de las humanidades, pero, también, puede interesar a profesores preocupados por la práctica compositiva e incluso a un público mucho más amplio, pues permite, a la vez que un acercamiento a los progymnasmata, profundizar en ellos y en su importante papel para el aprendizaje de la expresión oral y escrita.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • ÍNDICE
  • INTRODUCCIÓN
  • LOS PROGYMNASMATA EN LA RETÓRICA CLÁSICA
  • 1.1. SIGNIFICADO DEL TÉRMINO PROGYMNASMATA
  • 1.2. ENUMERACIÓN Y EXPLICACIÓN DE LOS PROGYMNASMATA
  • 1.2.1. Definición de cada uno de los progymnasmata
  • 1.2.2. Tratamiento de los progymnasmata
  • 1.3. LOS PROGYMNASMATA EN EL CURRÍCULO ESCOLAR
  • 1.4. LOS MANUALES DE PROGYMNASMATA
  • 1.4.1. El primer manual de progymnasmata: Elio Teón de Alejandría
  • 1.4.2. Los Progymnasmata de Ps. Hermógenes y los Praeexercitamina de Prisciano
  • 1.4.3. Los Progymnasmata de Aftonio de Antioquía: el manual de éxito
  • 1.4.4. Los Progymnasmata de Nicolao de Mira: la síntesis de la tradición
  • 1.4.5. Los manuales de progymnasmata: semejanzas y diferencias
  • LOS PROGYMNASMATA EN LA EDAD MEDIA
  • 2.1. ¿SOBREVIVEN LOS PROGYMNASMATA EN LA EUROPA MEDIEVAL?
  • 2.1.1. Progymnasmata y artes retóricas medievales
  • 2.2. LA PERVIVENCIA DE LOS PROGYMNASMATA EN ÉPOCA BIZANTINA
  • 2.2.1. Progymnasmata y cristianismo
  • LOS PROGYMNASMATA: RECEPCIÓN EN EL HUMANISMO, TRIUNFO Y DECLIVE
  • 3.1. EL RESURGIMIENTO DE LOS PROGYMNASMATA EN EL RENACIMIENTO EUROPEO
  • 3.2. LA FORTUNA DE LOS PROGYMNASMATA DE AFTONIO EN EL HUMANISMO EUROPEO
  • 3.2.1. Aftonio y sus traducciones al latín
  • 3.2.2. Aftonio: adaptaciones y versiones propias
  • 3.2.3. Aftonio: adaptaciones y versiones propias a las lenguas vernáculas
  • 3.2.4. Los comentarios a los Progymnasmata aftonianos
  • 3.2.5. Otra forma de presentar el manual de Aftonio: las versiones abreviadas
  • 3.2.6. Actuaciones públicas. Los actus progymnasmatici
  • 3.2.7. Los manuales de los jesuitas
  • 3.2.8. Algunas cuestiones sobre los manuales de progymnasmata
  • 3.2.8.1. Publicaciones de los manuales con progymnasmata de Aftonio: su casuística
  • 3.2.8.2. Tablas incluidas en manuales con progymnasmata de Aftonio
  • 3.2.8.3. Atribución de los progymnasmata a los tria genera y a las partes orationis
  • 3.2.8.4. La práctica de los progymnasmata en las aulas
  • 3.3. LA RECEPCIÓN DE LOS OTROS MANUALES DE PROGYMNASMATA DURANTE EL HUMANISMO
  • 3.4. EL DECLIVE DE LOS PROGYMNASMATA
  • LA ACTUALIDAD DE LOS PROGYMNASMATA. SU RESURGIMIENTO
  • 4.1. VENTAJAS DE LA INCLUSIÓN DE LOS PROGYMNASMATA EN LOS CURRÍCULOS ACTUALES
  • BIBLIOGRAFÍA
  • ÍNDICE ONOMÁSTICO Y TOPOGRÁFICO

INTRODUCCIÓN

Este libro1 tiene como propósito ofrecer un estudio global de la fortuna de los progymnasmata desde sus orígenes hasta su uso actual en Occidente. Por ello, puede interesar a investigadores y estudiantes, fundamentalmente del área de las humanidades, pero, también, a profesores preocupados por la práctica compositiva e incluso a un público mucho más amplio, pues esta monografía permite, a la vez que un acercamiento a los progymnasmata, profundizar en ellos y en su importante papel para el aprendizaje de la expresión oral y escrita.

Los progymnasmata son ejercicios preparatorios para la emisión posterior del discurso y constituían, por tanto, una parte práctica del aprendizaje retórico. A lo largo del libro se tratará de la historia de los progymnasmata desde sus inicios en la Antigua Grecia hasta su uso actual. En el primer capítulo, se definen y explican los progymnasmata, sus orígenes, su inclusión en el currículo escolar y la conformación de lo que hoy conocemos como el listado canónico de los catorce progymnasmata; además, se analizan de forma individual los manuales conservados completos, para, a continuación, señalar sus semejanzas y diferencias. De la pervivencia de los progymnasmata en Bizancio y de su presencia en la Edad Media se ocupa el segundo capítulo en el que, también, se expone la relación entre los ejercicios y las artes retóricas medievales. Sin duda, la parte más extensa del volumen la constituye el capítulo tercero, dedicado al triunfo de los progymnasmata en el humanismo y al papel que desempeñan durante esta época, en la que proliferaron las traducciones, comentarios y adaptaciones. La recuperación y difusión de los Progymnasmata de Aftonio, así como el empleo de estos ejercicios para el adoctrinamiento religioso tendrán cabida en el capítulo, en el que, igualmente, se tratará del declive que sufren los ejercicios preparatorios a partir de la segunda mitad del XVIII y hasta la segunda mitad del siglo XX. En este momento, con la inclusión de los progymnasmata en los currículos de varias escuelas cristianas de Estados Unidos, se produce su resurgimiento. Esta será la temática del último capítulo, en el que se ofrece una variada muestra del movimiento de recuperación de los progymnasmata desde mediados del siglo XX hasta hoy, favorecido por el importante papel que, como caudal o arsenal de ideas y como ayuda para la elaboración de los diversos tipos de textos, juegan para la inuentio. Su inclusión en las aulas contribuirá a que se aprenda a escribir o a hablar en público, pues, precisamente, los progymnasmata, como ya hicieran en el mundo antiguo, proporcionan los recursos y contenidos necesarios para la correcta expresión. Una reflexión crítica sobre cómo incorporar los progymnasmata a la enseñanza pondrá fin al capítulo.

Antes de comenzar con el estudio, parece conveniente detenerse en abordar ciertos conceptos relacionados con los progymnasmata y su ámbito.

El término “retórica”, que entendemos actualmente como el “arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover” (Real Academia Española, s.f.) o, en palabras de Quintiliano, “la ciencia de bien decir”,2 tiene su origen en el sustantivo latino rhetorica que, a su vez, proviene del griego ῥητορική (‘rhetoriké’).3 La primera vez que aparece este término lo hace en el Gorgias de Platón, diálogo en el que el orador, hablando con Sócrates sobre su oficio, se denomina a sí mismo como ῥήτωρ (rétor) y a la ῥητορική (retórica), cuyo objeto es el discurso, la define como “artífice de la persuasión” (Gorgias 447e-454a, trad. Calonge Ruiz et al. 1987: 27–34). El de “rétor” era el término común que se empleaba, en el siglo V a. C., para designar al orador público (Kennedy 1999: 59; 2003a: 84).4

Partiendo de la definición platónica, Kennedy (1999: 2–3; 2003a: 18–21) distingue tres tipos de retórica. La “retórica primaria”, coincidente con la concepción de la retórica que tenían los griegos como arte de la persuasión, eminentemente oral, era la que se empleaba en la vida cívica para hablar en alguna ocasión concreta,5 como podría ser un juicio. Otra es la “retórica secundaria”, vinculada no a la práctica oral, sino a la enseñanza y al aprendizaje de las técnicas empleadas en el discurso, la literatura y otras manifestaciones artísticas y, por tanto, frente a la anterior, se trata de una retórica teórica.6 Y, por último, la “retórica tradicional”, que es definida como aquella práctica retórica tal y como se encuentra en las culturas tradicionales que no utilizan la escritura y que apenas han recibido la influencia de la civilización occidental.

La retórica, como arte de hablar correctamente en público, era esencial en la vida de los griegos de los siglos V-IV a. C., pues se tornaba fundamental para la práctica política, judicial y social. En todos los ámbitos de la vida, en plena democracia, se contaba con la participación de los ciudadanos varones adultos, quienes tenían la posibilidad de intervenir en la asamblea y debían dirigirse al tribunal, en caso de litigio, de forma personal, pues no había abogados ni fiscales. Además, quienes se encargaban de administrar la justicia eran jueces y jurados seleccionados entre los miembros de la asamblea, elegidos por sorteo, por lo que hablar de manera apropiada ante este tribunal y ser capaces de convencer a sus integrantes era indispensable para un ciudadano griego. Por consiguiente, el manejo de la oratoria era primordial para la vida civil y su dominio, imprescindible para todo el que deseara dedicarse a la política (Calonge Ruiz et al. 1987: 11–12; Kennedy 1999: 20; 2003a: 39). Esto propició la aparición, desde el siglo V a. C., de compendios dedicados a la τέχνη ῥητορική (‘téchne rhetoriké’) o ars rhetorica,7 trabajos en los que se recogían los preceptos para la práctica oratoria y que, con frecuencia, venían acompañados de ejemplos. En estos últimos encontramos el germen de los manuales de προγυμνάσματα (‘progymnásmata’), ejercicios prácticos de composición para aprender a componer y pronunciar un discurso correctamente. El único manual griego de retórica de esta época que se conserva es el conocido como Retórica a Alejandro, que circuló bajo el nombre de Aristóteles y actualmente es atribuido a Anaxímenes de Lámpsaco (Reichel 1909: 9; Kennedy 1983: 55; 1999: 24; 2003a: 44; Heath 2017: 78).

Pero junto a la retórica de índole deliberativa y judicial, surge igualmente un tipo de oratoria más propia de los ámbitos festivos, ceremoniales y culturales, el discurso panegírico (πανηγυρικός, ‘panegirikós’), pronunciado con motivo de una festividad solemne (πανηγύρεις, ‘panegíreis’), espectáculos, juegos, sacrificios… para el elogio público de la celebración o de cualquier aspecto relacionado con ella, como puede ser la alabanza de la ciudad, de un templo, de una divinidad… (Pernot 2013: 209).8 Por tanto, se trata de un tipo de discurso cuyo objetivo no es mover a la acción, sino agradar a los receptores, y está más centrado en el orador, cuyo propósito es su lucimiento, que en el auditorio.

En su libro sobre la evolución de la retórica clásica desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna, Kennedy (1999; 2003a) distingue tres maneras a través de las que el mundo griego se acerca al arte de la retórica y que luego hereda la tradición occidental. La primera de estas líneas de pensamiento sería la denominada “retórica técnica”, que vendría a equipararse con una retórica “de manual”, y que se fija fundamentalmente en el discurso; la segunda, la “retórica sofística”, se centra más en el orador, responsable de guiar a la sociedad; y, por último, la “retórica filosófica” es más cercana a la dialéctica, la lógica, la ética, la teoría política e, incluso, a la psicología que a la propia oratoria.

La retórica técnica o “de manual” se desarrolla en Grecia en los siglos V y IV a. C. y vincula su origen con las necesidades derivadas del nacimiento de la democracia en Siracusa9 (segundo cuarto del siglo V a. C.) y en Atenas (a partir del 462 a. C.), consideradas cuna y lugar de florecimiento, respectivamente, de la retórica (López Eire 2003: 110). Así pues, se trata de una retórica que, como se acaba de mencionar, está más centrada en el discurso que en el orador o en la audiencia, y es la probable antecesora de manuales de retórica latina como La invención retórica (De inuentione), de Cicerón, o la Retórica a Herenio (Rhetorica ad Herennium) (Kennedy 1999: 13–14; 20–28; 2003a: 31–32; 39–48).

En estos mismos siglos se desarrolla la otra corriente, la retórica sofística (Kennedy 1999: 14; 29–45; 2003a: 32; 49–68), representada por Gorgias de Leontini y otros sofistas como Protágoras, Pródico e Hipias, en el siglo V a. C., y por el orador Isócrates, en el siglo IV a. C., con quien la retórica alcanza su máximo esplendor. Isócrates logró convertir la retórica en una asignatura esencial dentro del sistema educativo del mundo griego, como posteriormente lo sería del romano. Frente a la anterior, la retórica sofística centra su mirada en el orador antes que en el discurso o en la audiencia, y su fin, más que el político, es el deleite, pues se trata de una retórica de aparato, más propia del género epidíctico. De hecho, en este periodo se desarrolla lo que hoy conocemos como conferencia (ἐπίδειξις, ‘epídeixis’), un tipo de discurso que es el origen del empleado actualmente por especialistas de disciplinas variadas para dar a conocer sus logros (Pernot 2013: 48).

Los sofistas, que además de importantes oradores fueron todos maestros, atendían principalmente al uso práctico e inmediato del discurso trabajando con modelos que debían ser imitados y repetidos, pero sin una verdadera doctrina (López Eire 2003: 114).10 Frente a la retórica técnica, la oratoria sofística pretendía el lucimiento del orador, por ello, el tipo de discursos que se practicaba tenía una temática generalmente inventada y el alumno, como acabamos de decir, debía reproducirlo, memorizarlo y recitarlo, pero no se le proporcionaban recursos para que él pudiera elaborar un discurso propio. Esta variante de disertación recibía el nombre de μελέται (‘melétai’), término griego que, traducido en latín como declamatio, significa “entrenamiento”. En palabras de Pernot (2018: 24), “se define como un discurso ficticio, es decir, como una composición que tiene la apariencia de un discurso efectivamente pronunciado, destinado al entrenamiento de los oradores. Se refiere a hechos que pertenecen a la mitología o a la historia, o bien se sitúa en una época y en un lugar indeterminados”.11 Según el tipo de discurso, se distinguía entre las ‘controversias’ (ὑποθέσεις δικανικαί, ‘hypothéseis dikanikaí’, o controuersiae), declamaciones ficticias compuestas para imitar las que se pronunciaban ante un tribunal, por tanto, propias del género judicial, más del gusto de los romanos; y las ‘suasorias’ (συμβουλευτικὸν γένος, ‘simbouleutikòn génos’, o suasoriae), que se incluían dentro del género deliberativo al tratarse de discursos creados para simular su pronunciación ante la asamblea y que, frente a las anteriores, eran las preferidas entre los griegos (Kennedy 1999: 45; 2003a: 69; Marrou 1985: 266–267; Pernot 2013: 181). Las declamaciones eran, por tanto, junto con los progymnasmata, los dos tipos de ejercicios de entrenamiento o preparación que los estudiantes debían conocer y practicar para la posterior emisión de un discurso real (Gunderson 2017).

Kennedy (1999: 14; 53–97: 2003a: 32; 77–126) sitúa el origen de la tercera vertiente retórica, la filosófica, en los diálogos platónicos, en los que Sócrates expone sus objeciones a las retóricas técnica y sofística. Desde esta perspectiva, la importancia recae en el contenido del discurso y en su efecto sobre la audiencia. En esta etapa se situaría la Retórica de Aristóteles, considerado el tratado esencial con el que nace la auténtica retórica como arte de la comunicación persuasiva y elocuente. Para Aristóteles, el fin último de la retórica es la persuasión:

[…] la facultad de teorizar lo que es adecuado en cada caso para convencer. Esta no es ciertamente tarea de ningún otro arte, puesto que cada uno de los otros versa sobre la enseñanza y persuasión concernientes a su materia propia; como, por ejemplo, la medicina sobre la salud y lo que causa enfermedad, la geometría sobre las alteraciones que afectan a las magnitudes, la aritmética sobre los números y lo mismo las demás artes y ciencias. La retórica, sin embargo, parece que puede establecer teóricamente lo que es convincente en —por así decirlo— cualquier caso que se proponga, razón por la cual afirmamos que lo que a ella concierne como arte no se aplica sobre ningún género específico. (Arist. Rh. 1, 2, 1, trad. Racionero 1999: 173)

En la retórica judicial, hay que persuadir de lo que se considera justo; de lo conveniente, en los discursos deliberativos; y de lo honorable, en el género epidíctico.

Se puede persuadir a la audiencia de tres formas: por el talante o la auctoritas del orador, por la predisposición de los oyentes y por los argumentos del discurso (Arist. Rh. 1, 2, 2). Por ello, tres serían los posibles tipos de argumentos: éticos, patéticos y lógicos, según se atiende a uno u otro de los tres pilares en los que se asienta la retórica aristotélica, orador, auditorio y discurso, ethos, pathos y logos respectivamente.

A lo largo de la época helenística proliferaron las escuelas de gramática, retórica y filosofía por Europa, Asia y Norte de África. De los géneros discursivos, fue sin duda el epidíctico el que pasó a ocupar en esta época una posición preponderante. Un sistema político fundamentado en la monarquía absoluta favorece que la oratoria epidíctica sobresalga por encima de la judicial y de la deliberativa (Marrou 1985: 257–258). La retórica adquiere prácticamente la estructura y los contenidos que han llegado hasta la actualidad en el periodo helenístico: sus cinco partes (invención —inuentio—, disposición —dispositio—, elocución —elocutio—, memoria —memoria— y acción o puesta en escena —actio—), la teoría de la stasis, o estados de la causa, o la secuencia de los tropos y de las figuras. Apoyándose en las fuentes griegas, a partir del siglo II a. C. comenzó el desarrollo y el estudio de la retórica en el mundo romano (Kennedy 1994: 101 y ss.).

En Roma, los orígenes de la retórica son diferentes a los de Grecia. Políticamente no se halla, como sí sucedió en Grecia, una situación propicia para el desarrollo de la oratoria. Aunque la monarquía de los primeros tiempos fue sustituida por la república, esta constituía un sistema de gobierno distinto a la democracia ateniense.12 En ambos sistemas los ciudadanos tuvieron derecho al voto, pero el número de participantes en las asambleas, por ejemplo, no era el mismo, e, igualmente, eran distintos sus sistemas de elección de magistrados y tribunales y sus atribuciones.13 Además, pese a que, en varios momentos de su historia, las clases inferiores llegaron a ver incrementados sus derechos políticos, el poder en Roma se concentró siempre en manos de la nobleza y de las familias adineradas, y a esta aristocracia perteneció el uso de la palabra, ya que, aunque eran comunes los discursos ante el pueblo, este no podía participar en ellos libremente. Son los magistrados y los tribunos de la plebe los únicos que pueden convocar una asamblea e, igualmente, solo ellos tienen la potestad de autorizar quién habla ante el pueblo (Pina Polo 2019: 382). En todos los casos, frente al carácter no experto de los oradores atenienses, en Roma hay oradores profesionales que representan a sus “clientes” ante el tribunal. Manuales como la Retórica a Herenio o La invención retórica de Cicerón se convirtieron en libros de cabecera para estos nuevos profesionales y para todos aquellos que aspiraban a una carrera en la vida pública (Kennedy 1999: 25; 2003a: 45). Los modelos griegos se adaptaron y se tradujeron al latín. En el año 93 a. C., Lucio Plocio Galo abrió la primera escuela de retórica en lengua latina, que vino a suceder a las escuelas de retórica griega que ya existían en Roma (Pernot 2013: 118).

Tanto en Grecia como en Roma, los manuales de progymnasmata, en los que se recogen, como se indicó, los ejercicios preliminares para la enseñanza de la práctica retórica, ocuparon un lugar importante para la instrucción de los ciudadanos. De todos estos manuales, el más antiguo es el de Teón, quien ofrece en su tratado la serie de los diez ejercicios que él consideraba preparatorios para convertirse en buen orador. De este texto, posteriormente, se descubrió una traducción armenia que, como expondremos en el primer capítulo, incorpora cinco ejercicios más a esta serie. Al de Teón siguieron otros manuales de progymnasmata de los que hasta nosotros han llegado solo tres, el de Ps. Hermógenes, el de Aftonio y el de Nicolao de Mira, quienes fueron ampliando y modificando la serie de ejercicios señalada por Teón hasta los catorce que conforman la secuencia canónica. Estos catorce ejercicios se impusieron a partir del manual de progymnasmata de Aftonio de Antioquía, que fue, sin duda, el que alcanzó mayor éxito. Este éxito fue impulsado por el hecho de que el manual de Aftonio combina la teoría relativa a cada ejercicio con un ejemplo ilustrativo de cada progymnasma.

En el humanismo, los progymnasmata suscitaron enorme interés y estuvieron presentes en las aulas; tras un breve intervalo durante el siglo XIX y parte del XX, en el que su uso decayó, a partir de la mitad del siglo XX, con el artículo de Clark (1952), el interés por ellos renace y se han publicado numerosos artículos, actas de congresos, traducciones, manuales, etc., relacionados con este tema. No obstante, a pesar de la existencia de muchísimas publicaciones, ninguna ofrece lo que esta monografía, pues, son muy especializados, van dirigidos a un público específico y abordan, por lo general, aspectos muy concretos.

Muchos de los estudios centrados en los progymnasmata se encuentran insertos en libros dedicados a la retórica o a la historia de la educación en Grecia y Roma. Podemos citar las obras de G. A. Kennedy (1983, 1994, 1999, 2003a), S. F. Bonner (1984), H. I. Marrou (1985), L. Pernot (2013) y M. J. MacDonald (2007), pero se ciñen a los progymnasmata en Grecia y Roma.

En las ediciones y traducciones de los manuales de progymnasmata —como la de M. Passalacqua de los Praeexercitamina de Prisciano (1987); las de M. Patillon de Teón (Theon 1997), Ps. Hermógenes y Aftonio (2008); la de E. Redondo Moyano de Nicolao de Mira (2007) y la de G. A. Kennedy, en la que traduce al inglés todos los manuales (2003b)—, se estudian en profundidad el origen de los progymnasmata y los manuales conservados, y, en algunos casos, las obras de algunos de sus comentaristas; pero queda fuera de su análisis su recepción en el humanismo y la proyección de los ejercicios en la actualidad.

Algunos trabajos se limitan a un progymnasma concreto, obviando todos los demás. En este apartado cabría destacar los tres volúmenes (1986, 2002, 2012) que R. F. Hock y E. N. O’Neil dedican a la chria.14

Details

Pages
X, 210
Year
2024
ISBN (PDF)
9781636676739
ISBN (ePUB)
9781636676746
ISBN (Hardcover)
9781636676722
DOI
10.3726/b21236
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2024 (March)
Keywords
Progymnasmata retórica Teón Ps. Hermógenes Prisciano Aftonio Nicolao de Mira los ejercicios preliminares en el Renacimiento progymnasmata en la actualidad
Published
New York, Berlin, Bruxelles, Chennai, Lausanne, Oxford, 2024. x, 210 pp., 11 b/w tables.

Biographical notes

MARÍA ELENA CURBELO TAVÍO (Author)

María Elena Curbelo Tavío Doctora en Filología por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), miembro del Instituto Universitario de Análisis y Aplicaciones Textuales (IATEXT). Mis líneas de investigación son el Humanismo, la Tradición Clásica y la Historia de la Retórica. Cuento con publicaciones situadas en revistas especializadas (Humanistica Lovaniensia, Euphrosyne, Ágora, Cuadernos de Filología Clásica, Habis, Myrtia, Gracolatina Brunensia…), así como capítulos de libro y el libro El ‘De componendis epistolis’ de Niccolò Perotti. Una preceptiva epistolar nueva para una nueva sociedad (2006).

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