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Diplomacia y opinión pública en las relaciones hispano-británicas (1624-1635)

by Beatriz Álvarez García (Author)
©2023 Monographs 388 Pages
Series: Anglo-Iberian Studies, Volume 4

Summary

En tiempos de la Guerra de los Treinta Años, el conflicto hispano-inglés de 1625-1630 supuso una amenaza potencial para la estabilidad de la Monarquía Hispánica, debido al riesgo de que se formalizara en alianzas geopolíticas más amplias a través de coaliciones internacionales. Las estrategias para aunar seguridad, reputación y neutralidad se convirtieron en un aspecto fundamental de la política internacional hispánica, articulada a través de sus agentes diplomáticos. Este libro analiza la guerra y la posterior paz desde la perspectiva de la interacción entre diplomacia y opinión pública y las dinámicas que surgieron en torno a ellas, demostrando cómo los conflictos menores tuvieron una dimensión estratégica, político-diplomática y comunicativa mucho más amplia. Con el análisis de las diferentes aristas de la comunicación política del conflicto y la negociación, se ponen de relieve el surgimiento de discursos retóricos, la capacidad performativa del poder desplegado por los diversos agentes en su dimensión pública y la importancia del control de la información y los mecanismos de representación.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Agradecimientos
  • Abreviaturas
  • Introducción
  • Un apunte sobre las fechas
  • 1 La Monarquía Hispánica e Inglaterra ante el fin del Spanish Match (1623-1624)
  • 1.1 Incidentes diplomáticos ante la quiebra de la paz: el final de las embajadas de Carlos Coloma y el marqués de la Hinojosa (1624)
  • 1.2 La red multipolar de Carlos Coloma en Londres
  • 1.3 La embajada fallida del conde de Gondomar
  • 1.4 El acercamiento anglo-francés: French Match
  • 2 Cádiz, 1625: asedio y guerra de opinión
  • 2.1 Los tratados de Southampton y La Haya: una dimensión confesionalista para la política inglesa
  • 2.2 Rumores de guerra: las agencias de Jacques Bruneau y Jean Baptiste van Male en Londres
  • 2.2.1 La construcción e identificación de un discurso sobre las causas de la guerra
  • 2.2.2 La recepción de la información en Madrid y Bruselas
  • 2.2.3 Los intentos de control de la información de la embajada inglesa
  • 2.3 El ataque angloholandés a Cádiz en 1625
  • 2.4 Presentando la guerra: de la imprenta a la calle
  • 2.4.1 La circulación de las noticias
  • 2.4.2 De las relaciones al teatro: imágenes del asedio de Cádiz en la Monarquía Hispánica
  • 2.4.3 Construir sobre la historia reciente: el recuerdo del Gunpowder Plot y la Edad de Oro isabelina
  • 2.5 Fronteras extraeuropeas: el Caribe en la guerra hispano-inglesa
  • 3 El escenario francés: Ré y La Rochelle, 1627-1628
  • 3.1 La Rochelle y la isla de Ré: las ciudades hugonotas frente a Luis XIII
  • 3.2 La paz de París de 1626 y el fin del entendimiento anglo-francés
  • 3.3 «Mostrar buen semblante»: el marqués de Mirabel y los planes de una alianza hispano-francesa
  • 3.4 «Faire executer les choses quy nous ont ésté promises»: 
manifiestos y discursos en torno a la primera expedición de Buckingham
  • 3.5 Espías y confidentes: las gestiones del marqués de Mirabel ante la expedición inglesa
  • 3.6 Las otras expediciones inglesas y el fin del conflicto con La Rochelle
  • 3.7 La dimensión pública de La Rochelle: de las noticias a la memoria cultural
  • 3.7.1 Ceremonias, misas y conmemoraciones: la representación pública de la victoria
  • 3.7.2 Una aproximación a la publicística francesa: la representación de las expediciones inglesas y la armada de Fadrique de Toledo
  • 3.7.2.1 Un caso de desinformación: las cartas falsas de Carlos I
  • 3.7.2.2 Una narración en primera persona: el diario de La Rochelle
  • 3.7.2.3 La creación de una memoria en piedra, metal y papel
  • 4 «That apple of their eyes»: la «frontera» terrestre del Palatinado
  • 4.1 La invasión del Palatinado y las campañas de Spínola
  • 4.2 Isabel Clara Eugenia y su intervención en el conflicto del Palatinado: la otra «frontera» de Flandes
  • 4.3 «Noli me tangere»: el Palatinado en la guerra hispano-inglesa
  • 4.3.1 La construcción de un mito palatino inglés: un frente mediático para la guerra
  • 4.3.2 Grabados, sátiras y volantes: la guerra de papel
  • 4.3.3 La «quietud pública» de Alemania: diferencias en la gestión entre Bruselas y Madrid
  • 4.4 Las negociaciones del duque de Tursi y el marqués de Castañeda: la aplicación de la paz a un conflicto irresuelto (1630-1633)
  • 4.5 Las embajadas de John Taylor (1635-1639) y el conde de Arundel (1636) en el Imperio
  • 5 La gestión diplomática del conflicto: 
estrategias, expectativas y comunicación
  • 5.1 Expectativas de guerra: los memoriales de invasión de las islas británicas
  • 5.2 La dimensión confesional de la guerra: la política de seminarios del exilio en la Monarquía Hispánica
  • 5.3 Expectativas de paz: una política de disimulación para Gran Bretaña
  • 5.3.1 Hugh Ross, cónsul escocés en Dunkerque
  • 5.3.2 En torno a Rubens y Gerbier: arte y diplomacia
  • 5.3.3 La escenografía cortesana y la pax carolana: el Banqueting Hall
  • 6 La Monarquía Hispánica y la pax carolana (1630-1635)
  • 6.1 Representación pública en las embajadas extraordinarias de Carlos Coloma y Francis Cottington
  • 6.2 Festejos y críticas en torno a la paz: el Tratado de Madrid de 1630
  • 6.2.1 Pregones y luminarias: ritualidad y ceremonias en torno al Tratado de Madrid
  • 6.2.2 Guerra de plumas en torno a la paz
  • 6.2.3 El rey dormido: una imagen del poder en la sombra
  • 6.3 Gestionar la paz: los secretarios Necolalde, Hopton y Gerbier
  • 6.3.1 El control del Canal y los planes para una armada anglo-flamenca
  • 6.4 Epílogo y conclusiones: el nuevo acercamiento anglo-francés
  • Fuentes documentales y archivos
  • Relaciones, avisos, panfletos y otros textos de carácter polémico
  • Bibliografía
  • Índice de imágenes
  • Índice de tablas
  • Índice onomástico
  • Índice de series

Abreviaturas

ABSI

Archivum Britannicum Societatis Iesu, Londres, Reino Unido

ACSA

Archivo del Colegio de San Albano, Valladolid, España

ADCA

Archivo Ducal de la Casa de Alba, Madrid, España

Add.

Additional Manuscripts Collection, BL

ADMS

Archivo Ducal de Medina Sidonia, Sanlúcar de Barrameda, España

AGP

Archivo General de Palacio, Madrid, España

AGS

Archivo General de Simancas, Simancas, España

AGRB

Archives Générales du Royaume, Bruselas, Bélgica

AHN

Archivo Histórico Nacional, Madrid, España

ARSI

Archivum Romanum Societatis Iesu, Roma, Italia

AMAE

Archives Diplomatiques du Ministère des Affaires Étrangeres, París, Francia

ASV

Archivio Segreto Vaticano, Vaticano

BAR

Biblioteca Universitaria Alessandrina, Roma, Italia

BL

British Library, Londres, Reino Unido

BodL

Bodleian Library, Oxford, Reino Unido

BM

Bibliothèque Mazarine, París, Francia

BNE

Biblioteca Nacional de España, Madrid, España

BNF

Bibliothèque Nationale de France, París, Francia

BNUT

Biblioteca Nazionale Universitaria di Torino, Turín, Italia

BrM

British Museum, Londres, Reino Unido

BT

Biblioteca Trivulziana, Milán, Italia

BUB

Biblioteca de la Universitat de Barcelona, Barcelona, España

BUS

Biblioteca de la Universidad de Sevilla, Sevilla, España

CCE

Lonchay, H. y Cuvelier, J., Correspondance de la cour d’Espagne sur les affaires des Pays-Bas au XVIIe siècle, Bruselas, Académie Royale de Belgique. Commission Royale d’Histoire, 1927, 6 vols.

Cl. SP

Calendar of the Clarendon State Papers

CMC

Sección Contaduría Mayor de Cuentas, AGS

CSPD

Calendar of State Papers Domestic

CSPV

Calendar of State Papers, Venice

DBE

Diccionario Biográfico Español [http://dbe.rah.es/].

doc.

Documento

ESL

Bellany, A. y McRae, A. (eds.), Early Stuart Libels: An Edition of Poetry from Manuscript Sources, 2005 [http://www.earlystuartlibels.net/htdocs/index.html].

exp.

Expediente

f.; ff.

Folio; folios

GM

Sección Guerra y Marina, AGS

Knuttel

Colección Knuttel, Koninklijke Bibliotheek, La Haya, Países Bajos

L.

Libro

leg.

Legajo

MD

Manuscrits Divers, AGRB

MP

Sección Mapas y Planos, AGS

ms.; mss.

Manuscrito; manuscritos

ODNB

Oxford Dictionary of National Biography [https://www.oxforddnb.com/]

OOMM

Sección Órdenes Militares, AHN

PTR

Sección Patronato Real, AGS

RAH

Real Academia de la Historia, Madrid, España

RBP

Real Biblioteca de Palacio, Madrid, España

SEG

Secrétairerie d’État et de Guerre, AGRB

SP

State Papers, TNA

TNA

The National Archives, Kew, Reino Unido

vol.; vols.

Volumen; volúmenes

Introducción

En 1642, en mitad de las Guerras Civiles inglesas, se publicó un grabado satírico de Wenceslaus Hollar, artista cercano al bando realista, acompañado de un pequeño diálogo en la parte inferior de la hoja, con el siguiente título: The world is ruled and governed by opinion (figura 1). En él aparece la Opinión, sentada en las ramas de un árbol y con el mundo en el regazo, vareando la copa del árbol, del que caen panfletos y otros textos1. Con la otra mano sujeta un camaleón y a sus pies un bufón riega el árbol, mientras un caballero debate con ella. El grabado representa la idea popular, en aquel momento, de la incierta justicia que dirigía la opinión y la influencia que esta había alcanzado en el devenir de los acontecimientos, produciendo poco más que confusión.

Apenas unos años después, en 1649, el rey Carlos I de Inglaterra era ajusticiado delante de su palacio de Whitehall en Londres. La sala desde la que salió al estrado sobre el que se ejecutó su decapitación era el Banqueting Hall, el salón cuyos techos había pintado Rubens para gloria de la dinastía Estuardo entre 1629 y 1630. El relato y la imagen de dicho acto circularon por toda Europa. El final de Carlos I resulta significativo de un reinado que se caracterizó por una creciente opinión pública y una extensa guerra de panfletos. Dicho fenómeno no fue en absoluto exclusivo de Inglaterra y sus orígenes se encuentran en las décadas anteriores. En el prólogo de Don Quijote de la Mancha (1605), Miguel de Cervantes ya había advertido sobre la creciente importancia de la opinión para el gobierno de los estados: «¿cómo queréis vos que no me tenga confuso el qué dirá el antiguo legislador que llaman vulgo […]?»2.

Fig. 1. Wenceslaus Hollar, The World is ruled and governed by opinion, 1642. BrM, no. 1850,0223.244. © The Trustees of The British Museum.

Este libro surge del interés por observar las confluencias entre diplomacia y opinión pública y las dinámicas surgidas en torno a ellas. La guerra hispano-inglesa de 1625-1630 ha sido tradicionalmente definida como una guerra más mediática que real3, lo que pone de manifiesto la importancia de la publicística en este conflicto y lo convierte en un caso adecuado para analizar la influencia y extensión de estas formas de poder. En esta coyuntura confluyen tres niveles de análisis que coinciden con los objetivos a estudiar aquí: la gestión diplomática (primer nivel, circunscrito al ámbito de los embajadores y otros agentes formales o informales), la comunicación política (segundo nivel, que pretende cubrir el espacio entre la acción diplomática y la representación del conflicto y de la paz) y la publicística (tercer nivel, representación del conflicto en sus diferentes formas y medios culturales), lo que permite identificar un doble análisis entre la acción (el desarrollo) y la representación (el discurso) de los hechos. Asimismo, esta comunicación política, canalizada en las relaciones internacionales a través de los agentes diplomáticos y sus confidentes, tiene una doble vertiente: hacia el interior (la gestión diplomática) y hacia el exterior (la publicística).

El análisis de la gestión diplomática suele centrarse en el estudio de las acciones de los embajadores y agentes diplomáticos en sus distintas dimensiones, tanto particulares como colectivas, y tanto performativas como representativas. La historia diplomática, entendida como el instrumento de desarrollo de los Estados-nación en su proyección exterior, ha sido uno de los campos tradicionales del saber histórico desde el principio y, por ello mismo, más denostado ante el surgimiento y desarrollo de nuevas corrientes y la atención a otros sectores poblacionales en la segunda mitad del siglo XX. No obstante, en las dos últimas décadas los estudios sobre diplomacia han vivido una profunda renovación, gracias al giro holístico de lo que se ha llamado la «nueva historia diplomática»4. Los trabajos de D. Frigo, si bien no se definían todavía bajo el nombre de esta etiqueta –la conceptualización de «nueva historia diplomática» procede del artículo de J. Watkins, publicado en 2008– preconizaban ya un giro estructural hacia ópticas y tendencias procedentes de la Historia cultural, la Historia social, la Antropología y la comunicación. En su libro Politics and Diplomacy in Early Modern Italy (2000), señalaba el concepto central de la «cultura política» como categoría de análisis para el estudio de las misiones diplomáticas y enfatizaba la importancia de la práctica de las negociaciones, y no solo de los resultados, de las embajadas5.

Desde los trabajos de Frigo para Italia, multitud de investigadores han aportado perspectivas sobre las diversas vías abiertas por este giro, que han fructificado en los últimos años en títulos como Practices of Diplomacy in The Early Modern World (2017), en el que el foco se sitúa en las prácticas culturales, políticas, representativas y materiales de los embajadores, agentes y otros intermediarios6. L. Bély, por su parte, ha identificado tres esferas de análisis complementarias para la historia de la diplomacia y de las relaciones internacionales: la representación de la soberanía, los métodos de negociación y las estructuras de la información7. Esta misma estructura y división en niveles ha sido adoptada también por otros investigadores, como C. Fletcher, que otorga una gran importancia al ámbito representativo8. Asimismo, señala la importancia de la representación de los intereses de una población y el papel que esta juega en la determinación de las políticas.

Algunas de las contribuciones más recientes e influyentes provienen de un campo de estudio especialmente fructífero: el surgimiento de la diplomacia en la península itálica. I. Lazzarini ha puesto recientemente de relieve la importancia de la combinación de diversos parámetros, lingüísticos, narrativos y espaciales, en las interacciones políticas y diplomáticas9. Con su estudio pretende alejarse de las concepciones de la diplomacia como un instrumento vinculado teleológicamente a la formación del Estado moderno, acabando así con el paradigma establecido por G. Mattingly en los años cincuenta del siglo XX10. De la misma manera, los estudios de P. Volpini han puesto el foco en la sociabilidad desarrollada por los diplomáticos en las cortes de recepción a través de los intercambios culturales y las habilidades individuales de los diversos agentes11.

El estudio de las relaciones con Gran Bretaña comporta en sí mismo un problema estructural de definición ampliamente abordado por la historiografía británica. Las diversas entidades que formaban la monarquía compuesta de Gran Bretaña presentan evoluciones diferentes y características diversas y cuya relación con la Monarquía Hispánica no es equiparable. Las derivas de Inglaterra, Irlanda y Escocia también difieren en su evolución cualitativa y cronológica, lo que ha llevado a algunos historiadores británicos a definir el siglo XVII como la «era de la triple monarquía»12. Irlanda fue un punto preferente de contacto para la Monarquía por la preeminencia del catolicismo en la isla. Por esta razón ha sido la que más interés ha suscitado en la historiografía española. La cercanía religiosa, la presencia de irlandeses en los territorios de la Monarquía y el plan tantas veces esbozado de comenzar una recatolización de las islas a través de su invasión han sido temas preferentes13. Irlanda fue también la cabeza sobre la cual asegurar la inestabilidad dentro de las islas, favoreciendo las revueltas que obligaban a los monarcas británicos a derivar fondos y recursos.

Las primeras décadas del reinado de Carlos I han quedado a menudo en una penumbra vista a la luz de los acontecimientos posteriores de las Guerras Civiles, herencia de las explicaciones teleológicas de corte whig del siglo XIX que presentaban esos años como un camino directo hacia la confrontación entre Parlamento y monarquía, en la que la preeminencia del Parlamento era la consecuencia lógica14. En los años setenta del siglo XX, C. Russell trató de cambiar este paradigma, haciendo énfasis en una teoría revisionista de las Guerras Civiles15. El post-revisionismo posterior ha tratado de moderar esta postura y señala al poder de las ideas subyacentes en la sociedad, las divisiones religiosas y la interacción entre los gobernadores locales y la población como métodos de análisis16. Al hilo de esta postura adquirieron renovada importancia los estudios que tratan de establecer pautas de comunicación entre la alta política y el resto de la población, así como los estudios del período previo a las Guerras Civiles.

En esta línea, posteriores corrientes historiográficas han tratado de recuperar las figuras de los primeros Estuardo (Jacobo y Carlos). Jacobo I es presentado como un modelo de tolerancia y mediador entre católicos, puritanos y anglicanos17. Sin obviar su influenciabilidad por parte de sus consejeros ni tampoco su afán por lograr la paz y convertirse en el árbitro de la política europea, lo cierto es que en los últimos tiempos se ha llegado a un equilibrio entre ambas posturas y aparece como un monarca cuya intención era consolidar su propio poder siguiendo las tendencias absolutistas, hábil en el manejo de situaciones difíciles18.

La extensa obra de K. Sharpe sobre el reinado de Carlos I continúa, hoy en día, siendo un libro de referencia para el estudio de un monarca cuyos primeros años no han gozado siempre de la atención historiográfica que merecen19. En cuanto a las relaciones hispano-británicas, el ya clásico libro de J. Alcalá-Zamora es todavía una referencia inexcusable para el análisis de cualquier tema relacionado con el Mar del Norte, gracias a su perspectiva integradora de todos los territorios que componían aquel espacio y el estudio de las causas estructurales que los interrelacionaban. Su análisis se ve complementado con la monografía de P. Sanz Camañes sobre Diplomacia hispano-inglesa en el siglo XVII (2002), un estudio exhaustivo de los acontecimientos que llevaron a la guerra, y posteriormente a la paz, entre la Monarquía Hispánica e Inglaterra, centrado principalmente en los dos polos de las cortes de Madrid y de Londres20.

Sin duda, el fracasado intento de enlace matrimonial entre Carlos I y la infanta María ha sido uno de los temas que más literatura ha producido, por su atractivo y el halo de romanticismo caballeresco que lo rodea y la preeminencia del conde de Gondomar como figura central de las negociaciones21. Aunque se utilizó en su momento para argumentar el inicio de la guerra anglo-española, nuevas investigaciones han puesto de relieve aspectos minimizados hasta entonces, como la dimensión extraeuropea o la cuestión religiosa o palatina, que influyeron notablemente en el curso de los acontecimientos22.

Firmemente asociado al episodio del viaje del príncipe de Gales, las embajadas del conde de Gondomar han suscitado un amplio número de estudios, los últimos adoptando la perspectiva del análisis cultural para comprender mejor su papel en la corte inglesa a través de su biblioteca23. La monografía de Ó. Ruiz, recientemente publicada, es la última obra de carácter global sobre el período previo a la guerra de 1625, que abarca desde la firma del Tratado de Londres en 160424. De especial relevancia es la comparación de la provisión de fondos para la embajada y las estrategias que se pueden inferir del análisis de su uso por los diplomáticos españoles, así como el estudio de la dimensión económica (incluidos el comercio y la piratería) de las relaciones anglo-españolas, un tema analizado por Á. Alloza25. La tesis de P. O’Neill completa el panorama al analizar las relaciones diplomáticas hispano-británicas desde 1630, con un fuerte énfasis en las gestiones en Flandes y la relación con el Imperio26.

Asimismo, el ya clásico estudio de J. Brown y J. H. Elliott sobre las relaciones culturales entre ambas coronas (y, especialmente, sobre la almoneda de Carlos I) aportó nuevas perspectivas de análisis en el marco de las relaciones hispano-británicas, al señalar la importancia de la pintura y las influencias culturales que se produjeron durante el reinado de Carlos I como fundamentales en la comprensión y constitución de las relaciones hispano-británicas de ese período27. En fechas recientes, V. Caldari y S. Wolfson han coordinado un volumen sobre la política de los primeros Estuardo, en el que se analizan las prácticas dinásticas y matrimoniales de la corte inglesa28.

La ruptura de las relaciones diplomáticas en 1625 entre Inglaterra y la Monarquía Hispánica y el comienzo de la guerra dieron lugar a un período sin agentes formales ni embajadores. Esta dificultad permite, sin embargo, analizar una situación que de otra forma se vería oculta por la red de diplomacia formal. Así, entre los años 1625 y 1630 se produjeron, paralelamente a la reanudación de los contactos diplomáticos, una serie de comunicaciones articuladas en torno a agentes locales que suplieron a los embajadores en su trabajo de proveer de información a los órganos de toma de decisiones. Por ello, no se busca aquí la centralidad de un solo actor individual, sino observar el conjunto de acciones que se desplegaron para dar respuesta a situaciones coyunturales y en continua evolución.

Esta perspectiva entronca con otra de las categorías con mayor éxito historiográfico de los últimos tiempos, procedente de la encrucijada entre la nueva historia diplomática y los estudios de redes: la diplomacia informal29. No solo han sido las perspectivas de análisis las que se han ampliado, sino también los individuos sobre los que se pone el foco. De un análisis meramente institucional sobre los embajadores ordinarios y extraordinarios, la historiografía ha evolucionado hacia la consideración de los intermediarios, agentes sin título oficial, clérigos, residentes, mercaderes, artistas y otro sinfín de personas (tanto hombres como mujeres) que intervinieron y desempeñaron sus acciones con diferentes objetivos diplomáticos y personales. Las relaciones internacionales se cimientan en un «juego de espejos», en palabras de A. Hugon, dado que la percepción del «otro» fundamenta una gran parte de las decisiones políticas30. Esta percepción se basa en los conocimientos previos, los informes recibidos y las expectativas de acción, que incluyen la capacidad de poder y movilización referidas por los agentes.

Las redes familiares y las diferentes conexiones de los individuos, así como la movilización de agentes no estatales están siendo un importante campo de estudio en los últimos años. En un número de la revista Journal of Early Modern History dedicado al estudio de las conexiones personales de los embajadores italianos, C. Fletcher y J. M. de Silva señalan la importancia de la lealtad individual y las relaciones interpersonales específicas como clave para el empleo de agentes diplomáticos por encima de las consideraciones nacionales31. Por su parte, M. Keblusek ha puesto de relieve la singularidad de los artistas como cultural brokers y su capacidad para facilitar las negociaciones diplomáticas a través de las obras artísticas y sus propias conexiones personales, una cuestión ya explorada por J. I. Israel en su análisis de la actuación del pintor holandés Gerard Ter Borch en el marco de la paz de Münster (1648)32. En la historiografía española, esta línea de investigación, una de las más fructíferas en los últimos años en el ámbito de la historia diplomática, tuvo uno de sus primeros exponentes en el volumen coordinado por J. L. Colomer, Arte y diplomacia de la Monarquía Hispánica en el siglo XVII (2003), cuyo objetivo era precisamente «cruzar los senderos del arte y la diplomacia» y rescatar el papel fundamental del mecenazgo cultural impulsado por los embajadores33. La reciente obra The Age of Rubens (2016), coordinada por L. Duerloo y M. Smuts, parte del arte para estudiar las prácticas diplomáticas en la Europa del siglo XVII y el papel que agentes como los artistas jugaron en la gestión, transmisión y representación de las negociaciones, bien como individuos directamente involucrados o como facilitadores de las mismas34.

En su conjunto, este amplio rango de investigaciones incide siempre en la presencia de una gran pluralidad de actores diplomáticos, cuya acción no está ya limitada a la persona del embajador nombrado por el rey, y al desarrollo de un abanico de actividades en la corte de residencia con un fuerte componente cultural. Así, en el volumen Embajadores culturales (2016), cuyo título pone ya de relieve la importancia de esta dimensión en su análisis, se define la «diplomacia cultural» como la «apertura hacia las culturas y las sociedades exteriores que favorece intercambios y transferencias culturales a través de la presencia de representantes acogidos en el seno de potencias extranjeras»35. La misma autora ha señalado cómo los diplomáticos fueron tomando conciencia de la importancia de la esfera representativa, incluyéndola cada vez más dentro de la propia performatividad diplomática36.

Desde esta óptica encontramos dos períodos muy diferenciados en el marco temporal de análisis y que, por sus propias características, definen los métodos de estudio empleados. El primero es de 1625 hasta 1630 (con sus antecedentes a lo largo de 1624, momento en el que se gesta la ruptura desde un punto de vista diplomático, representativo y discursivo), marcado por una guerra de escasa repercusión militar, pero sí mediática. La guerra constituye aquí un eje argumental en torno al que se construyen los diversos planos y visiones. El mar se configura como una frontera esencial en la comprensión del conflicto, pero se trata de una frontera difusa y dispersa que tiene tres zonas de acción principales: la entrada al Mediterráneo, la fachada atlántica y el canal de la Mancha. Como consecuencia, interesa analizar las respuestas al conflicto desde el punto de vista de la gestión, con el giro hacia instituciones y actores no estatales. El segundo se produce entre 1630 y 1635, acotado por la firma del Tratado de Madrid y la declaración de guerra de Francia, que supuso un cambio a escala internacional de gran repercusión, así como una progresiva inestabilidad interna en las islas británicas. La gestión simultánea de conflictos de entidades mayores (la Guerra de los Treinta Años y la Guerra de los Ochenta Años con las Provincias Unidas) y uno secundario, como fue la presente guerra con Inglaterra, expone la capacidad de actuación de ambas coronas y la utilización de los medios a su alcance para derivarlos a focos de mayor interés, así como el sistema de interdependencia compleja que vinculaba ya a los estados europeos.

El segundo nivel de análisis, el de la comunicación política, se estudia desde dos ópticas diferenciadas: la del conflicto y la de la paz. F. de Vivo ha señalado la necesidad de pensar en la comunicación política como una interacción entre niveles distintos pero interconectados que permita incluir sujetos sociales y políticos diversos, con diferentes grados de acceso al poder y diversa capacidad de acción sobre los medios de información37. En la delimitación de los diversos eventos que permiten articular estas ópticas nos hemos decantado por aquellos que conformaron los mayores momentos de tensión y provocaron un número mayor de respuestas: la ruptura de las negociaciones del Spanish Match, el ataque a Cádiz de 1625, las campañas inglesas a Ré y La Rochelle en 1627-1628, el conflicto del Palatinado entre 1620 y 1636, y, por último, la paz de Madrid de 1630. A través de las diferentes aristas de este conflicto y la subsecuente negociación y celebración de la paz se puede analizar la capacidad performativa del poder desplegado por los diversos agentes en su dimensión pública (ceremonias o regalos, como algunos de los ejemplos más constantes de esta acción) y los mecanismos de representación de dicho poder.

En el análisis de estos eventos, el papel de los embajadores y otros agentes, quiénes son y cómo se relacionan son cuestiones fundamentales para abordar esta problemática. Ellos eran el eje en torno al cual se articulaban las estrategias comunicativas. En función de la información que proporcionasen, las estrategias políticas y la toma de decisiones se veían afectadas. La tarea más importante de un embajador o agente diplomático era comunicar de manera exitosa, tanto ante su príncipe emisor como ante la corte del príncipe receptor. Para ello debían disimular ante situaciones perjudiciales, al tiempo que construían un relato favorable a sus intereses. El conocimiento sobre el otro territorio estaba, pues, mediatizado por sus propias informaciones y se convertían así en testimonio de una creación y transferencia de la información. Asimismo, son ellos quienes proporcionaban la información básica que después se desplegaba en relaciones de sucesos, panfletos, libelos, grabados, sátiras e, incluso, pinturas. A su vez, de ellos dependía la información que los monarcas deseaban distribuir. En el caso de Inglaterra, esta tenía, además, una fuerte tradición de publicación de los discursos presentados ante el Parlamento, gracias a la, en teoría, libertad de expresión que tenían garantizadas las dos cámaras parlamentarias. Estos discursos circulaban a menudo con posterioridad manuscritos o impresos38.

Así, tanto para el estudio de la gestión diplomática como para el análisis de la comunicación política han sido fundamentales las fuentes tradicionalmente utilizadas por la historia diplomática: la documentación oficial emitida por la Monarquía Hispánica y por Inglaterra, así como por otros estados, como Francia. Las consultas del Consejo de Estado español y de los diversos Consejos, como Flandes o Guerra, así como los memoriales, correspondencia, edictos y resoluciones oficiales de las cortes de Madrid, Bruselas y Londres, la mayoría de ellos conservados en el Archivo General de Simancas (secciones de Estado y Secretarías Provinciales), los National Archives de Reino Unido y los Archives Générales du Royaume de Belgique, constituyen la documentación más inmediata al respecto y permiten obtener una visión global de la gestión diplomática39. Aunque son fuentes bien conocidas y su análisis pormenorizado ha sido tradicionalmente objeto de la historia diplomática y de las relaciones internacionales, aquí, además de la evolución de las negociaciones, interesan especialmente las referencias a los actos comunicativos desplegados por los embajadores y otros agentes y a la percepción que estos proporcionaban de las sociedades en las que desempeñaban sus oficios. Además, los fondos del Colegio Inglés de San Albano (Valladolid) y del Real Colegio de los Escoceses (Salamanca) ofrecen una nueva perspectiva sobre el desarrollo de la política internacional a través del estudio de las personas que mantuvieron contacto con las islas británicas durante este período y sus relaciones con la corte española.

La centralidad de la comunicación en el análisis de la práctica diplomática ha dado lugar recientemente a la categoría de «diplomacia pública», cuyo interés radica precisamente en la conjunción entre el ámbito diplomático y la gestación incipiente de una opinión pública, rompiendo así con el paradigma del arcana imperii o la concepción de la política exterior como secreto de estado40. Aunque esta denominación no tiene aún amplio recorrido, los estudios en esta línea se suceden desde hace años, con el objetivo de analizar la relación de los agentes políticos con la impresión y difusión de los textos y las estrategias comunicativas empleadas41. La difusión de rumores y el control y promoción de publicaciones e impresos fueron algunas de las estrategias y elementos paradiplomáticos utilizados por estos agentes para influir en la opinión pública. En este sentido, trabajos recientes han avanzado cómo el rey dependía de los embajadores y otros oficiales reales para obtener noticias de lo que sucedía en diferentes lugares y cómo estos aprovechaban esta vía de comunicación para intervenir en el debate sobre el gobierno de los territorios42. El control de la información convertía a las noticias en un bien de intercambio más en las relaciones interpersonales, lo que ha llevado a M. J. Rodríguez Salgado a definirlo como la «economía del intercambio de la información»43. A través de este análisis se observa la gran heterogeneidad de respuestas y la ingente variedad en su articulación, una característica de las sociedades modernas puesta de relieve ya por multitud de investigadores en otros conflictos y períodos. Esta diversidad se explora aquí desde la doble óptica inglesa e hispánica, de tal modo que se pueden observar no solo las respuestas en distintos contextos geográficos, sociales, culturales, institucionales y gubernativos, sino también la conceptualización del éxito y el fracaso dentro de la comunicación política.

Desde la publicación de la ya clásica obra de J. Habermas, Historia y crítica de la opinión pública, los estudiosos de la Edad Moderna se lanzaron a desentrañar las formas de circulación del conocimiento dentro de una proto-esfera pública44. Si bien estos análisis no eran nuevos, pues ya previamente se habían realizado estudios sobre la publicística en momentos concretos45, esta nueva perspectiva permitió la conceptualización de un nuevo ecosistema cultural y urbano. Estos estudios arrojaron luz sobre lo que posteriormente M. Olivari llamó una «vida pública polifónica»46.

Details

Pages
388
Year
2023
ISBN (PDF)
9783631907337
ISBN (ePUB)
9783631907344
ISBN (Hardcover)
9783631907092
DOI
10.3726/b21110
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2023 (November)
Keywords
Inglaterra España Comunicación política Propaganda Relaciones internacionales
Published
Berlin, Bern, Bruxelles, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2023. 388 p.

Biographical notes

Beatriz Álvarez García (Author)

Beatriz Álvarez García es profesora de Historia Moderna en la Universidad (1624-1635) Complutense de Madrid e investigadora del Centro de Estudios de la Real Diputación de San Andrés de los Flamencos - Fundación Carlos de Amberes. Sus líneas de investigación se centran en la circulación transnacional de la información y la relación entre esfera pública y diplomacia en la Edad Moderna. También ha trabajado sobre la comunicación en torno a los desastres naturales en la Edad Moderna.

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Title: Diplomacia y opinión pública en las relaciones hispano-británicas (1624-1635)