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Poesía clerical y tradiciones medievales

«Contarte he maravillas...». Estudios hispánicos dedicados a Joseph T.Snow (II)

by Álvaro Bustos (Volume editor)
©2025 Others 478 Pages

Summary

Este segundo volumen de homenaje a Joseph Snow, en el que han participado reconocidos especialistas internacionales, contiene un conjunto de acercamientos a los grandes poemas del mester de clerecía, así como varios trabajos sobre prosa castellana medieval. Se abordan cuestiones relativas al Libro de buen amor o a la obra de Berceo, pero también a Gil Vicente, la tradición oral o la herencia medieval de los siglos XV y XVI. El volumen constituye una valiosa presentación de los grandes motivos de la poesía y la prosa castellanas en los primeros siglos de la literatura española.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Tabla de contenido
  • Comité científico
  • Poesía clerical y tradiciones medievales: publicaciones y ponencias de Joseph T. Snow
  • Poesía clerical y maravillas medievales
  • I. Poesía clerical
  • Natura et Scriptura, o el choque de los libros en los Milagros de Berceo
  • «Es esti tal miráculo bien que lo escrivamos» (445d): translatio e innovaciones narratológicas en «El parto en la marea» (XIX) y «El náufrago salvado» (XXII) de Berceo
  • «Fabló un corderuelo que era el día nado»: un remoto eco del Libro de Alexandre en la leyenda urbana japonesa
  • El Poema de Fernán González, una respuesta al Libro de Apolonio
  • Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, más allá del yo ejemplar y del sujeto colectivo
  • Un acercamiento al pasaje de las serranas del Libro de buen amor en torno a lo cortés, lo realista y lo grotesco
  • Los epígrafes de Paradinas y las dificultades para el seguimiento de algunos temas a través del LBA. El caso de las estrofas 1314–1315
  • Alfonso x, el Sabio inspira al Arcipreste de Hita: estado actual de investigación sobre Don Ximio
  • Juan Ruiz, perlas y puercos: algunas irregularidades de la fábula del gallo y el zafiro (Libro de buen amor 1387–1391) (Perry 503, Tubach 3635, Uther 218H*)
  • La doble faz de Virgilio en el Libro de buen amor, «sabidor» y «grand escantador»
  • Paralelos entre las Maqãmãt árabes, el Libro de Buen Amor y la literatura sufí
  • Amores de monjas: la doña Garoza de Juan Ruiz y la « devota monja » de Diego de San Pedro
  • II. Otras tradiciones poéticas medievales
  • El Cantar de mio Cid y el origen vivareño de Rodrigo Díaz
  • La guerra de clérigos y escarabajos: un cuento-canto juglaresco (ca. 1420), entre Lucanor XI, LBA 934–936 y DQ II,i
  • Textualidad más allá del texto en la poética medieval, entre la palabra y la imagen
  • Vida activa, vida contemplativa y vida mixta: entre Fernán Pérez de Guzmán y Álvarez Gato
  • Misoginia y cortesía en el romance de Conde Claros
  • El paralelismo de Gil Vicente: raíces y frutos
  • III. Tradiciones en prosa
  • A propósito de la voz «garpios» en el Sendebar
  • Realismo en la Embajada a Tamorlán
  • Variaciones sobre el simbolismo de la prisión en la miscelánea castellana del ms. Salamanca, Biblioteca Universitaria, 1877
  • Pensar en la Pasión. Exégesis, filosofía y devoción en el manuscrito 100 del Palacio de Liria
  • Field Hospitals and the Legacy of Queen Isabel I
  • Inquisición, escritura y represión: técnicas de resistencia
  • La literatura medieval hispánica en la educación de Felipe II y de su hijo don Carlos

Álvaro Bustos

Poesía clerical y maravillas medievales

La poesía clerical, vinculada al llamado mester de clerecía, constituye la gran tradición de poesía culta narrativa que se divulga en castellano durante los siglos XIII y XIV. Pocos metros de nuestra historia literaria han resultado tan fecundos como el tetrástico, de Berceo a Juan Ruiz, Sem Tob y el Canciller Ayala, pasando por joyas que tenemos por anónimas como el Libro de Alexandre, el Apolonio o el Libro de miseria de omne. Sin atender a la huella de los textos escritos en cuaderna monorrima no pueden explicarse otras tradiciones de poesía culta y clerical de los siglos XV y XVI, tanto en verso como en prosa.

Son multitud los filólogos que pueden decir de Snow lo que dice Alejandro Magno de Aristóteles en su Libro: «por ti sé clerecía»; en efecto, y aunque se ha prodigado también en trabajos de cuño celestinesco y en la historiografía alfonsí, resulta igualmente significativa su faceta como hispanomedievalista estudioso de asuntos de cuaderna vía, en particular sobre el Libro del Arcipreste, la poliédrica obra de ese clérigo fascinante que fue Juan Ruiz. No es la única obra a la que se acercó Snow en su dilatada investigación sobre tradiciones medievales (pensemos en sus obras sobre hagiografía, mariología y cortesía, por ejemplo), tradiciones que ya conocía muy bien cuando se movió hace cuarenta y cincuenta años en el entorno de pioneros de la investigación medieval (también de primitivos proyectos de Humanidades Digitales) como los desarrollados por el Hispanic Seminary of Medieval Studies. Se hacía necesario un volumen que compendiara un homenaje a esa visión amplia de la tradición medieval, que se percibe nítida en Snow.

Para alegría de los editores y del homenajeado pudo sumarse a este volumen un amplio conjunto de investigadores de ambos lados del Atlántico, entre los que se cuentan tanto medievalistas de largo aliento y dilatada presencia en la especialidad de la literatura castellana, como jóvenes profesores e investigadores que van renovando los estudios a la zaga de los maestros. Resulta sumamente gozoso que las aportaciones provengan de países en los que el magisterio de Snow resulta particularmente querido como Estados Unidos, España y Argentina, entre otros; y de profesores pertenecientes a grandes centros investigadores y universidades del mundo: del Conicet a Salamanca, pasando por Lieja, Michigan, Madison, Santiago o Zaragoza.

Se contienen en este segundo volumen veinticinco estudios de otros tantos investigadores que han sido agavillados en torno a tres apartados; estos se estructuran según un cierto criterio genérico y cronológico, que resulta bastante intuitivo y que permite, en la práctica, una variada presentación de motivos de poesía y prosa medievales y, por tanto, una jugosa lectura continuada de algunos de los grandes temas y obras de esta disciplina: abren el volumen trabajos sobre poesía clerical (de Berceo a Juan Ruiz, entre otros), siguen algunas investigaciones sobre otras tradiciones poéticas de cuño medieval (épica, lírica, folklore o romancero) y figura al cierre un valioso repertorio de aproximaciones más abiertas a lo que hemos denominado tradiciones en prosa, típicamente cuatrocentistas.

Si este volumen va titulado con la etiqueta de «tradición» no es por falta de otros conceptos o por sino nostálgico, sino porque la idea de tradición resulta particularmente adecuada para aproximarse a géneros flexibles, alguno bicentenario como la misma poesía clerical en cuadernas: muchos fenómenos medievales se proyectan en los decenios siguientes conformando escuelas y líneas de pensamiento; pero algo similar sucede con la puesta en página de lo folklórico y oralista (inasible por definición) o con principios retóricos presentes en géneros en prosa: no son fácilmente reducibles a autores u obras y, en cambio, resultan adecuados si se enfocan como tradiciones que, frecuentemente, hunden sus raíces en el universo escolar latino y medieval y, a menudo, proyectan su influencia en los siglos XV y XVI, por vía del mayor acceso a la cultura escrita, primero de modo manuscrito y después impreso.

La sección dedicada a la poesía clerical arranca con dos textos sobre el primer autor de las letras castellanas, Gonzalo de Berceo. Javier Roberto González (Universidad Católica Argentina, CONICET) ofrece un sugestivo acercamiento teológico a los Milagros berceanos: frente al prejuicio crítico de la supuesta ingenuidad y sencillez de Berceo, late en sus milagros un esquema teológico por el que naturaleza y cultura no solo no se oponen, sino que se integran en la ley de la gracia. El análisis del milagro de aquel monje que «devrié andar devoto e andava loçano» y del sugestivo diálogo entre Cristo y la Virgen a propósito de la redención del monje pecador, sirve de modelo para una hermenéutica que explica los Milagros como obra restauradora de una ley de la gracia originaria, previa a los conceptos de naturaleza y cultura: se entienden mejor así tanto el pórtico en prosa de los Milagros como el sentido del quehacer literario del maestro riojano.

La perspectiva anterior se complementa muy bien con el trabajo de Cinthia M. Hamlin (Universidad de Buenos Aires, CONICET). Esta especialista en traducción matiza otro tópico berceano, el del supuesto binomino latín / castellano, que estaría en la base de su tarea como traductor de un mero antígrafo latino preexistente. Existió la fuente latina, ciertamente, pero el binomio propiamente operativo para comprender a Berceo es el de oralidad / escritura, como corresponde a quien trabaja como un consumado especialista en romancear su fuente latina y en diseñar para sus relatos nuevos detalles y nuevos personajes; la estudiosa muestra cómo recurre Berceo con habilidad al procedimiento de la narración dentro de la narración, lo que le permite ofrecer una aproximación iluminadora para dos de los milagros y para la obra en su conjunto.

El autor del Libro de Alexandre también obra con libertad respecto de su fuente latina, la Alexandreis, como explica en su contribución el Prof. Ogawa (Rikkyo University, Japón), a propósito del cordero recién nacido que comenzó a hablar con ocasión del nacimiento del héroe. Como este, muy posiblemente estaba abocado a un final desastrado, moralización esperable en la tradición clerical; el autor incide en los motivos orales de raigambre folklórica, tanto occidentales como orientales, de ese pequeño cordero parlante: es uno más entre los «grandes signos» que «contieron quando est’infant’ nació» y se erige en icono del Libro de Alexandre y de su sentido.

Épica y clerecía se funden en el trabajo de Pablo Ancos (Wisconsin-Madison) que ilumina el tipo de personaje heroico diseñado por el anónimo autor del Poema de Fernán González a mediados del siglo XIII: para entonces, y en relación con un ambiente público posiblemente condicionado por la coronación del Rey Sabio, se hacían necesarios modelos épicos que integraran tanto la tradición del héroe mesurado, cortés y clásico (representada por Apolonio y su Libro castellano) como la del héroe épico dinámico, rebelde y vibrante (representada por Fernán González, fundador de Castilla): entre ambas obras maestras de la tradición clerical se da un diálogo sumamente revelador y plenamente funcional en el marco de la evolución de la cuaderna vía a lo largo del siglo XIII.

Leonardo Funes (Universidad de Buenos Aires / CONICET) abre un conjunto de ocho jugosos trabajos acerca de Juan Ruiz y su Libro. La propuesta concreta de Funes persigue aportar nueva luz sobre la cuestión de la unidad de la obra a partir de la identidad autorial del yo del escritor. Para ello, estudia varios pasajes icónicos del Libro (cuando fue a hacer la sierra, el encuentro con Doña Garoza y la oración inicial, entre otros) y propone un nexo para ese yo: este se caracteriza por la falta de la virtus clásica de la templanza, esto es, por la disolución del autodominio (que sería la solución a su modo de obrar): la alternancia entre buen amor de Dios y mal amor sensual permite describir un dilema moral que se percibe en ese yo incapaz de coherencia existencial. De este modo comprendemos mejor el sentido del Libro y, paradójicamente, lo coherente de su articulación narrativa.

En singular continuidad con el trabajo precedente Pedro Mármol (Universidad Camilo José Cela, Madrid) se adentra en varios pasajes representativos del Libro: pone al día las dilatadas discusiones sobre los célebres encuentros del Arcipreste con las serranas y, al tiempo, los estudia desde la perspectiva de la tradición cortés, que Juan Ruiz conoce bien y se propone subvertir. Por otra parte, esos pasajes no dejan de revelar, por su resolución grotesca, el fracaso de nuestro autor como cortesano, lo que apunta, en línea con otros trabajos de este volumen, al sentido moral de fondo que se percibe implícito en el concepto de buen amor.

La cuestión de la unidad y el sentido global del Libro también está presente en la propuesta de Sofía Carrizo (Pontificia Universidad Católica Argentina, CONICET); en su caso se ejemplifica a partir de la presentación y el remate del episodio iniciado por la rúbrica De cómo el arcipreste llamó a su vieja, que le catase algund cobro. Tal epígrafe y la cuaderna 1315, que le sigue en las ediciones habituales, revelan un error en la transmisión del Libro, que debe ser corregido y reordenado en la línea de reconstruir ese «auténtico Libro de Buen Amor», como quería el maestro Orduna. De este modo, se advierte una coherencia entre los distintos episodios que la rubricación (acaso ajena a Juan Ruiz) parece ocultar.

Por su parte, Steven D. Kirby (Eastern Michigan University) realiza un completo balance bibliográfico de una de las fábulas más célebres citadas por Juan Ruiz, la del pleito ante don Ximio que enfrentó al lobo y a la raposa en unas cuadernas justamente célebres (321–371). La fuente, en esta ocasión Esopo a través de Gualterius Anglicus, resulta relevante para comprender el sentido de ese empleo: es uno de los pasajes en los que Juan Ruiz demuestra conocimientos legales nada desdeñables, que vuelca en otros lugares de su Libro; el pasaje, pues, contribuye a iluminar el sentido global de la obra.

Otra fábula particularmente relevante citada por nuestro autor, la del gallo y el zafiro, resulta muy significativa para la adecuada comprensión del Libro del Arcipreste: como estudia en su aportación Barry Taylor (British Library) la fábula procede, en última instancia, de Fedro; pero nuestro autor la filtra a través del mencionado Gualterius Anglicus, fuente que maneja Juan Ruiz con habilidad: la reubica en otra posición y, al tiempo, la combina con la tradición bíblica de cuño agustinista acerca de la corteza y el meollo. El resultado es un fragmento sapiencial que pondera la tópica ambigüedad con que debe leerse tanto la obra clerical en su conjunto como un buen número de sus pasajes.

La colaboración de María Jesús Lacarra (Universidad de Zaragoza) persigue igualmente identificar fuentes, tradiciones e influencias previas que se integran en la obra. En concreto, ofrece un completo acercamiento a la singular aparición de uno de los grandes auctores de la Antigüedad, Virgilio: aparece retratado tanto como escolar sabio y despistado, como en su condición de mago; en los dos casos Juan Ruiz acude a la leyenda de Virgilio (no propiamente a las obras clásicas del mantuano) y lo embute en su obra al servicio de algunos de sus célebres pasajes misóginos. Esas referencias están inspiradas en leyendas tomadas de fuentes latinas, pero transmitidas también en compendios medievales de difusión árabe e incluso en narraciones folklóricas que han pervivido en la tradición oral.

Por su parte, Rita Wirkala realiza un balance de la hipótesis de la influencia de las «maqamats» árabes en algunos aspectos del origen y la estructura de la obra clerical. Para ello documenta el empleo de recursos formales similares, básicamente fundamentados en torno al llamado didactismo indirecto (enciclopedismo, ambigüedad, enseñanza a contrariis, etc.) que se percibe en la tradición esotérica árabe y en el Libro. Al tiempo, hay factores argumentales comunes, como el motivo de la expectativa frustrada y reintentada del encuentro entre amantes.

La sección dedicada a estudios relacionados con la obra maestra de la poesía clerical se cierra con un trabajo de Jacques Joset, que proyecta la influencia del personaje de la alcahueta ruiciana, en particular el retrato de doña Garoza, en autores y obras medievales muy posteriores, como la «devota monja» que figura en las estrofas preliminares de la Pasión trobada de Diego de San Pedro. A pesar de la distancia temporal, la declaración sacroprofana del Arcipreste («ámovos más que a Dios») conecta con una tradición transcultural de amores entre seductores y monjas que se percibe en la literatura trovadoresca y llega hasta el final de la Edad Media.

La poesía medieval castellana ofrece frutos valiosos también en otros ámbitos distantes de la cuaderna vía. Nada más propio de nuestro hispanomedievalismo que el estudio del Cantar de mio Cid. El trabajo de Alfonso Boix abre la sección dedicada precisamente a esas otras áreas de nuestra poesía medieval; en su caso, perfila el sentido del más frecuente de los epítetos toponímicos del Cantar: ¿hasta qué punto puede decirse que, ciertamente, era oriundo de Vivar, al norte de Burgos? El estudio del epíteto en el Cantar, así como en otras fuentes próximas (la Historia Roderici y la diplomática medieval, entre otras), y en pautas contemporáneas de asignación de nacimiento, apuntan hacia una respuesta afirmativa a la cuestión.

También puede considerarse un lugar clásico de los estudios medievales (y, específicamente oralistas) la aproximación al célebre repertorio de un juglar cazurro del temprano cuatrocientos, que estudió y editó Menéndez Pidal. José Manuel Pedrosa (Universidad de Alcalá de Henares) ofrece un trabajo detallado de las fuentes y modelos literarios de uno de los fragmentos más sugerentes de ese programa, el cuento de los clérigos que querían ser obispos, que muy probablemente esconde una poesía juglaresca en forma de canción primitiva. Se proponen algunos vínculos entre el motivo de los clérigos locos y tópicos similares presentes en pliegos de cordel populares, así como en alusiones de Juan Ruiz, don Juan Manuel o Cervantes, entre otros.

La reflexión de Santiago Gutiérrez García (Universidad de Santiago de Compostela) resulta muy apropiada para un volumen que recorre una gran variedad de tradiciones medievales. Estas, ya fueran iconográficas o específicamente literarias, apelan, frecuentemente, a motivos arquetípicos que mediatizan la copia escrita o la representación figurativa de que se trate. La distancia entre imagen y texto medievales no es meramente lineal, como tendemos a pensar: la abundancia de iniciales de manuscritos, símbolos y notas al margen, imágenes parlantes, rúbricas y rótulos nos hablan de una textualidad más compleja que la de la obra literaria moderna.

Álvaro Alonso (Universidad Complutense de Madrid) se adentra en un debate que proviene de las discusiones escolásticas, y que se percibe en textos de dos grandes poetas cuatrocentistas, Fernán Pérez de Guzmán y Juan Álvarez Gato. Se trata de la discusión acerca de la superioridad, armonía u oposición entre lo que en el XIV y el XV ya se denominaba «vida activa» y «vida contemplativa»; ambas opciones fueron frecuentemente integradas superadoramente, y siguiendo a san Agustín, en una propuesta de «vida mixta» que integraría ambos conceptos. Tanto algunos de los poemas de Diversas virtudes de Pérez de Guzmán como ciertas cartas de Gato muestran preferencia por la «vida mixta», si bien ofrecen sugerentes matices en función de los destinatarios de sus obras literarias.

La imbricación entre cancionero y romancero en el transcurso del XV al XVI es estudiada por Dorothy S. Severin (University of Liverpool) y aplicada al caso del ciclo romancístico del Conde Claros, uno de los más extensos y divulgados de nuestra tradición oral. En concreto, esta estudiosa propone una significativa huella de la tradición folklórica en el romance breve «Pésame de vos el Conde», que selecciona la historia del Conde Claros (muerte / boda / rescate / destierro) y la narra con una estética que parece distanciarse de la tradición cortés.

También el trabajo de Vicenç Beltran (Institut d’Estudis Catalans / Universitat de Barcelona) se mueve a caballo entre dos tradiciones, en su caso las de lírica popular y lírica culta. Gil Vicente es un óptimo ejemplo de autor que hace suyo ambos veneros. Pese a lo que la crítica ha mostrado, su modo de utilizar la estructura paralelística de leixa-pren sugiere una poderosa asimilación de la retórica y la composición popularizantes de la lírica de la cantiga de amigo: a pesar de la distancia temporal, no cabe otra explicación satisfactoria para dar cuenta de algunas de sus canciones, pues escribe con recursos similares a las de los letristas y ministriles del Cancionero musical de Palacio y de los autores de muchos romances. Lo anterior cuestiona lo pertinente de una estricta separación entre ámbito culto y ámbito popular.

La tercera sección de este volumen va dedicada a otra modalidad de nuestra literatura medieval por la que también ha mostrado interés el sabio Snow, la de las obras y tradiciones en prosa; contiene valiosos trabajos sobre textos castellanos cuatrocentistas y quinientistas. El primero de ellos, a cargo de David Arbesú (University of South Florida), propone un enfoque tomado de la gramática y la lexicografía históricas; hermana el siglo XIII y el temprano quinientos a través del estudio de una singular palabra que figura en el Sendebar y en textos canónicos de los siglos siguientes. «Garpios», derivado de «carpir» o «garpir», puede entenderse como sustantivo («gritos») o como verbo, y este con varios significados (principalmente «arañarse», «lacerarse» que es, posiblemente, el sentido más frecuente).

Details

Pages
478
Publication Year
2025
ISBN (PDF)
9783631917183
ISBN (ePUB)
9783631917190
ISBN (Hardcover)
9783631917107
DOI
10.3726/b22147
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2025 (January)
Keywords
Poesía clerical mester de clerecía Libro de buen amor prosa castellana medieval tradiciones medievales literatura cuatrocentista
Published
Berlin, Bruxelles, Chennai, Lausanne, New York, Oxford, 2024. 478 p., 4 il. blanco/negro.
Product Safety
Peter Lang Group AG

Biographical notes

Álvaro Bustos (Volume editor)

Álvaro Bustos es profesor del Departamento de Literaturas hispánicas y Bibliografía de la Universidad Complutense. Especialista en poesía medieval y en teatro castellano de orígenes, participa en grupos y proyectos de investigación relacionados con la poesía cortesana, el teatro antiguo o la literatura del siglo XV, entre otros.

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