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La ciencia ficción en América Latina

Crítica. Teoría. Historia.

by Silvia G. Kurlat Ares (Volume editor) Ezequiel De Rosso (Volume editor)
©2021 Others XIV, 380 Pages

Summary

La ciencia ficción en América Latina. Crítica. Teoría. Historia. ofrece un enfoque integral sobre la ciencia ficción en América Latina al abordar la historia y la crítica del género en la región. No solo mapea la producción fundacional del campo (revistas, películas, libros y cómics), sino que también estudia las preocupaciones específicas (políticas, sociales, culturales) que dieron origen a sus patrones e ideas distintivos. Este volumen organiza y sistematiza el estado del campo. En este sentido, su objetivo es analizar la cf de América Latina en el contexto de la producción literaria y cultural de la región, proporcionando un horizonte preciso para sus temas históricos, culturales y políticos. Teniendo en cuenta la complejidad de los debates contemporáneos, el libro se compone de colaboraciones hechas por especialistas provenientes de más de diez países, que estudian la cf en la región, con una amplia variedad de enfoques, lo que proporciona el conjunto más diverso posible de perspectivas sobre el desarrollo de la cf en América Latina.
El volumen satisface las necesidades de los lectores interesados ​​en cf en general, de los estudiantes que intentan comprender el tema, así como de los profesores que buscan abordar los problemas principales en el desarrollo de la cf en la región al incluir los enfoques actuales en sus análisis. La ciencia ficción en América Latina es tanto una herramienta de enseñanza y aprendizaje indispensable, como un libro de referencia para críticos y lectores interesados.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice
  • Prólogo (Silvia G. Kurlat Ares y Ezequiel De Rosso)
  • Parte I Entender el campo: los límites, las fronteras y los campos de batalla de la ciencia ficción
  • 1. La ciencia ficción en América Latina: leyendo un panorama oculto (Silvia G. Kurlat Ares)
  • 2. El continuo de Nervo y el cansancio de la razón. Una hipótesis sobre la forma de la ciencia ficción latinoamericana (Ezequiel De Rosso)
  • 3. Consonancia y subversión. El canon literario y las narrativas populares (Luis C. Cano)
  • 4. ¿Ciencia ficción o realismo mágico? Estéticas oposicionales y discursos contradictorios en Un día sin mexicanos de Sergio Arau (David S. Dalton)
  • 5. El Caribe hispano. De un pájaro, las tres alas. La ciencia ficción como transculturación (Juan C. Toledano Redondo)
  • Parte II El campo y sus movimientos
  • 6. Las revistas, una tensión entre la legibilidad y la innovación (Rodrigo Bastidas Pérez)
  • 7. Panorama del mercado del género (Carlos Abraham)
  • 8. ¿Grandes esperanzas? La ciencia ficción latinoamericana y la (con)figuración del canon (Pablo Brescia)
  • 9. Es una cuestión de actitud. Revistas, comunidades y contracultura en Uruguay y Latinoamérica (1989–2013) (Ramiro Sanchiz)
  • Parte III Para una cronología de la ciencia ficción latinoamericana
  • 10. Usos de la utopía en las disputas de la ciudad letrada (1770–1850) (Ariela Schnirmajer)
  • 11. Una selección no-natural: ciencia, progreso y ficción (1850–1930) (Juan Pisano)
  • 12. La difusión de un género literario (1940–1959) (Miguel Ángel Fernández Delgado)
  • 13. Hecho en casa. Sobre algunos modos y usos del género (1960–1990) (Maielis González Fernández)
  • 14. Del realismo tecnológico al giro de la ciencia ficción en la literatura latinoamericana (1985–2017) (Emily A. Maguire)
  • Parte IV Hacia la maravilla: aproximaciones críticas
  • Políticas espeluznantes
  • 15. Ciencia ficción latinoamericana y política (Iván Rodrigo Mendizábal)
  • 16. Cadáveres políticos. Zombis en la narrativa argentina reciente (Sandra Gasparini)
  • 17. Universos ficcionales en la ciencia ficción: el caso latinoamericano (Alejo Steimberg)
  • Seres extraños y peligrosos
  • 18. Agenciamiento y apertura de los cuerpos femeninos en los primeros cuentos de Aldunate, Gorodischer y Chaviano (Macarena Cortés)
  • 19. Escritoras de ciencia ficción en Latinoamérica: bioética y biopolítica en Laura Ponce y Alicia Fenieux (Teresa López-Pellisa)
  • 20. Alienígenas, mutantes, ciborgs, sujetos digitales: avatares de lo posthumano en la ciencia ficción latinoamericana (Antonio Córdoba)
  • Ciencia asombrosa
  • 21. Ciencia ficción steampunk: las apropiaciones en Brasil (Éverly Pegoraro)
  • 22. Una ecología de la muerte de las especies: el lutiludio como forma narrativa (Giovanna Rivero)
  • 23. La tecnología en la ciencia ficción latinoamericana: alegorías del consumo y de la conspiración (Joanna Page)
  • Parte V Lenguajes visuales: ojos, oídos, joysticks
  • 24. El sueño eterno de un cine menor. Escarceos latinoamericanos con la ciencia ficción (Marcos Adrián Pérez Llahí y Silvia Angiola)
  • 25. Experimentación, utopía y distopía en el cine (1969–1999) (Raúl Aguiar)
  • 26. Invasiones, aventuras y viajes espaciales en los discursos visuales de la historieta (Elton Honores)
  • 27. Tras la pista del Estado asesino: en torno a la ucronía latinoamericana (Héctor Fernández L’Hoeste)
  • 28. Mirando adelante hacia nuestro pasado: una retrospectiva de los videojuegos de ciencia ficción (Lyz Reblin-Renshaw)
  • Biografías de los autores
  • Indice Onomástico

Prólogo

Silvia G. Kurlat Ares y Ezequiel De Rosso

En cuanto a la verdad, solo es tal verdad cuando está en función del futuro.

Arturo Arango

El presente volumen es el resultado de una serie de conversaciones que se iniciaron con presentaciones académicas sobre la ciencia ficción (de ahora en más, cf) en América Latina y la creciente certeza de que, aunque este campo de estudios se desarrollaba a pasos agigantados, la información básica necesaria para entenderlo aparecía dispersa, las lecturas críticas muchas veces operaban desde parámetros pensados para objetos producidos fuera de la región o para discusiones de las cuales la cf había estado ausente. Así, tanto los imaginarios teóricos como la historiografía del género eran frecuentemente terra incognita.

Este volumen pretende organizar un panorama introductorio a la cf latinoamericana, no a partir de lo producido en EE. UU. o en Europa, sino desde los materiales que conforman su corpus, así como desde las perspectivas y problemas que caracterizan la historia de sus lecturas. Y es que la existencia misma del objeto “cf latinoamericana” es las más de las veces una coda curiosa en estudios del género que imaginan literaturas mundiales que se autoproclaman sus dueñas. Este libro viene a disputar tal aseveración, no solo al poner en relación textos de diverso cuño, sino al hacer visible una red de artefactos discutida solo excepcionalmente por especialistas en el tema. En este gesto, imagina como sus destinatarios lectores interesados en la cf latinoamericana que buscan pensar desde qué lugares aproximarse a este objeto para entender no solo sus operaciones, sino los modos en que se armó en la región el entramado de textos, revistas, películas, etc. En este sentido, el volumen propone una hipotética diferencia latinoamericana: existirían preocupaciones, prácticas, formas y límites del género características de la región. La pregunta que guía este volumen es, pues, cómo es posible pensar la cf latinoamericana; qué estrategias son necesarias para considerar una cf latinoamericana desde una perspectiva latinoamericana.

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La ciencia ficción en América Latina. Crítica. Teoría. Historia. despliega dos movimientos a fin de explorar este interrogante. En primer lugar, los capítulos que forman este volumen no apelan a forma alguna de ontología localista (nacionalista o exotista). Mejor, este volumen quiere recuperar la posibilidad de pensar la producción genérica de la ciencia ficción en su doble inflexión, en un diálogo simultáneo con sus propias culturas nacionales y con la producción global del género. En segundo lugar, este proyecto se dio como marco de un debate internacional (todo lo internacional que permiten las condiciones actuales del saber) sobre el género en América Latina. Como podrá apreciar el lector, los 28 capítulos que conforman este volumen han sido redactados por estudiosos formados en las Américas y Europa. Para la perspectiva que sostiene este libro fue central la colaboración de especialistas de diversos países latinoamericanos, la mayoría de los cuales ha desarrollado su investigación en el contexto de sus países de origen. El contacto (la fricción) entre estas diversas perspectivas es otro modo, creemos, de erosionar los esencialismos y las simplificaciones que amenazan toda empresa como la que se propone este volumen. Entendemos, sin embargo, que el proyecto permanece incompleto, habida cuenta de la variedad de temas y perspectivas posibles en un objeto académico todavía proteico como lo es la cf latinoamericana.

En términos muy generales, el tipo de relato que a partir del siglo XX se ha denominado “cf”, puede entenderse como un texto que articula el conocimiento científico con algún tipo de ficción, en general narrativa. Los modos de esa articulación y sus denominaciones han tenido múltiples encarnaciones a lo largo de la historia del género, aunque no haya sido sino hasta fines de la década de 1920 cuando toma el nombre con el que se popularizó.

Cualquier hipótesis sobre la cf debe, pues, considerar la existencia de ambos campos antes de pensar en su articulación. En términos globales, esa articulación se alcanza recién a fines del siglo XVIII, y en el caso latinoamericano, sería la publicación de Sizigias y cuadraturas lunares, de Manuel Antonio de Rivas en México, en 1775, el punto en que puede decirse que la ficción toma por asalto las hipótesis científicas. Es importante notar, entonces, que la designación “cf” es el producto de un modo muy específico de generización (el modo pulp) de una corriente literaria que precede en mucho la existencia de ese nombre.

Para este volumen, ese es el marco histórico en que debe considerarse la cf latinoamericana. En este sentido, La ciencia ficción en América Latina considera el género como un proceso en perpetuo desajuste y en constante reconfiguración: la cf (cualquier género, en verdad) es un conglomerado de textos y prácticas de circulación cuya historia y variación puede encontrarse en el modo en que diversas “etiquetas” han tomado relevo entre sí y se han superpuesto unas con otras. Así la historia de lo que esos metadiscursos abarcan (de los que forman parte los nombres ―”cf”, “novela de imaginación razonada”, “realismo fantástico”, etc.―, pero también la crítica, la publicidad y, claro, este volumen), es tan importante como la historia misma de los textos, porque la relación entre los textos “literarios” y las lecturas que rigen su circulación es la forma misma de los géneros.

La cf (latinoamericana, europea, norteamericana, etc.) es un objeto dinámico cuyos límites cambian según la épocas y los lugares, dependiendo de las instituciones y los lectores que a ella se aproximan. Por eso, una de las hipótesis que se recorren a lo largo del volumen es la pertinencia de considerar al campo de la cf en América Latina como un modo de producción de identidades diferente al modo europeo o norteamericano (de las otras cf del mundo sabemos, los editores de este volumen, poco y nada). Esta diferencia se despliega en dos movimientos. El primero radica en la apropiación de la “narrativización de la ciencia” desde fines del siglo XVIII y hasta entrado el siglo XX para pensar alternativas a las posiciones hegemónicas en lo que Ángel Rama llamó “la ciudad letrada” (el entramado de poder que definió las identidades políticas latinoamericanas, y de la que los letrados fueron sus mayores artífices). En efecto, en la medida en que la cf nunca fue una opción central para los letrados latinoamericanos (ni para el mercado literario) en el siglo y medio que va de las Sizigias a, digamos, La invención ←x | xi→de Morel, puede verse cómo la cf es un laboratorio de formas sociales y narrativas, opciones para aquello que esos mismos escritores practican y producen en el campo de la “ciudad letrada”.

Por otra parte, en diversos capítulos de este volumen se recurre a una operación que empalma con aquella temporalmente. En el cine, en la circulación de revistas, en el fandom, desde mediados del siglo XX aparecen dos modos recurrentes de constituir el género. En la medida en que la cf nunca fue una opción particularmente estimulada por el mercado editorial, la lógica de producción de identidades relacionadas al género siempre fue el producto de una industria de masas inestable en su tratamiento del género y de una producción fuertemente asentada en el fandom. La identidad del género (y de sus autores) invierte en América Latina el modo de su circulación en el mercado europeo o norteamericano: la industria editorial o cinematográfica recibe de los fans a sus autores y directores, antes que imponérselos. Estos dos modos de constituir identidad podrían pensarse como la articulación específica (una literaria, otra genérica) de la cf latinoamericana a partir de los modos de circulación del género.

En este sentido, La ciencia ficción en América Latina considera todo el campo cultural y sus dinámicas más que la selección de uno o varios autores y/o textos. El énfasis en el campo y en sus procesos (y en sus relaciones con otros campos culturales) es una herramienta epistemológica, la contribución teórica más importante que esperamos que este proyecto traiga al debate. El volumen de la investigación hecha a lo largo del libro así como el compromiso de describir la totalidad del campo (y sus muchas, aunque contradictorias facetas) es una consecuencia de esa expectativa.

Los lectores interesados pueden acceder a un conjunto de trabajos de orden histórico o antológico, que han servido como antecedentes para la construcción de este volumen y que permitirán entender una variedad de objetos o problemas en una forma más puntual. Más allá de las antologías, los lectores interesados en trabajos monográficos sobre diversos autores asociados a la cf en Latinoamérica pueden consultar Latin American Science Fiction Writers (Darrel Lockhart, 2004), Latin American Science Fiction: Theory and Practice (M. Elizabeth Ginway and Andrew J. Brown, 2014) y los dos volúmenes de Revista Iberoamericana editados en 2012 y 2017, respectivamente, por Silvia Kurlat Ares, donde aparece una primera aproximación a lo que sería la propuesta del presente volumen. Por otra parte, trabajos como los de Luis C. Cano (Intermitente recurrencia, 2006) o Rachel Haywood Ferreira (The emergence of Latin American Science Fiction, 2011) ofrecen hipótesis más generales sobre la historia del género en la región recurriendo a perspectivas centradas en figuras de autor.

Otra consecuencia de esta perspectiva es que el volumen tiene la forma de una hipótesis (de una verdad que solo puede existir en el futuro) sobre qué es la cf latinoamericana y sus declinaciones a lo largo de sus casi dos siglos y medio de existencia. Queda en el lector verificar el interés de la apuesta.

PARTE I

Entender el campo: los límites, las fronteras y los campos de batalla de la ciencia ficción

La siguiente sección muestra las tensiones y desplazamientos que implica la descripción de los bordes de la cf latinoamericana. Los cinco capítulos que la componen pueden leerse, pues, como una larga reflexión en la que cada texto discute con los otros la diferencia que implica la existencia de un objeto como la cf latinoamericana. Si se leen, por ejemplo, los textos de Silvia Kurlat Ares y Ezequiel De Rosso podrá verse un contrapunto que, en un ida y vuelta entre las reflexiones del campo literario y las formas narrativas que el género fue tomando a lo largo de su historia, va diseñando un modelo de periodización. A la vez, la lectura en diálogo de los textos de Luis Cano, David Dalton y Juan Toledano pone de relieve las principales condiciones del campo literario que dieron forma a la cf: por una parte, la relación ambigua de la cf con el canon latinoamericano; por otra, la demanda de “realismo mágico” con la que vive el género desde su primera madurez en la década de los sesenta y, por último, ←1 | 2→la productividad transculturadora de la cf, que revitaliza mitos premodernos de la región en el contacto con la imaginación tecnológica.

A los fines de expandir ese modo de lectura, resulta provechoso pensar “La ciencia ficción en América Latina: leyendo un panorama oculto” como un desarrollo de los presupuestos críticos y teóricos que produjeron los modos narrativos que releva “¿Ciencia ficción o realismo mágico?” a partir del film Un día sin mexicanos, de Sergio Arau, y “El Caribe hispano. De un pájaro, las tres alas. La ciencia ficción como transculturación”, a partir del desarrollo de la cf caribeña. En el mismo sentido, las estrategias relevadas en “El continuo de Nervo y el cansancio de la razón” pueden pensarse como un modo de resolver las tensiones comentadas en “Consonancia y subversión. El canon literario y las narrativas populares”.

Así, esta sección pretende mostrar el “entre” los textos, antes que lo que hay en uno u otro: queremos revelar las dificultades, los debates, las zonas de indecisión que implica delimitar el campo de la cf.

1 La ciencia ficción en América Latina: leyendo un panorama oculto

Silvia G. Kurlat Ares

Introducción

Hace poco más de un año, al terminar una presentación de LASA, una de las asistentes me preguntó cuáles eran las diferencias entre las narraciones fantásticas, las de ciencia ficción (de ahora en adelante, cf) y las distópicas. Preguntó, además, si era posible hablar de cf en América Latina ya que, en su opinión, lo fantástico era la forma narrativa que verdaderamente definía la región. Hace cincuenta años, alguien podría haber interrogado a un panelista en forma similar reemplazando la palabra “fantástico” por “maravilloso”. Y hace ochenta años, “fantasías poéticas” hubiera sido un sustituto aceptable para el último término. El interrogante revela los lugares de lo fantástico y de la cf en la región. En las prolíficas discusiones académicas sobre el surgimiento del fantástico y del realismo mágico durante la segunda parte del siglo XX, la cf no fue más que una nota al pie. Rara vez hubo una conversación académica seria sobre qué era la cf, cómo se la definía, dónde estaban sus límites (sus inclusiones y exclusiones) y qué características la separaban de otras formas genéricas como la fantasía, el realismo mágico, la divulgación científica o las narraciones metafísicas. La cf ha sido un objeto rara vez aceptable en los bien establecidos, decentes círculos letrados contemporáneos. Cuando los escritores brasileños escribieron el primer manifiesto y antología regional del género en 1958, se preguntaban:

É a ficção científica uma literatura gratuita, desligada do homem, mera fantasia delirante que brotou numa era já farta da imaginação fatigada dos escritores? É um gênero sem importância literária, que constitua mero entretenimento, evasão pura e simples, algo como uma espécie de barbitúrico em letra de forma? (Silva Brito, “Introdução”)

En el peor de los casos, la cf fue considerada una forma literaria importada, sin ningún tipo de enraizamiento en la región, un género menor, poco original y de segunda mano, útil solo para disfrazar e imponer las agendas políticas de los países centrales (e.g., Mattelart, “La dependencia”; Suárez Gaona, “La utopía”). En el mejor de los casos, la cf fue entendida como una forma de entretenimiento ←3 | 4→educativo que debía ser abandonado una vez que sus lectores desarrollaran y refinaran sus gustos (e.g., Barbero, “Heredando el futuro”). En cualquier caso, muchos escritores y críticos han compartido el punto de vista de Julio Cortázar (Argentina, 1914–1984), quien en una entrevista de 1980 dijera:

Hay ciertos campos de la literatura, como eso que llaman ciencia ficción, que ignoro profundamente. He leído tres o cuatro de los libros más famosos porque me parecía necesario, e incluso encontré buenas cosas en ellos. Pero como no es un género que me parece fundamentalmente importante para la literatura; también lo dejé de lado. (Castro Klarén, “Julio Cortázar Lector” 15)

A pesar de la desconfianza de Cortázar, la cf no solo ha sido ampliamente consumida en América Latina, sino que es además el locus de una gran variedad de debates estéticos e ideológicos, así como de duros enfrentamientos generacionales. En 1978, en una conocida entrevista, el poeta y escritor Juan Jacobo Bajarlía (Argentina, 1914–2005), se quejaba:

En todos los medios periodísticos cuyos críticos literarios son jóvenes, las obras de ciencia ficción son comentadas y criticadas en un plano de igualdad con respecto al resto de la literatura. Lo fundamental es en esos medios el hecho literario en sí. Si es buena, regular o mala la obra en cuestión. En los diarios y revistas que tienen críticos más “maduros” podríamos decir, la ciencia ficción no existe; la literatura llega hasta lo fantástico, de ahí en más no interesa. (Bajarlía, 1978)

Todas estas citas evidencian una desconexión entre percepción y posicionamiento, entre producción y consumo, y entre estética y calidad. Estos divorcios se han traducido con frecuencia como un punto ciego, como un malentendido sobre cómo y por qué América Latina produce y practica cf. La descripción de Bajarlía también revela que, a pesar de la falta de discusiones académicas y no obstante el desdén de los críticos y del público, el género ha existido por largo tiempo en la región, contando con un extenso corpus y un lectorado que, además, ha compartido un tácito acuerdo sobre la naturaleza del género y su valor literario. En parte, la falta de comprensión y el rechazo de lectores y críticos “convencionales” pueden entenderse dadas las tácticas de escritura y publicación de la cf: por lo general sus narradores han optado por etiquetarse a sí mismos como escritores fantásticos o maravillosos, e incluso han evadido por completo la etiqueta de la cf, bien por razones de mercado, bien como una manera de protegerse política o culturalmente, o bien como una estrategia de posicionamiento de campo. Nada de esto ha impedido que toda suerte de escritores contribuyeran al género (como veremos), a veces intentando definirlo; otras, simplemente escribiéndolo bajo muy diversos rótulos y complejos programas. Las sensibilidades que poblaron la cf han permitido que coexistieran el asombro ante nuevos artefactos con las preocupaciones políticas y sociales en formas que han sido y son, a la vez, similares y muy diferentes a la producción de sus contrapartes americanas y europeas. De ahí que, cuando Goorden y van Vogt intentaron presentar formalmente la cf latinoamericana en el mercado europeo en la década de 1980, se sintieron forzados a subrayar lo inusual de las temáticas latinoamericanas, concluyendo que de haber escrito cf, Franz Kafka, Albert Camus, Thomas Mann o W. Somerset Maugham hubiesen, sin dudas, escrito historias como las seleccionadas en la antología (van Vogt, “Prólogo” 5). Casi cuarenta años más tarde, esa inquietud todavía aparecía en el bien conocido volumen de Science Fiction Studies del 2007, dedicado a la cf latinoamericana, donde se advertía a los lectores de habla inglesa que:

Although we use the designation “sf” here, we must point out that sf is often intertwined with other speculative forms in Latin America (most commonly horror and the fantastic). Historically, in the absence of sustained attention from the literary establishment, Latin American writers have been free to disregard the more stringent genre boundaries that shaped early sf production in the U.S. Therefore, this and any chronology of Latin American sf will of necessity include texts not always or exclusively identifiable as science fiction … (Molina-Gavilán et al., “Chronology” 369; mi cursiva)

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Por una parte, uno debe preguntarse con Roger Luckhurst si la crítica debe o puede ejercer algún tipo de rol regulador o normativo sobre la literatura, y en qué medida tal límite puede o no fomentar la existencia de géneros literarios (“The Many Deaths”, 2017). Por otra, los géneros han seguido sus propios patrones de desarrollo en América Latina, y han desplegado claras identidades y estéticas que no se acomodan enteramente a las expectativas de lectura florecidas en otras latitudes. Lo que en SFS llaman “stringent genre boundaries” solo puede ser entendido como rígido si se aceptan como normativas definiciones específicas de cf pensadas en el marco norteamericano y/o europeo. Así pues, para nuestros propósitos, preferimos discutir definiciones y prácticas desarrolladas en América Latina, y solo después, contrastarlas con lo debatido en otras regiones.

En este capítulo, analizaré cómo los nombres de la cf en América Latina han propuesto diversas agendas escriturarias e identidades colectivas. Qué objetos incluir dentro de la cf y qué debería significar la etiqueta, qué pertenece a su biblioteca y qué debe ser excluido son preguntas que siguen desafiando a críticos y practicantes por igual. Con todo, las definiciones han proporcionado algunas líneas de demarcación, permitiendo la fundación de siempre cambiantes corpora que han incluido a los grandes maestros de la cf americana y europea. La inestabilidad misma del rótulo ha ayudado a la sistematización y organización de genealogías locales, cuyos antecedentes llegan hasta el siglo XVIII. Con frecuencia marginalizada y con un claro ethos que emerge de prólogos, revistas y antologías, la cf (y sus definiciones) parece operar desde una suerte de postura opositiva y hasta combativa que responde a los cambios del ambiente cultural y que provee acercamientos a encontradas perspectivas estéticas. Es mi posición que el nombre mismo de la cf es un campo de batalla donde se han negociado operaciones colectivas simultáneas entre los debates culturales locales y globales.

Suspendida entre sus encarnaciones culta y popular, la cf pudo no haber sido interesante para algunos, pero es ciertamente un campo de producción pujante, aunque desarticulado. Las operaciones y las prácticas de la cf ofrecen un modo de leer literatura y fenómenos culturales que rara vez son considerados en otros espacios. Al mismo tiempo, el sistema de “etiquetado” del género revela muchas de las tensiones que atraviesan los diversos campos culturales donde esta aparece. Las etiquetas también reflejan otras cuestiones: los debates sobre su naturaleza han estado frecuentemente confinados a círculos literarios letrados, revelando la debilidad del mercado de revistas. Tal situación ha dejado muy poco espacio para que intervinieran en aquellos cenáculos los escritores masivos o el fandom. Estas fluctuaciones, así como el ámbito cerrado de las discusiones, explican por qué ni escritores ni editores han podido llegar a un acuerdo sobre cómo describir la cf, ni explicar cuáles son sus relaciones con la alta cultura o con la cultura de masas, cómo se definen sus operaciones centrales o sus sensibilidades, y aún menos, cómo llamarla. Aun así, es importante recordar que, aunque haya habido acuerdos sobre el nombre mismo en países como los EE. UU., la discusión en torno a cómo definir la cf ha sido un asunto complejo y sin resolución aparente en todas partes, como bien demuestra la entrada de la definición de cf en la SFE Encyclopedia of Science Fiction Online. Los diversos nombres atribuidos a un objeto que parece imposible de clasificar, hablan no solo de la relación entre las humanidades y las ciencias en América Latina (la región de la que nos ocuparemos en este capítulo) sino también sobre cómo los campos literarios lidian con cuestiones sociales cambiantes y sistemas de legitimación cultural mutables.

Leyendo el campo

Como veremos, diversos escritores han explorado la cf, no como un experimento tangencial a sus preocupaciones, sino como parte integral de sus reflexiones acerca de sus propios saberes, tradiciones literarias, epistemología, política, etc. Por tanto, interrogantes sobre qué es capaz de hacer o formular la cf aparecen en toda clase de textos. Sin embargo, desde mediados del siglo XIX, pueden percibirse grandes ←5 | 6→inconsistencias en cómo se nombra el género. Esos nombres (y sus definiciones) están moldeados por fuerzas formales que definen la evolución de la cf a nivel regional, así como por el contexto de los debates en los diversos campos culturales nacionales, los grandes cambios históricos y el desarrollo social de la región. Considerando estos elementos más allá de su trazado historiográfico, es posible pensar (en una primera aproximación panorámica), al menos tres instancias clave en la evolución del género. Un primer momento puede centrarse alrededor del desarrollo del imaginario científico que acompañó el arraigo del positivismo en el imaginario letrado hasta el final del largo siglo XIX. Una segunda fase surge con los discursos que narraron la localidad y la ontología de la identidad latinoamericana a partir de la década de 1930, etapa que termina hacia el 1970. Y por último, es posible identificar un nuevo ciclo con la emergencia regional de los paradigmas de la posmodernidad, etapa que continúa hasta el presente. Aunque esta periodización es más bien amplia y esquemática, nos es útil para aproximarnos a algunas de las discusiones más importantes donde se fundaron tanto las etiquetas como la percepción de la cf en América Latina.

Tal y como Darko Suvin apuntara en su ensayo seminal de 1979, la cf tiene “an interesting and close kinship with other literary subgenres”, compartiendo con ellos estructuras, tropos, y normativas genéricas (Suvin 1–6). Como es sabido, tras definir la cf como el género del extrañamiento cognitivo, Suvin señala que el género “discusses primarily the political, psychological, and anthropological use and effect of knowledge, of philosophy of science, and the becoming of failure of new realities as a result of it” (Suvin, Metamorphoses 14–15; cursiva en el original). Esta perspectiva entiende la cf, principalmente, como una forma literaria que combina herramientas analíticas de la ciencia y el pensamiento crítico para examinar temas sociales y culturales. Fue ese un ensayo innovador que abrió nuevas vías para la crítica en todo el mundo. Sin embargo, perspectivas similares se habían desarrollado casi veinte años antes en el ya mencionado ensayo brasileño de 1958, la introducción a Maravilhas Da Ficçao-Cientifica:

A ficção científica, de fato, é mais literatura do que ciência. Esta pertence aos compêndios e aos tratados. Os cientistas, no entanto, não a depreciam. Consideram-na, antes, uma hipótese de trabalho dependente da verificação sistemática […] Parte o escritor de uma concepção não alheia à ciência e cria, apoiado nela, a trama imaginária, e a narra consoante os seus recursos literários, e estes lhe darão, conforme a qualidade artística da fatura, grandeza ou platitude, realismo ou falsidade. (Silva Brito, “Introdução”)

Silva propone la cf como una forma de pensar acerca de cuestiones sociales y culturales, reinstalando en la narrativa una metodología rigurosa y una dimensión mítica: para él lo que la ciencia proporciona a la literatura es un enfoque metodológico para pensar sus propias hipótesis; la ciencia en sí misma es poco más que un dispositivo. Fue una conceptualización que sería reelaborada a menudo por los escritores latinoamericanos, ya que su comprensión del género se debe, primero, a una canibalización de la literatura en general. Así, a principios de la década del 2000, Marcelo Cohen resumía la situación de la siguiente manera:

… [la CF] nunca ha tenido estrategias narrativas de su competencia ni dispositivos que haya desarrollado por su cuenta. Si aprovechó sin reparos los mecanismos de la saga épica, la novela de viaje, la aventura, el policial, o lo que fuera, es porque, bien le importaba básicamente capturar al lector […] inventar espacios virtuales para desarrollar hipótesis o prevenir, poner a prueba ideas y tendencias, figurar dilemas morales […] Gracias a su amoralidad textual, a su inescrupuloso abuso de otras poéticas, la CF es la pionera de la posmodernidad literaria. (Cohen, ¡Realmente fantástico! 164)

Si la cf opera mediante una especie de acumulación y sedimentación literaria, sus opciones no son completamente aleatorias: se las debe entender como un modo sistemático de ver el mundo. Puede decirse que los problemas ideológicos clave de la cf han tenido origen tanto en la historia de las ideas como en la de la ciencia producidas en la región, aun cuando, desde mediados de la década de 1930, la mayoría ←6 | 7→de sus escritores no hayan tenido formación científica. La importancia de las hipótesis propuestas por la ciencia, sus principales anclajes filosóficos, apuntalaron la gran mayoría de la producción de cf, aunque en una relación bastante polémica. Un escritor como Alberto Vanasco (Argentina, 1925–1993), dijo en una famosa entrevista:

Lo único que leo desde hace años son los físicos, que para mí son los únicos filósofos que hoy pueden hablar, porque están en contacto con lo que ocurre. Mis lecturas son Heisenberg, Pauli, Bohr. Ellos serán los filósofos que quedarán de este siglo. Todo lo demás desaparece, se va evaporando […] El problema que enfrenta toda la filosofía moderna es si Hegel tenía, o no, razón. Cada vez hay más elementos que apuntalan la respuesta positiva: lo que surge en la genética, en la física nuclear, apunta en ese sentido … (Gandolfo, “Entrevista” 85)

Todos estos comentarios subrayan algunos de los aspectos clave de la cf latinoamericana: sus productores se han concentrado fundamentalmente en narrar la experiencia del uso o vivencia de los objetos de la modernidad, mucho más que por su materialidad misma o sus condiciones de posibilidad.

Aunque las definiciones tengan puntos en común, también ofrecen divergencias. Esto puede explicar las dificultades que han enfrentado los críticos para “ubicar” escritores dentro del género: a medida que las teorías de la cf tomaron forma en el mundo de habla inglesa, la crítica latinoamericana de cf escribió tanto en favor como en detrimento de esas conjeturas, no solo por cómo se seleccionaban fuentes sino también por cómo la narrativa generó soluciones diversas ante interrogantes idénticos a los formulados en otros lugares. Estas diferencias pueden explicar, además, la suposición errónea de que la cf latinoamericana no existía antes de la década de 1960, o de que América Latina solo produjo realismo mágico o literatura fantástica. Rachel Haywood Ferreira ha subrayado la importancia de las operaciones de retroetiquetado para comprender adecuadamente la cronología de la cf en América Latina. Desde su perspectiva, los enfoques historiográficos del género ayudan a que la crítica entienda la plasticidad del género en la región, no como una excepción, sino como una de sus muchas tradiciones globales posibles:

Only now that the temporal extent of the genre is becoming known can its trajectory be perceived and works from all eras be properly contextualized. The earliest works of Latin American science fiction have often been victims of misplacing, mislabeling, and misrepresentation. Once re-identified, reclaimed, and re-evaluated in light of their ties to the genre, they have proven to be valuable tools for reaching a broader understanding of Latin American culture and cultural production as well as contributing new perspectives on the science-fiction genre as a whole. (Haywood Ferreira, “Back to the Future” 354)

Siguiendo esta perspectiva, en las próximas secciones analizaré algunos de los ensayos clave que definieron el género a fin de proveer un acercamiento a las discusiones regionales.

La ausencia de nombres

Escritores como Juana Manuela Gorriti (Argentina, 1818–1892), Francisco Miralles (Chile, 1837–1893), Pedro Castera (México, 1838–1906), Eduardo Ladislao Holmberg (Argentina, 1852–1937), Amado Nervo (México, 1870–Uruguay, 1919), Clemente Palma (Perú, 1872–1946), Eduardo Urzaiz (Cuba, 1876–México, 1955), o Abraham Valdelomar (Perú, 1888– 1919), exploraron y pensaron la cf más allá de que la nombraran como tal o no. Para ellos, el cruce entre ciencia y literatura, entre transformación tecnológica y las promesas del progresismo inscripto en los proyectos de Estado Nación del siglo XIX, tenía nombres tan diversos como “fantasía científica”, “narraciones fantásticas”, “novelas originales”, e incluso “cuentos futuros”. Estos nombres reflejaban tanto el utopismo implícito en los recién fundados estados latinoamericanos, como el didactismo y la sátira que poblaba lo que eventualmente sería conocido como la cf occidental. El acercamiento conjetural de América Latina a la etiqueta ←7 | 8→de cf fue muy similar a los enfoques desarrollados en los Estados Unidos y Europa. Aun cuando el término “science fiction” se había acuñado en 1851 (Bleiler, “William Wilson”), y pese a que existían otras variaciones del rótulo (“scientific novel”, “imaginary matter of fact descriptions”, “romance of science”, etc.), para mediados de la década de 1860, la mayor parte de los escritores preferían hablar de “scientific romance” (Stableford, Scientific Romance). Los avances científicos y tecnológicos parecían asentar en el nombre mismo el espejismo de un futuro cada vez más próximo y tangible, pero lo que vendría sería cada vez más incierto. En las primeras líneas del prefacio a su novela, La edad de cristal (publicada originalmente en inglés en 1887, y traducida al castellano en 1906), Guillermo Enrique Hudson (Argentina, 1841–1922) decía:

Las novelas de ficción, por fantásticas que puedan ser, tienen para la mayoría de nosotros un interés moderado pero constante, ya que nacieron de un sentimiento generalizado —de insatisfacción ante el orden existente, a lo que se agrega una vaga fe o una esperanza de algo mejor por venir—. El cuadro que tenemos delante es falso; sabíamos que sería falso antes de contemplarlo, puesto que no podemos imaginar lo desconocido más allá de lo que pudiésemos construir sin materiales […] ¿Cuál es su quimera, su ideal? (V–VI; cursiva en el original)

Hudson no estaba solo. Como resultado de un sueño narcótico, Francisco Piria (Uruguay, 1847–1933) delira una utopía socialista en su El socialismo triunfante. Lo que será mi país dentro de 200 años (1898), donde imagina su propio siglo XIX como un “siglo de locos” que alguna vez será estudiado como salvaje y primitivo. Casi al terminar este ciclo fundacional, Eduardo Urzáiz, también presentaba su novela Eugenia (1919) como un sueño científico:

¡También yo sueño a menudo! Y en mis sueños, lector, amigo, contemplo una humanidad casi feliz: libre, por lo menos, de las trabas y prejuicios conque la actual se complica y amarga voluntariamente la vida. (11)

Llamados “romances del futuro”, “sueños futuros”, e incluso, “sueños quiméricos”, estas novelas frecuentemente proveen una perspectiva programática doble: son prospectivas y científicas, fantásticas y realistas, construyendo una tensa mirada sobre el presente y el futuro desde el interior de las narrativas que acompañaron el desarrollo de los proyectos de Estado-Nación. Estos romances futuros son tanto ficciones como ensayos sociológicos, e intentan explicar no solo el funcionamiento interno de sociedades más racionales (y acaso degradadas), sino también la presencia de las maravillas científicas y tecnológicas que podrían hacerlas posibles. Todas las ciencias conocidas (física, biología, medicina, etc.) y las pseudociencias (alquimia, medicina alternativa, cura tradicional, psicoquinesia y, en particular, espiritualismo) poblaron estas narraciones en pie de igualdad, ya que los escritores latinoamericanos estaban a la vez fascinados y horrorizados por la inmediatez del conocimiento científico, y seducidos por lo desconocido. Por lo tanto, cuando la cf comenzó a desarrollar su propia identidad durante el período modernista, las novelas y los cuentos parecían operar entre dos ideologías literarias contradictorias que, de hecho, cohabitaban en los textos: una tecnocientífica y otra gótica o fantástica. Estos idearios nunca se asentaron en la magia, pero tampoco proporcionaron explicaciones lógicas completas a sus propias ficciones, dándole así sus primeras peculiaridades a la cf latinoamericana. Resumiendo estas operaciones, Bajarlía diría muchos años después que había tratado de escribir literatura fantástica con los recursos de cf (Abraham, “Entrevista”). Aunque Bajarlía hablaba de sus propios hábitos de escritura, es una descripción apropiada para muchos escritores de la región. Esta mezcla compleja de materiales y estéticas propuso una práctica dentro de la primera encarnación de la cf que es tanto sueño utopista como prueba hipotética y crítica de lo real; es una textualidad que lee lo fantástico desde el paradigma realista sin rechazar ninguno de los dos. Durante este primer ciclo, el futuro a menudo se contemplaba desde una perspectiva comtiana que imaginaba el crecimiento progresivo de la humanidad, incorporando ←8 | 9→además, otros elementos, desde los comentarios tecnológicos y científicos hasta la religión y la crítica de la sociabilidad. Sandra Gasparini y Rachel Haywood Ferreira han notado que los novelistas científicos de principios de siglo se vieron a sí mismos participando de una conversación global más amplia sobre la naturaleza del cambio social, científico y político (Espectros de la ciencia 32–40; The Emergence 220–223). Por lo tanto, un ensayo profético, casi milenarista, del mexicano Juan Nepomuceno Adorno (1807–1880), imaginó no solo un futuro México sino una futura humanidad planetaria sin marcas raciales (aunque se asemejara mucho a las elites criollas regionales), que ha triunfado sobre la naturaleza y ahora se arrepiente de su pasado salvaje (el actual siglo XIX):

¡Cuánto, cuánto se avergüenza de su anterior barbarie y tiranía! ¡Cuánto deplora las máquinas funestas de guerra que dedicaba, con la brutalidad salvaje en los antiguos tiempos, tan solo al exterminio de sus obras y hermanos. Él ahora mira esos enormes globos planetarios, que la serie de los siglos va aproximando del sol a la extensa superficie, y en ellos observa costumbres más puras que las que la especie humana tener solía, y en todas partes, en todos los mundos reconoce los fines Providenciales de un sublime Criador … (Nepomuceno Adorno, El remoto Porvenir 150)

Las novelas no ofrecieron en esta etapa definiciones genéricas, sino una práctica literaria compleja, de múltiples capas, que refleja las tensiones entre el pasado y el futuro, entre lo real y lo deseado. No era este simplemente un fenómeno regional, sino occidental. Debido a que la versión regional del género carecía de la confianza de sus pares, Gabriel Trujillo Muñoz (México, 1958) señala que los siglos XIX y principios del XX vieron “el futuro como una enfermedad del alma” (Biografías 15). Los estudios críticos latinoamericanos han demostrado claramente cómo estas novelas y relatos breves discutieron las políticas e ideologías del cambio de siglo a nivel local, pero no han sido capaces de ubicarlas en el contexto más amplio de la cf global, condenándolos al espacio menor de los textos precursores u olvidándolos.

La evanescencia de los nombres

Para cuando comenzó el segundo ciclo de la cf en la región, en la década de 1930, y a medida que el género se volvía más refinado y era discutido por figuras literarias canónicas, los escritores a menudo evitaban la etiqueta recurriendo a todo tipo de designaciones. Estas etiquetas laterales se convirtieron en el vocabulario que describió y definió la cf en los siguientes cuarenta años, incluyendo desde “ejercicios de imaginación razonada” a “imaginación fantástica”, e incluso, “nuevo realismo”. Contrariamente a lo que había sucedido en la era anterior, la acuñación de términos era una respuesta local a los intereses divergentes entre las cf regionales, las europeas y las de habla inglesa. Mientras que estas últimas expandieron el concepto de cientificción desarrollado por Gernsback en 1926 (lo que requería una mezcla de literatura, hechos científicos y una visión profética muchas veces festiva, anclada en las tradiciones culturales estadounidenses y británicas desarrolladas a fines del siglo XIX), los escritores latinoamericanos parecieron rechazar esos análisis transparentes y optimistas. Todavía confiados en las explicaciones científicas y racionales, pero marcados por una profunda desconfianza hacia sus resultados empíricos, los escritores latinoamericanos desarrollaron una nueva narrativa. Tal fue el caso de Jorge Luis Borges (Argentina, 1899–1986), Dinah Silveira de Queiroz (Brasil, 1911–1982), Adolfo Bioy Casares (Argentina, 1914–1999), André Carneiro (Brasil, 1922–2014), e incluso Angélica Gorodischer (Argentina, 1928), cuyo trabajo opera de bisagra entre este período y el siguiente. La literatura de estos escritores trabajaba en el marco del método científico, tomando prestado su rigor y metodología, para hablar sobre lo inalcanzable de lo fantástico, y al hacerlo, volver a lo que los alemanes originalmente llamaron “schaeurroman”. Este fue el primer grupo de escritores que intentaría definir la cf contra la producción de las literaturas nacionales, inscribiendo en ella al mismo tiempo una diferencia ←9 | 10→con respecto a lo producido durante la Edad de Oro de la cf de los EE. UU. Considerando el mismo corpus que Borges, en un artículo que luego reeditaría en la revista Crononauta (1964), Carlos Monsiváis (México, 1938–2010) escribía en 1958:

Verazmente avistamos la ficción científica, sus problemas, sus técnicas, sus experiencias vitales. Hemos visto el miedo de una época; hemos visto también su alegría y su confianza desbordada en la ciencia; hemos visto novelizarse a Einstein. Los hombres prehistóricos fueron en parte profetas, en parte gentes que sufrían o gozaban, en parte el preámbulo necesario a nuestros afanes hoy en día. Hemos sido parciales en el examen; no nos dirigimos a la S.F. soviética, tan didáctica y propagandística, ni a la S.F. francesa, tan intelectualizada. No ojeamos el panorama de los pueblos sudamericanos, ni investigamos las razones del desarraigo del género en esos lugares. Mas a pesar de todo, creemos haber cumplido. El silencio y la indiferencia que se dirigirán a este estudio, serán la mejor prueba de mis palabras. (Monsiváis, “Contemporáneos”)

Carlos Olvera (México, 1940), más combativo y consciente de sí mismo, insistió en identificar una diferencia latinoamericana al hablar de cf, y casi diez años después, en la contraportada de su novela, Mejicanos en el espacio [México en el espacio], escribió:

No me gustan las definiciones (por ser declaraciones de principios que casi nunca consolidan) […] Estos mejicanos que se escriben con jota son los mismos que se escriben con equis, […] sus aventuras siempre están coronadas por un triunfo relativo y porque Flash Gordon y compañía no les sirven ni para combustible de sus naves. Son intrépidos y arrojados, audaces y galantes; pero sobre todo, son de acá. [… Esta] es más bien una especie de anticipación colocada dentro de nuestra particular visión de las cosas, sin discriminar los elementos familiares a nosotros ni descartar de antemano las posibilidades mejicanas de saltar al Cosmos. En definitiva, ¿por qué no ha de haber una base militar mejicana en Plutón? (Olvera, Mejicanos)

Details

Pages
XIV, 380
Year
2021
ISBN (PDF)
9781433158971
ISBN (ePUB)
9781433158988
ISBN (MOBI)
9781433158995
ISBN (Softcover)
9781433156304
ISBN (Hardcover)
9781433156151
DOI
10.3726/b14351
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2021 (June)
Published
New York, Bern, Berlin, Bruxelles, Oxford, Wien, 2021. XIV, 380 p.

Biographical notes

Silvia G. Kurlat Ares (Volume editor) Ezequiel De Rosso (Volume editor)

Silvia G. Kurlat Ares es una investigadora independiente y tiene un Ph.D. de la Universidad de Maryland, College Park y un Posdoc de la Universidad Johns Hopkins. Se ha desempeñado como Presidenta de varias Secciones de LASA y ha impartido clases en la Universidad George Mason y en la Universidad Johns Hopkins. Ezequiel De Rosso obtuvo su Doctorado en Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde ejerce la docencia, así como en la Universidad de las Artes, la Universidad de Tres de Febrero y la Universidad del Cine. Es investigador del CONICET y su trabajo se centra en diferentes aspectos de la literatura latinoamericana contemporánea, con un interés en el desarrollo de los géneros.

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Title: La ciencia ficción en América Latina
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