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La Unión Europea y el principio de solidaridad / The European Union and the Principle of Solidarity

by Juan Carlos Moreno Piñero (Volume editor) Teresa Freixes San Juan (Volume editor)
©2025 Edited Collection 412 Pages
Series: Cuadernos de Yuste, Volume 13

Summary

Este libro recoge las contribuciones realizadas al seminario doctoral "La Unión Europea y el principio de solidaridad", organizado por la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste entre el 24 y 26 de noviembre de 2021. Su contenido cubre diferentes áreas de investigación, entre las cuales se observan las líneas propuestas en el título de la publicación desde una perspectiva tan rica como diversa: el recorrido desde las relaciones sociales al principio jurídico y las dimensiones contradictorias de la solidaridad en la UE; las formas y niveles de solidaridad en la UE; las perspectivas financieras y fiscales del principio de solidaridad desde la iniciativa de inversión para la respuesta al coronavirus a NextGenerationEU; las políticas de inmigración y actitudes hacia la inmigración en Europa; la gestión de la frontera sur española en materia de migración y asilo; el papel de UE en la construcción de paz centrándose en el caso de Colombia; la cooperación internacional como manifestación del principio de solidaridad, analizando la cooperación de la UE a través de proyectos en materia de derecho a la educación en Colombia; el papel de la libertad de circulación y el Brexit en las decisiones de movilidad y las experiencias migratorias; el desafío económico, político y geoestratégico Euro-Sino de la Ruta de la Seda Polar; o los drones como herramientas al servicio del mecanismo de protección civil de la UE.
This book compiles the contributions made to the Doctoral Seminar on "The European Union and the Principle of Solidarity", which was organised by European and Ibero-American Academy of Yuste Foundation from 24 to 26 November 2021. Its contents cover different research areas, including the lines proposed in the title of this publication from a rich and diverse perspective: the trajectory from social relations to the legal principle and the conflicting dimensions of EU solidarity; the forms and levels of solidarity in the EU; the financial and fiscal perspectives of the principle of solidarity from the Coronavirus Response Investment to the NextGenerationEU; immigration policies and attitudes towards immigration in Europe; the management of the Spanish southern border in terms of migration and asylum; the EU’s role in peace-building with a focus on the case of Colombia; international cooperation as a manifestation of the principle of solidarity, analysing EU cooperation through projects on the right to education in Colombia; the role of freedom of movement and Brexit in mobility decisions and migratory experiences; the Polar Silk Road as a Euro-Sino economic, political and geo-strategic challenge; or drones as tools at the service of the EU’s civil protection mechanism.

Table Of Contents

  • Cubierta
  • Título
  • Copyright
  • Sobre el autor/el editor
  • Sobre el libro
  • Esta edición en formato eBook puede ser citada
  • Índice/Table of Contents
  • Prefacio La Europa de la solidaridad
  • Preface The Europe of Solidarity
  • Introducción
  • Introduction
  • Introducción Académica
  • Academic Introduction
  • From Social Relations to Legal Principle? Conflicting Dimensions of Solidarity in the European Union
  • Forms and levels of EU solidarity: Beyond disaster cases
  • Financial and fiscal perspectives of the principle of solidarity during the Covid-19 pandemic: from Coronavirus Response Investment Initiative to NextGenerationEU
  • Immigration Policies and Attitudes Towards Immigration in Europe: A Comparative Analysis at the National and EU Levels
  • El principio de solidaridad de la Unión Europea y la gestión de la frontera sur española en materia de migración y asilo
  • El papel de Unión Europea en la construcción de paz. Agenda de cooperación para una integración socio-económica estable y duradera en Colombia
  • La cooperación internacional como manifestación del principio de solidaridad. Análisis del caso de la cooperación de la Unión Europea en la construcción de paz en Colombia a través de la implementación de proyectos en materia de derecho a la educación
  • The Europe of Solidarity: Understanding the role of the Freedom of Movement and Brexit in mobility decisions and migratory experiences. The case study of German professionals in the UK
  • The Polar Silk Road: A Euro-Sino Economic, Political and Geo-strategic Challenge
  • Los drones como herramientas al servicio del Mecanismo de Protección Civil de la Unión para el cumplimiento de la Cláusula de Solidaridad
  • EPÍLOGO La Unión Europea y el Principio de Solidaridad
  • The European Union and the Principle of Solidarity
  • La solidaridad en Europa no es algo retórico
  • Solidarity in Europe Is Not Something Rhetorical
  • Directores fundadores de la colección “Cuadernos de Yuste” / Founding Directors of the Book Collection “Cuadernos de Yuste”
  • Coordinadores de la colección “Cuadernos de Yuste” / Coordinators of the Book Collection “Cuadernos of Yuste”
  • Editores de esta publicación / Editors of this Publication
  • Colaboradores de esta publicación / Collaborators of this Publication
  • Autores / Authors
  • SEGEI Network - Réseau SEGEI – Red SEGEI
  • La Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste
  • The European and Ibero-American Academy of Yuste Foundation

PrefacioLa Europa de la solidaridad1

Juan Carlos Moreno Piñero

Director de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste

Una de las fechas más señaladas para la Fundación Yuste es la celebración del Seminario Doctoral Europeo, asociado al Premio Europeo Carlos V. Para Yuste este seminario representa cada año una de las imágenes del futuro de Europa: la convivencia en el mismo espacio y en el mismo tiempo de prestigiosos académicos con jóvenes que han demostrado suficientemente su capacidad investigadora, seleccionados en dura competencia por un jurado muy cualificado.

Hace más de dos años que este acontecimiento no se producía. El 21 de junio de 2019 clausurábamos en el Real Monasterio de Yuste el Seminario Doctoral Premio Europeo Carlos V – Marcelino Oreja. Algunos de los profesores hoy presentes en esta sala se encontraban allí. Qué lejos estábamos entonces de imaginar lo que iba a suceder solo unos meses después cuando reflexionábamos sobre posibles problemas futuros de Europa sin que nadie, ni en el peor de sus sueños, imaginara lo que sucedería después. De aquel 21 de junio de 2019 a este 24 de noviembre de 2021 han ocurrido muchas cosas en Europa, pero ninguna tan importante como los miles de personas fallecidas, enfermas y afectadas gravemente en sus trabajos y negocios que la pandemia ha causado. Por tanto, considero de justicia que mis primeras palabras de hoy sean de reconocimiento y homenaje respetuoso a quienes han sido víctimas de la COVID-19.

En este dramático periodo de tiempo, Europa se ha puesto una vez más a prueba y ha emergido la Europa de la solidaridad que tan decisiva fue después de la Segunda Guerra Mundial.

Pero empecemos por el principio.

Cinco años después de terminar la Segunda Guerra Mundial, Europa seguía manchada con la sangre que había empapado sus campos. Las heridas físicas, morales y materiales que había provocado el conflicto aún no se habían curado. La pregunta en aquel momento era si dejarlas cicatrizar o cauterizarlas, cualquier tratamiento antes que dejarlas abiertas. Europa latía en 1950 al compás que marcaba su ansia de reconstrucción, dubitativa entre diversas opciones posibles: la supremacía del vencedor o la misericordia para con el vencido; Versalles o Nuremberg; la unión de fuerzas o la ley del más fuerte; el sometimiento a una potencia extranjera o el inicio de un camino propio e incierto; la memoria o el olvido. Europa se encontraba, por tanto, en palabras de Schuman en “una encrucijada de caminos”. Fue aquel uno de los momentos estelares de la Humanidad, un instante de la historia en el que se cruzan dos cometas que o bien se saludan o bien se estrellan provocando un caos estelar.

Europa vuelve a encontrarse hoy ante una situación complicada. Es verdad que los retos actuales son diferentes a los de hace setenta años, pero las esperanzas de vida y los anhelos de las personas son iguales entonces y ahora. En 1950 y en 2021, también antes y muy posiblemente después, todo ser humano persigue en esencia lo mismo: una existencia en paz, sin conflictos, y si estos son irremediables, la confianza en una Justicia independiente y eficaz; una vida con salud, acunados con la tranquilidad que da la existencia de un sistema público asistencial; la práctica de la solidaridad como argamasa de la convivencia; contar con unos recursos que a todos les permitan cubrir las necesidades básicas; la búsqueda de un crecimiento económico que no sea a costa de las personas; el disfrute de un medio ambiente sostenible, limpio y equilibrado como el escenario perfecto de una convivencia armónica.

Estos días vamos a hablar mucho de Europa y de su futuro. De “más Europa” como remedio a tantos escépticos, a tantos que viven en la amnesia del pasado que llevó a Europa al desastre. Europa se pensó como un espacio de paz y hoy, tras la experiencia de la pandemia, tiene que repensarse como un espacio de paz y de vida. Europa se ha ido construyendo durante décadas con el anhelo de estar unidos en la diversidad, pero hoy también tiene que estar unida contra la adversidad. Y la única forma de estar unidos es practicando la solidaridad, solidaridad en las catástrofes, de lo que hablará Patricia González, y solidaridad fuera de ellas; solidaridad, ese principio que todos tan bien conocéis por vuestras investigaciones y que en definitiva os reúne hoy aquí. Pero no penséis que Europa tiene que luchar unida únicamente contra la crisis sanitaria. Hay más tragedias fuera de la pandemia y de las catástrofes que no podemos ignorar y que precisan de la solidaridad de los demás miembros, como seguramente nos explicará Marie Wachinger.

Resulta dramático el número de personas que han fallecido a consecuencia de la pandemia y de quienes se han visto privados de salud o de hacienda, pero no más dramático que los 8.500 niños que desde hace muchos años mueren cada día de hambre ante nuestra general indiferencia, o los 5,2 millones de menores de cinco años que en 2019 murieron por enfermedades o causas evitables. Niños y niñas que seguirán muriendo desnutridos o innecesariamente enfermos, inocentes de los que casi nadie seguirá acordándose cuando en nuestra placidez post-traumática nos consideremos egoístamente a salvo de cualquier mal.

Tres cifras habían caracterizado hasta hace un par de años a la Unión Europea: en nuestro territorio vive el 7 % de la población mundial que atesora el 25 % de la producción industrial del planeta y sostiene el 50 % del gasto social de todo el mundo. Eran cifras que nos hacían sentir orgullosos, con moderación que no con plenitud porque a ellas se unía otra que conformaba el reverso de la moneda: 113 millones de europeos en riesgo de pobreza o en exclusión social, casi una cuarta parte de su población. Hasta hace poco, nuestra preocupación era la previsible inestabilidad de esa correlación numérica a medio y largo plazo pues una Europa envejecida y empobrecida exigía más recursos públicos que eran difíciles de generar. La realidad, al día de hoy, abre un nuevo escenario que nos lleva a exigir que el gasto social cuando menos no decaiga, lo que conllevará en términos económicos la obligación de racionalizar la redistribución del gasto. Cada generación ha tenido su lastre, unos mayores que otros, pero en este recorrido de la vida y a través de la historia nadie se va incólume. Ya lo anunció hace ochenta años Stefan Zweig en El mundo de ayer: “una misma generación era testigo, como máximo, de una revolución; otra, de un golpe de Estado; una tercera, de una guerra; una cuarta, de una hambruna; una quinta, de una bancarrota nacional … y muchos países privilegiados y no menos generaciones afortunadas ni tan siquiera habían tenido que vivir nada de esto”. A la generación presente ya le ha tocado. Como manifiesta el historiador francés Jérôme Baschet: “los historiadores consideran de buen grado que el siglo XX comenzó en 1914; sin duda en el futuro explicarán que el siglo XXI ha comenzado en el 2020 con la entrada en escena del Covid-19”.

Antes de la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 nos creíamos a salvo de cualquier problema incontrolable y nos hemos dado cuenta de que no es así, de que somos mucho más vulnerables de lo que nuestra autoconfianza miope nos decía y que la globalización, que tantos bienes nos ha traído, acarrea también perjuicios importantes con los que tendremos que convivir en situación de vulnerabilidad. Estábamos acostumbrados a ver el mundo a través de una pantalla, sentados confortablemente en el salón de nuestra casa mientras ante nuestros ojos pasaban, como pasa un anuncio, el drama de los campos para personas refugiadas y desplazadas, las largas colas para recibir una comida caliente o una manta, las pateras hacinadas de desesperación o los supermercados carentes de bienes de primera necesidad. Pensábamos que eso solo le pasaba a los demás; ahora somos conscientes de que también puede pasarnos a nosotros y que quizás la pandemia solo sea un avance, un ensayo general de otros problemas que en el futuro pueden sucedernos si seguimos anclados en nuestros absurdos menudeos cotidianos que a nada conducen y no afrontamos los grandes retos a los que está expuesta la humanidad.

Un drama humano de proporciones gigantescas son las migraciones y los refugiados. Celebro que varios de los trabajos seleccionados aborden este problema. Eva Krejcova y Nuria Ferré nos hablarán con profundo conocimiento, teórico y práctico, sobre este problema complejo. Complejo es el fenómeno, que no las personas. Es la suma de diversos factores a veces incompatibles entre sí. Ante todo, se trata del drama humano que sufren quienes ante la desesperación no encuentran más escapatoria que la ruleta rusa de aventurarse a llegar a un lugar seguro, Europa en este caso, aun a costa de la propia vida y a veces a costa de la vida de aquellos a los que se quiere más que a la propia vida, una desesperanza que puede nacer de los horrores de la guerra, del hambre o de cualquier tipo de violencia que se ceba especialmente con las mujeres y los niños.

Si en algún momento hubiese un juicio final a la humanidad, aquellos serán los más implacables fiscales de la acusación.

La vacuna contra la COVID-19 ha sido un gran remedio médico conseguido en tiempo récord, que en el mejor de los casos cura la enfermedad o nos inmuniza contra ella, pero no podrá dar solución a los otros males no sanitarios que el virus ha traído, el más claro la brecha social que ha ocasionado porque si la pandemia no ha hecho distingos en su llegada —mata o hiere indiscriminadamente— sí lo hace en su salida, de la que algunos emergen indemnes y otros en cambio sucumben heridos de muerte en su cuerpo o en sus bienes. Me refiero en especial a la grave situación económica provocada por la parálisis de la vida social que supone una pérdida de dinero, sobre todo para las economías modestas, y además una radicalización de las diferencias sociales. En los próximos años quienes ya eran ricos lo seguirán siendo más y en cambio los pobres aumentarán en número y en desesperanza —tengo interés en escuchar lo que al respecto nos diga Pablo Alonso Rodríguez—.

En el mundo de la educación será mayor la diferencia entre quienes pueden acceder a Internet y quienes no pueden, agravándose una profunda grieta que provocará que en poco tiempo desandemos el camino recorrido durante décadas para conseguir una educación igualitaria y sin discriminaciones.

La vacuna es un gran remedio, sin duda, pero que no nos haga caer en el error del necio que creía que con su dedo pulgar podía tapar el sol.

Planteados algunos de los más acuciantes problemas que tiene Europa, debemos abordar las referencias que nos han hecho permanecer unidos pese a alguna deserción. De las consecuencias de una en concreto nos hablará Elena Samarsky. Planteo brevemente las siguientes once referencias como hoja de ruta para el futuro:

  1. 1. Europa es una comunidad política pacífica. Europa empezó a construirse sobre los deseos de paz y prosperidad nacionales propios de la postguerra mundial. A esta primera fase siguió una política de integración y de cooperación para lo que fue necesario identificar los intereses comunes y resolver los intereses contrapuestos de manera ordenada y conjunta. Es bueno mirar en la misma dirección y resolver las fricciones, pero sin paz las miradas se vuelven ciegas.
  2. 2. Europa es un proyecto inconcluso. Siguiendo lo dicho por Schuman, Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto. Europa no tiene garantías de paz y libertad duraderas, ni de libertad y democracia para todos sus miembros. Construir Europa sin creer que todo está hecho es una tarea que nos incumbe a todos, cometido casi cotidiano que debe ser transmitido como un deber de generación en generación. Corremos el peligro de que el aparente éxito de la unión nos embriague en demasía y perdamos consciencia de la fragilidad de estos valores. No ha transcurrido suficiente tiempo como para asegurar que el objetivo se ha alcanzado.
  3. 3. Europa está siendo continuamente atacada. Nuestra democracia, nuestro modelo de convivencia, son permanentemente atacados por cuatro enemigos que como jinetes que persiguen el Apocalipsis pretenden aniquilarla. Son el extremismo, el terrorismo, el racismo y cualquier otra forma de odio. Europa debe ser fuerte y resistir ante estos ataques con toda determinación.
  4. 4. Europa solo será fuerte si está unida, y solo estará unida si posee valores comunes. Si Europa comparte unos valores comunes, estará unida internamente y aparecerá como fuerte de cara al exterior. La falta de fortaleza queda en evidencia ante problemas, como sucede con el drama de la migración que requiere una respuesta europea conjunta, tanto en interés de las personas que buscan refugio como en interés de la propia Europa. Lo mismo sucede con otras cuestiones como son la protección climática y la política exterior y de seguridad. También considero de suma importancia que los Estados miembros mantengan una estrecha cohesión, confianza y respeto entre ellos fomentando unas relaciones estrechas y amistosas en los negocios, la ciencia y la cultura y el deporte. Cuando pensemos en Vivaldi, en Cervantes y en Renoir no como un músico italiano, un escritor español y un pintor francés sino como genios europeos, algo habrá empezado a cambiar en nuestras mentes.
  5. 5. Europa debe ser dialogante. La cohesión interna y la fortaleza exterior solo se alcanzarán si se acepta que nadie está en posesión de la verdad y que el poder económico, social o político no conlleva necesariamente la posesión de la razón. El diálogo no solo ha de ser interno sino también con otras regiones del mundo, en especial con América Latina, a la que tantos lazos nos unen. Este diálogo ha de hacerse de igual a igual, sin centros ni periferias, e iniciar un desarrollo socioeconómico compartido basado en gran medida en la complementariedad de las economías de ambas regiones, en la abundancia de los recursos naturales que atesora América Latina y de los que en gran parte carece la Unión Europea, en el flujo de migraciones de la primera a la segunda —a las que debe ser receptiva—, de las inversiones de la segunda a la primera y en la cooperación social, educativa, académica y científica que siente las bases de un futuro renovado de igual a igual. Es importante estar juntos, pero eso no basta. Es importante estar juntos, pero aún más lo es hacer cosas juntos. Al respecto serán importantes, con toda seguridad, las exposiciones que hagan Isabel Cristina Lopera y Vanessa Milena Monterroza.
  6. 6. Europa tiene que ser verde. Es necesario que Europa se replantee su política económica y ecológica a través del Green Deal de la Comisión Europea o cualquier otro instrumento válido que pudiera surgir. A través de este gran acuerdo verde deberá conseguirse la neutralidad climática para Europa, lo que le permitirá, además, seguir siendo innovadora y competitiva.
  7. 7. Europa tiene que invertir y también que ahorrar. Nuestras finanzas deben estructurarse de modo que permitan tanto el desarrollo de cada país como el común pero también es preciso disponer de un margen financiero necesario para emprender acciones decisivas y solidarias. En este sentido considero de vital importancia toda inversión que se destine al progreso de la ciencia y a la investigación que busca un remedio contra las enfermedades. Debemos seguir garantizando unas finanzas públicas sólidas, provisiones que se generen en tiempos de bonanza económica y que permitirán disponer de un margen de maniobra suficiente con el que podamos hacer frente a crisis futuras, que seguro que vendrán. Y cuando lleguen las crisis futuras tendremos que ser solidarios y si no lo somos habrá un claro perdedor: la Humanidad.
  8. 8. Europa debe estar sustentada sobre valores comunes. La Unión Europea defiende la cooperación, el respeto y la tolerancia que conducen a la paz, a la libertad y a la prosperidad. Estos son los valores europeos —o cuando menos los más característicos— que conforman la imagen que ofrecemos al exterior y configuran nuestras señas de identidad. Hoy en día en que el multilateralismo se ve sometido a presiones que debilitan el equilibrio internacional, cuando viejos conflictos y rencillas que se creían olvidadas amenazan con estallar, la defensa de los valores que conforman nuestra identidad es más importante que nunca a pesar que el porcentaje de la población europea y nuestro poder económico se hallan en regresión. El papel que adoptemos frente a otras potencias, especialmente frente a la pujante China, nos revelará si Europa realmente habla con una sola voz, si habla con voz débil o si simplemente permanece muda. Por cierto, tengo interés en escuchar lo que tenga que decirnos sobre este tema nuestro amigo Marco Marsili.
  9. 9. Europa debe estar alerta ante las fuerzas centrífugas. En Europa actúan fuerzas centrífugas desde hace tiempo, aprovechando los resquicios que deja la debilidad provocada por el debilitamiento de nuestros valores comunes, por la falta de solidaridad en la defensa de los principios comunes y por el agrietamiento de las expectativas de la Unión Europea y sus instituciones. Esto sucede cuando los desarrollos sociales nacionales no marchan al compás y cuando las brechas económicas y sociales se vuelven demasiado grandes.
  10. 10. Europa tiene futuro. Pese a las fuerzas centrífugas que buscan disgregarla, pese a las amenazas latentes que acechan nuestros valores comunes, pese a los problemas que se balancean como espadas sobre el cuello de Europa, hay un futuro que pasa por el diálogo honesto y por la defensa de nuestros valores comunes, los mismos que nos unen y que nos diferencian de otras potencias del mundo a las que mueven otros intereses. El respeto de la dignidad humana, de los derechos humanos, de las minorías, la libertad, la democracia, la igualdad y el Estado de Derecho son nuestros rasgos identitarios y es necesario preservarlos. Europa tiene futuro y el futuro de Europa son los jóvenes. Los jóvenes, los de ahora y los de antes, habéis escuchado repetidamente que el futuro es complicado y competitivo y que para afrontar ese reto debéis prepararos adecuadamente. Esto es una realidad, no un simple guiño pedagógico. Quienes habéis nacido a finales del siglo XX encarnáis la mayor esperanza de Europa porque os habéis educado en sociedades en paz, plurales y democráticas en las que el otro, lejos de ser un enemigo, ha sido un complemento y un motivo de crecimiento. Ni vuestros padres, ni por supuesto vosotros, habéis tenido que luchar en ninguna guerra, lo que no deja de ser una sorprendente novedad en la historia europea. Jóvenes como vosotros que habéis tenido la suerte de beneficiaros de programas de intercambio como el Erasmus que os ha posibilitado comprobar en vuestras propias mentes que in varietate concordia es mucho más que el lema de la Unión Europea. Sin embargo, cuando unos quieren iniciarse o continuar con su formación y otros quieren desarrollar laboralmente lo aprendido, os encontráis con un nuevo escenario que no estaba previsto en vuestro guión vital, el espectro de la precariedad laboral cuando no el del más despiadado desempleo; si hasta hace poco ser mileurista era una condición de la que escapar, me temo que en un futuro próximo llegar a ser joven mileurista constituya una aspiración.
  11. 11. El valor de la solidaridad. Uno de los escasos beneficios que nos ha traído la pandemia ha sido la reacción de solidaridad que se ha producido, especialmente en los primeros meses. Solidaridad familiar, solidaridad vecinal, solidaridad social y solidaridad europea a través del fondo de reconstrucción que nos lleva a ponderar de nuevo el valor de lo público, especialmente en lo que a la sanidad se refiere. Solidaridad en tiempo de crisis. Seguro que Rouven Symank nos enseñará mucho sobre eso. Pero no nos adormezcamos en nuestra vida plácida y no pensemos que el mundo se acaba dentro de nuestras cuatro paredes. Los niños (¿habéis visto las imágenes de la frontera entre Bielorrusia y Polonia?) al igual que los refugiados y los desplazados, los desfavorecidos en general, no han tenido, ni posiblemente tendrán, una casa donde pasar el confinamiento, carecen de conexión a Internet para relacionarse con sus seres queridos, informarse o trabajar, no saben lo que es un expediente de regulación de empleo ni han oído hablar de las prestaciones sociales. Solo nos tienen a nosotros, a la solidaridad internacional. Si con la excusa de considerar que este es el momento de mirar introspectivamente de fronteras para adentro, en ese nacionalismo torpe y cateto que a veces nos atenaza, nos olvidamos de que el ser humano lo es donde quiera que se encuentre, estaremos condenando a miles de personas a la muerte y al olvido.

Este es mi análisis de la situación europea y sobre todo de sus esperanzas. Cada cual tendréis las vuestras, seguramente mucho más acertadas que las mías. Pero así es el proceso de construcción europea —y por extensión la vida misma—: una carrera de relevos en la que algunos que hemos recorrido parte de la distancia vamos entregando el testigo a otros con la esperanza de que corran mejor aún.

Por eso expreso el profundo agradecimiento de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste a los relevistas de este Seminario Doctoral, a los profesores Teresa Freixes, Enrique Moradiellos, Eric Bussière, Jesús Baigorri, Susana del Río, Rosa María Martínez de Codes, María Esther del Campo y al coordinador, Miguel Ángel Martín Ramos, así como al resto de compañeros de la Fundación Yuste que hacen posible un seminario como este que lleva meses de preparación.

Alumnas y alumnos del Seminario Doctoral: el hecho de que estéis hoy aquí demuestra que sois unos excelentes alumnos e investigadores, y seguramente también unas buenas personas. No habéis sido seleccionados en un sorteo ni estáis aquí por casualidad. Quienes hemos sido miembros del jurado somos plenamente conscientes de la alta calidad de los trabajos que habéis presentado y os felicitamos por estar entre los diez mejores.

Habéis llegado a este momento de vuestras vidas tras muchos años de esfuerzo que seguramente se iniciaron en vuestra infancia. Estoy seguro de que tras cada uno de vosotros hay una historia de estudio, de esfuerzo, de disciplina y de algunas renuncias, de trabajo en soledad y de apoyo familiar. Por eso estáis aquí. Pero, ¡atención!, a pesar de todo eso, aún no habéis conseguido nada. Los juicios y los balances se hacen al final de un proyecto, de una larga trayectoria o al final de la vida, no en una edad tan temprana como la vuestra. En la larga carrera que apenas habéis comenzado a recorrer, os encontráis en una aventajada posición en esta meta intermedia, pero la meta importante es la final. No desesperéis y seguid manteniendo la disciplina y la ilusión. De nada vale una sin la otra.

Details

Pages
412
Publication Year
2025
ISBN (PDF)
9782875748584
ISBN (ePUB)
9782875748591
ISBN (Softcover)
9782875748577
DOI
10.3726/b22493
Language
Spanish; Castilian
Publication date
2025 (April)
Keywords
Social Welfare European Union Solidarity Politics Principle of Solidarity European Values Peace Inmigration Conflic dimensions Conflic Resolution European Law Brexit Silk Road Political Challenges Technologies Drones
Published
Bruxelles, Berlin, Bern, New York, Oxford, Warszawa, Wien, 2025. 412 p., 15 il. blanco/negro, 2 tablas.
Product Safety
Peter Lang Group AG

Biographical notes

Juan Carlos Moreno Piñero (Volume editor) Teresa Freixes San Juan (Volume editor)

Teresa Freixes San Juan es catedrática de Derecho Constitucional, catedrática Jean Monnet "ad personam", vicepresidenta de la Real Academia Europea de Doctores, y ha sido experta del Programa de Asistencia Jurídica del Consejo de Europa para los Países del Este. Teresa Freixes San Juan is professor of Constitutional Law, Jean Monnet chair "ad personam", vice president of the Royal European Academy of Doctors, and former expert of the Legal Assistance Program of the Council of Europe for Eastern Countries. Juan Carlos Moreno Piñero es director de la Fundación Academia Europea e Iberoamericana de Yuste y director del Centro de Documentación e Información Europea de Extremadura. Doctor en Derecho por la Universidad de Extremadura. Juan Carlos Moreno Piñero is the director of the European and Ibero-American Academy of Yuste Foundation and director of the European and Information Centre of Extremadura (CDIEX). PhD in Law from the University of Extremadura.

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